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miércoles, 3 de octubre de 2018

208 - LUNA DE ARRABAL - ( Alberto Castillo / Hugo del Carril / Indios Tacunau)

Este valsecito, LUNA DE ARRABAL, de Enrique Cadícamo y Julio César Sanders, busca revivir aquellas serenatas al pie de la ventana de la novia, como se estilaba en los barrios porteños. Ambos autores vivieron en el mismo barrio de Flores donde se conocieron y compartieron aquella bohemia jovial que alargaba la noche en las calles y los cafés. Luego se verían muchas veces en el centro de la ciudad porteña, donde Cadícamo ya había sacado chapa de grande del tango.

Es un tema que renace cada tanto y que volvió con una fuerza inusitada a las milongas de Buenos Aires para trasladarse con la misma alegría contagiante a Europa y Estados Unidos en la fiebre renacedora de la danza. En esta ocasión fue el pianista uruguayo, Miguel Ángel Villasboas, quien embocó en 1999, una adaptación al estilo del cuarteto Roberto Firpo, alargando las secuencias y que le permitía a los bailarines exhibir su destreza con los valsecitos, alegrando las pistas.

Y así, este vals porteño que nace en 1934, cobra nueva vida desde aquella grabación de Charlo con guitarras en 1935. Ese mismo año, logra también muy buena versión Francisco Lomuto con su orquesta y el cantor Fernando Díaz. Dos años más tarde lo toca Aieta en el filme Los locos del cuarto piso y Alberto Castillo, en la cumbre de su popularidad lo lleva al canto y el silbo de los porteños grabándolo, en 1943 acompañado por la orquesta que dirigía Emilio Balcarce. Y otro nuevo peldaño de fama lo escala con el mismo Alberto Castillo cantándoselo a la amada (María Concepción César) en la película La barra de la esquina, que tuvo un tirón enorme.

Muchachos, hoy que es noche clara y estival
invito a todos, la barriada a recorrer
hay mucha luna y es que la luna de arrabal
nos acompaña por las calles como ayer.
Es medianoche, ella duerme y su balcón
entornado me espera que llegue,
junto al gemir del diapasón
yo quiero alzar, sentimental,
la serenata de mi amigo, el corazón...

Esa ceremonia que hemos tenido la suerte de presenciar varias veces con Paquito, el fuelle del barrio, los guitarreros y el cantor de melena engominada, al pie de alguna ventana, está maravillosamente descrita por la pluma de Cadícamo. El pianista Julio César Sanders, eterno bohemio de la calle Corrientes, pianista que llegó al gran éxito con Adiós muchachos, que le permitiría juntar mucho dinero y viajar varias veces a Europa; le encajó la música justita y el valsecito sigue vivito y coleando, aunque él falleciera tempranamente con apenas 45 años.

Y entonces al oír, la introducción
del valsecito criollo y pasional,
dormida su belleza angelical
nombrandomé, despertará...
Su pecho de emoción ha de latir
sus ojos de otro azul se vestirán,
y se pondrá la noche
sus galas embrujadas
y tú, mi dulce amada, temblarás...

Sencillo pero llegador. Mi amigo Abel, desde San Pedro, provincia de Buenos Aires, me recordaba días pasados la grabación de Hugo del Carril que también engalana la nómina de los que cantaron este valsecito porteño serenatero. Pero, además, lo hizo acompañado por tres próceres del tango, para dejarnos un disco único, especial. Ciriaco Ortiz en el fueye, Joaquín Mora en el piano y Cayetano Puglisi en el violín. Pavaditas... La gola de Hugo hace el resto, porque él también cantó serenatas con su compinche Floreal Ruiz por esas calles de Flores.

Muchachos vamos que la luna quiere oír
la serenata pintoresca de arrabal,
la noche es tibia, duerme el barrio y es zafir
el cielo lleno de estrellitas de cristal.

Qué lindo!

Jose Maria Otero en "Tangos al bardo".

Les dejo, en primer lugar la versión de ALBERTO CASTILLO, perteneciente al film "La Barra de la Esquina" del año 1950. Seguidamente podremos escuchar la version de audio de HUGO DEL CARRIL, acompañado por Ciríaco Ortiz ,Cayetano Puglisi y Joaquín Mora. Acabamos con otra versión de audio, en este caso, de un dúo en el que la mayoría de su repertorio corresponde al folklore y no al tango. Me refiero a los fabulosos INDIOS TACUNAU.

Disfruten...


Alberto Castillo




Hugo del Carril




Los Indios Tacunau

miércoles, 9 de agosto de 2017

195 - LA COPA DEL OLVIDO - (Carlos Gardel / Hugo del Carril / Alberto Castillo)

LA COPA DEL OLVIDO es un tango cuya letra pertenece a Alberto Vacarezza en tanto que la música es de Enrique Pedro Delfino, que fue ejecutado públicamente en la voz de José Cicarelli por primera vez al estrenarse el sainete Cuando un pobre se divierte de Alberto Vacarezza el 19 de octubre de 1921 en el Teatro Nacional de Buenos Aires por la compañía de Pascual Carcavallo.

Narra la historia de un engaño que el hombre quiere ahogar en alcohol. Carlos Mina narra que en los tangos anteriores a la década de 1940, el alcohol suele aparecer como paliativo para el dolor o como paliativo frente a la pena amorosa, citando como ejemplos, además de La última copa, a Esta noche me emborracho, Tomo y obligo y Sentimiento gaucho.

Por su parte García Blaya dice que:
”Entre las temáticas habituales que encontramos en las letras de los tangos y en muchos de sus títulos, el alcohol y las libaciones tienen un lugar destacado. Es común, que los personajes, a través de los versos de esas obras, intenten explicarnos el motivo de su bebida, su necesidad de embriagarse, en un marco de inmensa tristeza. El engaño o el abandono de una mujer, son las razones más frecuentes… Existen muchísimos ejemplos en los tangos, sobre personajes que beben para olvidar, para no pensar. Lo comprobamos en La última copa, cuando el hombre pide que le llenen la copa con champán para ahogar el dolor que tiene en el alma a causa de una mujer."

En el mismo año de su creación, 1921, fue grabado por Carlos Gardel para el sello Odeón acompañado por las guitarras de José Ricardo y Guillermo Barbieri. En 1929 lo grabó para el mismo sello Osvaldo Fresedo con la voz de Ernesto Famá, en 1939 lo grabó Hugo del Carril para el sello Victor, en 1942 Alberto Castillo con la orquesta de Ricardo Tanturi y en 1952 por Rodolfo Biagi con el cantor Hugo Duval para Odeon, entre otros.

En el sainete Cuando un pobre se divierte quien cantó por primera vez este tango fue José Cicarelli, un actor no muy destacado pero de buena voz que hacía en la obra un personaje ocasional -ni siquiera figuraba en el reparto- que en la escena que transcurría en el cabaré -elemento bastante usado en el teatro porteño de la época- con la animación musical de Enrique Delfino estaba sentado en una mesa y en un momento en que se producía un vacío en la acción se paraba con una copa en alto y levantaba y comienza a cantar:

¡Mozo! Traiga otra copa
y sírvase de algo el que quiera tomar,

De lo que se trataba, explica García Jiménez, era de intercalar en algún momento el anzuelo del tango-canción que, en el caso, alcanzó rápida difusión. La pieza Cuando un pobre se divierte tuvo una notable repercusión popular; se realizaban 3 o 4 funciones diarias y muchas de ellas con el teatro completo.

Decía la revista Caras y Caretas en el número 1212 del 24 de diciembre de 1921:
«En todos los hoteles, bares y confiterías de Buenos Aires se toca el mismo tango; en los cabarets y restaurantes alegres se baila el mismo motivo musical; se escucha por calles y plazas en todos los labios aquello de «¡Mozo! Traiga otra copa y sírvase de algo el que quiera tomar»; todos los pianos lo martillean. Es que la pegadiza melodía ha llegado hasta el alma misma de la población.»

Enrique Delfino conservaba los recortes periodísticos que daban cuenta de la gran difusión que tuvo este tango en España. El ABC de Madrid contaba en una nota cómo en la calle de Alcalá músicos callejeros y transeúntes cantaban o tarareaban la canción y La Noche de Barcelona decía sobre este tango "Las criadas lo cantan, con acompañamiento de fregadero y escoba; las pianolas, los ciegos, los quintetos de cabarets y cinemas..." García Jiménez dice que cuando tiempo después Delfino fue a actuar a España los periódicos resumían su personalidad interesante con la frase ¿Recordáis a La copa del olvido?

Bueno, pero vamos al meollo de la cuestión, que no es otro que el disfrutar de este tango. Y lo vamos a hacer, en primer lugar, escuchando la versión del "Zorzal", CARLOS GARDEL.
Continuaremos con la de HUGO DEL CARRIL, para terminar con la de ALBERTO CASTILLO.


Carlos Gardel




Hugo del Carril




Alberto Castillo



jueves, 3 de agosto de 2017

188 - A MI MADRE (CON LOS AMIGOS) - (Edmundo Rivero / Ricardo Tanturi y Alberto Castillo / Carlos Gardel)

Siempre se difundió, erróneamente, que la canción “A MI MADRE (Con los amigos)”, famosa por la versión de Carlos Gardel, fue escrita por Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte. Incluso nosotros también incurrimos en esa inexactitud, al reproducir la semblanza del poeta, que está en el libro Carlos Gardel y los autores de sus canciones, de Orlando del Greco, editado por Héctor Lorenzo Lucci.

El error no es nuestro sino, en todo caso, del autor del mencionado libro, pero en honor a la verdad, en aquellos tiempos era un dato que todos los investigadores y estudiosos del tango daban por sentado.

Tenemos que tener en cuenta, que en la época que salió a la venta el disco de “A mi madre (Con los amigos)”, no existía ninguna institución donde se pudieran registrar las obras.

La falsa adjudicación se produjo porque los versos y sus autores fueron publicados en El Alma que Canta, una revista muy popular, en la que se recopilaban las letras y el nombre de los creadores de los temas de moda. Y allí figuraban, Carlos Gardel y José Razzano como compositores y Almafuerte, como letrista.

Pero a fuerza de ser sincero, hubo un señor que siempre sostuvo que la letra era ajena, que no pertenecía a Almafuerte. En efecto, el poeta Eduardo Moreno sostenía esta convicción, a raíz de una conversación que sostuvo con el periodista Juan José de Soiza Reilly, en la que le contó que el propio Palacios, en su casa de La Plata, le negó su autoría.

Tan seguro estaba de la falsa adjudicación que sobre el asunto hay una nota suya, en la revista Cuadernos de Difusión del Tango, que dirigía Salvador Arancio, publicada en marzo de 1993. Pero no fue mucho más allá, nada sabía de la existencia de otra persona firmando al pie del poema.

Otro de los que estudió el tema, es Ricardo Ostuni, quien en su artículo Carlos Gardel – Almafuerte, la dupla que no fue, hace un enjundioso estudio de las características poéticas de Palacios y pone a la luz una poesía, “Últimos ayes de un bardo”, firmado por S. Alfredo Robles, con los mismos versos de la canción “A mi madre (Con los amigos)”.

Fue publicado en la revista Club de Tango Nº11, en octubre de 1994, dirigida por nuestro querido amigo Oscar Himschoot, donde concluye que nunca Almafuerte había utilizado el seudónimo de S. Alfredo Robles, siempre utilizó apodos uninominales. Sin embargo, confiesa no haber encontrado datos acerca de este señor.

Cuando llegó a nuestras manos una fotocopia de la revista Bric a Brac (citada por Ostuni), de noviembre de 1896, obtenida de la Biblioteca Nacional, con los referidos versos, nos picó el bichito de la curiosidad.

La primera conclusión que sacamos fue en relación a la fecha de su creación, ya que esta poesía encontrada en una publicación de 1896, sería bastante anterior a la canción y, este señor Robles podía tratarse de una persona de carne y hueso y no de un seudónimo.

Hoy, en el 2010, revisando en Internet unas páginas venezolanas de literatura, se develó la incógnita. Así, nos enteramos que el nombre completo de autor era Sebastián Alfredo Robles, nacido en Venezuela y que fue periodista, escritor, poeta, director y cofundador del periódico La Fraternidad Literaria, en el año 1885.

Esto quedó ratificado por otro descubrimiento que hicimos inmediatamente después; en la Biblioteca Nacional de España, encontramos la misma poesía y firma, en un número de la revista La España Moderna, una publicación del año 1893. Es decir, tres años antes de la de Bric a Brac.

Hace poco, asistí a una reunión en la Embajada de España, donde Ostuni hizo la presentación de un libro. En la charla que mantuvimos, salió el tema en cuestión; él también, había arribado a los mismos resultados.

Conclusión, la convicción de Eduardo Moreno, las conjeturas de Ricardo Ostuni y nuestra curiosidad, llegaron a un final feliz pero incompleto. Detectamos al verdadero autor de “A mi madre (Con los amigos)” y su nacionalidad, pero aún nos queda el desafío de conocer más sobre la vida y trayectoria de Sebastián Alfredo Robles. Seguiremos rastreando.

Por Ricardo García Blaya en "A todo tango"


A MI MADRE (CON LOS AMIGOS)
Música: Carlos Gardel / José Razzano
Letra: Sebastián Alfredo Robles

Con los amigos que el oro me produjo,
las horas con afán pasaba yo,
y de mi bolsa, el poderoso influjo;
todos gozaban de esplendente lujo
pero mi madre, no.

¡Pobre madre!... Yo de ella me olvidaba
cuando en brazos del vicio me dormí
un inmenso cortejo me rodeaba
de mis afectos, a nadie le faltaba,
¡pero a mi madre... Sí!...

¡Hoy moribundo en lágrimas deshecho!
Exclamo con dolor todo acabó,
al ver que gime mi angustiado pecho
todos se alejan de mi pobre lecho
¡pero mi madre... No!...

Y cerca ya del último suspiro
todos se alejan, por lo que hay en mí.
La vista en torno de mi lecho giro
en mi triste derredor a nadie miro
¡Pero a mi madre... Sí!...

Vamos a escuchar las versiones de EDMUNDO RIVERO, la de la orquesta de RICARDO TANTURI a la que pone voz ALBERTO CASTILLO y para terminar la terna la de CARLOS GARDEL.



Edmundo Rivero




Ricardo Tanturi y Alberto Castillo




Carlos Gardel


domingo, 4 de junio de 2017

160 - MONEDA DE COBRE - (Alberto Castillo / Alfredo Belusi / Raúl Berón y Lucio Demaré)

La prostitución femenina ha sido una constante en la historia de la Argentina. Por otra parte, ha sido un fenómeno planetario, a lo largo de muchos siglos. En el caso de nuestro país y con vinculación al tango, se advierte en diversas fuentes el sistema de relaciones existentes; algunas de ellas son documentales, legales, bibliográficas, hemerográficas y literarias.

Me referiré, entonces, particularmente, a la literatura popular argentina y, de modo más especial todavía, a la poesía lunfarda y a las letras de tango. Son muy ricas hasta 1910 aproximadamente, pero la puntualización que haré se refieren al período 1920-1940. Hacia 1920 estaban frescos los recuerdos sobre los prostíbulos y sobre el ejercicio de la prostitución en casas que no eran prostíbulos. Ambas forman subsistieron, aunque con menor intensidad.

La problemática lunfarda informa sobre esto, así como sobre el vocabulario existente, propio de la actividad: mina, tirar el carro, moma, pupila, madama, lata, fiolo, cafiolo,cafiolar, fiolar, cafishio, etc., subsistieron como vocablos propios de ese ambiente.

De las letras existentes de los primitivos "tangos" y de las cuartetas prostibularias, así como de títulos y letras de tango, quedaron los testimonios en toda la historia y literatura tangueras. Hasta 1937 existieron los cafés de camareras, particularmente en La Boca; las mujeres que atendían las mesas, que vestían de negro, bailaban con los parroquianos, entre café y café, o entre copa y copa. Y también... en el mismo lugar.

En los cabarets de Buenos Aires, que no eran similares a los europeos, había reservados donde se hacía al amor; hubo algunos famosos, en el mismo centro de la ciudad. Además, hasta esa fecha existieron los prostíbulos, reglamentados y controlados por las autoridades públicas. En ese momento se clausuran prostíbulos y cafés de camareras. Luego igualmente subsiste la prostitución, de diversas formas.

Una de ellas fueron algunas orquestas de señoritas, integradas por mujeres que no sabían música ni tocaban, simulaban hacerlo. Cuando bajaban del escenario o del "palco tanguero" arreglaban horarios y tarifas con los clientes.

Generalmente, las letras de tango de esa época no aluden en forma directa a la prostitución, pero sí a las mujeres que la ejecían, con eufemismo: cabaretera, milonga, milonguera; había todavía una franja de mujeres extranjeras, en lugares de categoría; la poesía popular ya no aludía más a los quecos, "tambos" y, en fin, casas públicas, y menos a la prostitución organizada existente.

POR EDUARDO GIORLANDINI (Artículo publicado en la Revista CLUB DE TANGO Nro.19 Mayo-Junio 1996)



Las prostitutas son protagonistas centrales en la mitología tanguera. Basta para ello evocar los innumerables poemas que las mentan como víctimas o victimarias. El tango posee una mirada desenfadada sobre las putas, pero no obscena, mucho menos pornográfica. Puede haber machismo, violencia, pero también amor, afecto y en algunos casos compasión o piedad por las alternativas de un destino. Hay también lugares comunes, pero los grandes tangos escritos en su homenaje los disimulan. Ejemplo evidente se ve en el tango de Carlos Viván, “MONEDA DE COBRE”, al que puso letra Horacio Sanguinetti y esos veinte años cumplidos en un cabaret.

Veamos las interpretaciones de este tango, en primer lugar, de ALBERTO CASTILLO para seguir con la de ALFREDO BELUSI en el Club Rivadavia de Junin, en 1993, en ocasión de cumplir 8 anos el programa "El Tango Cuenta su Historia". Por último les dejo la versión en audio de una dupla inolvidable, la que forman LUCIO DEMARÉ y RAÚL BERÓN.



Alberto Castillo




Alfredo Belusi




Raúl Berón y Lucio Demaré


sábado, 6 de mayo de 2017

134 - ASÍ SE BAILA EL TANGO - (Alberto Castillo / Adriana Varela / Verónica Verdier)

A partir de 1935 se verificó un proceso de concurrencia masiva a los bailes de tango, fomentado por el desarrollo de una corriente estética que, en las orquestas, estaba derivando hacia formas más vivaces, con una progresiva aceleración del ritmo y otros cambios notorios. Así predominaría durante los años cuarenta; y como bien ha observado Rodolfo Dinzel, en esta etapa “hay una evolución en la cantidad, pero no en la calidad. Ya está establecido el clasicismo en el tango y la danza es abordada en distintas capas sociales. Más que una clasificación por técnicas o movimientos, encontramos una clasificación por hábitat. Los hombres, ansiando subir de estrato social a través de este símbolo, consideran bien tener el refinamiento de los salones”.

El repertorio no fue extraño a este fenómeno. Muchos tangos reflejaron el resurgimiento del interés por el baile (Al compás de un tango, Milongueando en el cuarenta, Yo soy el tango, A bailar, Pa’ que bailen los muchachos, etcétera); y hubo uno en especial que puso en evidencia la oposición de estilos: SÍ SE BAILA EL TANGO, con música de Elías Randall (pseudónimo de Elías Rubistein) y versos de Elizardo Martínez Vila, “Marvil”.

Desde su estreno, Así se baila el tango significó uno de los mayores éxitos del repertorio de Ricardo Tanturi y su Orquesta Típica Los Indios, y en buena medida la respuesta del público se debió al refrán cantado por Alberto Castillo. Este se había incorporado al conjunto en los últimos días de 1940 con un gran impacto inicial; para mediados de 1942 —cuando apareció Así se baila el tango— semejante combinación de orquesta y cantor ya estaba definitivamente entre las más relevantes. El tema fue llevado al disco el 4 de diciembre de 1942, pero el vertiginoso crecimiento de Castillo y su interés por lanzarse como cantor solista determinó su alejamiento de Tanturi menos de seis meses después. Es decir, el ciclo “en vivo” de este tango no duró mucho tiempo, aunque su potencia hizo que la grabación aún hoy continúe difundiéndose.

Castillo volvió a registrar este tema en 1946 y en 1974, pero debe retrotraerse hasta su período junto a Tanturi para encontrar los orígenes de una reacción que muy rara vez han conseguido otros tangos. Con su desbordante estilo, el cantor acentuaba matices y gestos, sobre todo en el comienzo: “Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas; qué saben lo que es tango, qué saben de compás…”. Si bien tiempo después habría de negarlo, Castillo no podía desconocer que su actitud era una provocación a un determinado sector del auditorio. Nunca faltaba quien se diera por aludido ante esa interpretación, reforzada con guiños y otras señas; solían escucharse algunos insultos desde la pista de baile, y como consecuencia lógica se desataban tremendas reyertas, en las que más de una vez el mismo Castillo debió intervenir a puño limpio.

Para la ocasión he elegido tres versiones para mostrárselas: en primer lugar la citada de ALBERTO CASTILLO, recogida por El Cachafaz del programa de televisión, Cronica Tv, en julio de 2011 cuando conmemoraba el 11º aniversario de su fallecimiento. En segundo lugar les dejo un vídeo de ADRIANA VARELA, acompañada por el Quinteto Varietal, en la Tv Publica-Radio Malena 89.1, Para terminar un audio de una versión ya mucho más moderna como es la de VERÓNICA VERDIER.


Alberto Castillo




Adriana Varela




Verónica Verdier






131 - COMO SE PIANTA LA VIDA - (Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo / Alberto Castillo / Alberto Vila)

Uno de los personajes habituales de la mitología tanguera es el muchacho calavera. El término “calavera” en la actualidad casi no se usa, porque tal vez el escenario y el protagonista que le dieron lugar tampoco existan. Las letras del tango suelen ser admonitorias contra ese joven que se lleva el mundo por delante, el mundo de la noche, el mundo del tango, se entiende. El muchacho calavera es jovial, alegre, ganador; despilfarra sus virtudes y su salud en las mujeres, el juego y las copas. Su vida es un eterno festín; duerme poco y vive mucho; suele ser simpático, comprador, gana en todas y contra todos, pero ese brillo, esa cadena de felicidad dura poco. Tarde o temprano la vida se cobra sus honorarios. El bolsillo no aguanta, pero tampoco la salud aguanta y entonces se inicia la lenta y fatal decadencia, la decadencia que anticipa el veterano, el hombre que ya está de vuelta de todo, el hombre que desde el anonimato contempla con discreta sabiduría el despliegue de excesos.

“Yo que te sigo los pasos, acodao en los estaños,/ tambaleando madrugadas con diez copas o algo más.../ Te bato que no es chacota manosear los veinte años,/ que la vida es una rula con cien números de engaño... y si entrás a largar fichas como un hongo te secás”, dice Edmundo Rivero en “Mis consejos”. No es muy diferente a lo que se anticipa en “Pa’lo que te va a durar”: “Pa’lo que te va durar, tanta alegría o placer,/ lo que vas a cosechar cuando entrés a recoger,/ cuando te des cuenta exacta de que te has gastao la vida,/ en aprontes y partidas, muchacho, te quiero ver”, dicen Edmundo Rivero o Roberto Goyeneche.

CÓMO SE PIANTA LA VIDA” es un tango emblemático y el título ya adelanta el contenido. El tango pertenece a Carlos Viván y se escribió o se dio a conocer en 1929. Viván fue compositor y poeta. A su inspiración pertenecen tangos como “Hacelo por la vieja” y “Moneda de cobre”, entre otras grandes realizaciones. “Cómo se pianta la vida” pertenece a la genealogía de tangos como “Pa’lo que te va a durar”, “Mis consejos”, “Medianoche”, un tango escrito por Héctor Gagliardi, con música de Pichuco e interpretado por Charlo, Alberto Morán y Antonio Maida.

“Cómo se pianta la vida”, fue interpretado por los más destacados cancionistas. Al tango lo descubrí, como no podía ser de otra manera, con Roberto Goyeneche. Se trata de una grabación del Polaco con Troilo en abril de 1963. Antes hubo otras revelaciones. La versión de Miguel Montero, por ejemplo, es excelente; también lo es la de Alberto Castillo con Ricardo Tanturi en 1942, pero destaco muy en particular, la de Héctor Mauré, porque a su reconocida calidad vocal le suma el detalle que canta la letra entera, desde la primera a la última estrofa, algo que un tanguero con sangre en las venas agradece, porque a un poema no se lo puede cortar por la mitad o birlarle una o dos estrofas como si nada.

En “Cómo se pianta la vida”, no hay un observador externo y severo que juzga la conducta, por el contrario es el propio personaje el que a la vuelta del camino evalúa su derrota. “¡Cómo se pianta la vida,/ cómo rezongan los años,/ cuántos fieros desengaños/ te van abriendo una herida! Es triste la primavera,/ si se vive desteñida... ¡Cómo se pianta la vida/ del muchacho calavera!”. Hay que saber cantar esta estrofa, considerada por muchos como un verdadero desafío para el cantor.

Hecha la presentación, luego llega la historia:

“Berretines locos de muchacho rana,
me arrastraron ciego en mi juventud,
en milongas timbas y en otras macanas,
donde fui palmando toda mi salud. 
Mi copa bohemia de rubia champaña,
brindado amoríos borracho yo alcé.
Mi vida fue un barco cargado de hazañas,
que allá en la riberas del mal lo encallé”.


Al muchacho calavera no se lo puede confundir con el gil de “Che fulano”, “Niño bien” o “Muchacho”. Tampoco con el personaje trágico de “Pero yo sé”. Si alguna relación puede tener es con “Carro viejo”, pero allí hay otra tonalidad que establece una leve diferencia con la saga de los jovencitos trasnochadores, porque en este caso se trata de un veterano decadente al estilo de “Enfunda la mandolina”.

El muchacho calavera no es un gil, todo lo contrario. Y su derrota final se produce por haber agotado o llevado al extremo todas sus habilidades. Más que un personaje de comedia es un personaje trágico, alguien condenado a la derrota pero que, mientras ella llega, brilla con todo su esplendor. Es como dice en “Pa’lo que te a va a durar:

“Vos sos el que no tiene temores cuando juega,
vos sos a quien ninguna mujer lo despreció,
vos el que no pide vos sos el que no ruega,
vos jugás por derecha habiendo banca o no.
Y por noble y derecho vas dejando a pedazos,
en esta caravana tu amable corazón,
en esta caravana de envidias y fracasos,
donde taureás tu vida de criollo y de varón”.

El punto de vista de “Cómo se pianta la vida” es semejante al de “Medianoche”. En este caso, el personaje está internado en el hospital de donde seguramente ya no saldrá. Desde la cama, mira la hora del reloj que da las doce de la noche y entonces evoca lo que harán en ese momento sus amigos en el café, en la milonga o en alguna partida de billar. Es una evocación dolorosa, impotente, la certeza de un fracaso, de una despedida, la seguridad de que ya no hay retorno posible.

“No tiro la bronca porque ahora ando enfermo,
quisiera batirles, se sepan cuidar.
Las minas, las copas, las farras, los bailes,
yo triunfé en todo eso y aquí está el final”.

En el poema de Viván, con otras palabras, tal vez con otros vuelo poético, se dice algo parecido:

“Mis veinte abriles lloraron un día,
la milonga triste de su berretín,
y en la contradanza de aquella partida,
al trompo de mi alma le faltó piolín.
Hoy estoy pagando aquellas ranadas,
final de los vivos, que siempre se da,
me encuentro sin chances en esta jugada,
la muerte sin grupos ha entrado a tallar”.

El final en todas las circunstancias es trágico, pero en honor a la verdad hay que reconocer que ese muchacho calavera es dueño de un irresistible encanto. Seguramente sufre, seguramente su final será lamentable, pero en su momento de esplendor brilló con luz propia y en estos casos poco importa que las luces hayan alumbrado un escenario decadente. Puede decirse que de alguna manera el muchacho calavera muere en su ley, y esa regla de oro de la ley de la noche, esa ley de la vida valorada por los hombres, es la que ha inspirado a tantos poetas, porque en ese destino hay una marca trágica a la que la verdadera poesía nunca puede ser indiferente.

Manuel Adet

Les dejo tres versiones en audio del tango. La primera, la que más repercusión tuvo y como no la iba a tener si sus ejecutantes no eran otros que ROBERTO GOYENECHE acompañado de la orquesta inmortal del "Pichuco" ANIBAL TROILO. La segunda es la de la interpretación magistral, como en él es costumbre, de ALBERTO CASTILLO. Terminamos con una de las primeras grabaciones que se hicieron del tango en 1929 y que corresponde a ALBERTO VILA.



Roberto Goyeneche y Anibal Troilo




Alberto Castillo




Alberto Vila


viernes, 5 de mayo de 2017

128 - MANOBLANCA - (Alberto Castillo / Nelly Omar / Angel Vargas)

El compositor de "El último fulero", Antonio De Bassi, casi veinte años después de la aparición de este tango, vaya uno a saber porque motivo, toma la acertada decisión de proponerle a Homero Manzi que haga una nueva letra a su melodía. Y así, en 1941, nace “MANOBLANCA” que si bien no tiene un gran número de versiones, se ha convertido en un verdadero clásico.

Escucharlo puede tersarnos la piel, porque Manzi también colocó pinceladas de la realidad de aquellos años —una generación había transcurrido— pero suma además, sus condiciones de poeta romántico ubicando al personaje en calles y circunstancias afines a nosotros. Nos cuenta la historia de «un laburante» que se hace un tiempo para visitar a la mujer que ama. Es un sencillo derroche de pulcritud, nostalgia y amor.

Manzi ubica al protagonista viviendo en el barrio del Once y no exalta la figura del carrerito, sino el orgullo de su vehículo de trabajo, el carro de carga, la chata de color llamativo, las iniciales, seguramente enmarcadas en un filete y la reluciente estrella de bronce adherida a la suela de cuero. En la tercera estrofa lo confirma cuando dice: «el orgullo de ser bien querido».

Luego describe al hombre con «la hoja de ruda detrás de la oreja» que según la costumbre daba suerte, la que posiblemente necesitara, para luego de cumplir su tarea, encontrarse «con los ojos de ella» en la esquina de Centenera y Tabaré.

En su posterior tango “Sur” no nos revela el nombre verdadero del personaje pero nos da muy buenas pistas para descubrirlo. Efectivamente, el nombra «la esquina del herrero, barro y pampa» que alude a recuerdos de su infancia, precisamente a la herrería de Antonio Salustiano Musladino ubicada en la calle Centenera, entre Cóndor y Tabaré. Su hijo Oscar, gran amigo del poeta, es el carrerito motivo de su homenaje en “Manoblanca”.

Dos palabras sobre las calles Centenera y Tabaré. La primera arteria recuerda a don Martín Barco de Centenera, sacerdote y político nacido en España en 1544. Participó en la segunda fundación de la ciudad de Buenos Aires que realizara Juan de Garay en junio de 1580. De regreso a España en 1602, vivió un tiempo en Lisboa y allí escribió su poema: Argentina y conquista del Río de la Plata con otros acaecimientos de los reynos del Perú, Tucumán y estado del Brasil. Fue el primero en emplear el nombre de Argentina para designar nuestro actual territorio. La calle Tabaré, antes de 1919 se llamaba Oeste, alude al título de un poema épico-lírico del poeta uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, publicado en Montevideo en 1888. En él cuenta la historia de un indio, hijo del cacique charrúa Caracé y de una blanca española que era cautiva. Se considera entre los críticos que es el único poema en su tipo, que ha sido respetado y considerado a través del tiempo.

Fuente: Todotango.com 

En primer lugar les voy a dejar la versión de audio grabada en 1943 por ALBERTO CASTILLO, acompañado de la orquesta dirigida por Emilio Balcarze. En segundo, la de NELLY OMAR, con ya 93 años, en un vídeo rescatado de su memorable actuación en el Luna Park de Buenos Aires. Para finalizar, también les dejo otra versión de audio, exquisita a todas luces, como es la de ANGEL VARGAS y la orquesta de Angel D'Agostino.



Alberto Castillo




Nelly Omar




Angel Vargas y Angel D'Agostino


domingo, 2 de abril de 2017

96 - GRISETA - (Alberto Castillo y Aníbal Troilo / Hugo del Carril / Luis Filipelli)

París fue, durante mucho tiempo, la meta de todo porteño. Ha de haber sido por eso que no pocos de los tangos de Enrique Delfino están relacionados con Francia: “Belgique”, “Sans souci”, “Très sympathique”, “Frivolite”, “Francesita” y “GRISETA”.

Con este último se inicia el denominado tango-romanza, es decir el inspirado en las viejas romanzas, arias italianas de carácter sencillo y tierno. Se trata de tangos de características melódicas, sin rastros del típico canyengue, y con una técnica musical más elevada que la que comúnmente aparece en el género.

Eso era, precisamente, el aire que convenía para una letra que hablaba de aquella «francesita/ que trajiste pizpireta,/ sentimental y coqueta,/ la poesía del quartier». Una letra que, como su música ya no tenía arrestos compadritos y sí una clara identidad romántica. 

Esos versos fueron escritos por José González Castillo, un hombre que, cuando muy joven, había oído el canto de famosos payadores (José Betinotti, Ambrosio Ríos, Federico Curlando y otros) que se reunían en la peluquería donde trabajaba. Pero su cultura iba más allá de aquellas rimas espontáneas que dejaron su estela en sus poemas iniciales.

Para entonces, González Castillo ya había devorado ávidamente a los grandes de la novelística francesa y los personajes de tales obras reaparecían insólitamente en las estrofas de “Griseta”: Museta, Mimí y Rodolfo Schaunard, protagonistas de la novela Escenas de la vida de bohemia, de Henri Murger, que también inspirarían a Verdi en su ópera La traviata. También encontramos a Des Grieux y Manón, de la obra de Marcel Prevost Histora del caballero Des Grieux y Manon Lescaut y a Margarita Gauthier y Armando Duval, la célebre pareja de La dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo). 

Griseta (castellanización del francés grisette) era el nombre dado a las costureras y obreras, a causa de cierta tela gris, floreada, que vestían. «Pero esas muchachas —aclara José Gobello— debían ser bastante ligeritas, porque en el siglo XIX se llamaba grisettes a las jóvenes burguesas que se dejaban galantear fácilmente». Tal como la protagonista del tango.

El tango fue estrenado por Raúl Laborde en el sainete de Mario Rada Hoy transmite Ratti Cultura, que representaba en el Teatro Sarmiento la compañía de César Ratti, el 27 de octubre de 1924. El título debe haber desconcertado a más de un porteño ya que el apellido Ratti substituía la palabra radio.

Gardel lo grabó ese mismo año y también lo hizo Ignacio Corsini, en una versión muy original, donde el estribillo lo hace en falsete.

Pero no van a ser ninguno de los anteriores los protagonistas en las grabaciones que a continuación les dejo pues en primer lugar he apostado por el vídeo correspondiente a la película de 1948, "El tango vuelve a París", donde el tango está interpretado por ALBERTO CASTILLO acompañado de la orquesta de ANIBAL TROILO, para seguir con otra secuencia cinematográfica, esta vez perteneciente al film de 1949, "La cumparsita" y donde Griseta está interpretado por HUGO DEL CARRIL. Para terminar he elegido una mucho más moderna, como lo es la de LUIS FILIPELLI, en una interpretación para el programa "Por el tango", grabado en 2008 y donde es acompañado por la guitarra de Julián Hermida y el bandoneón de Nicolás Enrich.

Mi agradecimiento a la página todotango.com y a los canales de youtube: L S, ElCachafaz09 y Gatofossa.


Alberto Castillo y Aníbal Troilo




Hugo del Carril




Luis Filipelli


sábado, 18 de marzo de 2017

81 - MUÑECA BRAVA - (Alberto Castillo con Aníbal Troilo / Luis Cardei / Lalo Martel)

La palabra "muñeca", con el significado de 'mozuela frívola y presumida', no es extraña al Diccionario de la Lengua Española, que la señala como término en sentido figurado y familiar. 

El uso, con tal significación, es reciente si consideramos que utilizamos numerosas palabras con más de doscientos años de antigüedad, aunque hayan experimentado cambios a través del tiempo, muñeca, por alusión a una mujer joven, apareció en el siglo pasado. 

En la letra del tango "Muñeca Brava", lo que expresa el autor se identifica con la fuente española. Sin embargo, en la Argentina, con más intensidad se refiere a una hermosa muchacha y no es una palabra despectiva. Y, así, desde este punto de vista es un argentinismo. 

Por supuesto que existen otras acepciones y aplicaciones. Ahora, mi explicación se limita al poema tanguero, de autoría de Enrique Cadícamo (la música corresponde a Luis Visca). Cadícamo ayudó a difundir en la Argentina palabras de la lengua francesa, letras mediante. Una de éstas es "MUÑECA BRAVA", donde entrevera lunfardismos y galicismos, como madame, frapé, gigoló y biscuit. Además trasladó el Trianón del Paque de Versalles a Villa Crespo del "Negro Cele"donio Esteban Flores. El Trianón francés fue una mansión real: la primera construida por Luis XIV y la segunda por Luis XV; un Trianón grande y otro pequeño (éste fue el preferido por María Antonieta). 

Históricamente, los argentinos nos acostumbramos a estas palabras en los tangos, aun sin conocer su significado. Pero, por el intercambio idiomático, sin profundizar en sus causas o motivaciones, entreveramos a París con Puente Alsina y a Versalles con Villa Crespo. El asunto era remplazar mina por madame, frío por frapé, proxeneta o caralisa por gigoló y galleta por biscuit, o bien, de utilizar distintas palabras por rima o para evitar repeticiones o enriquecer el idioma. Rastreando en las letras de los tangos, observamos que el aporte del francés al idioma vivo de los argentinos ha sido muy importante. Más todavía, lo ha sido de Europa latina y no solo idiomáticamente sino culturalmente. 

Por ejemplo, "Che, madame, que parlás en francés," es suficiente para ilustrar el concepto, es decir para demostrar la influencia de otros idiomas en el español que se habló en nuestro país desde antiguo. El antiguo castellano tse se escribió ce (véase la obra de José Gobello), de lo que hay referencias en las obras clásicas españolas. Esteban Echeverría registró la palabra en su obra El matadero, para llamar la atención de la "negra bruja". En la lengua araucana, che significa 'hombre', 'gente', aunque solamente se emplea como sufijo: por ejemplo, tehuelche, 'hombre del sur'. Che pertenece al país, pero particularmente al sur de él y al sur de la provincia de Buenos Aires y, asimismo, a algunas regiones de España.

Les dejo tres versiones en vídeo de esta genial tango. La de ALBERTO CASTILLO acompañado de la orquesta de Aníbal Troilo, en escenas de la pelicula de 1948, "El tango vuelve a Paris", la de LUIS CARDEI en el Club del Vino en 1998 y la de LALO MARTEL en el programa argentino "A todo tango" realizada en Febrero de 2008.



Alberto Castillo con Aníbal Troilo




Luis Cardei




Lalo Martel




domingo, 15 de enero de 2017

19 - GARUFA (Hugo del Carril / Alberto Castillo / Carlos Acuña)

En 1922 se creaba en Montevideo la Troupe Ateniense, una de las más célebres agrupaciones carnavaleras de la vecina orilla, como también lo fueron la Oxford o Un real al 69, entre otras. 

Pero fue también la Troupe Ateniense cuna de tangos memorables compuestos por músicos y creadores de la talla de Gerardo Matos Rodríguez, Ramón Collazo, Adolfo Mondino, Alberto Vila, Juan Antonio Collazo, Víctor Soliño y Roberto Fontaina. 

Juntos o por separado, estos artistas dieron a luz páginas que no sólo obtuvieron la aceptación popular en el Uruguay sino que cruzaron el Plata y se afincaron para siempre en el gusto del público porteño. Ahí están como prueba: “Agua florida”, “Maula”, “Patoteros”, “Araca París”, “Pato”, “Negro” “Mama yo quiero un novio”, “Adiós mi barrio” y “T.B.C.” (con música de Edgardo Donato), entre muchos otros. 

Una de estas combinaciones, Juan Antonio Collazo en música y Víctor Soliño y Roberto Fontaina en letra, produjeron, entre 1927 y 1928, dos tangos que satirizaban a ciertos personajes de la época y que incluyeron exitosamente en sus repertorios Alberto Vila, Rosita Quiroga y Tita Merello: “Niño bien” y “Garufa”. Otro tango del trío autoral, pero de mucha menor trascendencia, fue “Que reo sos”, grabado por Vila y el sexteto de Carlos Di Sarli con el estribillo de Santiago Devin. 

GARUFA”, que es la obra que nos interesa en este caso, accedió al disco en labios del oriental Alberto Vila y fue pronto estrenado en Buenos Aires por Rosita Quiroga, intérprete oficial de la trouppe de este lado del Plata. 

Al igual que “Niño bien”, “Garufa” instala con mucho humor una réplica al contenido melodramático de algunos tangos que estaban de moda. Los autores tuvieron el hallazgo de repetir un éxito, utilizando la misma fórmula. 

Hubo, eso sí, un inconveniente al pasar el tango de la voz de Vila a la de Rosita, ¿Qué sentido podría tener en Buenos Aires la alusión a una calle de Montevideo? 

Tu vieja dice que sos un bandido, 
porque supo que te vieron la otra noche 
en la calle San José. 

Sí, la calle San José, porque así reza precisamente la versión original de la letra y así continúan entonándola, aún hoy, los intérpretes uruguayos. 

Obviamente, el público porteño no relacionaría ese nombre con una arteria montevideana sino con nuestra calle San José, y la página perdería su gracia. 

Ingeniosamente, Soliño y Fontaina salieron triunfantes del trance sustituyendo la mención de esa calle por el Parque Japonés, parque de diversiones, lugar de recreo y encuentro donde también se bailaba, frente a la estación terminal de trenes de Retiro, ubicado en el predio donde actualmente está el Hotel Sheraton de Buenos Aires. 

Lo que no fue modificado en la letra es el barrio La Mondiola, nombre genérico de la zona costera, donde se desarrollaba una vida bohemia y más permisiva, donde la Troupe tenía una casita que servía de sede. 

Nota de dirección: No sabemos la fuente consultada por Roberto Selles para asegurar que la letra original de este tango decía la calle San José en lugar de Parque Japonés. Sí sabemos que, tanto la partitura original de Perrotti como la primera versión grabada, nada menos que por un uruguayo, Alberto Vila, dicen Parque Japonés. 

Todas las versiones hasta entrados los años 40 son idénticas y las posteriores también, excepto las de Donato Racciatti y sus cantores que incluyen en la letra la calle en lugar del parque. Más tarde, otros cantantes uruguayos hicieron lo mismo, pero ni estos ni los que difunden esa tesis, explican en qué documentación se basan.

Fuente: Todotango.com

Les dejo estas tres versiones: La primera de HUGO DEL CARRIL, cantor con una voz afinada, melódica y envolvente, Del Carril convertía las letras melosas o melodramáticas de los tangos de la época en verdaderas joyas interpretativas y gozó de una fama extraordinariamente grande, llenando los teatros en donde se presentaba interpretando sus temas y en los cines donde se proyectaban sus películas. 


La segunda, del gran ALBERTO CASTILLO, ginecólogo de carrera y quien dejara dicha profesión para dedicarse a cantar. Las escenas pertenecen a la película "La barra de la esquina". 
Para terminar la versión en audio de un cantor con voz profunda y alta, respetuosa del giro natural de la canción porteña y provisto de una recia estampa en la que se funde la más auténtica personalidad del cantor de tango: CARLOS ACUÑA.



Hugo del Carril




Alberto Castillo




Carlos Acuña

miércoles, 11 de enero de 2017

16 - MARGOT (Carlos Gardel / Alberto Castillo / Malevaje)

En 1919, el diario Última hora organizó un concurso de letras de tango y Celedonio Flores, por entonces un joven sin antecedentes literarios, presentó un poema titulado Por la pinta cuyo personaje era una joven humilde y atractiva que se pervierte para escapar a su destino de pobreza. 

Fue el ganador, el diario lo publicó y cobro los 5 pesos del premio que, según contó años después, usó para mejorar su vestimenta. 

Carlos gardel y José Razzano leyeron el poema y quisieron conocer al autor. Así fue que se encontraron, acordaron musicalizar la letra y convinieron, a sugerencia de los músicos, cambiar el título por MARGOT

Lo que fue más importante para Flores es que el cantor le preguntó también por otros poemas, y allí comenzó una relación en la que, con el transcurso del tiempo Carlos Gardel grabó 21 temas de Celedonio Flores

Por su parte el autor de la música, José Ricardo, fue un destacado músico de tango argentino, compositor, e intérprete de guitarra. Es mundialmente conocido por haber sido guitarrista de Carlos Gardel a quien acompañó desde 1915 hasta 1929. Entre las canciones compuestas por Ricardo se destacan el tango Margot y Pobre gallo bataraz. 

Posiblemente Margot es uno de los tangos más coloridos, con el vocabulario lunfardo mejor usado, en el cual el texto está tan ajustado que no contiene palabras que puedan reemplazarse por otras; pero no solamente la letra es un alarde de visualización, de lenguaje pictórico sino que además es el primer tango que también puede considerarse poesía. 

La historia de la joven de barrio que, encandilada por las luces del centro, se prostituye para mejorar su posición económica y social se repitió en muchos tangos. Es la muchachita que ya está prefigurada en Mi noche triste (1917) y que retornó en Mano a mano (1920) y en otros tangos más. 

En este tango el hombre abandonado no comprende ni perdona: es cruel, ácido, lapidario. No justifica sino que culpa a la mujer que lo abandonó. Esta es la novedad…el tono, que deja de ser lastimero y desconsolado para convertirse en irónico, sarcástico. Solamente por el posesivo "mi" de "…ya no sos mi Margarita…" podemos adivinar que el creador de estos versos alguna vez amó a esa mujer que detesta tanto ahora. Seguramente Margot es el tango que mejor representa la imagen de la "mala mujer" típica de estos tiempos, sobre todo a través de los ojos de los hombres: la mujer ambiciosa y fría que no duda en dejar al hombre que la ama para irse con otro que le ofrezca una mejor posición social.” 

Para recordarlo he elegido tres versiones totalmente dispares. La primera, tan sólo de audio es la pionera, la de CARLOS GARDEL



La segunda versión, aunque incompleta, pertenece a ALBERTO CASTILLO, prominente cantor de tango y actor argentino. Nació como Alberto Salvador De Lucca en el barrio porteño de Mataderos, hijo de inmigrantes italianos Salvador de Lucca y Lucia di Paola, hizo su debut profesional en los años 30 , comenzando una exitosa carrera en 1941. 

Con su innato sentido del ritmo y su tendencia a engolar la voz, Castillo se hace un nombre de principal intérprete también de los géneros musicales afro-argentinos de candombe y de milonga. 




Y la tercera versión escogida pertenece al grupo MALEVAJE, liderado por Antonio Bartrina y que tuvo un relativo éxito en la España de los 80's. Este vídeo pertenece a su participación en el programa de TVE, "A Uan Ba Buluba Balam Bambu" dirigido por Carlos Tena. Acompañando a su líder, Antonio Bartrina, Oswaldo Larrea al Bandoneón, Ramón "Coyote", Fernando "Coyote", y bailando, como si nada, Virginia.