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viernes, 14 de diciembre de 2018

285 - TUS BESOS FUERON MÍOS - (Carlos Gardel / Carlos Dante y Alfredo de Angelis / Ada Falcón y Francisco Canaro)

Es uno de los grandes poemas tangueros. A mí me gusta particularmente, entre otras cosas porque está muy bien escrito, pero, además, porque la poeta Idea Vilariño aseguró en una entrevista que era el tango preferido de su gran amor, Juan Carlos Onetti. Provisto de esa información, de allí en más el personaje del tango es -para mí- el autor de “El astillero”. Me parece verlo al maestro, solo, en la mesa de un bar, el saco holgado y la corbata con el nudo debajo del segundo botón, con un vaso de whisky y un cigarrillo, mientras de algún lugar la voz de Gardel dice:


“Soñé y calmé mis penas junto a tu corazón
tus manos en mis locos y ardientes desvaríos
pasaron por mi frente como una bendición”.


Y no olvidar que esa bendición se llamaba Idea Vilariño.

La primera versión que escuché de TUS BESOS FUERON MÍOS, fue la de Carlos Dante con la orquesta de Alfredo de Angelis grabada en 1952. Es muy buena y, en mi caso, tiene el valor afectivo de ser la primera. Pero después tuve la oportunidad de disfrutar de las dos versiones de Carlos Gardel con guitarras de Ricardo y Barbieri, ambas grabadas en 1926. Las dos me encantaron.

La versión del “Morocho del Abasto” interpreta toda la letra, porque la de Carlos Dante omite la tercera estrofa, lo cual priva a los oyentes de disfrutar de uno de los versos más logrados del poema:


“Después te irás borrando perdida en los reflejos 

confusos que el olvido pondrá a mi alrededor 
tu imagen se hará pálida tu amor estará lejos
y yo erraré por todas las playas del dolor”.


Hubo otras versiones que merecen destacarse: la de Ignacio Corsini con guitarras en 1930; la de Oscar Alonso con la orquesta de Carlos García en 1969; la de Ricardo Tanturi y la voz de Roberto Videla en 1946, y la versión de Francisco Canaro con la voz de Ada Falcon en 1936. O la interpretación de Eduardo Espinoza acompañado del Sexteto Mayor en 1978. Conozco, por último, la versión de Rosita Quiroga, pero no dispongo de datos acerca de la fecha de grabación y el nombre de los músicos que la acompañaron.

“Tus besos fueron míos” fue escrito en 1926 por Francisco García Jiménez, el autor de “Siga el corso”, “Escolaso”, “Bajo Belgrano”, “Lunes”, “Zorro gris”, por mencionar algunas de sus excelentes realizaciones. La música es del gran Anselmo Aieta, compositor entre otra temas de “Ya estamos iguales”, “Tan grande y tan sonso” y “ Palomita Blanca”. Aieta integra con Laurenz y Maffia una suerte de santísima trinidad de la composición musical de la década del veinte.

La letra de “Tus besos…” retoma un tema clásico del tango, pero con una singular vuelta de tuerca. Hay muchos tangos que hablan del amor perdido, de la mujer que se fue, pero en este caso el amor perdido posee una presencia física. El hombre desde su derrota, su resentimiento, su vejez, su fracaso, la ve a pasar a ella.

“Hoy pasas a mi lado con fría indiferencia”, dice el primer verso. Se presume que la mujer debe de estar muy enojada con el hombre para que ni siquiera sus ojos detenga sobre él. ¿Qué le hizo? ¿Por qué se separaron? No lo sabemos. La letra a lo sumo se limita a decir que “…y yo he perdido por mi inconstancia…”. Esa imprecisión mejora al poema. No saber lo que ocurrió amplía el clima poético. Lo que vale en todos los casos es esa escena: él parado en una esquina, o sentado a la mesa de un bar y ella que pasa, altiva, indiferente, hermosa.

Para que la escena tenga efecto, está claro que él debe seguir enamorado, porque nadie se inspira por una mujer o una ex mujer por la que ya no siente nada. Él debe estar enamorado y ella no. Y ella, además, debe estar bien en todo el sentido de la palabra, mientras que él debe ser el símbolo de la derrota. Los últimos versos de la primera estrofa son particularmente bellos:


“Y sin embargo vives unida a mi existencia
y tuyas son las horas más gratas que viví”.


Esa relación entre la mujer que pasa indiferente y que fue la mujer más importante en la vida de un hombre, es la que le otorga a la escena un singular dramatismo.

“Dicha pasada”, un tango de Guillermo Barbieri, escrito en 1926 y muy bien interpretado por Miguel Montero y Julio Sosa insiste con la misma imagen:


“Ayer cuando te vi tan altanera

pasar con el que fuera mi rival”.

En este caso, el hombre no admite estar derrotado; la infiel, la desagraciada, es ella.



“Pero, hoy no sos la misma que eras antes
la luz que hubo en tus ojos se apagó
tenés una amargura en el semblante
que nadie a de saberla como yo”


¿Por qué esa amargura? El poema no lo dice, pero lo sugiere.

En “Confesión”, el personaje dice: “Hoy después de un año atroz, te vi pasar, me mordí pa’ no llamarte; ibas linda como un sol, se paraban pa’ mirarte”, También pertenece a Discépolo, “Esta noche me emborracho”: “Flaca, fané descanganyada, te vi esa madrugada salir del cabaret”. Pero Discépolo, como corresponde con su estilo, esta vez introduce un cambio en el clásico encuentro: la bronca, el dolor, se produce porque la derrotada es ella. Lo que a él lo va a obligar a “mamarse pa’ no llorar” es verla a ella arruinada, degradada físicamente. “Parecía un gallo desplumao, temblando al compadrear su cuello picoteao”.

Hay otro tango terrible de Discépolo. Se llama “Quien más, quien menos”. Esta vez el encuentro se produce no en la calle, sino en un cabaret. Él descubre a quien fuera su primera novia trabajando en un cabaret. El tango concluye con una de las frases más amargas del repertorio de Discépolo: “Quien más quien menos, por mal comer, somos la sombra de lo que soñamos ser”.

El tango “Las vueltas de la vida”, de Manuel Romero y Francisco Canaro -que Edmundo Rivero interpreta como los dioses- trata este tema desde otra perspectiva: “Parado bajo la lluvia que me empañaba la vi pasar”. Esta vez la derrota del hombre es total. La mujer que pasa en auto limousine no reconoce a su antiguo amor. Supone que es un mendigo y le da una limosna. El hombre evoca tiempo mejores, de cuando disponía de auto propio y hacia regalos caros, mientras que ahora, ella le da una limosna.

Hay un tango de Luis Rubinstein escrito en 1948 que se llama “Tu perro pekinés”, que desde la ironía se refiere al tema del encuentro en la calle.: “Muriéndome de hambre y frío, corazón, te vi pasar , con el auto que fue mío y el tapado de visón”. Otra vez el hombre derrotado por la pobreza y ella que pasa a su lado exhibiendo joyas caras, autos, choferes y, en este caso, un perro pekinés. “Tus ojos vieron mis ojos, pero no vi tu rubor, sentí temblar tus despojos y tu perro me ladró”. Convengamos que hay que estar bien en la mala para que, además de soportar la humillación de ser desconocido por la mujer que alguna se vez se amó, el perro faldero de ella se dé el lujo de ladrarte.

Cómo no mencionar la deliciosa milonga de Nicolás Luis Cúccaro con letra de Ernesto Nolli y Orlando D’Aniello, “Silueta porteña”, escrita en 1946 y llevada al disco, entre otros, por Argentino Ledesma y la orquesta de Héctor Varela . En este caso, el pasaje de “la mujer está vinculado con la orgullosa y placentera admiración a la belleza. “Cuando tú pasas caminando por las calles, repiqueteando tus taquitos en la vereda”. Y dice luego: “…y los piropos que te dicen los muchachos, como florcitas que a tu paso te ofrecieran…”. Esta mujer es un paradigma, un ideal bello y lejano como un sueño.

“Como dos extraños” de José María Contursi y “Tan sólo por verte” de Alfredo Lorenzo, se refieren a este encuentro en la calle. En uno, el resultado es el desencanto; en el otro, la admisión de que se puede regresar al barrio pero no al viejo amor, aunque en este caso, el desenlace se suaviza porque “un ángel muy rubio corrió hasta tus brazos/ se hundió en tu regazo, te llamó ¡mamá!/ y al verte dichoso feliz me he sentido/ y al barrio querido no he vuelto jamás”. La versión de Julio Sosa es muy buena. Por último, cómo no señalar, aunque sea al pasar, el tango de Claudio Frollo “Sólo se quiere una vez”, grabado entre otros por Gardel y Marino.

La versión de Carlos Gardel de “Tus besos fueron míos” introduce algunas leves modificaciones a la letra. “Hoy pasa a mi lado”, dice el original, pero Gardel dice “Hoy pasas POR mi lado”. “Sané y calme las penas junto a tu corazón”, dice García Jiménez, pero Gardel dice “SOÑÉ y calmé mis penas junto a tu corazón”. “Y no respiro más la fragancia”, dice el el autor . “Y no respiro la SUAVE fragancia”, dice Gardel. Le pregunté a un amigo devoto del Morocho por qué esas modificaciones. Me dijo que no conocía el motivo, para después agregar: “De todos modos, él sabrá muy bien por qué lo hizo… Carlitos nunca se equivoca”.

ROGELIO ALANIZ

Pues bien a las dos grandes versiones de CARLOS GARDEL y de CARLOS DANTE con ALFREDO DE ANGELIS, sumemos la de ADA FALCÓN con la orquesta de FRANCISCO CANARO para así disfrutar por partida triple de este maravilloso tango.


Carlos Gardel




Carlos Dante y Orquesta de Alfredo De Angelis




Ada Falcón y Orquesta de Francisco Canaro


viernes, 5 de octubre de 2018

214 - CUANDO LLORA LA MILONGA - (Hugo del Carril / Ada Falcón y Francisco Canaro / Juan de Dios Filiberto Y Luis Mario

CUANDO LLORA LA MILONGA es un tango que fue compuesto en 1927, cuya música pertenece a Juan de Dios Filiberto en tanto la letra es de María Luisa Carnelli. El tango fue dedicado al director y compositor Francisco Canaro.

Filiberto decía en 1929 que con este tango “quise expresar el dolor del hombre de arrabal que vuelve a su casa sin traer de comer y encuentra a la viejita esperándolo para decirle que los desalojan…” y en 1950 en un reportaje lo consideraba “una rapsodia de temas del suburbio que aspira a expresar lo que acaso sea inexpresable”.
Carnelli, por su parte, reconocía que era su letra más popular, pero no la que más le agradaba y señalaba que tuvo que escribirla “un poco a gusto del compositor. Además algunas frases fueron impuestas por el propio Filiberto.” El cambio a la que se refería la letrista fue en los versos que en la versión original de Carnelli decían:

Y como un corazón
el hueco de un zaguán,
recoge la oración
que triste dice «cruel mujer».

Filiberto reemplazó este último por “que triste dice fiel mujer”.

Fue grabado, entre otros, por Francisco Canaro con la orquesta y con el Quinteto Pirincho, Hugo del Carril, Osvaldo Fresedo, Ada Falcón con la compañía de la orquesta de Francisco Canaro, Juan Maglio Pacho, Ignacio Corsini, Carlos Gardel acompañado por guitarras (18 de septiembre de 1933), Roberto Firpo, Osvaldo Ribó con la orquesta de Ricardo Tanturi 16 de agosto de 1950 para RCA Victor, Alfredo De Angelis primero de julio de 1952 para Odeon, Sexteto Tango, Azucena Maizani acompañada por Enrique Delfino 5 de diciembre de 1927 para Odeon, Osvaldo Pugliese 26 de diciembre de 1973 para Odeon, Nelly Omar con la orquesta Alberto Di Paulo 4 de julio de 1983 para Magenta y Alberto Amor con la orquesta Rodolfo Biagi 22 de noviembre de 1946 para Odeon.

De todas estas grabaciones he tomado como muestra para dejarles, tres de ellas. En primer lugar la de HUGO DEL CARRIL, en vivo, para seguir con otra de audio de año 1930, interpretada por ADA FALCÓN acompañada de la orquesta de FRANCISCO CANARO y terminaré con la versión de su propio autor, JUAN DE DIOS FILIBERTO, acompañado por la voz de LUIS MARIO (María Luisa Carnelli) en una grabación que data de 1927.

Disfruten...


Hugo del Carril




 Ada Falcón y Francisco Canaro




Juan de Dios Filiberto y Luis Mario

jueves, 4 de octubre de 2018

210 - CASCABELITO - (Ada Falcón y Francisco Canaro / Carlos di Sarli y Roberto Rufino / Osvaldo Pugliese y Jorge Maciel)

Este tango de lunga fama e interminable suceso, nació allá por el año 1923, cuando el alemán-chileno-argentino José Bohr (Yopes Elzer Böhr), lo creó como regalo a un español que tenía un negocio millonario en Punta Arenas (sur de Chile). Lo tituló entonces Feria franca.

Una serie de casualidades influyeron en la deriva de este tango. Bohr fue un personaje multifacético que tanto podía ser director de cine (¡de aquel incipiente cine!), actor, pianista, cantor, compositor, artista múltiple, charlista, inventor de un instrumento musical, el serrucho, que fue asombroso en su momento. Por sobre todas las cosas, Bohr fue un aventurero que solicitó y obtuvo la ciudadanía argentina cuando se afincó en el país en 1921 y logró dos éxitos fenomenales: el camel-trot Tut-Ankh-Amón, que grabaría la orquesta de Francisco Canaro con un resultado espectacular en la venta de discos, y enseguida, CASCABELITO.

Francisco Lomuto, que se había empleado en la casa de música Castiglioni, como encargado de tocar al piano las piezas de moda, con el fin de atraer clientes para vender estos instrumentos, partituras, discos y demás, consiguió una plaza en el vapor Cap Polonio, que hacía viajes llevando turistas desde Brasil al sur de Argentina. Formó un sexteto para ello y le cedió su plaza a Bohr en la casa de música.

Allí este artista multifacético, además de tocar diversos temas que iban saliendo al mercado, ejecutaba diariamente estas dos composiciones suyas, que lograron gran repercusión de los oyentes que se paraban a escucharlo. Ya se había hecho un nombre con el éxito de Tut-Ankh-Amón, que Gardel también grabó en 1924 con el acompañamiento de las guitarras de Ricardo y Barbieri. La letra le pertenece a Cancio Millán.

La editorial Perroti sacá a la venta la partitura de Cascabelito, con su título inicial: Feria franca. El poeta y sainetero Juan Andrés Caruso, que visitaba seguido la Casa Castiglioni, ya que era amigo de los dueños, escuchó este tema y le propuso a Bohr, ponerle versos. Caruso había cosechado fama con sus creaciones y el autor de la música, ni lo dudó, le dió el sí rápidamente.

Entonces Caruso, pensando en los próximos carnavales decidió crearle una letra relacionada con los mismos, que entonces representaban una fiesta maravillosa y popular, lo tituló Cascabelito y los versos se remiten precisamente a las mascaritas con que se disfrazaba la muchachada. Fue lanzado en los carnavales de 1924, y el intrépido Bohr, con un armonio portátil que le cedió la empresa y montado en un mateo, fue tocando su pieza por cuantos desfiles y palcos se montaron en Buenos Aires.

Al día siguiente comenzaron a venderse partituras del mismo en cantidad importantes y Francisco Canaro, siempre visionario, lo llevaría al disco de inmediato en forma instrumental. Enterado Gardel del suceso, y luego del éxito de Tut-Ankh-Amon, lo llamó a la Casa Castiglioni y a continuación de la sanata inicial divertida que caracterizaba al Morocho, fue al grano.
-Pibe, me dijeron que sacaste un tangazo romántico que tiene que ver con el carnaval.
-Sí, Cascabelito - respondió Bohr.
-¿Porque no te venís con el pianito, nos lo pasás a mí y a los muchachos, lo grabamos, la semana que viene está en la calle y será un flor de gol...

Efectivamente, fueron palabras proféticas. El tango que también cantaría Azucena Maizani en el Teatro logró la súbita aprobación popular que se mantiene hasta nuestros días. Gardel le grabaría a Bohr los tangos Cascabelito, Mía y Por el camino. Los foxtrots ¡Oh París, Pero hay una melena y el citado Tutankamón. Y el shimmy Los reyes del aire.

Bohr, nació en Bohn, Alemania, pasó su infancia en Turquía, donde su padre fue veterinario de caballerizas privadas y del zoológico que tenía en su Palacio el último sultán. En un reportaje que le realizara Viviana Gorbato en 1987, añadía que depués vivió duros tiempos en los que permaneció con su familia en Chile y se crió en Puerto Porvenir, del sur chileno, "entre 80 personas decentes y 100 prostitutas". En ese momento confesaba tener 86 años. Falleció finalmente en Oslo, capital de Noruega. En Punta Arenas es considerado "ciudadano ilustre".

José María Otero en "Tangos al bardo".

Les dejo tres versiones de este tango. La primera es la de ADA FALCON acompañada por la orquesta de FRANCISCO CANARO y que fue grabada el 17 de junio de 1930. A continuación la de CARLOS DI SARLI con ROBERTO RUFINO, del 6 de junio de 1941, para terminar con la de OSVALDO PUGLIESE con JORGE MACIEL, grabada en 1955.


Ada Falcón y Francisco Canaro




Carlos Di Sarli y Roberto Rufino




Osvaldo Pugliese y Jorge Maciel