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jueves, 13 de diciembre de 2018

276 - FLOR DE LINO - ( Aníbal Troilo y Floreal Ruiz / Chino Martínez / Miguel Caló y Raúl Iriarte)

Hoy giro en mis recuerdos con las notas y los versos de FLOR DE LINO, valsecito que compusieron Homero Expósito y Héctor Stamponi en 1947. Ya comenté en otra oportunidad que a Stamponi le llamó Piazzolla "El Strauss del tango", y Chupita, modestamente, decía que era por los valses porteños que él había compuesto y que tienen todos unos componentes musicales y románticos muy especiales.

Bajo un cielo de estrellas, Un momento, Delantal, Pedacito de cielo, Flor de vals, Pequeña, son algunos exponentes de este género musical, creados por él y recreados por orquestas y cantantes. Stamponi, pianista, director, compositor, acompañó a grandes cantantes, dirigió su orquesta, tuvo estudios importantes, viajó por toda América, radicó en México con Amanda Ledesma, vivió un año con Discépolo allí, aunque no escribieron nada juntos, y su comprovinciano Enrique Francini fue un hermano del alma.

Homero Expósito le dio una vuelta de tuerca del lenguaje poético en el tango. Stamponi se refería al misterio de la cancionística .-como la denominaba este poeta- y decía que "hay frases musicales, tristes, frases de felicidad, frases ambiguas, de simple unión o amalgama. El vocabulario, la intención, el idioma poético debe estar correctamente montado sobre la frase musical. Ésa es la magia. Y Homero Expósito fue un poeta renovador, un hombre cultísimo. Él trajo una propuesta nueva".

Las pesadas sombras temáticas del tango encontraron una ventana nueva con la renovación del cuarenta que tan bien representó Expósito. Es cierto que cada época, guardia o generación supo interpretar -con sus debes y haberes- las distintas circunstancias vividas en sus momentos particulares. En esa suma de felices aciertos, la llegada de este fino letrista fue un soplo de aire fresco, con el surrealismo revelador de instancias impensadas. En Flor de lino deja constancia de su inspiración.

Su hermano Virgilio, a la muerte de Homero, lo recordaba con tremenda nostalgia y confesaba que "Era un poeta de trabajar mucho, de hacer y rehacer noventa veces un texto. Usaba una máquina de escribir y con su trabajo, no era un bohemio. Tenía esa imagen porque era un poeta, pero no era un tipo de pararse en un boliche a hablar cualquier cosa. Era un poeta limpio, aunque en sus letras siempre hay una cosa fatal, algo que nunca se le dio. En la quiniela de la vida hay un número que nunca le cantaron: cuando era muy joven hubo una novia que no lo quiso. Él estaba muy enamorado en aquel entonces, y es posible que su obra, a través de tantos años, haya sido sobre ese problema".

Y es fácil advertirlo al escuchar el hermoso valsecito y mucho más al leer el texto. Los llamados interiores macerando la pena, la forsforencia, los resplandores de los años mozos, brillan en las flores de lino que describe acá. Aunque después de infinidad de retoques que preocupaban a Stamponi, lo llamó el último día y le preguntó al músico:
-Chupita, decime: ¿El lino tiene flor?
El decorado elemental, el temblor de estos versos, tienen una luminosidad muy especial.

Hermosura de nostálgico recuerdo transformado en poema. Y que vuela con la música del valsecito.

José María Otero en "Tangos al bardo"

Hay varias versiones de este tema, pero me quedo con esta creación de la orquesta de ANÍBAL TROILO con la voz de FLOREAL RUIZ, grabada el 29 de abril de 1947. También es exquisita la del CHINO MARTÍNEZ, que aunque extraordinario cantor folklórico del genero surero, también se asoma a la interpretación del tango, del vals y de la milonga y con un gran acierto, como podrán comprobar en "Flor de lino". Creo que también es de merecer poder escuchar otra versión exquisita, la de MIGUEL CALO y RAÚL IRIARTE, grabada en 1946.


Aníbal Troilo y Floreal Ruiz




Chino Martínez




Miguel Caló y Raúl Iriarte




lunes, 10 de diciembre de 2018

273 - LOS DESPOJOS - (Miguel Caló y Raúl Iriarte / Roberto Rufino y Francini - Pontier / Aníbal Troilo y Floreal Ruiz)

Me emociona escuchar LOS DESPOJOS, hermoso tango de 1947, que lleva versos de Horacio Sanguinetti y música del bandoneonista José Dames.

Es cierto que la vida y odisea de este prestigioso poeta tanguero, que abasteció con sus innumerables creaciones a todas las orquestas típicas, se me presenta casi siempre que escucho alguna obra suya. El tremendo dolor de tener que abandonar el país en una lancha, rumbo a Uruguay, por haber matado a su cuñado, que era militar, debido al maltrato que le dio a la hermana del poeta. La obligada rutina de desaparecer para siempre de la escena, sin que haya una sola fotografía suya disponible en ninguna parte, también penetra hondamente en la escena mental, cuando escuchamos atentamente sus temas.

He escrito en diversas ocasiones sobre las tremendas vicisitudes de su vida, sus amores contrariados y muchas de las cosas que refleja en su obra. Y cuando escucho temas como "Los despojos" no puedo dejar de retrotraerme a otro de sus fracasos, esos amores contrariados que fui también viviendo con los recuerdos de Beba Pugliese, dado que Sanguinetti (Horacio Basterra), visitaba mucho su casa cuando ella era niña y fue muy amigo de su padre, con quien hicieron Estudiantil y el hermoso Barro.

En Los despojos, Sanguinetti hiende su pluma en los azarosos senderos del amor, el final y el reencuentro cuando se han secado las raíces que le dieron vida al romance que parecía eterno. Todo autor es su propio personaje y también su propia intriga. Parece imposible renunciar a sí mismo en la época del olvido en que hemos entrado, cuando nos reencontramos con la persona que ocupó alguna vez nuestro corazón. Sanguinetti lo borda en su desarrollo. Algo así como Le Pera en Volvió una noche.

¡Ven... levántate, no llores!
¡No me jures ni me implores...!
Yo esperé que alguna vez
hincándote a mis pies
traerías tus dolores.
Más los años que pasaron
mis rencores atenuaron,
y hoy, que al fin te vuelvo a ver,
no llores por favor
que ya te perdoné.


Despojos solamente quedan hoy

despojos de tu amor y de mi amor,
¿Por qué has vuelto así
con las sombras del ayer,
arrastrando tu vejez,
junto a mí?
¡Mira como estoy!
Por estar lejos de ti
yo también envejecí de dolor. 


                                            Hoy somos dos despojos, nada más...

¡No sé si has hecho bien en regresar!


En mis notas anteriores sobre Sanguinetti, Beba Pugliese me contaba de la mujer rubia que lo acompañaba y que un día lo dejaría y se marcharía a Brasil. Cuando yo escucho un tema como éste, me vienen a la cabeza todos esos recuerdos y el drama existencial de Sanguinetti que murió muy joven y apartado del mundo, regentando un local nocturno en Montevideo, a los 43 años de edad.

No puedo sustraerme a toda esa historia y cuando venía escuchándolo en el coche, me rondaba toda la vivencia de un poeta que sembró sus canciones exitosas en el terreno del tango y desapareció de escena. Aunque vuelve una y otra vez como un fantasma en temas como Los despojos que realmente impresionan por la fuerza de sus versos. No hace falta siquiera incluir la primera bis, porque el poeta ya ha pintado la temperatura emocional del reencuentro y la chatarrería sentimental que conllevan las cicatrices del amor.

José María Otero en "Tangos al bardo".

Les voy a dejar en primer lugar la versión de este tango que en 1947 grabara la orquesta de MIGUEL CALÓ con la voz de RAÚL IRIARTE. A continuación podremos escuchar la versión de la Orquesta de FRANCINI y PONTIER con la voz de ROBERTO RUFINO, también grabada en 1947 y para terminar una versión que nunca fue grabada en disco sino que está tomada de una reproducción radial de la orquesta de ANIBAL TROILO junto a FLOREAL RUIZ.


Miguel Caló y Raúl Iriarte




Roberto Rufino y Francini - Pontier




Aníbal Troilo y Floreal Ruiz





sábado, 8 de diciembre de 2018

271- EQUIPAJE - (Floreal Ruiz y Aníbal Troilo / Rodolfo Biagi y Jorge Ortiz / Argentino Ledesma)

En las lungas travesías de Madrid a las playas del sur o del Norte, no dejan de sonar en el reproductor de mi coche, todas aquellas grabaciones que se quedaron pegadas a mi espíritu tanguero. A la vez me llenan de recuerdos, de anécdotas y los paisajes que transito pasan a un segundo plano. Este tango, EQUIPAJE, lo repetí varias veces porque me encanta desde la primera vez que lo escuché hace taitantos años... Carlos Bahr engancha tres o cuatro frases que muestran su talento y también sorprenden:


Mucho llevo y más no quiero 
ya completan mi equipaje,
un amor color de cielo 
y un rencor color de sangre.


Fue un bardo muy prolífico, tuve la suerte de conocerlo, me lo presentó Manolo Sucher en el bar de Esmeralda y Lavalle y cuando Manolo se paraba para ir a atender a otro amigo, me quedaba con él hablando de sus tangos. Sonreía, porque yo era jovencito pero me quedaban en la memoria los temas y sus autores, que los presentadores radiales siempre... siempre, mencionaban. Y así se quedaban en mi cerebro, esos compositores y poetas tan decisivos para el tango.

Equipaje lleva música del bandoneonista y director Héctor María Artola. La ideal para acompañar los versos de Carlos Bahr, que en sus tangos, milongas y valsecitos diera cauce a tanta creatividad poética. Sus empinados versos creados en un ayer del tiempo relucen y devienen en actualidad, porque no han perdido un ápice y mentienen el relumbre de lo esencial. Y esa manera romántica de expresarse.


Un sobrante de ternura 
que no tuvo en quien quedarse,
y un dolor, que por constante
no me quiso abandonar.


En esta cuarteta inicial, el poeta ha plantado su bandera y nos conmueve. Sí, porque esas frases dicen mucho más de lo que pinta la apariencia. La poesía sirve para eso, para pegarse caprichosamente a nuestras vidas, y en muchos tangos llevamos nuestra piel adosada a ellos, debido a tantas experiencias, el hilo que las engarza y el fuego interior que nos consume. Bahr comienza a ver las cosas de nuevo, desde un punto de vista diferente, con su torrente de sensaciones. Y el fracaso del amor.


Ya es muy pesado para quien no tiene
ni un canto amigo que achique penas,
ni una sonrisa que la tarde espere
ni una esperanza de llegar de vuelta.
Sería más fácil caminar si en mi equipaje
llevara un resto de ilusión, un sueño, 
pero tus manos, sin piedad rompieron
todos los sueños de mi corazón.


Me contaba Carlos Bahr que sus tangos contenían experiencias propias y de gente que le contaba sus peripecias. Las absorbía, en este último caso y las "vivía" en el papel, al que trasladaba la fatalidad de lo cotidiano. La representación de la vida y sus evanescentes retornos. Y así nos dejaría una obra muy importante que almacena la memoria y nos acompaña desde el disco, aunque sólo haya cursado la enseñanza primaria. Verdaderas pinturas que llenaron toda una época del tango y hoy se revalorizan, pese a que, curiosamente, nunca pudo vivir de su obra autoral, que es impresionante.

Antes de incorporar este tango de Bahr y Artola a su repertorio, Aníbal Troilo ya había llevado al disco nada menos que siete tangos del poeta nacido en la Boca: Sencillo y compadre, No te apures Carablanca, Corazón no le hagas caso, Tango y copas, Sosiego en la noche, Cada día te extraño más y Me están sobrando las penas. Todos temazos que no pierden vigencia y que estarían en los atriles de orquestas y cantantes varios.

Equipaje fue el octavo y para mí es un referente claro y vital de su obra.

José María Otero en "Tangos al bardo".

Vamos a escuchar ahora este tango, en primer lugar, cantado por FLOREAL RUIZ con toda su clase y su maravilloso fraseo, en una grabación realizada con la orquesta de Pichuco, ANÍBAL TROILO, el 27 de marzo de 1945. Tras esta versión podremos disfrutar de la de RODOLFO BIAGI y JORGE ORTIZ para terminar escuchando la que realizara ARGENTINO LEDESMA.


Aníbal Troilo y Floreal Ruiz




Rodolfo Biagi y Jorge Ortiz




Argentino Ledesma

lunes, 29 de octubre de 2018

236 - BAILEMOS - (Alberto Morán y Armando Cupó / Floreal Ruiz y José Basso / Mario Pomar y Carlos di Sarli / Alberto Podestá y Enrique Francini)

BAILEMOS es un tango cuya letra pertenece a Reinaldo Yiso en tanto que la música es de Pascual Mamone. Se trata de un tango clásico que al aparecer se difundió rápidamente en la radio y en las calles y se convirtió en un éxito total, que aun perdura. Fue grabado por primera vez por Alberto Morán acompañado por la orquesta de Armando Cupo, que por entonces integraba Mamone, el 14 de abril de 1955 para el sello Pampa y, posteriormente, por otros artistas.

Después de estar diez años con Osvaldo Pugliese, Alberto Morán (Remo Ricagno), ese gran cantor que cuando actuaba se atornillaba al micrófono como abrazándolo y que atraía a las mujeres milongueras que gritaban y suspiraban, se había embarcado en la aventura de solista, acompañado por la orquesta de Armando Cupo y convocó a Pascual Mamome, que le había arreglado ´´Y volvemos a querernos´´, de Luciano Leocata y Abel Aznar, cuando estaba con Pugliese, en su doble papel de bandoneonista y arreglador. Una madrugada, Mamone después de trabajar fue a Plaza Once para tomar el tren hacia el barrio de Liniers, donde vivía y en la estación se encuentra con Reinaldo Yiso, que ya había escrito algunas letras de tango y además era presentador de Osvaldo Pugliese. Viajaron juntos y Mamome le cuenta a su amigo que esa noche en la milonga había visto una pareja que bailaban con un gran sentimiento reflejado en sus rostros y en sus gestos y que, terminado su romance, se estaban despidiendo, lagrimeando ambos ante el final. Tanto se impresionó Yiso que al despedirse le dijo: "Cholo, ¡Eso es el tango! ¡Eso es un tango! Mañana me pongo a escribir la letra y te la paso sin falta antes que se te enfríe la historia".

El tango arranca: “No llores, no muchacha, la gente está mirando, bailemos este tango, el tango del adiós”. Con precisión y sobriedad en el manejo de las emociones, su calidad reside en las imágenes y, sobre todo, en lo que se omite, que es uno de sus mayores logros: está claro que la pareja está condenada a separarse, pero el autor no dice porqué, dejando que la imaginación del oyente llene ese vacío.

ALBERTO MORÁN estrenó y grabó este tango con la orquesta de ARMANDO CUPÓ en 1955 y fue un gran éxito que aquí comparto con todos ustedes. Como también lo hago con la versión que al año siguiente, el 17 de septiembre de 1956, grabara para el sello Odeon la orquesta de JOSÉ BASSO con la voz de FLOREAL RUIZ. Caben destacar también otras dos versiones que aquí vamos a poder escuchar también. Una es la grabada también en 1955 por CARLOS DI SARLI y MARIO POMAR, la otra, la de 1959 de ENRIQUE FRANCINI y ALBERTO PODESTÁ.

Disfrutenlo...


Alberto Morán y Armando Cupó




Floreal Ruiz con la Orquesta de José Basso




Mario Pomar y Carlos Di Sarli 




Alberto Podestá y Enrique Francini

miércoles, 17 de octubre de 2018

222 - YUYO VERDE - (Aníbal Troilo y Floreal Ruiz / Osvaldo Pugliese y Alberto Morán / Roberto Goyeneche / Carlos Montero)

Este tango de Homero Expósito y Domingo Federico, me atrapó de chico. Lo cantaba en el patio, mientra lavaba ropa u otros objetos, una vecina de muy buena voz. Y yo me detenía en cada párrafo mentalmente. Para colmo era verano, todo el espacio abierto al cielo en aquellas casas y los versos musicalizados y muy bien interpretados por la muchacha, reflejaban maravillosamente aquel estío juvenil que vivíamos.

Íbamos perdidos de la mano
bajo un cielo de verano
soñando en vano...

Homero fue uno de los más grandes poetas que tuvo el tango. No necesitó de recetas fáciles para ganarse el corazón de los tangueros. Su lenguaje original, sus formas nuevas, diferentes, convencieron a los escépticos y sus temas ganaron la calle con la velocidad de la pólvora.

Y aquella imagen de YUYO VERDE cantado por la vecina, en una tardecita de verano, me quedó guardada en mi alma. Luego lo escucharía por la orquesta de Domingo Federico, cantando Carlos Vidal, Por Troilo con Floreal Ruiz, por Pugliese con el flaco Morán, Caló-Rufino, Goyeneche-Piazzolla; Roberto Mancini, Biagi-Ortiz, Tania, Lidia Borda.... y me sigue gustado a morir y trayendo recuerdos de aquellos veranos infantiles en que terminábamos corriendo en la calle de nochecita. Y rondábamos a las primeras chicas del barrio con aquella inocencia temprana.

Su hermano Virgilio, que compuso muchos temas de éxito con Homero, recordaba de donde les venía la vena musical.
-Estudiábamos juntos, él para el Nacional, yo para los deberes de la primaria. Después hablábamos de música, nos sabíamos todas las canciones... ya teníamos la música adentro, en la sangre. Claro que también nos venía de la familia. Mis tíos eran violeros de milonga y por eso siempre había algún músico de visita en casa de mi abuela italiana. Eran todos tanos, y ese contexto nos venía por ahí. El resto nos venía por nuestro padre que, como todo anarquista, era un señor que se ocupaba de todo lo que pasaba en la cultura.

Y también explicaría el porqué de estas letras de su hermano poeta, que parecen transportar su espíritu, la emoción y esas puntadas del dolor. Tan profunda ha sido la influencia de aquel episodio de amor juvenil, que lo dejaría testimoniado en temas imperecederos.

-Era un poeta limpio, aunque en sus letras siempre hay alguna cosa fatal, algo que nunca se le dió. En la quiniela de la vida hay un número que nunca le cantaron, que nunca se le dió. Cuando era muy joven hubo una novia que no lo quiso. Él estaba muy enamorado en aquel entonces y es posible que su obra a través de tantos años, haya sido sobre ese problema.

Un farol, un portón
-igual que en un tango-
y los dos perdidos de la mano
bajo el cielo de verano
que partió...

Frases intimistas y simbolistas. El eco del sonido de su música y de su vida. En cada párrafo vuelca tensión y drama de juventud con la difusa nostalgia de los años transcurridos en su pueblo de Zárate. Tan profunda ha sido su llaga que los versos nos llegan con toda su influencia, al escuchar temas como el que hoy me sumerjo en el blog. Así se fue gestando ese duende omnisciente.

Déjame que llore crudamente
con el llanto viejo del adiós...
Adónde el callejón se pierde
brotó ese yuyo verde
del perdón...
Déjame que llore y te recuerde
-trenzas que me anudan al portón-,
de tu país ya no se vuelve
ni con el yuyo verde
del perdón...

La poética de la escasez que fue el germen de Homero Expósito, creó estas piezas de enorme singularidad y su larga sombra redundó en la génesis de los nuevos poetas del tango. El drama del desamor juvenil, parece acompasar cada palabra. En un festival de tango, al que fui invitado para disertar sobre la poesía del tango, recité algunos temas del zarateño. Y vi incluso caer algunas lágrimas en los rostros de asistentes al acto. No era precisamente por mí, sino por las frases poéticas que persiguen la evanescencia del tiempo, su rebobinarse y romperse...

¿Dónde estás, dónde estás,
adónde te has ido?...
¿Dónde están las plumas de mi nido,
la emoción de haber vivido
y aquel cariño?...
Un farol, un portón
-igual que en un tango-
y este llanto mío entre mis manos
y ese cielo de verano
que partió.

Vale la pena aclarar que yuyo es una palabra quechua que sirve para designar plantas o malezas silvestres, y que es de uso común en Argentina.

Voy con dos versiones de un tango que me sigue llegando muy adentro, mezclado con tantos recuerdos juveniles y veranos de aventurillas amorosas, pasajeras, pero emocionantes. ANÍBAL TROILO con FLOREAL RUIZ, lo grabó en pleno estío, el 28 de febrero de 1945. OSVALDO PUGLIESE, cantando ALBERTO MORÁN, también lo registró en disco aquel verano del 45, el 25 de enero. ¿Los escuchamos?

José María Otero en "Tangos al bardo"

Y además, ya en este caso soy yo quien les propone escuchar otras dos versiones, para mi, extraordinarias como lo son la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE y la del estupendo cantor afincado en España, CARLOS MONTERO.


Aníbal Troilo y Floreal Ruiz




Osvaldo Pugliese y Alberto Morán




Roberto Goyeneche y Néstor Marconi




Carlos Montero

jueves, 3 de agosto de 2017

190 - MOCOSITA - (Rosita Quiroga / Carlos Gardel / Floreal Ruiz)

MOCOSITA es un tango cuya letra pertenece a Víctor Soliño en tanto que la música es de Gerardo Matos Rodríguez. Fue estrenado por Pepita Cantero en 1925 en Montevideo en la obra teatral Seguí Pancho por la vía y grabado al año siguiente por Rosita Quiroga y también por Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras.

Mocosita es el diminutivo –generalmente con un toque cariñoso- de mocosa, que según el diccionario de la lengua española significa atrevido o malmandado cuando es dicho de una niña y poco experimentada cuando lo es de una joven. En los países del Río de la Plata la voz “mocosa” tiene como sinónimos a piba, pebeta, muchacha, con aptitud suficiente para compartir su vida con un hombre, y también para abandonarlo como sucede en este tango.

Se dice que Mocosita pertenece a ese grupo de tangos que puede encuadrarse como una especie de melodrama, a cuyo tema que es un drama se le agrega la música; un tango en el que hay “una historia humana, individual, pasional, con facetas sentimentales y patetismo, por lo que agita la sensibilidad de la gente. La historia corresponde a un tiempo lejano, dada la edad del país, de la comunidad en la que está inserida” que termina con el disparo final. Para este investigador el personaje es un payador y cantor que se afincó en la ciudad, producto de la migración interna que llevó a parte de la población rural a las zonas urbanas y, más precisamente, a las suburbanas, a las que considera el nexo entre la zona rural y la ciudad, el lugar donde el payador se transformó en milonguero y cantor. Mocosita narra la historia trágica de un payador, que se suicida por causa del desamor en el conventillo donde vivía, es que el payador urbano no habita un rancho como su antecesor rural sino una pieza del conventillo, un cotorro.

En 1926 el representante de Gardel en Montevideo le comunicó a Víctor Soliño que el cantor había grabado Mocosita y le solicitaba la autorización para poner a la venta los discos, pero el poeta le explicó que no era posible porque consideraba que dado el apoyo tan importante que había recibido de la cantante Rosita Quiroga, tenía con ella un compromiso moral por el cual ninguna de las obras que ella grabara sería reproducida por otro intérprete. Inútil fue la insistencia de Gardel a través de su representante y de José Razzano, pese a saber la gran difusión que significaba para cualquier obra su grabación por Gardel, Víctor Soliño mantuvo su decisión.

Otros cantores y orquestas grabaron Mocosita además de Rosita Quiroga y Carlos Gardel, como por ejemplo la orquesta de Osvaldo Requena con la voz de Floreal Ruiz (1967) y la de Alfredo De Angelis con la voz de Carlos Dante en 1949; hay también una versión instrumental de Pedro Maffia de 1949.

Y de ellos, he elegido las versiones que dejarles. Como no, la primera será la de la aludida ROSITA QUIROGA, para continuar con las de CARLOS GARDEL y FLOREAL RUIZ.


Rosita Quiroga




Carlos Gardel




Floreal Ruiz






lunes, 15 de mayo de 2017

141 - CUANDO EL AMOR MUERE - (Carlos Acuña / Libertad Lamarque / Floreal Ruiz)

Este tango, CUANDO EL AMOR MUERE, tiene un subtítulo que dice: Una vez y adiós. Lo pergeñó el imaginativo e inagotable Héctor Marcó (Marcolongo), que dejó de cantar para escribir versos de tango y en este último rubro fue realmente un portento, alumbrándonos largos ratos con esas letras que dejan rastro. Porque además de su prolificidad, supo pintar situaciones románticas especialmente, pero también de otra índole. Y lo hizo en colaboración con una gran cantidad de compositores -Di Sarli lo eligió especialmente-, que supieron valorar sus pinturas cotidianas transformadas en verso.

Este tango, lo realizó en sociedad con el pianista Alfredo Malerba, para mayor gloria de Libertad Lamarque que lo cantó en la película "Una vez en la vida". En este filme la diva tuvo como compañero de rubro a Luis Aldás que poco tiempo después se radicaría para siempre en México, y fue dirigido por el chileno Carlos Borcosque, que desde los 12 años residía en Argentina.

La música de la película estuvo a cargo del destacado pianista, compositor y arreglador Mario Maurano, que secundó a Libertad en este tema y en otros muchos a la largo de su carrera. Una vez en la vida se estrenó el 30 de junio de 1941, y el tango de marras lo grabó la misma dupla el 4 de agosto de ese mismo año.

El tango también encierra otro dato llamativo, dado que fue el único tema que registró Carlos Acuña con la orquesta de Carlos Di Sarli, pese a que estuvo en dicha formación prácticamente un año y medio, haciendo rubro con el exitoso Roberto Rufino. Actuó incluso en la brillante etapa del Marabú y realizó giras con la orquesta. Cuando el amor muere, lo grabaron el 2 de agosto de 1941.

Acuña, nacido y criado en el porteño barrio de Constitución, tuvo buenos maestros y dejó grabaciones muy interesantes con Rodolfo Biagi y Mariano Mores. Estuvo en dos oportunidades con Ernesto De la Cruz, y cuenta con la ánecdota de haber tenido como presentador, nada menos a Celedonio Esteban Flores, en su etapa de solista, antes de irse a España donde radicaría largo tiempo con un notable éxito, y su repertorio gardeliano. 

Para completar la trilogía, el gran Floreal Ruiz grabaría este tango de Maurano y Marcó, en 1963 con la orquesta de José Basso. Se había integrado a la misma en 1956, reemplazando al mendocino Rodolfo Galé, y en dicha formación estuvo alrededor de ocho años, teniendo como compañeros de rubro, entre otros a Oscar Ferrari, Alfredo Belusi, Jorge Durán o Roberto Florio. Y dejaría nada menos que 40 hermosas grabaciones con Basso durante esta etapa brillante de su carrera.

Y después de estas mini historias vale la pena escuchar a los protagonistas a través del disco. Primero paramos la oreja para oir a CARLOS ACUÑA con Carlos Di Sarli, en el tango que traigo a la palestra. A continuación, el registro de José Basso con FLOREAL RUIZ. Y para cerrar el tema podemos también ver y escuchar a LIBERTAD LAMARQUE en la película citada, cantando este tango, acompañada por la orquesta de Mario Maurano.

José María Otero en "Tangos al bardo".


Carlos Acuña y Carlos Di Sarli




Floreal Ruiz




Libertad Lamarque

domingo, 16 de abril de 2017

109 - CORAZÓN DE PAPEL - (Floreal Ruíz / Roberto Arrieta / Roberto Goyeneche)

Pierrot fué la máscara característica de los bailes de carnaval que se hicieron en Buenos Aires en la primera mitad del novecientos. Proveniente de la Comedia del Arte italiana bajo el nombre de Pedrolino y popularizada en Francia con el nombre de Pierrot, en la tradición tanguera caracteriza el amor imposible, dirigido hacia una mujer coqueta y libertina. A los grandes bailes de carnaval y a Pierrot se dedicaron muchísimos tangos; entre ellos se destaca este "CORAZON DE PAPEL", tango que compusiera en 1929, Cátulo Castillo y con letra de Letra de Alberto Franco, inmortalizado en 1947 por la orquesta de Aníbal Troilo con la voz de FLOREAL RUÍZ. Al año siguiente surge otra hermosísima versión como lo es la que canta ROBERTO ARRIETA acompañado de la Orquesta de Miguel Caló. Años después , en 1971, vuelve a aparecer la orquesta de Pichuco, interpretando este tango con la majestuosa voz del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE. Estas son las tres versiones que aquí les dejo para su disfrute.


Floreal Ruíz y la Orquesta de Aníbal Troilo




Roberto Arrieta y Orquesta de Miguel Caló




Roberto Goyeneche y la Orquesta de Aníbal Troilo

viernes, 14 de abril de 2017

106 - MARIONETA - (Azucena Maizani / Carlos Gardel / Floreal Ruiz)

MARIONETA es un tango estrenado en 1928, cuya letra pertenece a Armando Tagini en tanto que la música es de Juan José Guihandut, donde el argumento del mismo hace un paralelo entre la función de títeres y la vida de una muchacha.

Se tiene constancia de un pedido de autorización al Cabildo de Buenos Aires hecho en 1791 para levantar un tablado para títeres, si bien se supone que hubo antecedentes anteriores. Un incremento de la actividad titiritera se produce con la llegada de artistas italianos y la fundación por Vito Cantone a fines del siglo XIX del Teatro de Sicilia, ubicado en el barrio de La Boca, al que siguieron otros titiriteros.

La letra describe el escenario de la acción en la primera estrofa que comienza:

"Tenía aquella casa no sé qué suave encanto 
en la belleza humilde del patio colonial..." 

Sobre el origen de esta letra, Armando Tagini explicó que solía asistir con otros chicos del barrio de Balvanera a las funciones que en el patio de una vetusta casona de la calle Aguero al 300, cuando se llamaba Laprida, ofrecía un titiritero. Entre las que más ansiosas esperaban el espectáculo se encontraba una niña de unos 6 años muy pobre, que en el recuerdo de Tagini se llamaba María; subida a un banquito de madera, la niña aplaudía, gritaba, reía y saltaba emocionada como ninguna otra ante los personajes que encendían su imaginación. Con el paso del tiempo los chicos crecieron, el titiritero no fue más y el patio quedó vacío. La niña –convertida ya en una señorita- se fue del barrio para no regresar más y Tagini recién volvió a verla cuando tenía veinte años: era una de las chicas que alternaban en un cabaret.

En 1928 grabaron este tango Azucena Maizani acompañada por piano y guitarras en el mes de septiembre, Ignacio Corsini, también con guitarras en el mismo mes y Carlos Gardel, en París, en octubre, con las guitarras de Guillermo Barbieri, José María Aguilar Porrás y José Ricardo, todos para el sello Odeón.

Posteriormente hubo otras grabaciones, incluidas las de Floreal Ruiz, primero con la orquesta de Alfredo De Angelis en julio de 1943 para Odeón y en 1944 con la de Aníbal Troilo para RCA Victor.

Les dejo los audios de dos de las primeras grabaciones que se realizaron de este tango: las de AZUCENA MAIZANI y la de CARLOS GARDEL para terminar con el vídeo de la interpretación de FLOREAL RUIZ acompañado por el fuelle de Miguel Angel Manzi.



Azucena Maizani




Carlos Gardel




Floreal Ruiz







viernes, 17 de marzo de 2017

79 - BARRIO DE TANGO - (Roberto Goyeneche / Raúl Lavié / Floreal Ruiz)

Homero Manzi atendió puntualmente el recuerdo de Nueva Pompeya en letras como esta de BARRIO DE TANGO o como la de "Sur". En una y otra aparecen recursos literarios sorprendente y sin llegar a los tropos tan elevados como en "Sur", en "Barrio de tango" se apela a una típica sucesión de evocaciones, de cosas que ya no están, salvo en la memoria y el deseo de su autor. 

El ferrocarril que parte en dos el barrio es uno de trocha angosta que sale de la estación de Buenos Aires, con su primera parada sobre la Avenida Sáenz, a pocas cuadras del Riachuelo. Todo el barrio se extendía sobre un campo bajo, anegadizo, que fue necesario rellenar. Aun así no pudieron evitarse los zanjones y las lagunas, por lo que "la luna chapaleando sobre el fango" fue una imagen necesaria en la poesía. Una mujer misteriosa que sale a contemplar el paso del tren, el farol que se balancea, la noche: todo contribuye en este tango a crear una atmósfera onírica. 

Les dejo con este tango, en primer lugar, con la versión en audio del autor de su música, Aníbal Troilo acompañado de su orquesta y de la majestuosa voz de ROBERTO GOYENECHE. En segundo, con una versión en vídeo interpretada por RAÚL LAVIÉ y para cerrar, con la de FLOREAL RUIZ en "Sábados de Tango" y con Miguel Angel Manzi.



Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo




Raúl Lavié




Floreal Ruiz





jueves, 23 de febrero de 2017

56 - ROMANCE DE BARRIO - (Floreal Ruiz / Cacho Castaña y Adriana Varela / Mercedes Sosa)

Quién no tuvo un romance de barrio? Seguro que todos recordamos uno vivido en la escenografía urbana de los barrios. Amores perdidos que el tiempo llena de añoranzas. 

Este entrañable vals es sentimiento de nostalgia por aquel amor que truncó el despecho, el rencor; motivos que corroen en el momento y pierden sentido más tarde, cuando atenaza el dolor por lo irrecuperable. 

Anibal" Pichuco" Troilo, ese gordo inmenso de talento y corazón, le dio a ROMANCE DE BARRIO la música y su amigo del alma, Homero Manzi, otro gordo de talento y creatividad irrepetible, la letra, pariendo entre ambos esta maravilla de tema para nuestro deleite siempre.

Vamos a ver en primer lugar la interpretación de FLOREAL RUIZ con Miguel Angel Manzi en Sábados de Tango. A continuación les dejo esta grabación en 2013 para el programa "Buenos muchachos" C5N con CACHO CASTAÑA y ADRIANA VARELA. Y cerramos con la mejestuosa versión de la "Negra" MERCEDES SOSA en un concierto acústico que realizó en 2001 en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires.



Floreal Ruiz




Cacho Castaña y Adriana Varela




Mercedes Sosa

domingo, 29 de enero de 2017

33 - QUE ME VAN A HABLAR DE AMOR - (Julio Sosa / Floreal Ruiz / Chino Martínez)

QUE ME VAN A HABLAR DE AMOR” es un tango de mediados de los cuarenta de Homero Expósito y Héctor Stamponi. 

Toda la letra es como la reacción del protagonista ante las “enseñanzas” de algún gil que se agranda y pretende darle lecciones (a él, justo a él) sobre el amor. Y entonces él, que hasta entonces se había mantenido tranquilo con su ginebra espantosa en el bar de mala muerte, se saca el cinto mental y comienza su protesta: “A mí no me vengan a contar cómo se cuecen las habas, porque mientras ustedes van, yo fui y vine varias veces”. 

De entrada en la canción, el protagonista del tango se presenta como alguien que se ganó lo que tiene (su experiencia) a fuerza de golpes y esfuerzos: 

Yo he vivido dando tumbos 
rodando por el mundo 
y haciéndome el destino... 
Y en los charcos del camino, 
la experiencia me ha ayudado 
por baquiano y porque ya 
comprendo que en la vida 
se cuidan los zapatos 
andando de rodillas. 

Él ya sabe cómo son las cosas, y entonces larga la conclusión del argumento: 


Por eso me están sobrando los consejos, 
que en las cosas del amor 
aunque tenga que aprender 
nadie sabe más que yo. 

No dice “Me las sé todas”, sino “también tengo cosas que aprender… pero menos que todos ustedes”. El final de la línea argumental sería que NADIE sabe todas “las cosas del amor”, que todos tenemos que aprender todo el tiempo. De alguna manera, todos somos ignorantes del amor, todos somos iguales; pero algunos, aclara el cantor, somos más iguales que otros, y yo (el cantor, no yo-yo) sé lo suficiente como para darles consejos a ustedes, gilastrunes, porque… 


Yo anduve siempre en amores, 
¡qué me van a hablar de amor! 

O sea: la experiencia está de su lado, pareciera. Él se declara Gardel sin sonrojarse. Sin embargo… inmediatamente empieza a desbarrancar. A desbarrancar mal, contando la verdadera historia: él habrá andado “siempre en amores”, pero en realidad tuvo solo un amor en serio, y lo dejó turulato: 

Si ayer la quise, qué importa... 
¡qué importa, si hoy no la quiero! 

Dice él “no importa”, como la zorra dice “están verdes” ante las uvas que no alcanza. Dice “ya no la quiero”, pero se hace difícil creerle, aunque utilice una metáfora extraña para definir los ojos de su ex(?)amada: no te recomiendo utilizar “sos un ancla” como línea seductora. Ni siquiera si aclaran “sos un ancla linda”. 


Eran sus ojos de cielo 
el ancla más linda 
que ataba mis sueños... 

Pero en el tango, el cantor zafa, porque enseguida aclara qué quiso decir: ella “ataba sus sueños”, y luego ella se fue “de mis cosas” (es decir: de su vida) y “entró a ser recuerdo” (ella entró en su pasado, como pasa en “Los mareados”, ¿se acuerdan?). Y él quedó desanclado, a la deriva, sin rumbo, llevado por mil corrientes (mil amores que no llegan, entre todos, a opacar a aquel, al verdadero, el que le duele). 


Era mi amor, pero un día 
se fue de mis cosas 
y entró a ser recuerdo. 
Después rodé en mil amores, 
¡qué me van a hablar de amor! 

Y la conclusión de esa historia de amor doliente es: “yo me las sé todas”, pero a esta altura ya no le cree nadie. O mejor dicho: uno le puede creer que sabe de “las cosas del amor”, pero más por aquel amor perdido que por los otros mil amores por los que rodó (desanclado y sin detenerse). 

La siguiente estrofa es muy bella, nos recuerda por qué Homero es Homero y nosotros no: el Invierno asesino le echa al cantor “la soga del recuerdo” al cuello, como para ahorcarlo, y utiliza la ausencia como una viga desde la cual echarle la soga. Pero él se suelta, como se suelta “un potro mal domado” (otro tanguero que se compara con un caballo, como en “Por una cabeza”), mañero. Y nuevamente suelto (desanclado, sin rumbo) rompe “las cosas del pasado” como quien rompe una rosa entre las manos… y se clava al hacerlo todas las espinas, claro: no le es gratuito, ese “sabérselas todas”: 


Muchas veces el invierno 
me echó desde la ausencia 
la soga del recuerdo, 
y yo siempre me he soltado 
como un potro mal domado, 
por mañero y porque yo, 
que anduve enamorado 
rompí como una rosa 
las cosas del pasado. 

Ahora, en el presente, él declara “estar viviendo en otra aurora” (pero quién le cree), y pide, suplica: “No me expliquen el amor”. Está muy bien, ese verso: no hay que explicar el amor, es inútil. O se sabe o no se sabe, o se tiene o no se tiene, explicarlo sirve tanto como definirlo: es decir, no sirve para nada. Y él, dolido como está (desanclado), y aunque solo sabe que no sabe nada, igual le alcanza para saber que sabe más que cualquiera: 

Y ahora 
que estoy viviendo en otra aurora 
no me expliquen el amor, 
que aunque tenga que aprender, 
nadie sabe más que yo. 

Es, bajo la apariencia de una historia de puro canchereo, un tango que va bailando por la cornisa del desencanto, pero jamás se cae. 

Les dejo con este tango en las interpretaciones de JULIO SOSA, de FLOREAL RUIZ y la de audio del CHINO MARTINEZ. A disfrutar...  



Julio Sosa




Floreal Ruiz




Chino Martínez