Lo de Laura (Paraguay 2512) era un lugar lujoso, con clientela selecta. Había una vermut para los más jóvenes y horarios especiales para los viejos. La casa se distinguía porque sabía complacer inteligentemente a todos y también, por la calidad superior de sus mujeres que no eran asunto de compadritos vulgares. En su mayoría, las mujeres de Laura eran "mantenidas" y tener una "mina" allí, era como poseer una fortuna.
En cambio, María la Vasca (calle Europa (hoy Carlos Calvo) al 2721) era más modesta y se podía bailar con mujeres de la casa a razón de tres pesos la hora bajo la mirada vigilante de Carlos, "el Inglés", hombre "pesado", marido de la dueña, que no permitía desbordes de ninguna índole.
Se sitúa el estreno de "El Entrerriano" entre 1896 y 1897 por los datos que consignan Héctor y Luis Bates. Si es así, es el más antiguo de todos los tangos vigentes hoy en los repertorios. De infrecuente elaboración para su tiempo, presenta el tipo de estructura de tres partes que luego se va a generalizar.
J. Guidobono, en una carta que exponen Héctor y Luis Bates en su Historia del Tango, contó las circunstancias: en la casa de baile conocida como María la Vasca se bailaba todas y toda la noche. Allí concurrían estudiantes, cuidadores y jockeys y, en general, lo que decía por entonces gente bien. El pianista oficial era Rosendo y allí fue donde por primera vez se tocó El Entrerriano.
Era una noche en que varios socios del Z Club (asociación de jóvenes para la organizar bailes muy exclusivos, fundada por Guidobono y Esteban Benza) habían tomado la sala por varias horas de baile; siendo más o menos las 2 a.m. golpearon la puerta, atendió María la Vasca y regresó diciendo que eran los jockeys Pablo Aguilera, Rafael Bastiani y otros que pedían se les permitiera participar del baile. No hubieron problemas y se bailó hasta las 6 a.m. Al retirarse Guidobono lo saludó a Rosendo y lo felicitó por su tango inédito y sin nombre y él le dijo: "Se lo voy a dedicar a usted, póngale nombre".
Guidobono le agradeció pero no aceptó porque, en sus palabras: "me iba a costar, por lo menos, cien pesos al tener que retribuir la atención. Pero le sugerí la idea de que lo dedicase a Segovia, un muchacho que paseaba con nosotros, amigo también de Rosendo. Y se le puso El Entrerriano porque Segovia era oriundo de Entre Ríos."
El Entrerriano nació sin letra, y sigue siendo interpretado casi sin excepciones como tango instrumental, a pesar de las cuatro letras existentes, de distintos autores, todas escritas años después de la muerte del compositor. La de Semino y Retondaro es la primera editada. Por su parte, Planells y Amor elaboraron una letra autorreferencial, en la que el clásico tango "habla" de su extendida fama (aparece en una partitura publicada por la editorial Tempo en 1959); es la única versión en la que los versos están escritos sólo sobre las dos primeras partes musicales y sus respectivos bises, manteniéndose la tercera parte sin canto.
Algunas de las primeras grabaciones de este tango son la de Eduardo Arolas, la de la Banda Municipal y la del Tano Genaro Espósito. Lo grabaron posteriormente, entre otros, Francisco Canaro (orquesta y Quinteto), Julio De Caro, Juan D"Arienzo, Alfredo De Angelis, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Armando Pontier, Roberto Firpo (cuarteto), Ciriaco Ortiz (trío), Horacio Salgán (orquesta y en dúo con Ubaldo De Lio) o Astor Piazzolla con el Octeto Buenos Aires.
En cine, su primera inclusión es en la película Tango, en versión de la orquesta Ernesto Ponzio-Juan Carlos Bazán.
Aquí, he elegido las versiones de JUAN D'ARIENZO, en primer lugar, para seguir con las de OSVALDO FRESEDO, FRANCISCO CANARO Y ANÍBAL TROILO.
Juan D'Arienzo
Osvaldo Fresedo
Francisco Canaro
Aníbal Troilo
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