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viernes, 28 de diciembre de 2018

295 - ENSUEÑOS - (Horacio Salgán y Quinteto Real / Carlos di Sarli / Osvaldo Fresedo)

Este tango del pianista Luis Antonio Brighenti (1906/1984) me vuelve loco.

Es una melodía constante que se repite, como si estuviera jugueteando con las teclas de piano. Pero tiene algo que te atrapa, una fuerza centrífuga, que enlazada por pequeños puentes y transiciones, te lleva una y otra vez a la melodía principal.

Osvaldo Fresedo lo grabó el 23 de mayo de 1928. Carlos Di Sarli hizo una obra mayor con este tango y lo registró el 7 de septiembre de 1943. Lo cierto es que al bailarlo en la pista por el maestro de Bahía Blanca uno siente algo especial por dentro que te hace volar en el parqué.

Quizás para muchos no sea una gran obra pero a mí me chifla. Brighenti era hijo de músico, nació en Villa Crespo, se crió en un pueblo bonaerense -Norberto De la Riestra- y al regresar a la Capital, en su adolescencia, se puso a trabajar en una droguería como cadete, para poder costearse sus estudios de piano.

En 1920 ya tenía su propia orquesta en la que formaba también su padre como violinista para actuar en bailes de carnaval. En 1927 formó en la orquesta de Ricardo Luis Brignolo, el autor de Chiqué. Fue en uno de esos intervalos que se producían, cuando se puso a jugar con esta melodía que finalmente cobraría forma de tango y la tituló como lo que él pensaba sobre su destino musical: ENSUEÑOS.

Tocaría en los conjuntos de Ángel Ramos, Carlos Tirigall, Ernesto De la Cruz (autor de El ciruja) y con Miguel Caló estaría 4 años.

En 1934 forma su propia orquesta en la cual cantaba Virginio Gobbi, el hermano de Alfredo, que además era acordeonista.

A los 41 años, se retiró de la música y se instaló con una librería en el barrio de Belgrano.

Curiosamente en la escasez de sus obras dejó patente una impronta de tango-romanza de alto vuelo lírico y llamativa armonización. Algunos otros de sus títulos son: Rosas blancas, Quimera del amor, Milonga porteña, Hojas verdes, Swing tango, Jaula de oro, Pesadilla o Campanita de oración. Algunos llevan letra de Cadícamo, por ejemplo, pero no tuvieron gran repercusión.

Precisamente Enrique Cadícamo realizó una poesía para Ensueños, pero no alcanzó difusión, porque prevaleció en todo momento la belleza instrumental del tema.

Me gusta muchísimo el arreglo que hizo Horacio Salgán de este tango y lo ejecuta con el Quinteto Real. Me parece verdaderamente maravilloso. De Lío con guitarra, Marconi al fueye, Peressini en violín y Giunta en contrabajo, aportan su talento.

Belleza pura...

José María Otero en "Tangos al bardo"

Pues nada, manos a la obra y a escuchar este tango en la magnífica versión que nos recomienda el "Pibe" Otero, de HORACIO SALGÁN con el QUINTETO REAL. A ella le vamos a añadir las también citadas de CARLOS DI SARLI y del bueno de OSVALDO FRESEDO.


Horacio Salgán y Quinteto Real




Carlos di Sarli




Osvaldo Fresedo

sábado, 10 de noviembre de 2018

244 - CHARLEMOS - (Francisco Canaro y Ernesto Famá / Roberto Rufino y Carlos di Sarli / Ignacio Corsini / Alberto Gómez y Adolfo Guzmán)

CHARLEMOS es un tango de 1940 cuya letra y música pertenecen a Luis Rubistein. El tema es una conversación telefónica en la que sólo se escucha al narrador que ha marcado un número aparentemente equivocado.

El tango fue estrenado el 15 de enero de 1941 en el Teatro Astral por la orquesta de Francisco Canaro, lo grabó Carlos Di Sarli, con la voz de Roberto Rufino, el 18 de febrero de 1941, el 11 de marzo hacía lo propio Ignacio Corsini acompañado por las guitarras de Armando Pagés, Enrique Maciel y Rosendo Pesoa y el mismo año lo registró en Cuba Alberto Gómez con la Orquesta Adolfo Guzmán. Para Selles la más exitosa de aquellas interpretaciones resultó la de Alberto Gómez.​ Adet dice que adquirió popularidad con la versión de Ignacio Corsini​ en tanto Gobello menciona a las dos grabaciones como impulsoras de su difusión.

Manuel Adet señala que la letra no solo narra en menos de tres minutos una historia de amor, sino que contiene un final sorpresivo que los oyentes recién conocerán con la última frase.

La letra nos trasmite exclusivamente las palabras de un hombre en el teléfono. Dice el número y pregunta por Renée a la persona que atiende que, sabremos unos versos más adelante, cuando se refiera a “ella y él”, es una mujer. Él sabe que la mujer que contestó no es Renée, porque ésta no existe y le propone seguir hablando y ella acepta. Se supone que está solo, necesitado de conversar, pero al decir “charlando soy feliz” también indica que no ha renunciado por completo a la vida. Propone soñar “con la gris tarde que llueve...”, color que en los tangos tiene que ver con la tristeza, la soledad y la melancolía. Si del hombre no se conoce nada aparte de su soledad, de la mujer que atiende del otro lado, tampoco se sabe otra cosa salvo que ha aceptado escucharlo. A esta altura Adet se interroga:

“¿Se trata de una mujer común y corriente? No lo sabemos ¿Es un alma caritativa? Difícil ¿O es acaso una prostituta? Lo que está planteado en la última estrofa es que ella quiere verlo. ‘¿Que dice... tratar de vernos? Sigamos con la ilusión?/ hablemos sin conocernos, corazón a corazón’, responde él. ¿Por qué una mujer que atiende a un desconocido por teléfono, acepta conversar y luego le propone verlo? La hipótesis de la prostituta crece, pero Rubistein nada nos dice porque no es lo que más importa o porque prefiere jugar con la ambigüedad.”


La última estrofa contiene un interesante y poético juego de palabras: ella le propone “verse”, lo que en el habla coloquial significa “encontrarse” y el poeta dilata el final introduciendo una nota de suspenso: “No puedo... no puedo verla... es doloroso lo sé...” que hace suponer al oyente que algún motivo personal impide la cita; entonces el último verso informa que la imposibilidad de verla no es la de acudir a la cita sino que proviene de su ceguera... “¡Cómo quisiera quererla!/ Soy ciego...perdóneme”. Aquí Adet vuelve a interrogarse:

"Recién en esas tres últimas palabras descubrimos que el personaje es no vidente. ¿Es así? ¿No será acaso una excusa para afrontar la realidad? ¿Por que en lugar de decir, ‘cómo quisiera verla’, ahora dice ‘cómo quisiera quererla’? ¿La ceguera es física o moral?"

Julio Nudler hace referencia al contexto político, señala que en 1940 los nazis y la propaganda antisemita rechazaban y discriminaban a los judíos, y opina que Rubistein, hijo de judíos rusos, es probable que ha querido proclamarlo: “Soy judío... perdóneme”.

Originalmente el número del teléfono al que se llamaba era «¿Retiro sesenta once?» -en esa época se usaba decir la característica telefónica (en el caso, Retiro que era el 31) seguida del número- y el resultado 31-6011 coincidía casualmente con el número telefónico de la estación de ferrocarril de ese nombre. Comenzaron a abundar los llamados de bromistas que cuando la telefonista de la estación atendía decían «Quisiera hablar con Renée». Para solucionarlo, Rubistein cambió Retiro por Belgrano. En la versión grabada por Ernesto Famá con la orquesta de Canaro se habla de Retiro y la pregunta no va a dirigida a Renée sino a Esther.

Vamos, ahora, a tener la oportunidad de escuchar las cuatro versiones anteriormente citadas. En primer lugal, la de FRANCISCO CANARO con la voz de ERNESTO FAMÁ. Después la de ROBERTO RUFINO acompañado por la orquesta de CARLOS DI SARLI. Continuaremos con la de IGNACIO CORSINI para acabar escuchando la versión de ALBERTO GÓMEZ acompañado por la orquesta de ADOLFO GUZMÁN.

Disfrútenlo!


Ernesto Famá y Orquesta de Francisco Canaro




Carlos di Sarli y Roberto Rufino




Ignacio Corsini




Alberto Gómez y Orquesta de Adolfo Guzmán





martes, 6 de noviembre de 2018

243 - CARA SUCIA - (Lola Membrives / Francisco Canaro y Roberto Maida / Carlos di Sarli)

«CARA SUCIA», originalmente titulado «Concha sucia», es un célebre tango atribuido al músico argentino Casimiro Alcorta, conocido como el Negro Casimiro, violinista afroargentino que murió en la miseria y casi olvidado, y que ha sido mencionado como padre del tango. Se trata del más antiguo de los tangos célebres con autor conocido. Debido a su letra pornográfica, en los años sesenta, el tango fue renombrado por varios artistas como «Cara sucia» y «La carterita». A su vez fueron escritas dos nuevas letras, respetando la estructura original, para «adecentarla», por parte de F. Elpidio y Juan Andrés Caruso. En un arreglo por Francisco Canaro y con la letra de Caruso la canción en 1917 alcanzó una enorme difusión a través de grabaciones realizadas para los mayores sellos discográficos de la Argentina.

Según el investigador René Briand, en 1884 el violinista Casimiro Alcorta estrenó su tango «Concha sucia» en el bar Politeama de Buenos Aires. Para ello utilizó algunos pasajes de una habanera anónima titulada «Dame más». La letra de la canción decía:

Concha sucia, concha sucia, concha sucia,
te has venido con la concha sin lavar,
melenuda, melenuda, melenuda,
esa concha que tenés sin afeitar,
esa concha tan sabrosa y picarona
que me tiene encajetado hasta el ojal...

En el Cono sur, «concha» significa ‘vulva’. Los nombres y las letras de muchos de los primeros tangos tenían contenido pornográfico. La memoria oral ha transmitido que el tango estaba inspirado en un cafisho (‘proxeneta’) porteño y una prostituta que explotaba, de nombre Enriqueta.

Cuando el tango comenzó a tener aceptación pública y a difundirse mediante el disco, muchos de aquellos primeros tangos fueron reescritos y renombrados para adecentarlos. Adicionalmente, las dictaduras militares instaladas desde 1930, también establecieron normas de tipo moralista, destinadas a prohibir las letras y nombres de canciones consideradas inmorales. Así, «Concha sucia» se convirtió en «Cara sucia».

En 1915 Ángel Villoldo grabó una versión de «Concha sucia» con arreglos propios y bajo el título de «Cara sucia». Genaro Vázquez, con arreglo propio hizo también una versión instrumental del tema titulándolo «La carterita». Simultáneamente F. Elpidio y Juan Andrés Caruso escribieron letras alternativas, siguiendo la estructura del tema original pero eliminando las coplas procaces.1​ La letra escrita por F. Elpidio, menos difundida, dice:

Cara sucia, cara sucia, cara sucia,
te viniste con la cara sin lavar,
Melenudo, melenudo, melenudo
también llevas la melena sin peinar...

La letra de Caruso, que se terminó imponiendo, se refiere a una mujer, aunque la versión popular la atribuye a un niño con la cara sucia, como se refleja en las portadas de las primeras partituras. Dice:

Cara sucia, cara sucia, cara sucia,
te has venido con la cara sin lavar,
esa cara tan bonita y picarona
que refleja una pasión angelical...

De esta manera Francisco Canaro adquirió el derecho de autor de la música de la obra bajo la Ley 7092 y en su autobiografía efectivamente habla de «(su) tango 'Cara sucia'».

En las primeras partituras no figura una editorial; las partituras posteriores fueron editadas por la Editorial Riccordi.

En el año 1917 se realizaron varias grabaciones de «Cara sucia» para los mayores sellos discográficos, a saber una versión instrumental por la Orquesta Típica Canaro y una versión cantada por Arturo Calderilla con acompañamiento de la misma orquesta para el sello Atlanta (discos № 3043 y № 3047), una versión cantada por Lola Membrives (con acompañamiento de la Orquesta Bernardino Terés) para el sello Odeón (disco № 10413 A) y además una versión instrumental por la Orquesta Típica de Vicente Loduca para el sello Víctor dirigida por el mismo Francisco Canaro (disco № 69593 B).

Escuchemos en primer lugar la versión citada de LOLA MEMBRIVES acompañada por la orquesta de Terés. A continuación les dejo otra versión, la de FRANCISCO CANARO, a la que pone voz ROBERTO MAIDA y que fue grabada en 1937. Por último escuchemos la hermosa versión instrumental que grabara CARLOS DI SARLI en 1952.


Lola Membrives y Orquesta de Bernardino Terés




Francisco Canaro y Roberto Maida




Carlos di Sarli 


martes, 30 de octubre de 2018

237 - A LA GRAN MUÑECA - (Jorge Omar y Francisco Lomuto / Miguel Caló y Roberto Arrieta / Carlos di Sarli)

A LA GRAN MUÑECA es un tango cuya letra pertenece a Miguel F. Osés en tanto que la música es de Jesús Ventura, que fue estrenado en 1919 por la cancionista Manolita Poli en la obra teatral "A la gran muñeca (bazar y juguetería)" que se estrenó junto con aquel. En la letra, redactada en primera persona, la protagonista le pide que vuelva al amante que la dejó por otra mujer que, a su vez, lo ha abandonado.

Osés escribió la revista de sátira política y de actualidades "A la gran muñeca (bazar y juguetería)" con música del maestro Ventura que tuvo gran éxito. Ricardo García Blaya dice que el estreno fue en el desaparecido Teatro Buenos Aires, sito en la calle Cangallo (hoy, Tte. Gral Perón) en la cuadra que luego fue demolida para construir la Avenida 9 de julio el 1 de agosto de 19191​ García Jiménez afirma que la compañía que la estrenó fue la de Muiño-Alippi​. Otros autores dicen que el estreno fue en 1918 por la compañía Vittone-Pomar. García Jiménez dice que La gran muñeca era, simplemente, el nombre que el autor había dado al bazar y juguetería donde supuestamente transcurría la acción y descartó dos hipótesis que circularon acerca del origen del título de la obra: una según la cual era en homenaje al hombre del turf y político Carlos Pellegrini, caracterizado por su “gran muñeca” en la actividad política y cuyo stud tenía justamente ese nombre, y la otra según la cual estaba referida al jinete profesional Domingo Torterolo muy afamado por sus triunfos en esa época.

La obra proponía un bazar y juguetería en el que los muñecos cobraban vida y eran interpretados por los actores. Estaba presente en la mente de los autores el reciente éxito que había obtenido Manolita Poli cantando el tango Mi noche triste en el sainete Los dientes del perro, por lo cual buscaron una canción que pudiera replicar aquel suceso.

Según las indicaciones del libreto, en la segunda escena del cuarto cuadro están en escena los personajes Experiencia y Optimista. Sale Milonga seguida por El que ruega un ademán; Milonga con un gesto de desdén lo aparta y mutis (salida del escenario) y él va tras Milonga. El personaje Collar de Perlas –Manolita Poli- entra tras ellos cantando en dirección a los dos:

Yo te he visto pasar por la acera
con un gesto de desolación
y al pasar no miraste siquiera
que entendía tu desilusión.

La música de Ventura mereció muchos elogios y la letra del tango se hizo popular pero a poco cayó en el olvido. Grabada la obra por Lomuto en 1936, fue Carlos Di Sarli quien a mediados de la década de 1940 la incorporó a su repertorio, la grabó en tres ocasiones, 1945, 1951 y 1954, y la convirtió en un clásico.

Dice García Blaya que este tango es una página mayúscula del género, si bien casi no fue cantado salvo unas pocas excepciones, pues las grabaciones son en su mayoría en versión instrumental.

A LA GRAN MUÑECA
Música: Jesús Ventura
Letra: Miguel Osés

Yo te he visto pasar por la acera
con un gesto de desolación
y al cruzar no miraste siquiera,
que entendía tu desilusión.
Te ha dejado, lo sé, la malvada
y al calor de otros ojos se va;
ya lo ves cómo no queda nada
de ese amor que matándote está.

Volvé, jamás otras manos
cual las de tu mujercita
harán por la tardecita
los mates que cebo yo.
Que en su espuma te contaba
que además de su dulzura
allí estaba la ternura
de aquella que lo cebó.

Y por mucho que te quieran
siempre serán artificios,
nadie hará los sacrificios
que hizo por vos tu mujer.
En mis noches de vigilia
acongojada no duermo
sabiendo que estás enfermo
sin poderte socorrer.

Allá en la noche callada
te veo triste y burlado
por aquella que ha llevado
mi vida y mi corazón.
Volvé que aquí has de olvidarla,
mi pecho siempre te espera,
ya sabrá tu compañera
cicatrizar tu pasión.

De las pocas versiones cantadas les dejo esta de de JORGE OMAR acompañado de la Orquesta de FRANCISCO LOMUTO grabada en 1936. A continuación les dejo la de MIGUEL CALÓ y ROBERTO ARRIETA de 1948 . Entre las instrumentales, decididamente, me quedo con la de CARLOS DI SARLI que grabara el 29 de agosto de 1945 para RCA Victor.

Espero que les gusten.


Jorge Omar y Francisco Lomuto




Miguel Caló y Roberto Arrieta




Carlos di Sarli

lunes, 29 de octubre de 2018

236 - BAILEMOS - (Alberto Morán y Armando Cupó / Floreal Ruiz y José Basso / Mario Pomar y Carlos di Sarli / Alberto Podestá y Enrique Francini)

BAILEMOS es un tango cuya letra pertenece a Reinaldo Yiso en tanto que la música es de Pascual Mamone. Se trata de un tango clásico que al aparecer se difundió rápidamente en la radio y en las calles y se convirtió en un éxito total, que aun perdura. Fue grabado por primera vez por Alberto Morán acompañado por la orquesta de Armando Cupo, que por entonces integraba Mamone, el 14 de abril de 1955 para el sello Pampa y, posteriormente, por otros artistas.

Después de estar diez años con Osvaldo Pugliese, Alberto Morán (Remo Ricagno), ese gran cantor que cuando actuaba se atornillaba al micrófono como abrazándolo y que atraía a las mujeres milongueras que gritaban y suspiraban, se había embarcado en la aventura de solista, acompañado por la orquesta de Armando Cupo y convocó a Pascual Mamome, que le había arreglado ´´Y volvemos a querernos´´, de Luciano Leocata y Abel Aznar, cuando estaba con Pugliese, en su doble papel de bandoneonista y arreglador. Una madrugada, Mamone después de trabajar fue a Plaza Once para tomar el tren hacia el barrio de Liniers, donde vivía y en la estación se encuentra con Reinaldo Yiso, que ya había escrito algunas letras de tango y además era presentador de Osvaldo Pugliese. Viajaron juntos y Mamome le cuenta a su amigo que esa noche en la milonga había visto una pareja que bailaban con un gran sentimiento reflejado en sus rostros y en sus gestos y que, terminado su romance, se estaban despidiendo, lagrimeando ambos ante el final. Tanto se impresionó Yiso que al despedirse le dijo: "Cholo, ¡Eso es el tango! ¡Eso es un tango! Mañana me pongo a escribir la letra y te la paso sin falta antes que se te enfríe la historia".

El tango arranca: “No llores, no muchacha, la gente está mirando, bailemos este tango, el tango del adiós”. Con precisión y sobriedad en el manejo de las emociones, su calidad reside en las imágenes y, sobre todo, en lo que se omite, que es uno de sus mayores logros: está claro que la pareja está condenada a separarse, pero el autor no dice porqué, dejando que la imaginación del oyente llene ese vacío.

ALBERTO MORÁN estrenó y grabó este tango con la orquesta de ARMANDO CUPÓ en 1955 y fue un gran éxito que aquí comparto con todos ustedes. Como también lo hago con la versión que al año siguiente, el 17 de septiembre de 1956, grabara para el sello Odeon la orquesta de JOSÉ BASSO con la voz de FLOREAL RUIZ. Caben destacar también otras dos versiones que aquí vamos a poder escuchar también. Una es la grabada también en 1955 por CARLOS DI SARLI y MARIO POMAR, la otra, la de 1959 de ENRIQUE FRANCINI y ALBERTO PODESTÁ.

Disfrutenlo...


Alberto Morán y Armando Cupó




Floreal Ruiz con la Orquesta de José Basso




Mario Pomar y Carlos Di Sarli 




Alberto Podestá y Enrique Francini

viernes, 19 de octubre de 2018

224 - CHAU, PINELA! - (Carlos di Sarli y Ernesto Famá)

Es sabido que el pueblo, colectivamente, no puede crear lunfardismos, ni voces, ni expresiones populares. Es necesario que alguien sea el creador, que alguien sea el primero. Conocer la partida de nacimiento de estas voces y expresiones y las circunstancias en que han sido creadas, es, por lo general, imposible. Aunque a veces, el hecho originario puede hacerse anecdótico y ser recogido, como, por ejemplo, en este caso.
Nos contaba el Dr. Enrique Burone Risso que, en San Fernando, a principios del siglo pasado, un importante punto de reunión lo constituía la confitería de don Emilio Frugone. Ubicada a escasos cincuenta metros de la Iglesia Catedral, los domingos, después de la misa de once, concurrían allí los vecinos a comprar los exquisitos postres que dieron fama al establecimiento. La confitería pasó a ser, además, un lugar de tertulias.
Uno de los habituales a dichas reuniones dominicales era don Ángel Pineda, gran amigo de todos, quien al despedirse al filo del mediodía, después de haber gustado algún aperitivo o bebida de la época, dirigiéndose al dueño del local le preguntaba con la cortesía que lo caracterizaba: ¿Qué le debo don Emilio? A lo que éste, encontrándose atareado con la preparación de los pedidos, invariablemente le respondía con un simpático y cariñoso -¡Chau Pineda!, queriéndole significar con ello que, debido al enorme trabajo de ese momento, el cobro de lo consumido lo dejaba para otra ocasión. Y así, con el tiempo, la frase se fue difundiendo, hasta transformarse en ¡CHAU, PINELA!, una expresión popular que quiere decir: -¡Ya está, sanseacabó! Expresión usada, generalmente, para poner término a una discusión.

Luis Alposta

Y con este motivo, Humberto Castiglioni, construye este tango, que ha interpretado genialmente CARLOS DI SARLI y su orquesta, acompañados por la voz de ERNESTO FAMÁ. Aquí les dejo esta versión, grabada en 1930.


Carlos di Sarli y Ernesto Fama

jueves, 4 de octubre de 2018

210 - CASCABELITO - (Ada Falcón y Francisco Canaro / Carlos di Sarli y Roberto Rufino / Osvaldo Pugliese y Jorge Maciel)

Este tango de lunga fama e interminable suceso, nació allá por el año 1923, cuando el alemán-chileno-argentino José Bohr (Yopes Elzer Böhr), lo creó como regalo a un español que tenía un negocio millonario en Punta Arenas (sur de Chile). Lo tituló entonces Feria franca.

Una serie de casualidades influyeron en la deriva de este tango. Bohr fue un personaje multifacético que tanto podía ser director de cine (¡de aquel incipiente cine!), actor, pianista, cantor, compositor, artista múltiple, charlista, inventor de un instrumento musical, el serrucho, que fue asombroso en su momento. Por sobre todas las cosas, Bohr fue un aventurero que solicitó y obtuvo la ciudadanía argentina cuando se afincó en el país en 1921 y logró dos éxitos fenomenales: el camel-trot Tut-Ankh-Amón, que grabaría la orquesta de Francisco Canaro con un resultado espectacular en la venta de discos, y enseguida, CASCABELITO.

Francisco Lomuto, que se había empleado en la casa de música Castiglioni, como encargado de tocar al piano las piezas de moda, con el fin de atraer clientes para vender estos instrumentos, partituras, discos y demás, consiguió una plaza en el vapor Cap Polonio, que hacía viajes llevando turistas desde Brasil al sur de Argentina. Formó un sexteto para ello y le cedió su plaza a Bohr en la casa de música.

Allí este artista multifacético, además de tocar diversos temas que iban saliendo al mercado, ejecutaba diariamente estas dos composiciones suyas, que lograron gran repercusión de los oyentes que se paraban a escucharlo. Ya se había hecho un nombre con el éxito de Tut-Ankh-Amón, que Gardel también grabó en 1924 con el acompañamiento de las guitarras de Ricardo y Barbieri. La letra le pertenece a Cancio Millán.

La editorial Perroti sacá a la venta la partitura de Cascabelito, con su título inicial: Feria franca. El poeta y sainetero Juan Andrés Caruso, que visitaba seguido la Casa Castiglioni, ya que era amigo de los dueños, escuchó este tema y le propuso a Bohr, ponerle versos. Caruso había cosechado fama con sus creaciones y el autor de la música, ni lo dudó, le dió el sí rápidamente.

Entonces Caruso, pensando en los próximos carnavales decidió crearle una letra relacionada con los mismos, que entonces representaban una fiesta maravillosa y popular, lo tituló Cascabelito y los versos se remiten precisamente a las mascaritas con que se disfrazaba la muchachada. Fue lanzado en los carnavales de 1924, y el intrépido Bohr, con un armonio portátil que le cedió la empresa y montado en un mateo, fue tocando su pieza por cuantos desfiles y palcos se montaron en Buenos Aires.

Al día siguiente comenzaron a venderse partituras del mismo en cantidad importantes y Francisco Canaro, siempre visionario, lo llevaría al disco de inmediato en forma instrumental. Enterado Gardel del suceso, y luego del éxito de Tut-Ankh-Amon, lo llamó a la Casa Castiglioni y a continuación de la sanata inicial divertida que caracterizaba al Morocho, fue al grano.
-Pibe, me dijeron que sacaste un tangazo romántico que tiene que ver con el carnaval.
-Sí, Cascabelito - respondió Bohr.
-¿Porque no te venís con el pianito, nos lo pasás a mí y a los muchachos, lo grabamos, la semana que viene está en la calle y será un flor de gol...

Efectivamente, fueron palabras proféticas. El tango que también cantaría Azucena Maizani en el Teatro logró la súbita aprobación popular que se mantiene hasta nuestros días. Gardel le grabaría a Bohr los tangos Cascabelito, Mía y Por el camino. Los foxtrots ¡Oh París, Pero hay una melena y el citado Tutankamón. Y el shimmy Los reyes del aire.

Bohr, nació en Bohn, Alemania, pasó su infancia en Turquía, donde su padre fue veterinario de caballerizas privadas y del zoológico que tenía en su Palacio el último sultán. En un reportaje que le realizara Viviana Gorbato en 1987, añadía que depués vivió duros tiempos en los que permaneció con su familia en Chile y se crió en Puerto Porvenir, del sur chileno, "entre 80 personas decentes y 100 prostitutas". En ese momento confesaba tener 86 años. Falleció finalmente en Oslo, capital de Noruega. En Punta Arenas es considerado "ciudadano ilustre".

José María Otero en "Tangos al bardo".

Les dejo tres versiones de este tango. La primera es la de ADA FALCON acompañada por la orquesta de FRANCISCO CANARO y que fue grabada el 17 de junio de 1930. A continuación la de CARLOS DI SARLI con ROBERTO RUFINO, del 6 de junio de 1941, para terminar con la de OSVALDO PUGLIESE con JORGE MACIEL, grabada en 1955.


Ada Falcón y Francisco Canaro




Carlos Di Sarli y Roberto Rufino




Osvaldo Pugliese y Jorge Maciel

lunes, 15 de mayo de 2017

141 - CUANDO EL AMOR MUERE - (Carlos Acuña / Libertad Lamarque / Floreal Ruiz)

Este tango, CUANDO EL AMOR MUERE, tiene un subtítulo que dice: Una vez y adiós. Lo pergeñó el imaginativo e inagotable Héctor Marcó (Marcolongo), que dejó de cantar para escribir versos de tango y en este último rubro fue realmente un portento, alumbrándonos largos ratos con esas letras que dejan rastro. Porque además de su prolificidad, supo pintar situaciones románticas especialmente, pero también de otra índole. Y lo hizo en colaboración con una gran cantidad de compositores -Di Sarli lo eligió especialmente-, que supieron valorar sus pinturas cotidianas transformadas en verso.

Este tango, lo realizó en sociedad con el pianista Alfredo Malerba, para mayor gloria de Libertad Lamarque que lo cantó en la película "Una vez en la vida". En este filme la diva tuvo como compañero de rubro a Luis Aldás que poco tiempo después se radicaría para siempre en México, y fue dirigido por el chileno Carlos Borcosque, que desde los 12 años residía en Argentina.

La música de la película estuvo a cargo del destacado pianista, compositor y arreglador Mario Maurano, que secundó a Libertad en este tema y en otros muchos a la largo de su carrera. Una vez en la vida se estrenó el 30 de junio de 1941, y el tango de marras lo grabó la misma dupla el 4 de agosto de ese mismo año.

El tango también encierra otro dato llamativo, dado que fue el único tema que registró Carlos Acuña con la orquesta de Carlos Di Sarli, pese a que estuvo en dicha formación prácticamente un año y medio, haciendo rubro con el exitoso Roberto Rufino. Actuó incluso en la brillante etapa del Marabú y realizó giras con la orquesta. Cuando el amor muere, lo grabaron el 2 de agosto de 1941.

Acuña, nacido y criado en el porteño barrio de Constitución, tuvo buenos maestros y dejó grabaciones muy interesantes con Rodolfo Biagi y Mariano Mores. Estuvo en dos oportunidades con Ernesto De la Cruz, y cuenta con la ánecdota de haber tenido como presentador, nada menos a Celedonio Esteban Flores, en su etapa de solista, antes de irse a España donde radicaría largo tiempo con un notable éxito, y su repertorio gardeliano. 

Para completar la trilogía, el gran Floreal Ruiz grabaría este tango de Maurano y Marcó, en 1963 con la orquesta de José Basso. Se había integrado a la misma en 1956, reemplazando al mendocino Rodolfo Galé, y en dicha formación estuvo alrededor de ocho años, teniendo como compañeros de rubro, entre otros a Oscar Ferrari, Alfredo Belusi, Jorge Durán o Roberto Florio. Y dejaría nada menos que 40 hermosas grabaciones con Basso durante esta etapa brillante de su carrera.

Y después de estas mini historias vale la pena escuchar a los protagonistas a través del disco. Primero paramos la oreja para oir a CARLOS ACUÑA con Carlos Di Sarli, en el tango que traigo a la palestra. A continuación, el registro de José Basso con FLOREAL RUIZ. Y para cerrar el tema podemos también ver y escuchar a LIBERTAD LAMARQUE en la película citada, cantando este tango, acompañada por la orquesta de Mario Maurano.

José María Otero en "Tangos al bardo".


Carlos Acuña y Carlos Di Sarli




Floreal Ruiz




Libertad Lamarque

sábado, 22 de abril de 2017

113 - NIDO GAUCHO - (Carlos di Sarli y Alberto Podestá / Roberto Rufino / Paula Paz)

NIDO GAUCHO, es un tango de 1941, que traza una verdadera historia de amor que se quiere eterno y que tiene su explicación. Es posible que Carlos Di Sarli le haya contado a Héctor Marcó sobre la morada y el lugar suburbano o subrural donde trascurrió su infancia y su juventud y sobre las aves, a las que toma de referencia para crear también una cándida historia campestre.

"Luciendo su color de esperanza 
viste el campo su plumaje, 
y el viento hace vibrar sus cordajes 
en los pastos y en la flor. 
Yo tengo mi ranchito en la loma 
donde cantan los zorzales... 
Margaritas y rosales 
han brotado para vos, 
porque un día será ese nido 
gaucho de los dos. 

Florecerán mis ilusiones…
Y se unirán los corazones…
Dime que sí! Que la noche pampera abrirá
y su rayo de luna pondrá
luz de amor en tus ojos…
No digas no! Que el dolor secará mi rosal
y en la cruz de mi rancho el zorzal
morirá por tu amor. 

Mañana cuando el sol se ilumine
entre gotas de rocío,
el llanto de este cariño mío
sobre el trébol pisarás…
Recuerda que por ti lo he vertido
y si sientes mi tormento,
Golondrina! Cara al viento
tus dos alas/ abrirás…
Y de un solo vuelo mis tristezas
matarás."

Yo me crié a la vuelta de la casa donde vivió Di Sarli; en una calle paralela a la entonces Buenos Aires, hoy Hipólito Yrigoyen; a pocos metros, el Napostá, hoy entubado. Mirando desde uno de los lados de la plaza Rivadavia, hacia la casa de Di Sarli se veían las lomas, todavía, hace setenta años. Trasponiendo el arroyo, estaba el campo, a ocho cuadras del centro. Esto confirma lo expresado y que Héctor Marcó dibujó el paisaje del tango.

(Eduardo Giorlandini) Les ofrezco, en primer lugar, la versión en audio de CARLOS DI SARLI Y ALBERTO PODESTÁ en su versión de 1942. Continuaremos con el vídeo de la actuación de ROBERTO RUFINO con la orquesta Tipica de Roberto Pansera y para acabar una versión joven, actual y desbordante de sensibilidad, la de PAULA PAZ, en un vídeo grabado en los Estudios “El Pie” el 8 de Diciembre de 2014.


Carlos di Sarli y Alberto Podestá




Roberto Rufino




Paula Paz





martes, 4 de abril de 2017

99 - LA MOROCHA - (Libertad Lamarque / Carlos di Sarli / Gaby)

Ningún otro tango azarzuelado, de los del período inicial del género, perduró en los repertorios con la misma fuerza de “LA MOROCHA”, de Enrique Saborido y Angel Villoldo. Su incomparable trayectoria abarca todas las generaciones de intérpretes femeninas del tango. Concretamente, une dos extremos: Flora Hortensia Rodríguez de Gobbi y Susana Rinaldi.

Sobre las circunstancias de su estreno, el propio Enrique Saborido proveyó diferentes versiones, aunque no irreconciliables.

Raúl Lafuente se basa en una entrevista publicada en el diario Crítica, el 1 de noviembre de 1925, para afirmar que “La Morocha”, dedicado a los socios del Club de Pelota, de Piedras al 400, fue estrenado en el local Tarana, anteriormente llamado Hansen, donde «por esa época Saborido estaba al frente de un trío con él en el piano, Genaro Vázquez en violín y Benito Masset en flauta».

En la misma edición de Cuadernos de Difusión del Tango que incluye el trabajo de Lafuente el coleccionista Eduardo Visconti reproduce, de su archivo personal, un reportaje publicado en Caras y Caretas el 1 de septiembre de 1928, en el que Saborido afirma que “La Morocha” fue estrenado por Lola Candales. Claro que ése pudo ser un informal preestreno, presumiblemente en el Bar Reconquista, previo a la interpretación a cargo del trío que menciona Crítica. La entrevista de Caras y Caretas, que aquí transcribimos, detalla además la historia del nacimiento:

«—¿El tango fue inspirado, quizás, por una linda criollita de entonces?
Saborido piensa. Parece que en su mente revivieran escenas de aquel tiempo inolvidable.
-En ese tiempo existía aún el Bar Reconquista del popular Ronchetti. Yo solía ir allí con frecuencia y también hacía lo propio una linda bailarina uruguaya llamada Lola Candales...
-¿Ella fue la musa?
-Le diré. Una noche la reunión estaba sumamente animada, figurando en ella los muchachos Victorica, Argerich, el diputado Félix Rivas y otros. Como notaran que yo estaba muy entusiasmado con Lola, que era una morocha exquisita, me tocaron el amor propio asegurando que yo no podía escribir un tango que ella pudiera cantar con éxito. Siguió la jarana y, ya de madrugada, nos retiramos todos. Me acosté y estaba por dormirme cuando me acordé del desafío.
-¿Y allí mismo escribió su tango?
-Inmediatamente. Eran las cinco, y yo me senté al piano. A las seis y media había compuesto la pieza. Una hora después estaba en casa de mi amigo Ángel Villoldo pidiéndole que escribiera la letra. A las diez de la mañana, letra y música estaban de acuerdo y, al mediodía ambos visitábamos a Lola.
-¿Para ejecutarle el nuevo tango?
-Así fue. Lo aprendió de memoria, lo ensayó y esa noche, en presencia de toda aquella barra memorable, ella misma lo cantó por primera vez.
-¡Todo un triunfo!
-Absoluto. Fue repetido ocho veces, entre los aplausos de la concurrencia, y el diputado Rivas envió a Lola 200 pesos como premio por su éxito.
-¿Y después?
-Se lo llevé a don Luis Rivarola, que era el principal editor de música. El lo hizo imprimir y, un mes después, todo Buenos Aires lo cantaba, como creo jamás fue cantado tango alguno. Fue un triunfo inesperado, y pocas veces me sentí tan feliz como entonces". 

Señalemos que Héctor y Luis Bates, a partir de una entrevista de 1935 con Saborido, reseñada en su Historia del Tango, sitúan el nacimiento de La Morocha, en la navidad de 1905.

En torno a las condiciones de edición del tango, las versiones son contradictorias. De nuevo Lafuente, basándose en Crítica, afirma: “Inmediatamente de componerlo, lo llevó a la editorial Rivarola y cedió sus derechos de autor al editor. Este le retribuyó regalándole un piano y además se hizo cargo de un viaje que hizo nuestro hombre a Montevideo”. Pero los Bates, por su parte, denuncian: “Editado por Rivarola, se vendieron 280.000 ejemplares a $ 0.70 cada uno. Sin embargo, a Saborido “La Morocha” no le produjo ni un solo centavo. ¡Absurdo, inconcebible pero exacto! A la casa Odeón se presentó un individuo atribuyéndose derechos que nadie le había dado, manifestando que, muerto Saborido (?), él era el único autorizado para disponer del tango. Grabado primeramente por la señora de Gobbi, y después de aquella "autorización" por casi todas las orquestas e intérpretes, cobró todos los derechos el supuesto albacea. Al autor le quedó la gloria.»

Lo cierto es que, en cualquier caso, Saborido estuvo muy lejos de obtener con "La Morocha" un beneficio proporcional al descomunal nivel de difusión del tango.

Villoldo murió en 1919. Saborido, en 1941. En distintos momentos, los dos llegaron a viajar a Europa y obtener, al menos, la satisfacción de ver su tango divulgado internacionalmente. Porque "La Morocha" está considerada la primera partitura de tango de exportación, la primera que cruzó el Atlántico, pocos meses después de su edición original, alrededor de 1906.» La fragata Sarmiento realizaba su segundo viaje a Europa -dicen los Bates-, y se llevó 1000 ejemplares del tango, dejándolos en todos los puertos de su ruta.»

Además de la original y consagrada, Villoldo produjo otras letras sobre la música de "La Morocha", que tuvieron grabaciones suyas o de su compadre Alfredo Gobbi (padre). Para empezar, existe una ligera adaptación para intérprete masculino, de la que los dos intérpretes dejaron versiones. Esta letra reemplaza "Yo soy la morocha" por "Tengo una morocha" y, sistemáticamente, la primera persona por la tercera persona, sin otras modificaciones esenciales.

Pero, también, Villoldo empleó la música de ese tango para escribir y grabar "La suba de alquileres", jocoso ruego del locatario al dueño del inquilinato, que es una encendida protesta contra los aumentos. Por su parte, Gobbi cantó y llevó al disco "Los mamertos", con la misma música, que es el remoto antecedente de "De puro curda" y de los muchos tangos de esa línea temática.

Volviendo a la letra original, en trabajos de Eduardo Romano y de Ricardo Ostuni, hay referencias a una posible fuente de inspiración. Estos autores señalan que a principios de 1905, es decir, antes del nacimiento de este tango, la revista Caras y Caretas publicó un poema titulado La morocha, de Francisco Aníbal Riu, que dice: "Yo soy la gracia argentina/con mi garbo de morocha/la que un poema derrocha/de flores cuando camina...". Las coincidencias son más que sugestivas.

Entre las cantantes que grabaron "La Morocha", además de las mencionadas, destaquemos a la olvidada pionera Linda Thelma y a la legendaria Lola Membrives. Ada Falcón lo grabó en dos ocasiones con la orquesta de Francisco Canaro: como vocalista y como solista. También lo registraron, en distintas épocas, Mercedes Simone, LIBERTAD LAMARQUE (1939), Virginia Luque y Lolita Torres. En versiones instrumentales, lo grabaron las orquestas de Juan D' Arienzo y de CARLOS DI SARLI (1954) y más recientemente, GABY, en una grabación que aquí también disfrutaremos, en 2012, en el Teatro Municipal de Bahía Blanca acompañada por Norberto Vogel en bandoneón y Gisela Gregori en piano.

 Mi agradecimiento a todotango.com



Libertad Lamarque




Carlos Di Sarli 




Gaby