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viernes, 4 de enero de 2019

300 - TRIUNFAL - (Aníbal Troilo / Astor Piazzola / Osvaldo Fresedo)

TRIUNFAL fue un tango decisivo en la carrera, hacia la admiración mundial, de Ástor Piazzolla. Y lo fue porque lo tocó en un piano de París en circunstancias vitales. Había viajado a Francia en un barco, Coracero, junto a su esposa Dedé, aprovechando la beca que había ganado para estudiar con la célebre Nadia Boulanger. Sin embargo, una vez allí, prefirió pagarse los estudios de su bolsillo, pero para ser aceptado, debía presentar una composición que sirviera para demostrar sus cualidades.

Llevaba una recomendación de Alberto Ginastera, que ella aceptó con gusto, y luego, Ástor le entregó su Sinfonietta. Nadia se sienta al órgano, la toca y lo acepta como alumno, previniéndole que el aspecto que tiene que mejorar, es la composición. Las clases se daban de ocho de la mañana hasta las doce de la noche, con breves descansos y tenía unos treinta alumnos de distintas procedencias.

Piazzolla tomaba tres clases por semana "que eran enormemente interesantes", decía en una carta a Horacio Ferrer. Yo le llevo mis deberes que incluyen hasta sesenta y cuatro variaciones de un mismo tema. De veras que me esfuerzo lo indecible para hacerlos todos bien y todos claramente distintos. No obstante lo cual, ella, comiendo masas y tomando té junto a uno de sus pianos y de una sola leída, me señala las tres, cuatro o seis soluciones que se parecen entre sí. ¡Un fenómeno!

-Le agrada, sobremanera, dedicar la última media hora de cada clase a conversar sobre cuestiones muy diversas -siempre en inglés-. Habla con gran pausa, sorprendente lucidez y madurez aleccionadora. Su mayor insistencia está destinada a sostener que la sinceridad es la virtud capital de un compositor. esto es, que no se debe estrenar o publicar cuando no se está completamente conforme con la obra.
-"Una obra es un hijo del compositor - afirma Nadia-, hay que querer mucho a la propia obra". A mí me emociona oírla.

Dedé estudia pinturas con un conocido maestro y los fines de semana, que tienen libres, los dedican a recorrer El Louvre, o la misa domincal, donde Olivier Messien toca el órgano. Y así van pasando los días hasta la penúltima clase con Madame Boulanger. Piazzolla no ha dicho aún nada sobre su larga carrera dentro de la música popular, sobre todo por el posible rechazo que pueda sentir ella sobre la música de tango y su particular contenido.

Pero , sin embargo, ese día decisivo, Piazzolla se sienta al piano y toca su tango Triunfal. Al terminar, ante su sorpresa, ella le pide que lo repita. Y luego, una tercera vez.

-Me ha hecho vibrar, Piazzolla, jamás yo había oído tango. Al menos, con atención. Pero éste, el suyo, es música nueva y sincera y lógica. Y totalmente al margen del mundo que trafica con el arte. Tiene valor paralelo a muchas de las cosas que hacen Chaves y Villalobos. Su Triunfal es nada menos que auténtico. Siga, ¡siga en ésto! Profundamente. Haga como Ravel: ¿o usted no cree acaso, que Bartok o que Stravinsky no son, en esencia, música popular? ¿No es la música de De Falla hermosa y popular? Pero para ello es necesario ser artista y tener, como usted, la gracia de Dios...

Ástor se despide, emocionado y Nadia Insiste: "Sea sincero... No escriba por escribir."

Podría decirse sin errarle, que desde ese día nace el definitivo músico que crea páginas maravillosas y que en el futuro tocarán las orquestas sinfónicas de distintos países del mundo.

Desde aquel Triunfal, que escribiera en 1953, y que continuara a otros temas rompedores como Prepárense y Para lucirse, la vida musical de Ástor Piazzolla, cambiaría para siempre. Y repetirlo en el ordenador otra vez, nos conduce a aquella anécdota de Nadia Boulanger, cuando se lo escuchó a Ástor en el piano.

Hoy lo traigo por la orquesta de ANÍBAL TROILO, en su grabación de 1953.

José María Otero en "Tangos al bardo".

A ellas, añado yo, como no podía ser de otra manera, una versión de su propio autor: ASTOR PIAZZOLA. También la de la orquesta de OSVALDO FRESEDO, que data de 1953, mismo año que la de "Pichuco".


Aníbal Troilo




Astor Piazzolla




Osvaldo Fresedo


viernes, 28 de diciembre de 2018

295 - ENSUEÑOS - (Horacio Salgán y Quinteto Real / Carlos di Sarli / Osvaldo Fresedo)

Este tango del pianista Luis Antonio Brighenti (1906/1984) me vuelve loco.

Es una melodía constante que se repite, como si estuviera jugueteando con las teclas de piano. Pero tiene algo que te atrapa, una fuerza centrífuga, que enlazada por pequeños puentes y transiciones, te lleva una y otra vez a la melodía principal.

Osvaldo Fresedo lo grabó el 23 de mayo de 1928. Carlos Di Sarli hizo una obra mayor con este tango y lo registró el 7 de septiembre de 1943. Lo cierto es que al bailarlo en la pista por el maestro de Bahía Blanca uno siente algo especial por dentro que te hace volar en el parqué.

Quizás para muchos no sea una gran obra pero a mí me chifla. Brighenti era hijo de músico, nació en Villa Crespo, se crió en un pueblo bonaerense -Norberto De la Riestra- y al regresar a la Capital, en su adolescencia, se puso a trabajar en una droguería como cadete, para poder costearse sus estudios de piano.

En 1920 ya tenía su propia orquesta en la que formaba también su padre como violinista para actuar en bailes de carnaval. En 1927 formó en la orquesta de Ricardo Luis Brignolo, el autor de Chiqué. Fue en uno de esos intervalos que se producían, cuando se puso a jugar con esta melodía que finalmente cobraría forma de tango y la tituló como lo que él pensaba sobre su destino musical: ENSUEÑOS.

Tocaría en los conjuntos de Ángel Ramos, Carlos Tirigall, Ernesto De la Cruz (autor de El ciruja) y con Miguel Caló estaría 4 años.

En 1934 forma su propia orquesta en la cual cantaba Virginio Gobbi, el hermano de Alfredo, que además era acordeonista.

A los 41 años, se retiró de la música y se instaló con una librería en el barrio de Belgrano.

Curiosamente en la escasez de sus obras dejó patente una impronta de tango-romanza de alto vuelo lírico y llamativa armonización. Algunos otros de sus títulos son: Rosas blancas, Quimera del amor, Milonga porteña, Hojas verdes, Swing tango, Jaula de oro, Pesadilla o Campanita de oración. Algunos llevan letra de Cadícamo, por ejemplo, pero no tuvieron gran repercusión.

Precisamente Enrique Cadícamo realizó una poesía para Ensueños, pero no alcanzó difusión, porque prevaleció en todo momento la belleza instrumental del tema.

Me gusta muchísimo el arreglo que hizo Horacio Salgán de este tango y lo ejecuta con el Quinteto Real. Me parece verdaderamente maravilloso. De Lío con guitarra, Marconi al fueye, Peressini en violín y Giunta en contrabajo, aportan su talento.

Belleza pura...

José María Otero en "Tangos al bardo"

Pues nada, manos a la obra y a escuchar este tango en la magnífica versión que nos recomienda el "Pibe" Otero, de HORACIO SALGÁN con el QUINTETO REAL. A ella le vamos a añadir las también citadas de CARLOS DI SARLI y del bueno de OSVALDO FRESEDO.


Horacio Salgán y Quinteto Real




Carlos di Sarli




Osvaldo Fresedo

294 - TANGO MÍO - (Agustín Magaldi / Ricardo Ruiz / Carlos Barrios)

TANGO MÍO fue estrenado en el año 1931 en el famoso cabaret Ta ba ris por la orquesta de su autor, Osvaldo Fresedo. Es un tema que dibuja sueños nostálgicos, y los versos le pertenecen a Emilio Fresedo, su hermano y violinista del conjunto, que ya empezaba a ponerle letra a los tangos de Osvaldo y terminaría constituyendo la yunta ideal para la creación de tantos temas que dejaron huella.

Emilio bordó versos que encajarían con la percepción estética de Osvaldo, porque es el estilo lo que cuenta. Como diría el gran Enrique Mono Villegas, gran pianista de jazz y amigo del Pibe de La Paternal: "A la música hay que obedecerle".

En esas estampas inertes y cronificadas, Emilio y Osvaldo recuperan el sabor de aquella época que era un trastorno formativo para la imaginación. Una leve pátina melancólica, dulzona que se va filtrando.

Y en su bagaje quedan tangos tan entrañables como Aromas,Sollozos, Por qué, Siempre es carnaval, Volverás, Madre mía, Canto de amor, Rosarina linda, Careta careta, No supe vivir, El once, todos con música de su hermano, aunque también escribió con otros compositores.

El tema lo grabaría Fresedo en discos Brunswick 1436, cantando el estribillo Agustín Magaldi, en 1932. Casi nada. El muchacho de Casilda le estaba haciendo sombra a Carlos Gardel, aunque ambos eran muy amigos y se respetaban mutuamente.

Y escuchar este tango que luego Fresedo volvería a grabar con Ricardo Ruiz el 13 de octubre de 1939, sirve para comprobar la facilidad que tenía Magaldi para adaptarse a los tempos orquestales, aún cuando su éxito haya despuntado en el canto acompañado de guitarras.

José María Otero en "Tangos al bardo".

Por este motivo les dejo estas dos versiones, la primera de OSVALDO FRESEDO y AGUSTÍN MAGALDI y la segunda de Fresedo y RICARDO RUIZ. Además vamos a tener la oportunidad de escuchar otra más en la voz de CARLOS BARRIOS, acompañado también por la misma orquesta que las dos anteriores.


Osvaldo Fresedo y Augustin Magaldi 




Osvaldo Fresedo y Ricardo Ruiz




Osvaldo Fresedo y Carlos Barrios 

miércoles, 26 de diciembre de 2018

289 - EN UN RINCÓN - (Raúl Berón y Lucio Demare / Osvaldo Fresedo y Oscar Serpa)

Cuando amontonás muchas noches, días, madrugadas con aventuras, heridas, historias que dejaron flecos..., el camino se va nutriendo de pasiones, sentimientos, adioses, excitantes improvisaciones, el misterio del amor y el aprendizaje del abandono. Son experiencias que devienen en un síndrome emocional. El tiempo dilatado de las caricias, el tiempo del éxtasis, la espita de la melancolía que el poeta lleva al papel convertido en verso. Historias de vida.

El tango tuvo a esos personajes que supieron llevar esos capítulos de existencia al poema, que, hilado con la música de compositores inspirados, lograron a través de su propuesta estética, el hecho de que muchas historias maceradas en el dolor del adiós final, quedaran para siempre reflejadas en el tango. En medio está la simbiosis química que unió temporalmente a dos personas y el testimonio que recorre el derrotero musical.

¿Quien no pasó por esos momentos de exaltación, de angustia, de amor o romances pasajeros que dejaron huella? El mundo de la música en general se nutre de ellos y el tango, tan nostálgico, supo recrearlos en páginas hermosas, tremendas, de sus poetas y compositores.

Y cuando escucho a la orquesta de Lucio Demare, por ejemplo, hoy, me inspira especialmente esa recurrencia a la mirada hacia atrás. Tiene una cosa que no sé como definirla, pero al compás de su ritmo lánguido, especial, sentimentalmente muy siglo veinte, se me da por reflexionar sobre la vida, los momentos hermosos y los momentos truncados. Máxime si el que está cantando con la orquesta es Raúl Berón. Y me envuelvo con ellos en este tango de Homero Manzi y Héctor María Artola: EN UN RINCÓN.


Allí, tal vez, tal vez
tu ayer encontraré,
tu ayer cargado de silencio
volviendo por las calles del recuerdo.
La vida que se ha muerto y no se ha muerto
Sombras...! Sueños...!
Quemar... quemar el corazón
y luego recordar
en un rincón...!


Como una especie de apóstol obstinado del amor fou, Manzi se especializó, entre otros argumentarios, en la reviviscencia del tiempo pasado, con su sensibilidad perceptiva y su brocha fértil. Tal vez motivado con el único objetivo de que la escritura alivie su tristeza, el autor se mira en el espejo de una decepción compartida. Y Artola le pone el marco musical para que el mensaje nos llegue a fondo y nos sumerja en la misma casa de niebla del protagonista.


La luz feliz...
La luna llena...
Tus ojos grandes...
tus manos buenas...
Y al fin la soledad del corazón. 
En un rincón
murió tu voz.
La luz más gris, más gris mi amor.


Hay días grises, de esos que muerden el alma, y uno no puede menos que imaginar lo que pasaría por la mente de Homero cuando abría su corazón lacerado por el flujo azaroso de la memoria. El cepo de los sintáctico no lo abruma y su pluma deja una constancia lúcida y desencantada, con una gran zambullida en la nostalgia de lo perdido. No hay amor sin dolor. El ritmo de la música y el verso forman una unidad que alimentan el significado.

No sé si al fin mi amor 
sabrá decirte adiós... 
y hundirte en el olvido
consciente de que todo se ha perdido.
Es triste comprender que ya te has ido...!
Sombras...! Sueños...!
Mejor seguir sin ese adiós
viviendo del ayer
en un rincón...!


José María Otero en "Tangos al bardo"

Escuchemos "En un rincón", en primer lugar, en la impecable versión de RAÚL BERÓN, acompañado por LUCIO DEMARÉ en la grabación realizada el 21 de diciembre de 1943. También les invito a escuchar esta hermosa versión del tango que realizaran OSVALDO FRESEDO y OSCAR SERPA el 15 de junio de 1944.


Lucio Demaré y Raul Berón




Osvaldo Fresedo y Oscar Serpa


lunes, 10 de diciembre de 2018

272 - AROMAS - (Osvaldo Fresedo y Roberto Ray)

Se trata de un tango de los hermanos Fresedo que despierta recuerdos adormecidos en mi cerebro, me transporta en el tiempo y lo escucho con esa resonancia que tienen algunas canciones que permanecen pegadas a mis andanzas juveniles, mis circunstancias, el barrio, la milonga, esas tardes-noches junto a la radio. El tango estaba presente permanentemente en la recreación de los discos, de las orquestas y cantantes en directo. Y este tema tiene eso que dice el título: AROMAS. De un tiempo ido, pero con una melodía que permanece firme en el presente por el sello fresediano que la hermosea.

Emilio Fresedo, padre de Oscar -con quien en una época coincidimos mucho en el boliche frente a radio El Mundo-, fue violinista y actuó fundamentalmente en la orquesta de su hermano Osvaldo Fresedo. Un día decidió dejar la música y dedicarse a escribir versos de tango. Gardel le grabó siete temas suyos, entre ellos Aromas. También lo hizo con Cielito mío, El once, Pobre chica, que llevan música de Osvaldo; Del barrio de las latas y Sonsa (con Raúl de los Hoyos) y Paseo de Julio, letra y música suyas.

Me gustan muchos de sus temas y ese engarce que tenían sus versos con la música de su hermano menor, le dan el toque exaltante, íntimo, romántico, tan del estilo de la orquesta. Por eso no me canso de escucharlo a través de los años, con la misma sensación en el alma. La voz de Roberto Ray le añade el toque exquisito, el melodismo preciso, el gusto expresivo sin exaltaciones. Y el verso cobra expresividad especial, arrullado por los violines.


En mi pecho anida una pena
que no sé del todo explicar,

solo siento que corre serena
una vida que pasa y se va.
Como aromas deja el pasado
de otro tiempo que fue mejor,
y ese sueño de niño, dorado,
vio lo cierto cuando despertó.


Son las singladuras de la vida, los momentos álgidos, los románticos, los tristes, que están escondidos en algún rincón del alma, y que en un determinado momento, los destellos de la memoria los van hilvanando con la fatalidad de lo cotidiano. En ese laberinto de aventuras juveniles, insatisfacciones sentimentales y afectivas, uno va atrapando las minúsculas y sutiles transformaciones de las cosas. Y todo viene envuelto en ese aroma del pasado que nos derrama en la recordación.

OSVALDO FRESEDO lo grabó por primera vez con la voz de ROBERTO RAY, el 23 de noviembre de 1938. Vamos a escucharlo.

José María Otero en "Tangos al bardo"


Osvaldo Fresedo y Roberto Ray

viernes, 30 de noviembre de 2018

264 - PLEGARIA - (Eduardo Bianco y Juan Raggi / Celia Gámez / Osvaldo Fresedo y Ricardo Ruiz)

PLEGARIA, tango que fue muy popular en Europa durante la segunda guerra mundial, encierra una triste historia.

Su autor, Eduardo Bianco (1893/1959) era un violinista rosarino de formación clásica que estuvo en Buenos Aires sin encontrar su destino y resolvió marcharse a Europa en 1923, en aquellas patriadas de músicos, cantores y bailarines que intentaban triunfar con el tango en el viejo continente.

Allí tocó en un trío ocasional, pasó por las orquesta del “Tano Genaro" (Genaro Expósito) y recaló con la exitosa formación de Manuel Pizarro (tio de un amigo mío de toda la vida). Cuando alcanza a formar orquesta en dupla con el bandoneonista Juan Bautista Bachicha Deambroggio, su estrella comenzó a brillar con fuerza. Músicos como Horacio Pettorossi , Víctor Lomuto se incorporaron al conjunto y algunos europeos que le estaban tomando el gustito al tango.

Afianzado en el gusto de la gente que concurría a escucharlos al teatro o clubes nocturnos, Bianco, que aprendió incluso a tañer el bandoneón, se independizó, convirtiéndose en una especie de Marco Polo del tango, y comenzó a viajar con su propia orquesta. Vestidos de riguroso smoking, paseó el conjunto por toda Europa, Medio Oriente, Estados Unidos. En España actuó ante el Rey Alfonso XIII, ante Stalin en una larguísima gira por Rusia y ante Hitler en Alemania.

El Führer se prendó de este tango casi fúnebre que pertenece a Bianco y la pieza pasaría a ocupar un lugar trágico. Obligarían a tocarlo a músicos judíos en los campos de concentración durante las ejecuciones de aquellos condenados por su raza. Aunque parece que Bianco jamás se enteraría del triste destino de su tango. Lo cuenta el biógrafo de Paul Celan, el poeta que sobrevivió a los campos de concentración.“Los prisioneros eran obligados a tocar ‘Plegaria’ y por eso, Celan lo tituló ‘Tango de la muerte".

Bianco dedicó el tango al Rey de España Alfonso XIII.

Bianco volvió a Buenos Aires, brevemente sufriendo las consecuencias del clima húmedo porque era asmático, estuvo radicado en Comodoro Rivadavia, volvió luego a sus giras triunfales por Estados Unidos y Medio Oriente y en su definitivo regreso encontró la muerte, propiciada por su alergia, en el Hospital Tornú.

José María Otero en "Tangos al bardo".

Aquí está este tango, grabado por el propio EDUARDO BIANCO con su orquesta. Lo canta JUAN RAGGI, uno de los autores de Oro muerto, que De Angelis consagró con la voz de Julio Martel. En segundo lugar, escuchamos la versión de la gran CELIA GÁMEZ, acompañada por la Orquesta Típica Argentina en 1929 (En el disco sale como título "Una plegaria"). Decir de la Gámez que, desde que estrenara en Madrid, "Las Leandras", en noviembre de 1931, fue una de las más populares estrellas de España en la primera mitad del siglo XX y a ella se debe gran parte del esplendor de la revista y de los ritmos castizos madrileños como el schotis y el cuplé. Dicho ésto, les invito a escuchar una última versión del tango que aquí nos ocupa: la de OSVALDO FRESEDO con RICARDO RUIZ de 1940.


Eduardo Bianco y Juan Raggi




Celia Gámez




Osvaldo Fresedo y Ricardo Ruiz


viernes, 16 de noviembre de 2018

253 - ELEGANTE PAPIRUSA - (Osvaldo Fresedo / Miguel Caló / Francisco Canaro y Ernesto Famá)

ELEGANTE PAPIRUSA es un tango compuesto por el violinista Tito Roccatagliata que fue grabado el 21 de julio de 1922 por la orquesta de Osvaldo Fresedo en sistema acústico y posteriormente le agregó una letra Sandalio Gómez (también usaría el seudónimo de Carlos Gómez).

Papirusa es una palabra lunfarda que significa hermosa y, por extensión, mujer bonita. Supone un cruce entre papusa –mujer, en lunfardo- y el vocablo polaco papjerosi –cigarrillo- una palabra muy oída en boca de las prostitutas de esta nacionalidad. ​Celedonio Flores usó esta palabra en el tango Corrientes y Esmeralda (1933): "Milonguita, aquella papirusa criolla que Linnig mentó".

El tango fue avanzando en Buenos Aires desde los barrios humildes, a los cabaréts de Palermo, los cafetines de la Boca y, a la postre en la década de 1920, a los cabaréts y dancing del centro de la ciudad. Entre éstos últimos se encontraba, en la calle Maipú al 300, el cabaret Elysées en el cual la mayoría de sus bailarinas eran jóvenes muchachas polacas, traídas por las organizaciones que manejaban la trata de mujeres y que habrían sido allá por fines de la década de 1910, las primeras en fumar en público; como conocían poco castellano usaban su idioma al nombrar el cigarrillo dando origen a papirusa. Tito Roccatagliata trabajó en varias oportunidades en ese local y le dedicó su tango a una de esas esbeltas muchachas polacas.

Entre las grabaciones de este tango se encuentran, además de la inicial de Osvaldo Fresedo, las instrumentales de la orquesta de Miguel Caló del 27 de diciembre de 1943 para Odeon con el nombre censurado de Elegante porteñita, el 27 de julio de 1956 lo registró, ya con el verdadero nombre, Enrique Mario Francini con su orquesta y el 11 de febrero de 1966 lo vuelve a grabar Miguel Caló, esta vez con sonido estereofónico de alta fidelidad. También lo grabaron con sus orquestas Osvaldo Pugliese el 18 de junio de 1986 en Odeon, Atilio Stampone, Juan D'Arienzo (1970), Héctor Varela, Edgardo Donato, la Orquesta Típica Sans Souci y Francisco Canaro, en versión cantada por Ernesto Famá (1941).

En esta ocasión podremos escuchar la primera de ellas, interpretada por la orquesta de OSVALDO FRESEDO. Después, la versión de MIGUEL CALÓ, de 1943. Por último, la versión cantada de ERNESTO FAMÁ acompañado de la orquesta de FRANCISCO CANARO.


Osvaldo Fresedo




Miguel Caló




Francisco Canaro y Ernesto Famá



jueves, 4 de octubre de 2018

211 - ARRABALERO - (Blanca Mooney y Osvaldo Fresedo / Carlos Gardel / Alfredo de Angelis y Oscar Larroca)

ARRABALERO es un tango de 1927 estrenado por su autor don Osvaldo Nicolás Fresedo en el viejo teatro Opera durante el quinto baile de los aviadores. La letra es de un gallego de Santiago de Compostela: Eduardo Calvo Souto, autor también de muchísimas otras letras para tangos, tanguillos, farrucas, pasodobles, jotas y cuánto se le pusiera a tiro de la pluma. De ese fárrago solo va a salvarse Arrabalero, cuyos versos los estudiantes y los estudiosos encontrarán citados en el prólogo que el profesor Luis Alfonso escribió para el Diccionario de Americanismos del portorriqueño Augusto Malaret.

Pero es probable que a los tangueros les importe más saber que Carlos Gardel lo grabó recién estrenado, acompañado por las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri el 5 de mayo de 1927. (Su compositor, Osvaldo Fresedo lo registró por entonces el 26 de febrero de 1927 en su forma instrumental).

Se trata de un un tango alegre qué podría recordar a "La morocha" si las protagonistas de uno y otro no tuvieran tan distinta suerte. La morocha tiene un marido trabajador, a quién ceba espumosos cimarrones y a quien despide cantando un estilito, cuando el hombre se va al trabajo, jinete en su redomón. En cambio, a la pebeta más rechiflada que en el suburbio pasa la vida y a la dueña o bacana del famoso bulin mistongo del arrabal porteño, le ha tocado un malevo de Puente Alsina medio mano larga...

(Jose Gobello)


Este es uno de esos tangos que siempre me acompaña en los recuerdos de juventud. Sabía que era de Osvaldo Fresedo y me emociona su versión con el acompañamiento de Blanca Mooney chamuyando la letra de una manera que se te eriza la piel; también fue grabado por Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras para el sello Odeón (nº 18.208). Estuve un tiempo en la creencia que letra y música era de los hermanos Emilio y Osvaldo Fresedo, pero para mi sorpresa el letrista fue un gallego de nacimiento, porteño por adopción, Eduardo Calvo. Y porque me gusta hasta el tuétano me pareció interesante escribir un “introito” a manera de recitado previo a ese magnífico tango. Ahí va el dulce:

En las veredas porteñas limitadas por muros de rejas y glicinas rebotan música y poemas tangueros, silbados por los reos del barrio. Canturreados por las minas veinteañeras atareadas en baldear esas aceras perfumadas; o con su alegría mañanera rumbo a la fábrica. Uno de esos tangos tiene sabor gallego en la letra de Eduardo Calvo Souto, nacido en Santiago de Compostela en 1896 y emigrante en la Argentina. Fue estrenado en el año 1927 en el Teatro Ópera por la orquesta de Osvaldo Fresedo, que lo había musicalizado. Y su nombre evoca las calles suburbanas y su mítico personaje: Arrabalero.

(César José Tamborini Duca en www.pampeandoytangueando.com)

A las ya citadas interpretaciones de BLANCA MOONEY con OSVALDO FRESEDO y CARLOS GARDEL, vamos a añadir otra, soberbia, la de ALFREDO DE ANGELIS y OSCAR LARROCA, grabada en 1957.


Blanca Mooney y Osvaldo Fresedo




Carlos Gardel




Alfredo de Angelis y Oscar Larroca


miércoles, 9 de agosto de 2017

197 - JULIAN - (Libertad Lamarque / Nina Miranda / Blanca Mooney y Osvaldo Fresedo)

Este tango, JULIAN, lleva consigo dos apuntes importantes: Fue el primero que compuso Edgardo Donato y es uno de los, en su inicio, escritos para ser cantados por una mujer, debido a la costumbre que impuso Pascual Contursi, de escribirse pensando en un protagonista masculino.

Donato, nacido en pleno centro porteño y radicado junto con dos hermanos y sus padres en Montevideo (luego se agregarían otros seis hermanos), de pequeño, realizó allí sus estudios de violín y se bautizó tangueramente en la orquesta del Negro José Quevedo, un bandoneonista argentino, del barrio de la Boca, que ya había estado en la capital uruguaya con el conjunto de Eduardo Arolas.

Tenía 25 años cuando escribió su ópera prima en 1922 y se la dedicó al baterista uruguayo Julián González -un negro fiero al decir de Donato-, con quien compartió noches de cabarés montevideanos en la orquesta de jazz de Carlos Warren.

El problema que se le presentó por falta de experiencia y de cartel, fue venderlo a una Editora. Después de varios intentos infructuosos en tal sentido, imprimió él mismo las partituras y le vino de perlas porque en Buenos Aires, estuvo de moda durante un tiempo largo y lo tocaban todas las orquestas.

La letra del tango la escribió un periodista y poeta gauchesco uruguayo, José Luis Panizza que conocía a los músicos que acompañaban a Donato, e incluso al Negro González. Lo curioso, según nos dijo en una oportunidad el propio Donato, con el paso del tiempo supo que una copera del cabaré en donde trabajaba, había tenido un romance con el Negro Julián y de ahí sacó la historia el poeta.

Panizza no llegó a disfrutar mucho el éxito de su tango, porque se suicidaría en Montevideo cinco años más tarde, en Enero de 1927.

Donato le entregó la letra a Rosita Quiroga, porque pensaba que era justo para su estilo, pero la cantante de la Boca, tardaba en incorporarla a su repertorio. Iris Marga lo cantó entonces en el Teatro Maipo, en la revista "¡Quién dijo miedo!", de Roberto Cayol, en 1924. La jovencita cantante compartía escenario con Gloria Guzmán, Tita Merello, Ada Falcón, Sofía Bozán, Carmen Lamas y Celia Gámez.

Iris, nacida en Italia y convertida en toda una señora de la escena con los años, se retiró de las tablas, a los 93 años, en el mismo Teatro Maipo, con la obra "Familia de artistas", de Arias y Kostzer, dirigida por Alfredo Rodríguez Arias. Ella ya la había protagonizado en París junto a Marilú Marini. Ástor Piazzolla le dedicó un tango compuesto para ella que decía entre otras cosas:

"Buenos Aires, debo partir.
Así es la vida, canción amarga
que va a dejar mis recuerdos
al morir en tierra lejana".

Aunque la letra de Julián era bastante modesta, estaba sabiamente compensada con los acordes adecuados creados por Donato que luego cosecharía enormes éxitos como A media luz o El huracán.


José María Otero en "Tangos al bardo"

Les dejo tres estupendas versiones femeninas de este tango. Primero, la de una clásica, la genial LIBERTAD LAMARQUE. Después será bueno escuchar la versión de NINA MIRANDA, destacada cantante y compositora de tango uruguaya de los años 50. Para terminar la terna, escuchemos a BLANCA MOONEY, una cantante exquisita, hija de irlandés Y que surgió de un concurso radial en 1956. Osvaldo Fresedo la llevó con su orquesta 3 años más tarde y grabó tres tangos con la misma. Entre ellos, Julián.


Libertad Lamarque




Nina Miranda




Blanca Mooney y Osvaldo Fresedo

miércoles, 26 de julio de 2017

185 - EL ENTRERRIANO - (Juan D'Arienzo / Osvaldo Fresedo / Francisco Canaro / Aníbal Troilo)

Los bailes de Lo De Laura y los de María la Vasca fueron algunos de los sitios que contaron con los servicios de Rosendo Mendizábal. En uno u otro, según distintas versiones, el pianista estrenó su tango El Entrerriano.

Lo de Laura (Paraguay 2512) era un lugar lujoso, con clientela selecta. Había una vermut para los más jóvenes y horarios especiales para los viejos. La casa se distinguía porque sabía complacer inteligentemente a todos y también, por la calidad superior de sus mujeres que no eran asunto de compadritos vulgares. En su mayoría, las mujeres de Laura eran "mantenidas" y tener una "mina" allí, era como poseer una fortuna.
En cambio, María la Vasca (calle Europa (hoy Carlos Calvo) al 2721) era más modesta y se podía bailar con mujeres de la casa a razón de tres pesos la hora bajo la mirada vigilante de Carlos, "el Inglés", hombre "pesado", marido de la dueña, que no permitía desbordes de ninguna índole.

Se sitúa el estreno de "El Entrerriano" entre 1896 y 1897 por los datos que consignan Héctor y Luis Bates. Si es así, es el más antiguo de todos los tangos vigentes hoy en los repertorios. De infrecuente elaboración para su tiempo, presenta el tipo de estructura de tres partes que luego se va a generalizar.

J. Guidobono, en una carta que exponen Héctor y Luis Bates en su Historia del Tango, contó las circunstancias: en la casa de baile conocida como María la Vasca se bailaba todas y toda la noche. Allí concurrían estudiantes, cuidadores y jockeys y, en general, lo que decía por entonces gente bien. El pianista oficial era Rosendo y allí fue donde por primera vez se tocó El Entrerriano.
Era una noche en que varios socios del Z Club (asociación de jóvenes para la organizar bailes muy exclusivos, fundada por Guidobono y Esteban Benza) habían tomado la sala por varias horas de baile; siendo más o menos las 2 a.m. golpearon la puerta, atendió María la Vasca y regresó diciendo que eran los jockeys Pablo Aguilera, Rafael Bastiani y otros que pedían se les permitiera participar del baile. No hubieron problemas y se bailó hasta las 6 a.m. Al retirarse Guidobono lo saludó a Rosendo y lo felicitó por su tango inédito y sin nombre y él le dijo: "Se lo voy a dedicar a usted, póngale nombre".

Guidobono le agradeció pero no aceptó porque, en sus palabras: "me iba a costar, por lo menos, cien pesos al tener que retribuir la atención. Pero le sugerí la idea de que lo dedicase a Segovia, un muchacho que paseaba con nosotros, amigo también de Rosendo. Y se le puso El Entrerriano porque Segovia era oriundo de Entre Ríos."

El Entrerriano nació sin letra, y sigue siendo interpretado casi sin excepciones como tango instrumental, a pesar de las cuatro letras existentes, de distintos autores, todas escritas años después de la muerte del compositor. La de Semino y Retondaro es la primera editada. Por su parte, Planells y Amor elaboraron una letra autorreferencial, en la que el clásico tango "habla" de su extendida fama (aparece en una partitura publicada por la editorial Tempo en 1959); es la única versión en la que los versos están escritos sólo sobre las dos primeras partes musicales y sus respectivos bises, manteniéndose la tercera parte sin canto.
Algunas de las primeras grabaciones de este tango son la de Eduardo Arolas, la de la Banda Municipal y la del Tano Genaro Espósito. Lo grabaron posteriormente, entre otros, Francisco Canaro (orquesta y Quinteto), Julio De Caro, Juan D"Arienzo, Alfredo De Angelis, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Armando Pontier, Roberto Firpo (cuarteto), Ciriaco Ortiz (trío), Horacio Salgán (orquesta y en dúo con Ubaldo De Lio) o Astor Piazzolla con el Octeto Buenos Aires.
En cine, su primera inclusión es en la película Tango, en versión de la orquesta Ernesto Ponzio-Juan Carlos Bazán.

Aquí, he elegido las versiones de JUAN D'ARIENZO, en primer lugar, para seguir con las de OSVALDO FRESEDO, FRANCISCO CANARO Y ANÍBAL TROILO.



Juan D'Arienzo




Osvaldo Fresedo




Francisco Canaro




Aníbal Troilo