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viernes, 4 de enero de 2019

300 - TRIUNFAL - (Aníbal Troilo / Astor Piazzola / Osvaldo Fresedo)

TRIUNFAL fue un tango decisivo en la carrera, hacia la admiración mundial, de Ástor Piazzolla. Y lo fue porque lo tocó en un piano de París en circunstancias vitales. Había viajado a Francia en un barco, Coracero, junto a su esposa Dedé, aprovechando la beca que había ganado para estudiar con la célebre Nadia Boulanger. Sin embargo, una vez allí, prefirió pagarse los estudios de su bolsillo, pero para ser aceptado, debía presentar una composición que sirviera para demostrar sus cualidades.

Llevaba una recomendación de Alberto Ginastera, que ella aceptó con gusto, y luego, Ástor le entregó su Sinfonietta. Nadia se sienta al órgano, la toca y lo acepta como alumno, previniéndole que el aspecto que tiene que mejorar, es la composición. Las clases se daban de ocho de la mañana hasta las doce de la noche, con breves descansos y tenía unos treinta alumnos de distintas procedencias.

Piazzolla tomaba tres clases por semana "que eran enormemente interesantes", decía en una carta a Horacio Ferrer. Yo le llevo mis deberes que incluyen hasta sesenta y cuatro variaciones de un mismo tema. De veras que me esfuerzo lo indecible para hacerlos todos bien y todos claramente distintos. No obstante lo cual, ella, comiendo masas y tomando té junto a uno de sus pianos y de una sola leída, me señala las tres, cuatro o seis soluciones que se parecen entre sí. ¡Un fenómeno!

-Le agrada, sobremanera, dedicar la última media hora de cada clase a conversar sobre cuestiones muy diversas -siempre en inglés-. Habla con gran pausa, sorprendente lucidez y madurez aleccionadora. Su mayor insistencia está destinada a sostener que la sinceridad es la virtud capital de un compositor. esto es, que no se debe estrenar o publicar cuando no se está completamente conforme con la obra.
-"Una obra es un hijo del compositor - afirma Nadia-, hay que querer mucho a la propia obra". A mí me emociona oírla.

Dedé estudia pinturas con un conocido maestro y los fines de semana, que tienen libres, los dedican a recorrer El Louvre, o la misa domincal, donde Olivier Messien toca el órgano. Y así van pasando los días hasta la penúltima clase con Madame Boulanger. Piazzolla no ha dicho aún nada sobre su larga carrera dentro de la música popular, sobre todo por el posible rechazo que pueda sentir ella sobre la música de tango y su particular contenido.

Pero , sin embargo, ese día decisivo, Piazzolla se sienta al piano y toca su tango Triunfal. Al terminar, ante su sorpresa, ella le pide que lo repita. Y luego, una tercera vez.

-Me ha hecho vibrar, Piazzolla, jamás yo había oído tango. Al menos, con atención. Pero éste, el suyo, es música nueva y sincera y lógica. Y totalmente al margen del mundo que trafica con el arte. Tiene valor paralelo a muchas de las cosas que hacen Chaves y Villalobos. Su Triunfal es nada menos que auténtico. Siga, ¡siga en ésto! Profundamente. Haga como Ravel: ¿o usted no cree acaso, que Bartok o que Stravinsky no son, en esencia, música popular? ¿No es la música de De Falla hermosa y popular? Pero para ello es necesario ser artista y tener, como usted, la gracia de Dios...

Ástor se despide, emocionado y Nadia Insiste: "Sea sincero... No escriba por escribir."

Podría decirse sin errarle, que desde ese día nace el definitivo músico que crea páginas maravillosas y que en el futuro tocarán las orquestas sinfónicas de distintos países del mundo.

Desde aquel Triunfal, que escribiera en 1953, y que continuara a otros temas rompedores como Prepárense y Para lucirse, la vida musical de Ástor Piazzolla, cambiaría para siempre. Y repetirlo en el ordenador otra vez, nos conduce a aquella anécdota de Nadia Boulanger, cuando se lo escuchó a Ástor en el piano.

Hoy lo traigo por la orquesta de ANÍBAL TROILO, en su grabación de 1953.

José María Otero en "Tangos al bardo".

A ellas, añado yo, como no podía ser de otra manera, una versión de su propio autor: ASTOR PIAZZOLA. También la de la orquesta de OSVALDO FRESEDO, que data de 1953, mismo año que la de "Pichuco".


Aníbal Troilo




Astor Piazzolla




Osvaldo Fresedo


299 - UNA EMOCIÓN - (Raúl Berón y Lucio Demaré / Roberto Goyeneche con Atilio Stampone / Enrique Campos y Ricardo Tanturi)

El tango UNA EMOCIÓN lo he escuchado tantas veces a lo largo de mi vida, lo he bailado en infinidad de ocasiones, en distintos países, con distintas compañeras, lo disfrutamos con la barra cuando acudíamos a la milonga, y sigue estando firme en mi cartelera particular. Porque continúa provocándome unas cosquillas en el alma, como un símbolo que refleja en sus versos y música las peripecias y sentimientos de la vida cotidiana de tantas personas que caminaron las calles porteñas.


Vengan a ver que traigo yo

en esta unión de notas y palabras...


La entrada no puede ser más expresiva. El hecho comunicativo se agranda, cava pozos de reflexiones en la mesa diaria del café que nos unió a lo largo de nuestras andanzas. Nos coloca de entrada en el adentramiento íntimo de los versos. Y ya en la primera parte del tema estamos ante un tango que siempre nos despertará recuerdos, nos demandará una atención exquisita, íntima, en la pista, nos empujará con sus llamados interiores, su despertar de fantasmas que nos acompañan.


Es la canción que me inspiró

la evocación que anoche me acunaba.
es voz de tango modulado en cada esquina
por el que vive una emoción que lo domina,
quiero cantar por este son
que es cada vez más dulce y seductor.


Los versos le pertenecen a José María Suñé, que fuera representante de varias orquestas y cantantes y destacara en ese rubro durante años. Pero a la vez, también fue un poeta que supo abarcar las sensibilidades que desparrama diariamente la ciudad que lo vio nacer. Llegó al mundo en 1911, en el barrio de Balvanera, escribió su primera letra de tango a los 18 años, y sabría unirse a compositores que le pondrían música a sus obras. Entre otros: Roberto y Juan Caló, Eduardo del Piano, José Nieso, Osmar Maderna, José Basso, Miguel Nijensohn, Roberto Grela, Francisco De Caro, Carlos Marcucci, Argentino Galván y otros.

Con ese gran violinista y compositor, Raúl Kaplún, armaron páginas muy representantivas, como La mesa de un café, Nos encontramos al pasar, Sólo se vive una vez, Pasión, Igual igual que ayer, Canción de rango, y este tango que traigo hoy a la página: Una emoción. Todos estos temas.tuvieron recorrido y estuvieron en el repertorio de orquestas y cantantes del cuarenta, por su polenta y sentimiento tan porteño. Como en esta descripción tan evocativa.


Envuelto en la ilusión, anoche lo escuché

compuesta la emoción por cosas de mi ayer,
la casa en que nací, la reja y el parral,
la vieja calesita y el rosal.
su acento es la canción, de voz sentimental,
su ritmo es el compás que vive en mi ciudad,
no tiene pretensión, no quiere ser procaz,
se llama tango y nada más.


Se trata de un tema que no ha sido demasiado ejecutado por distintas orquestas. Y es una pena por todo lo que contienen los versos y la música. En la pista es un llamado imperioso para los bailarines, en las versiones de Tanturi-Campos o Demare-Berón, hermosas ambas. Por todo lo que provoca en las fibras íntimas del milonguero, tanto en él como en ella.También es cierto que cuando una orquesta y cantor realizan una versión impecable de un tema determinado, ya siembran su impronta y es difícil igualar o mejorar la que ha sido consagrado por el público. Al margen, Suñé define muy bien al tango con la primera bis, que redondea el tono de esta hermosa pieza del género popular rioplatense.


Esta emoción que traigo yo

nació en mi voz cargada de nostalgia,
siento un latir de rebelión
cuando a este son, sus versos le disfrazan. 
Si es tan sencillo y tan humilde en sus compases
por qué anotarle un mal ejemplo en cada frase...
Con este resto de emoción
muy fácil es llegar al corazón.


Y lo dice un tipo que también escribió temas como: Yo quiero cantar un tango, Decime que pasó, Viento malo, Somos, Te ví llegar, Sol, Cofre de recuerdos, El pasado vuelve, Nos encontramos al pasar, Viejas ansias, etc. Osvaldo Ribó lo cantó y grabó con Roberto Grela. También lo hizo Vanesa Quiroz y Ariel Ardit lo registró con la orquesta El arranque, con su acento tan tanguero.

José María Otero en "Tangos al bardo".


Pero José María Otero nos deja la hermosa interpretación de RAÚL BERÓN con la distinguida orquesta de LUCIO DEMARE. Fue el primer registro de este delicioso tango. Lo llevaron al disco el 3 de septiembre de 1943, dos meses antes que Tanturi-Campos. Suñé representaba a ambas orquestas. A ella, yo le sumo la del Polaco, ROBERTO GOYENECHE con ATILIO STAMPONE y la de ENRIQUE CAMPOS acompañado `por la orquesta de RICARDO TANTURI.


Lucio Demaré y Raul Berón




Roberto Goyeneche y Atilio Stampone




Enrique Campos y Ricardo Tanturi



sábado, 22 de diciembre de 2018

287 - CONTRAMARCA - (Roberto Goyeneche / Julio Sosa y Leopoldo Federico / Carlos Gardel)

De filiación gauchesca, como toda la poesía de Francisco Brancatti, este tango está literariamente construido sobre una metáfora que asemeja la contramarca o segunda marca del ganado con el hecho de que una mujer abandone a un hombre por otro y pretenda luego retornar junto al primero. Fue uno de tantos tangos que el compositor de su música, Rafael Rossi, entregó a Carlos Gardel y que este registró con gran celeridad con acompañamiento de guitarras (3/30). Más adelante lo grabaron Jorge Duran, con la orquesta Florio-Duran (1959), Julio Sosa, Roberto Goyeneche, Luis Felipelli y Juan Carlos Godoy, entre otros.

En su letra se mezcla el amor, el odio, el resentimiento, el miedo y hasta la amenaza. Son puros sentimientos cruzados, difíciles de interpretar en un escenario pues hay que poner toda la garra para poder transmitir al espectador las emociones que desprende este tango.

Pues bien, ahora vamos a tener la oportunidad de poder contemplar dos versiones en vivo de CONTRAMARCA. La primera por parte del "polaco" ROBERTO GOYENECHE, la segunda de JULIO SOSA acompañado por la orquesta de LEOPOLDO FEDERICO. Por último les dejo, como no podía ser de otra forma, la versión en audio de CARLOS GARDEL.


Roberto Goyeneche




Julio Sosa y Leopoldo Federico




Carlos Gardel

viernes, 14 de diciembre de 2018

284 - POBRE COLOMBINA - (Roberto Goyeneche / Carlos Gardel / Horacio Deval y Horacio Salgán)

El poema de este tango fue escrito por Emilio Falero, en 1927, y la música es de Virgilio Carmona, su hermanastro y su compañero en temas tales como “Ríe payaso”. Carlos Gardel lo grabó ese mismo año con las guitarras de Guillermo Barbieri y José Ricardo. En 1951, la orquesta de Horacio Salgán lo grabó para la Roca Víctor y su intérprete fue Horacio Deval, un cantor distinguido que merecería un mayor reconocimiento.

POBRE COLOMBINA también fue grabado por Julio Martel y Horacio Molina, pero hay un amplio consenso en admitir que la mejor interpretación es la de Roberto Goyeneche. La grabación es de 1978, los arreglos son de Raúl Garello y la formación musical es la Orquesta Típica Porteña. Vale la pena escuchar el álbum titulado “Percal”, donde además de “Pobre colombina” se puede disfrutar de “Malevaje”, “Más sólo que nunca”, “El Gordo Triste” y, por supuesto, una notable versión de “Percal”. Allí, hay un Polaco que todavía afronta con dignidad los estragos de la voz, con el fraseo inconfundible, la pausa justa, el floreo con el bandoneón, la nota exacta y el silencio que en Goyeneche es suspenso, emoción, dolor e incertidumbre.

Emilio Falero entró por la puerta grande del tango con este tema que mereció el honor de ser grabado por el “Morocho del Abasto”, quien pocos años después grabó “Ríe payaso”, también de la autoría de este muchacho que se ganó la vida como empleado policial, mientras dedicaba lo mejor de sí para cultivar la música que lo apasionaba. Falero fue amigo de Gardel, pero no necesitó de esa amistad para instalar en la historia del tango dos temas clásicos que lo consagraron para siempre. También pertenecen a su pluma “El Manisero” grabado por Ignacio Corsini y “Era de ley” interpretado por Roberto Firpo.

Virgilio Carmona nació en Rosario, vivió muchos años en Tucumán y, por supuesto, siempre le tributó amor a Buenos Aires. En algún momento, lució sus habilidades musicales con el trío de Anselmo Aieta en los cafetines de San Telmo y sus recursos musicales conquistaron el aplauso de la “selecta” platea que animaba la sesiones del “Parque Japonés” de Paseo de Julio a finales de los años veinte, el mismo “Parque Japonés” que abría sus puertas para que “Garufa” -escrito para esa época- adquiriera credenciales de muchacho rana. Por último, Carmona se dio el gusto de que sus mejores composiciones fueran tenidas en cuenta por Gardel. En ese sentido, a “Pobre colombina” y “Ríe payaso” hay que sumarle “En la Ribera”, “Sueño de carnaval” y “El manisero”.

Carmona fue también autor de zambas memorables, como por ejemplo “Al Jardín de la República” o “Naranjos tucumanos” y “Debajo de la morera”, entre otras. No es el único poeta tanguero que se interesó por el folclores. Sin ir más lejos, Homero Manzi, incursionó en el género campero y lo hizo con su reconocida maestría.

No deja de llamar la atención que los dos éxitos perdurables de Falero y Carmona estén relacionados con el carnaval o hayan sido escritos en su homenaje. Asimismo, en ambas letras lo que se trabaja es el contraste entre la alegría del carnaval y las penas de amor. La Colombina está triste y el payaso se ríe para disimular su pena. No van a ser los primeros ni tampoco serán los últimos

Corresponderá a los sociólogos e historiadores culturales explicar por qué el carnaval fue tan importante en la primera mitad del siglo veinte y por qué declinó. Asimismo, sería interesante indagar acerca de esa alegría algo histérica en contrapunto con la soledad y el dolor. Las letras de tango en homenaje al carnaval están en correspondencia con las obras de teatro, las novelas y las películas que celebran la misma ceremonia. Una de las grandes novelas de la literatura argentina “El sueño de los héroes” de Adolfo Bioy Casares, está ambientada en una juerga de carnaval. En el tango sería imposible escribir una reseña sobre su poesía ignorando este escenario. No he realizado un cotejo minucioso, pero me atrevería a decir que el carnaval es el principal “pretexto” de la poesía tanguera. Sin duda que, además, los tangos más exitosos interpretados por sus grandes ases pertenecen a esta temática. Basta para ello recordar poemas como “Siga el corso”, “Carnaval”, “Sacate el antifaz”, “Carnaval de mi barrio”, “Serpentina de esperanza”, “Cascabelito”, “Melenita de oro”, “Colombina”, “Esta noche en Buenos Aires”, “Soy un arlequín”, “En el corsito del barrio” y “Después del carnaval”.

Asimismo, el carnaval está presente como metáfora de fiesta, de jarana, de bullicio en innumerables letras “Y el carnaval del mundo cantaba y se reía…” dice Le Pera en “Sus ojos se cerraron”. “Sos un disfrazao sin carnaval”. Palabras como mascarita, arlequín, Pierrot, colombina, Dios Momo, corso, son casi lugares comunes de la literatura carnavalera.

“Pobre colombina” en ese sentido es un clásico. Como lo sugiere el título, la misteriosa y bella colombina, culpable de haber inferido tantas penas de amor en otros carnavales, esta vez le toca sufrir. El poema se inicia levantando el telón para el comienzo de la fiesta. Hay alegría, hay risas, cantos, pero… pero… “¡La Colombina tan sólo está triste, de luto se viste, no quiere cantar!”.

Convengamos que la presentación es novedosa. La mujer que encarna el misterio, la risa y la alegría no sólo llora sino que quiere morirse de pena. Otra vez el contraste entre la fiesta y el dolor, pero esta vez la protagonista del dolor es la que fuera en otros carnavales la reina de la fiesta.

No sé muy bien por qué el dolor de “La colombina está triste” me recuerda al tango “Alma de loca”, el tango escrito en 1927 por Jacinto Font con música de Guillermo Cavazza con excelentes interpretaciones de Gardel, Goyeneche y Rivero. También allí la reina de la jarana es sorprendida a punto de llorar. ¿Como la Colombina? Como la Colombina.

La última estrofa, de todos modos, no termina de convencerme. Suele pasar con muchas buenas letras de tango: el poeta arruina el poema con las palabras finales. La tentación al sentimentalismo cursi siempre está a la vuelta de la esquina en la poesía popular y, ya se sabe que el sentimentalismo es, sin excepción, el fracaso del sentimiento. En el caso que nos ocupa, hubiera sido mucho más efectivo ocultar los motivos del dolor de la Colombina. O dejarlo en una zona ambigua donde nunca se sepa muy bien por qué sufre. Falero comete el error de ser explícito y al siguiente verso agrava la falta anunciando que el Pierrot que la engaña regresará y que ya será tarde porque “… al ver sólo el nido tendrá que llorar”. Los amigos de la justicia, tal vez estén satisfechos por esta resolución. Hasta parece lógico: el que las hace las paga. Pero esa lógica poco y nada tiene que ver con la poesía.

Emilio Falero nació en Buenos Aires el 12 de diciembre de 1887 y murió en la misa ciudad el 25 de noviembre de 1933. Virgilio Carmona nació en Rosario el 13 de agosto de 1895 y murió en Tucumán el 12 de julio de 1948.

ROGELIO ALANIZ

Pues ahora ya solo nos queda escuchar algunas, las mejore, versiones de este tango y que mejor que empezar por la se considera la mejor: la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE. No podía tampoco faltar la de CARLOS GARDEL y para terminar, creo que no me voy a equivocar en dejarles la versión de HORACIO DEVAL con el acompañamiento de la orquesta de HORACIO SALGÁN.


Roberto Goyeneche




Carlos Gardel




Horacio Deval y Horacio Salgán 


280 - PA LO QUE TE VA A DURAR - ( Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche / Edmundo Rivero / Adriana Varela / Abel Córdoba y Osvaldo Pugliese)

La letra pertenece a Celedonio Flores y la música a Guillermo Barbieri. Se supone que fue escrito en 1935, motivo por el cual Carlos Gardel no lo pudo grabar. Yo lo escuché cantar por primera vez muchos años después en una versión de Raúl Berón y la orquesta de Miguel Caló. Luego me llegaron las grabaciones de Roberto Goyeneche y Edmundo Rivero: las dos son formidables. Una con la orquesta de Troilo, la otra con la de Mario Demarco. Después disfruté de otras grabaciones: Osvaldo Pugliese con Abel Córdoba y Alberto Echagüe con Juan D’Arienzo. De todos modos, y sin menoscabar a nadie, mis preferidos son Goyeneche y Rivero; me parecen que son los que le otorgan a la letra el tono justo, la insinuación precisa.

PA LO QUE TE VA A DURAR es un poema que reitera uno de los temas clásicos del tango: el muchacho calavera. Todo tanguero que se precie ha disfrutado de poemas como “Muchacho” de Celedonio Flores, interpretado por Angel Vargas; o “Mis consejos” de Héctor Marcó grabado con guitarras por Rivero en 1954; o “Cómo se pianta la vida” de Carlos Viván, el mismo autor de ese tango que tanto le gustaba a mi padre: “Hacelo por la vieja”, interpretado, si mal no me acuerdo, por Oscar Larroca. “Cómo se pianta la vida”, pertenece por mérito propio a Roberto Goyeneche, pero hay una versión muy buena de Héctor Mauré.

Los tangos referidos a los muchachos calaveras tienen algunas constantes y, por supuesto, algunas diferencias. Se refieren en todos los casos a jóvenes que se han lanzado de lleno, con todo el vigor juvenil, al vértigo de la noche. A estos muchachos les gustan todas: las mujeres, el naipe, los caballos, el whisky y algunas cositas más. Les gustan todas y, además, se proponen ser ganadores en todas.

Por lo general, los poemas privilegian como punto de vista la mirada de un hombre mayor, alguien que “está de vuelta” y les recuerda lo efímero de la vida y lo equivocado que están. Alguien que, seguramente, cuando tuvo esa edad fue como ellos, y alguien que a pesar de la severidad del reproche no alcanza a disimular la admiración que le sigue despertando ese tipo de vida

En la mayoría de las letras predomina la actitud paternalista de ese observador o la reflexión crítica y despiadada a una vida agotada en placeres y excesos que lo han dejado con las manos vacías. Hay un tango que se llama “Medianoche”, escrito por Héctor Gagliardi, musicalizado por Aníbal Troilo en 1944 e interpretado por Aldo Calderón, que alude a esa vida precipitada y al balance final, cuando ya no hay tiempo de volver atrás. El personaje habla en primera persona. Está internado en el hospital, seguramente con alguna enfermedad incurable y, justo cuando el reloj del pabellón da la medianoche, imagina a sus amigos en la mesa del café conversando o jugando al billar. Habla también de su madre y de la novia que ya no lo viene a visitar. Está solo, enfermo y vencido. En cierto momento recapitula y dice; “Las minas, las copas, las farras, los bailes, yo triunfé en todo esto y aquí está el final”.

Las letras sobre los muchachos calaveras pueden ser críticas no contra ese tipo de vida, sino contra personajes que no están a la altura de ella, pero bueno es insistir en que de una manera a veces confusa, a veces disimulada, no ocultan la admiración que despierta ese tipo de vida. En otros casos la mirada intenta ser más que crítica, burlona . El muchacho calavera puede ser el gil, el que pretende ser calavera y no le da el cuero. Es el caso del tango de Félix Villa, interpretado por Mario Bustos, “Che fulano” o “Muchacho rana”, de Tita Merello, o “Niño bien” de Víctor Soliño y Roberto Fontaina, interpretada también por Tita Merello. O el caso de “Muchacho”, a quien le dice que “si tenés sentimientos, los tenés adormecidos, pues todo lo has conseguido, pagando como un chabón”.

En todos estos casos, el observador, el punto de vista, es despiadado con ese “tonto que se cree vivo”, o ese farsante que exhibe una condición que carece. A modo de síntesis, podría decirse que en algunos casos la crítica huele más a resentimiento que a crítica, pero a no fastidiarse, porque esas “virtudes” constituyen también un atributo en el largo poemario tanguero.

“Pa lo que te va a durar”, es a mi criterio, junto con “Mis consejos” y “Cómo se pianta la vida”, la mejor versión de este subgénero de muchachos calaveras. El ritmo de los versos, las imágenes, son de excelente factura, una calidad a la que Celedonio Flores nos tiene acostumbrados con letras como “Corrientes y Esmeralda”, “Cuando me entrés a fallar”, “Canchero”. “Mala entraña”, “Audacia”, “Margot”, “Tengo miedo”, “Milonga fina”, “Malevito”. por mencionar los más conocidos.

Los trazos que van dibujando al protagonista de “Pa lo que te va a durar” son certeros y precisos. “Estás cachuzo a besos, te han descolao a abrazos, se te ha arrugao la cara de tanto sonreír, si habrás ensuciao puños en mesas de escolaso, si habrás rayado alfombras muchacho bailarín”. Ya en la primera estrofa, el poema no pude ocultar la simpatía, la admiración, incluso el cariño que le despierta el personaje.

Se trata de un ganador, pero de un ganador en serio, un ganador que se las aguanta. El muchacho vive al límite y daría la impresión de que todo le sale bien, entre otras cosas porque tampoco le importaría demasiado si le fuera mal, porque lo que valora en todos los casos es esa capacidad para vivir los excesos, para jugarse, secando la cartera en Palermo o haciendo temblar a Griselda en los carnavales cuando su voiture llega a marcar 120 kilómetros por hora, en un tiempo en el que ya era imprudente andar a 80 kilómetros por hora.

El punto de vista, el hombre que dice la letra del tango, le advierte en el estribillo que esa vida de triunfos, éxitos, hazañas no le va a durar mucho, que tarde o temprano se va a dar cuenta de que vivió una vida vacía, una vida que se agotó en aprontes y partidas y entonces…“Muchacho…te quiero ver”. Pero el joven muy bien podría decirle a este veterano sentencioso y amargo que nadie le va a quitar lo bailado y que al futuro lo va a torear cuando llegue y no antes.

El propio veterano admite que el muchacho merece ser admirado: “Vos sos el que no tiene temores cuando juega, vos sos a quien ninguna mujer lo despreció, vos sos el que no pide, vos sos el que no ruega, vos jugás por derecha habiendo banca o no”. Esta estrofa es bellísima. Nuestro héroe no es un tonto, un vulgar niño bien, un fanfarrón, algo así como un Isidorito Cañones. Hay en él un coraje, un valor, algo en definitiva que merece ser reconocido.

Y efectivamente el poeta lo reconoce en la última estrofa y, muy en particular en los últimos versos, cuando le dice. “Y por noble y derecho vas dejando a pedazos, en esta caravana tu amable corazón, en esta caravana de envidias y fracasos, donde taureás tu vida de criollo y de varón”. Final perfecto, digno de la mejor mitología tanguera. Prestar atención a la manera, al modo, con que Goyeneche y Rivero pronuncian la palabra “taureás”. El personaje en este final adquiere dimensión de héroe, de héroe trágico. El muchacho es algo más que un tarambana o un vicioso: es noble y derecho, tiene corazón y al concluir la letra ha dejado de ser el muchacho bailarín y ha devenido en criollo y varón. ¿Qué más se puede pedir?

ROGELIO ALANIZ

Y solo toca ya escuchar este hermoso tango. Y para hacerlo he escogido cuatro versiones como son las de, en primer lugar, la ANÍBAL TROILO y ROBERTO GOYENECHE; en segundo, la de EDMUNDO RIVERO; en tercero, la de ADRIANA VARELA, para terminar con la excelente versión en directo de 1985, de ABEL CÓRDOBA acompañado por la orquesta de OSVALDO PUGLIESE.


Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche




Edmundo Rivero




Adriana Varela




Abel Córdoba y Osvaldo Pugliese

sábado, 8 de diciembre de 2018

270 - LA LUZ DE UN FÓSFORO - (Ariel Ardit / Aníbal Troilo y Alberto Marino / Roberto Goyeneche)

LA LUZ DE UN FÓSFORO es un tango hermoso que ratifica aquello de que los versos y la música, cuando tienen el color y la sustancia debida, el rostro pasajero de un amor, la música nostálgica, el brillo del canto, se encadenan a nuestros sentimientos para siempre.

Los versos son de Enrique Cadícamo, ese poeta que nos dejó tantas pinturas evocando la época que vivió como pocos y contando algo ligero como un soplo de vida, que se galvaniza con la música del pianista y compositor Alberto Suárez Villanueva y el registro primero de Aníbal Troilo con la voz de Alberto Marino, llevado a cabo el 17 de diciembre de 1943, que fue todo un impacto.

De paso me complace recrear la figura de este pianista rosarino, uno de los que llegaron a Buenos aires y se amontonaron en la mítica Pensión La Alegría, de la calle Salta 321, donde Humberto Cerino y su esposa atendían a tantos huéspedes arribados de distintos pueblos y ciudades, y que harían historia en el tango. Entre ellos Francini, Pontier, Antonio Ríos, Ahumada, Barbato, Herreros, Argentino Galván, Scorticati, Howard, Tití Rossi y tantos otros.

Suárez Villanueva traía una sólida formación musical y gracias a la amistad que entabló con Enrique Cadícamo, y al consejo de éste, frecuentó a Juan Carlos Cobián, quien le dió una mano cordial y le transmitió algunos códigos y fundamentos del tango. Ocupó el sillón del piano en algunos conjuntos y en forma efectiva en radio Belgrano, donde Libertad Lamarque estrenó un hermoso tango suyo "Din Don", con Evaristo Fratantoni. Tenía 24 años y su destino parecía destinado a idear melodías, estructurar temas, siempre en la idea de concertar ese ritmo sencillo y unviersal que imprimirá a sus creaciones.

En este sentido demostró su gran sensibilidad al componer piezas tan sentidas como Es en vano llorar, Lloran las campanas, Mientras duerme la ciudad, Al compás de un tango, Lejos de Buenos Aires, Tu melodía, Quiero que sepan, todas con versos de Oscar Rubens. La sociedad entre ambos devenía del hecho de que Suárez Villanueva había sucedido a Mariano Mores en la Academia de los Rubistein como profesor. También engarzó temas con Eduardo Moreno, con el citado Fratantoni, con Cadícamo, Razzano y otros.

Ocupó el palco del Marzotto de la calle Corrientes, al frente de su orquesta durante un tiempo prolongado. Estaría algunos años radicado en Montevideo, donde abrió una Academia y al regreso se dedicó a la enseñanza y siguió componiendo temas. Uno de los más bellos es sin duda La luz de un fósforo, con su amigo Cadícamo, que en su momento fue todo un suceso. Y que hoy revivo aquí.

Nos encontramos, tú y yo,
y al conversar,
nos detuvimos...
Un algo raro tenías
cuando callabas,
cuando reías...
La esgrima sentimental
al fin surgió
la tarde aquella...
Después... ¡qué poco quedó!
El viento, todo lo llevó.

Cadícamo ya dijo casi todo en la primera parte. El rapsoda del tango que nos obligó a memorizar sus versos con la levadura de su palabra, bosqueja el comienzo del amor que muere antes de nacer y lo metaforiza con la luz brillante, llamativa y fugaz del fósforo encendido. A la vez nos quedan incógnitas. ¿volverían a verse? ¿Consumarían el amor? Y nos tiene pendientes en la siguiente estrofa.

La luz de un fósforo fue
nuestro amor
pasajero...
Duró tan poco... lo sé...
como un fulgor
que da el lucero...
La luz de un fósforo fue,
nada más,
nuestro idilio...
Otra ilusión que se va
del corazón
y que no vuelve más...

Uno piensa que este tema debería tener continuación, nuevos encuentros, pero Cadícamo con su pericia poética lo desdibuja y lo inserta en la chatarrería sentimental, dejándonos el posgusto de lo que prometía y no pudo ser, en dos líneas finales:

La vida es toda ilusión
y un prisma es el corazón...

José María Otero en "Tangos al bardo".

Vale la pena recordarlo en la versión de ese excelente cantor que es ARIEL ARDIT acompañado por la magnífica orquesta que dirige el pianista Andrés Linetzky. El arreglo es muy destacable, incluso. También lo podemos escuchar en la versión citada de ANÍBAL TROILO y ALBERTO MARINO. Para rematar, les dejo también la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, como siempre, todas las que él hace, genial.


Ariel Ardit




Aníbal Troilo y Alberto Marino




Roberto Goyeneche

miércoles, 28 de noviembre de 2018

263 - SHUSHETA - (Juan Carlos Cobián / Angel Vargas y Angel D'Agostino / Roberto Goyeneche)

SHUSHETA es un tango cuya música es de Juan Carlos Cobián en tanto que la letra, agregada años después, pertenece a Enrique Cadícamo. Fue grabado por el compositor por primera vez en el año 1923 y, posteriormente, por otros artistas.

El significado más directo de shusheta es «petimetre», palabra que el diccionario español señala como proveniente del francés: petit maître, es decir señorito. Gobello afirma que proviene de la palabra del dialecto genovés ciuscetta y significa "escolar excesivamente aplicado y amigo de delatar a sus compañeros".

Oscar Conde dice que la voz del genovés sciuscetto, que significa "fuelle" y en segundo término "soplón" se incorporó al lunfardo con este último significado pero luego derivó en "petimetre, individuo muy afectado en el vestir.

Chiappara da como significado el de "dandy, joven apuesto y galanteador, pinta brava" y da como ejemplo el tango Shusheta que dice "toda la calle Florida lo vio, con sus polainas, galera y bastón".

Está controvertida la cuestión acerca de si este tango rememora, fue inspirado o tiene relación con algún personaje conocido del Buenos Aires de la época.

Cuando Cobián compuso la música en 1920 era amigo de Martín Alzaga Unzué, más conocido como Macoco, un hombre que reunía las condiciones para ser considerado un shusheta, en el sentido de persona preocupada por su apariencia y, en especial por su vestimenta; era joven, buen mozo, deportista, millonario y seductor y la mayoría de las opiniones se inclinan a considerarlo la fuente de inspiración del autor.

Cadícamo decía que el tango estaba inspirado en El Payo Roqué, cuyo nombre era Benjamín Roque, un cordobés de buena familia que con su chispa solía alegrar las reuniones en el Jockey Club, el Club del Progreso, el Círculo de Armas, el Café de París y otros lugares de encuentro de la alta sociedad; vestía como un cajetilla, siempre con un clavel en el ojal y recibía un subsidio que le había otorgado su comprovinciano, protector y amigo, el presidente Miguel Juárez Celman. Murió en la pobreza total en 1932 y según crónicas de la época «fue amigo de todos, silbador maravilloso que jamás había trabajado pues vivió de la benevolencia de sus amistades». Existen otras personas, entre ellas José Carlos Corbatta, que en una nota del 11 de septiembre de 2000 publicada en el sitio Historia del País en Internet, dice haber escuchado de su padre que el tango fue inspirado por Jorge Newbery.

Según la partitura editada por Breyer Hnos. el tango fue dedicado por Cobián «al señor Julio Martel», que no puede ser el cantor por una cuestión cronológica. En la editada por Ricordi, la dedicatoria de Cadícamo es al señor Mango Guerrico.

Enrique Cadícamo relató en sus Memorias que conoció personalmente a Cobián en 1922; en agosto de 1923 el músico disolvió su conjunto, vendió sus muebles y viajó a los Estados Unidos, detrás de una cupletista. Viajó por varios países trabajando y prosiguiendo sus relaciones románticas hasta que en 1928 regresó al país y al año siguiente le pidió al poeta que le ponga letra a diversos tangos de su autoría, entre ellos a “Shusheta”. Juan Ángel Russo dice que la letra que escribió Cadícamo en 1934 comenzaba:


Pobre shusheta, tu triunfo de ayer
hoy es la causa de tu padecer...
Te has apagao como se apaga un candil
y de shacao sólo te queda el perfil…


Algunos versos más adelante la letra atribuye al personaje del tango “patente de gigoló” y dice que “Madam Giorget te supo dar su gran amor de gigolet”. Esta letra nunca fue registrada, ni incorporada a las partituras editadas y recién el 27 de junio de 1938, Juan Carlos Cobián inscribió en SADAIC la música de “Shusheta”.

A partir de 1943 dentro de una campaña iniciada por la dictadura militar de 1943 que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo, como así también cualquier referencia a la embriaguez o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país, en las obras que se emitían por radiodifusión y Shusheta fue uno de los tangos afectados tanto por su título como por su letra.

En 1944 Ángel D'Agostino le pidió a Cadícamo que adaptara la letra de “Shusheta” a la reglamentación oficial y con la autorización de Cobián cambió su nombre, pasando a ser El aristócrata y se modifica su letra, con lo que sus primeros versos quedan así:


Toda la calle Florida te vio
con tus polainas, galera y bastón...
Dicen que fue, allá por su juventud,
un gran Don Juan del Buenos Aires de ayer.


Recién el 22 de febrero de 1946, Cadícamo registró esta nueva letra en SADAIC.

Ángel Vargas y después Roberto Goyeneche, emplearon la frase: «con sus polainas, galera y bastón», en tanto en la letra registrada en SADAIC, figura «con sus polainas, chambergo y bastón». En otra parte cantaron «engalanó la puerta del Jockey Club», mientras que Cadícamo había escrito: «que engalanó las fiestas del Jockey Club».

Cuando el 5 de abril de 1945 Ángel D'Agostino y Ángel Vargas, grabaron este tango usaron la nueva letra pero suprimieron en el canto las estrofas quinta y sexta, posiblemente con el propósito de darle más espacio a la música propiamente dicha, en sintonía con el estilo milonguero de la orquesta. Esta es la letra más conocida por el público y la grabaron nuevamente el 30 de agosto de 1957 con la orquesta de Edelmiro D'Amario. Por su parte Roberto Goyeneche la registró en 1984 con el Sexteto Tango.

En las partituras editadas por Breyer Hnos. en vida de Juan Carlos Cobián, en la portada siempre aparecía una figura con galera, polainas y pipa, aunque sin bastón. La partitura publicada el 22 de septiembre de 1965 o sea varios años después de fallecido el autor de la música está ilustrada conforme a la «nueva» letra incluida en ella: delante de un fondo de casas bajas, un hombre de acentuado aspecto malevo, con lengue y chambergo, recostado en un farol callejero, pero los primeros versos siguen haciendo referencia al uso de las polainas, galera y bastón.

Las restricciones a las letras continuaron al asumir el gobierno constitucional el general Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el Presidente –que afirmó que ignoraba la existencia de esas directivas- las dejó sin efecto.

En octubre de 1953 se aprobó la Ley de Radiodifusión n° 14 241 que no tenía previsiones sobre el uso del lenguaje popular en radio pero las restricciones en alguna medida continuaban, y motivó la denuncia de SADAIC en enero de 1950 a la irradiación de ciertos temas por Radio El Mundo; no obstante tal denuncia, en 1952 la propia entidad de los autores acordó con las autoridades una lista de canciones populares que por razones de buen gusto o decoro idiomático no debían pasarse por radio; en definitiva, SADAIC no cuestionaba la censura en sí misma sino quién la aplicaba.

Aparte de la grabación por parte de su autor, existen otras grabaciones de Shusheta entre las que se encuentran la de la Orquesta Típica Ángel D'Agostino con la voz de Ángel Vargas, la de Horacio Salgán para RCA Victor, otra de Ángel Vargas que data del 30 de agosto de 1957 y con la orquesta de Edelmiro D’Amario, otra de Roberto Goyeneche en 1984 con el Sexteto Tango y la de Osvaldo Ribó, acompañado en guitarra por Hugo Rivas en 1978.

De ellas he elegido para que nos acompañen, la de su autor JUAN CARLOS COBIÁN, la de ANGEL VARGAS, de 1945, acompañado por la orquesta de ANGEL D'AGOSTINO y para acabar la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE con el Sexteto Tango.

Disfrútenlo!


Juan Carlos Cobián




Angel D´Agostino y Angel Vargas




Roberto Goyeneche

viernes, 16 de noviembre de 2018

254 - LO QUE VOS TE MERECÉS - (Miguel Caló y Alfredo Dalton / Abel Córdoba / Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche)

LO QUE VOS TE MERECÉS es un tango cuya letra pertenece a Abel Aznar en tanto que la música es de Carlos Olmedo, que fue registrado en SADAIC el 15 de diciembre de 1955​ y grabado por Miguel Caló en la voz de Alfredo Dalton el 23 de julio de 1956 en el sello Odeón.

Como en el tango "Y no le erré", la letra de "Lo que vos te merecés" se refiere a la mujer que abandonó al hombre en busca de la riqueza o felicidad que no tenía a su lado, pero que en algún momento debe regresar.

Manuel Adet después de señalar que las letras de Aznar son recias, viriles, sobrias y muy bien escritas y que la poética de sus tangos se encuentra en el linde con el machismo, dice que varias de ellas contienen la mítica situación del regreso de la mujer que, seducida por la perspectiva de alcanzar otra vida con riqueza o felicidad había abandonado a su hombre y agrega que de ellas la más emblemático, la más popular, es Lo que vos te merecés, un clásico, con ese estribillo donde celebra que haya vuelto “con ese vestidito que yo te regalé”, que interpretaron grandes cantores, aunque nadie como Alfredo Belusi y añade:

”La letra concluye con el típico reproche: “Que decís, que te engañaron con un mundo de promesas, que volvés arrepentida que recién me comprendés, que querés si se acabaron tus delirios de grandeza, hoy tenés de recompensa, lo que vos te merecés”…Las dudas, el dolor disimulado por la supuesta revancha, la certeza del amor recuperado, todo ello visto desde el lugar de un héroe tanguero, es lo que le otorga a estos poemas belleza y perdurabilidad. Puede que en la letra el machismo esté presente, en algunos casos de manera visible, pero lo que lo disculpa, lo atenúa y en todo caso lo justifica, es la capacidad del hombre para amar. Machista, guapo, perdedor, tal vez algo anacrónico, el personaje sólo se salva gracias a su capacidad de amar”.


Entre las muchas grabaciones de este tango se encuentran las realizadas por la orquesta de Aníbal Troilo y la voz de Roberto Goyeneche, la de José Basso con la voz de Alfredo Belusi, la de Pablo Rafael Moreno acompañado por las guitarras de los Hermanos Rivas, la de Jorge Vidal, la de Abel Córdoba, la de Miguel Caló con la voz de Alfredo Dalton y la de Liliana Felipe, entre otras.

En esta ocasión podremos escuchar, en primer lugar, la primera grabación de este tema que como antes cité corresponde a MIGUEL CALO y su orquesta y con la voz de ALFREDO DALTON. Después podremos disfrutar de la interpretación, en vivo, de ABEL CORDOBA. Después, una versión extraordinaria interpretada por el "Polaco" ROBERTO GOYENECHE en su paso por la orquesta de ANIBAL TROILO que quedó registrada para la historia del tango.


Miguel Caló y Alfredo Dalton




Abel Córdoba




Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche

sábado, 10 de noviembre de 2018

245 - CHE, BANDONEÓN - (Oscar Alonso y Héctor María Artola / Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo / Nelly Omar / Malena Muyala)

CHE, BANDONEÓN es un tango cuya letra pertenece a Homero Manzi en tanto que la música es de Aníbal Troilo y cuya partitura fue publicada por la editorial Korn el 30 de noviembre de 1949 y fue estrenado por Troilo en los primeros meses de 1950 en sus audiciones de Radio El Mundo. Fue grabado por Oscar Alonso con la orquesta de José María Artola para la discográfica Odeon en abril de 1950, por Troilo con la voz de Jorge Casal para el sello TK el 24 de noviembre de 1950 y por otras grandes orquestas del género.

El bandoneón está considerado en el Río de la Plata el instrumento más representativo de la música de tango. El desarrollo y evolución del bandoneón son bastante inciertos, pero se puede destacar como grandes colaboradores en el diseño del mismo a Carl Friedrich Uhlig (1830) y Carl Zimmermann (1849). El nombre proviene del alemán bandonion, y este es un acrónimo de Heinrich Band (1821-1860), quien fue uno de los primeros en dedicarse a comercializarlos. El instrumento estaba pensado para reemplazar al órgano en las ceremonias religiosas que se desarrollaban fuera de los templos o en capillas modestas. Originariamente era más sencillo, pues consistía en una especie de concertina de cajas hexagonales con solo unos cuantos botones para cada mano. Los modelos que llegaron a al Río de la Plata, (de las dos fábricas más conocidas: ELA y Doble A) de 142 voces y aun los de 152 voces, tenían dos notas bajas en el teclado izquierdo: sol en la parte superior y la en la parte inferior, pertenecientes a la octava que se encuentra por debajo del do más grave del bandoneón. Estas dos notas no tenían aplicación práctica, ya que estaban una octava más bajas que todo el resto del teclado.

El bandoneón A.A. comenzó a fabricarse en Alemania en 1864 y al año siguiente ya había un ejecutante, el negro José Santa Cruz, que según se dice entretenía a los soldados en la Guerra de la Triple Alianza.2​En sus comienzos el tango era interpretado generalmente por un trío de violín, guitarra y flauta. A fines del siglo XIX y comienzos del XX la flauta comenzó a ser reemplazada por el bandoneón, lo que al decir de Luis Adolfo Sierra traería “un cambio total en la fisonomía musical del tango. Que con la desaparición de las traviesas y picarescas fiorituras de la flauta fue perdiendo su originario carácter retozón y bullanguero. Adoptó entonces una modalidad temperamental severa, cadenciosa, adusta. Y fue el bandoneón sin duda, el artífice de esa radical transformación anímica que acaso el tango esperaba para volverse quejumbroso y sentimental.”

El bandoneón aparece como personaje en varios tangos, empezando por el Bandoneón arrabalero (1928) de Pascual Contursi y Juan Bautista Deambroggio, siguiendo con La última curda de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, Fueye de Homero Manzi y Charlo, Che, bandoneón]], Mi bandoneón y yo de Julio Gutiérrez Martín y Rubén Juárez, Qué tango hay que cantar de Cacho Castaña y Rubén Juárez, Pa’que bailen los muchachos de Enrique Cadícamo y Aníbal Troilo, entre otros.

Aníbal Troilo se refería a menudo a su primer bandoneón con el cariño y deferencia que se reserva a un amigo; lo había cobrado a los 10 años de edad en 120 pesos a pagar a 10 por mes pero después de la cuarta cuota el “ruso” que se lo había vendido no había pasado más por su casa. Esta “humanización” del instrumento también siguió un camino inverso cuando Troilo quedó identificado con el objeto cuando Julián Centeya lo llamó “El Bandoneón Mayor de Buenos Aires”.

El tango arranca con la primera estrofa dirigida a su interlocutor, el bandoneón.


Tu canto es el amor que no se dio
y el cielo que soñamos una vez
y el fraternal amigo que se hundió
cinchando en la tormenta de un querer.


A continuación menciona tres personajes femeninos arquetípicos de mujeres de cabaré: Esthercita (“Milonguita)”, seguramente un personaje ficticio creado por Samuel Linnig en su tango Milonguita, Mimí, por Mimí Pinsón, el personaje de Alfred de Musset recogido en el tango Griseta de González Castillo y Ninón, por Ninón de Lenclos.

A principios de 1950 Troilo contrató a Jorge Casal para que reemplazara en su orquesta a Edmundo Rivero, motivando el reclamo de Florindo Sassone con quien estaba ligado el cantor, ante el Sindicato Argentino de Músicos, porque tenía contrato firmado con el Club Atlético Independiente para animar los bailes de Carnaval de ese año con la presencia del mismo. Troilo debió entonces postergar el ingreso hasta que finalizaran esos bailes, y su primera grabación con el cantor fue justamente el tango Che, bandoneón.

Otras grabaciones, aparte de la ya citada de Oscar Alonso con la orquesta de José María Artola, fueron realizadas por Susana Rinaldi con la orquesta de Leopoldo Federico, Virginia Luque, Nelly Omar, Alberto Podestá con la orquesta de Francini-Pontier, Roberto Goyeneche acompañado por Aníbal Troilo y otra con Ernesto Baffa y Osvaldo Berlingieri, Alberto Arenas con la orquesta de Francisco Canaro, Nelly Omar acompañada por José Canet, Tito Reyes con la orquesta de Aníbal Troilo, Carlos Almada con la orquesta de Edgardo Donato, Ricardo Blanco con la orquesta de Miguel Caló, entre otros.

De ellas, aquí vamos a poder escuchar la primera de todas, la de OSCAR ALONSO con el acompañamiento de HÉCTOR MARÍA ARTOLA de 1950, la de su autor, ANÍBAL TROILO con la voz excepcional de ROBERTO GOYENECHE y la de NELLY OMAR junto a las guitarras de José Canet. También podremos disfrutar viendo la interpretación en directo, ofrecida en el Auditorio Nacional Adela Reta de Montevideo por una cantora muy actual: MALENA MUYALA, donde estuvo acompañada por la guitarra de Fredy Pérez.

Espero que disfruten de todas ellas.


Óscar Alonso y Orquesta de Héctor María Artola




Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo




Nelly Omar




Malena Muyala

lunes, 29 de octubre de 2018

235 - LA VIOLETA - (Carlos Gardel / Aníbal Troilo, Jorge Casal y Raúl Berón / Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo)

La letra que escribiera Nicolás Olivari en LA VIOLETA es una historia de inmigrantes nostálgicos. Un drama quizá equivalente, parecido al de tantas otras inmigraciones, de cotidianidad que aún más dura para el que llega sin otro bien que su fuerza de trabajo. En él se narra el drama que llegaba “encerrado en la panza de un buque”. Olivari, junto al autor de la música de "La Violeta", Cátulo Castillo, planearon una máxima vinculación entre nuestro tango y los inmigrantes, muchos de ellos, italianos que en la cantina que se nombra (probablemente del barrio portuario La Boca), llevaban el ritmo de sus viejas canciones, golpeando el puño sobre la mesa y haciendo peligrar los vasos de "bon vin cartun", tal como dice el tango en un exacto recordatorio:

"Con el codo en la mesa mugrienta
y la vista clavada en un sueño,
piensa el tano Domingo Polenta
en el drama de su inmigración.
Y en la sucia cantina que canta
la nostalgia del viejo paese,
desafina su ronca garganta
ya curtida de vino carlón".

Pero, ¿ejercieron los italianos una influencia considerable en la gestación y el desarrollo del tango?

Importantes medios gráficos, durante los primeros años del siglo XX, se referían al “italiano acriollado como un famoso cultivador del tango”.

La crónica de la época ya había notado que ese “tano” sensiblero de la penúltima pieza del conventillo de la esquina, hamacaba al compás de un tango el recuerdo de una calle, de una madre o de un amor que había quedado, para siempre, detrás del océano.

El propio Leopoldo Lugones que había visto en el tango “un reptil de lupanar”, en una conferencia en 1913 señalaba: “el suburbio agringado de nuestras ciudades cosmopolitas engendra y esparce por esas tierras a título de danza nacional (el tango) cuando no es sino deshonesta mulata engendrada por las contorsiones del negro y por el acordeón maullante de las trattorías”.

Ni el acordeón maullante de los italianos, ni Lugones, gozaron de los favores consagratorios del tango. En el lugar del acordeón italiano se aquerenció un pariente alemán (el bandoneón); y en el sitial del poeta cordobés, centro y figura del canon literario y moral de la Buenos Aires de aquellos años, surgieron hombres de una pronunciación francesa más defectuosa, de un latín menos riguroso, pero de almas gigantes y de una poética canyengue y refinada.

Ricardo Ostuni, prestigioso investigador del género, en su obra “Tango, voz cortada de organito” se encargó de escudriñar el tema. Allí trae a colación dos opiniones rioplatenses. Una, del ensayista uruguayo Daniel Vidart para quien el injerto de los organitos y de los acordeones venidos de Italia hicieron llorón al tango y abrieron el camino a la elegías con cornudos y minas espantadas.

La otra opinión proviene de este lado del río: es de Borges. Él se lamentaba de que el tango perdiera su coraje original en manos de un llanto decadente y hasta inverosímil para un guapo de las orillas de fines de siglo. Borges distinguía, anota Ostuni, un tango criollo y otro “maleado por los gringos”.

A continuación, el autor a quien seguimos advierte que “lo singular de estos juicios es que olvidan que los tangos primitivos, los que exhibían esa felicidad de pelear porque sí nomas y la valentía chocarrera del arrabal –los “tangos pendencieros” según el cuño feliz de Borges- fueron también compuestos en su gran mayoría por los primeros inmigrantes italianos o por sus descendientes”.

En rigor de verdad la objeción de Ostuni no alcanza a Borges quien, en su “Evaristo Carriego” destaca irónicamente que los “criollos viejos” que engendraron el tango “se llamaban Bevilacqua, Greco o De Bassi”. Apellidos claramente italianos que efectivamente corresponden a los de compositores del tango de antigua data.

Los “tanos” se quedaron en el tango. Algunos de ellos conservaron sus apellidos, otros los acriollaron, incluso también hubo quienes los afrancesaron, pero siempre siguieron firmes tocando, escribiendo y bailando durante el transcurso del siglo.

Este tango fue estrenado en 1929 por el cantor Roberto Maida, en Radio Nacional. Fue registrado por Carlos Gardel con guitarras, en el sello Odeón en septiembre de 1930; más tarde lo grabó Aníbal Troilo con la voz de Jorge Casal, en sello T.K. (1951) y el mismo Troilo, esta vez con Roberto Goyeneche, en Víctor (1972).

Aquí, ahora, vamos a poder escuchar estas tres últimas versiones: la de CARLOS GARDEL, la de ANÍBAL TROILO, JORGE CASAL Y RAÚL BERÓN y por último la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, también acompañado por la orquesta del "Pichuco" ANÍBAL TROILO.

Que lo disfruten...


Carlos Gardel




Aníbal Troilo, Jorge Casal y Raúl Berón




Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo

sábado, 27 de octubre de 2018

233 - BARRIO POBRE - (Carmen Duval / Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo / Julio Sosa / Nelly Omar)

La obra poética de Francisco García Jiménez es de una inusual calidad literaria. Cuando escribió “BARRIO POBRE”, lo hizo sobre la base de una composición del guitarrista Vicente Belvedere, lo cual para todo escritor que se precie es una desventaja. Sin embargo, como con otras letras de otros tangos, asumió el desafío y salió muy bien parado.

Autodidacta, lector infatigable, periodista, guionista de cine y teatro, García Jiménez, fue uno de los grandes poetas del tango, ponderado por la calidad de su poesía, la originalidad de sus imágenes y metáforas, la delicadeza de sus recursos verbales.

Cuando en tango se habla de “barrio” se incluye una esquina o simplemente una calle. Vale decir, el lugar con el que el poeta se identifica, al que pertenece. Es condición que el nombre de ese lugar tenga fuerza, contundencia, belleza, musicalidad, poesía, o todo eso junto, como lo tienen muchos nombres de barrios, calles o esquinas que son títulos de tangos o aparecen mencionados en su letra, calzando con una armonía perfecta.

Sabemos que el tango esta colgado en el tiempo y en su época dorada era un espejo de lo que se vivía y de cómo se vivía. Entonces, había muchos espacios en los patios de los clubes , para tirar pasos y empezar a caminar tango y daba igual que esto sucediese en un barrio pudiente o en uno pobre. Hoy los cambios en la sociedad eliminaron esos espacios de improvisaciones autodidactas, formando profesionales en cada uno de esos espacios, con escuelas técnicas, que han cerrado la puertas a la improvisación y al arte.

Extrañamente este bello poema no fue grabado por Gardel, pero hay una versión muy buena grabada en 1947 por CARMEN DUVAL, acompañada por la orquesta de Argentino Galván. Y que decir de la del “Polaco" ROBERTO GOYENECHE, que como siempre deja su huella magistral registrada en su grabación de 1955 junto a la orquesta del "Pichuco" ANÍBAL TROILO. Qué decir de la versión de JULIO SOSA grabada en 1957 junto a la orquesta de Armando Pontier. Ya más adelanta cabe destacar también la buena interpretación que hizo NELLY OMAR en su grabación de 1976, acompañada de las guitarras de José Canet.

Les invito a disfrutar de estas cuatro versiones, bueno y a que comparen...


Carmen Duval




Aníbal Troilo y Roberto Goyeneche




Julio Sosa




Nelly Omar

lunes, 22 de octubre de 2018

231 - AMURADO - (Agustín Magaldi / Pedro Laurenz y Juan Carlos Casas / Roberto Goyeneche)

En 1922 José De Grandis integró de manera fugaz la orquesta dirigida por Luis Petrucelli para actuar en el Casino Pigall. Más adelante, en 1925, integró el sexteto que dirigía el bandoneonista Enrique Pollet, actuando en el Café El Parque, de Lavalle y Talcahuano (antes se llamaba Café Internacional) en cuyo entrepiso estaba la Rotisería Argentina ​y también una casa de citas regenteada por Madame Fontane. En una de las ocasiones en que Pedro Laurenz concurrió al local para escuchar a su amigo Pollet, De Grandis le acercó unos versos que había escrito y se puso a musicalizarlos junto con Pedro Maffia (por entonces ambos tocaban en el sexteto de Julio De Caro) dando nacimiento en 1925 al tango AMURADO.

Si bien De Grandis fue un letrista modesto que utilizó en sus tangos todos los lugares comunes característicos del género, en Amurado, esos lugares son delicadamente decantados por el poeta. La música de Maffia y Laurenz embelleció sus versos y la memorable interpretación de Agustín Magaldi al grabarlo el 10 de septiembre de 1927 le dio un empuje hacia la popularidad.

Orlando del Greco cita en especial dos de sus metáforas, «una tarde más tristona que la pena que me aqueja» y «pero llevo más en curda a mi pobre corazón», de las que dice que no carecen de vigor y de cierta originalidad.

Del Priore y Amuchástegui opinan que: Con algo del Pascual Contursi de Mi noche triste, algo del inspirado empleo del lunfardo de Celedonio Flores, e imágenes originales, Amurado es el tango más logrado de De Grandis, que junto a Laurenz y Maffia crearon una pieza cuyo atractivo se refleja en la cantidad de versiones instrumentales que tuvo, y en la que cobró especial importancia la bella variación de bandoneón creada por Laurenz (ejecutada una vez en los agudos y otra en los graves).

Francisco García Jiménez dice, refiriéndose a Laurez y Maffia, que Amurado es "el tango que reflejaría el elocuente diálogo de agudos y graves que entablaron sus bandoneones de asombro."

Hubo un tiempo en el que, debido a la censura, en la etiqueta de los discos al nombre de Amurado, voz lunfarda proveniente del genovés, se le agregó Abandonado, su traducción adecentada.

De todos los artistas que grabaron Amurado (Ernesto Baffa, José Basso, Francisco Canaro con la voz de Agustín Irusta, Julio de Caro, Ignacio Corsini, René Cóspito, Carlos Gardel, el trío Irusta-Fugazot-Demare, Rubén Juárez, Agustín Magaldi, Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero, Sexteto Mayor, Adriana Varela, Jorge Vidal, Pedro Laurenz y Juan Carlos Casas, Julio Sosa, Rubén Juárez y Osvaldo Pugliese, entre otros), es difícil elegir cual o cuales les dejo pero, en fin, creo que me voy a decantar por la anteriormente citada de AGUSTIN MAGALDI, por la de uno de sus autores, PEDRO LAURENZ, extraordinaria, con la voz de JUAN CARLOS CASAS y por último y me van a perdonar, pues es mi debilidad, les voy a dejar la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, que grabara en su álbum "Cantor De Mi Barrio" y en la que contó con el genial acompañamiento de la orquesta de Raúl Garello.


Agustín Magaldi




Pedro Laurenz y Juan Carlos Casas




Roberto Goyeneche

domingo, 21 de octubre de 2018

229 - VIEJO CIEGO - (Roberto Goyeneche / Charlo y Francisco Canaro / Fiorentino y Astor Piazzola)

A mediados de 1925, la revista “El alma que canta” que incluía los tangos de moda (Mi hermano la compraba siempre), organizó por idea de uno de sus redactores: Rómulo Avallone, un concurso de letras, bajo el eslogan: “Buscamos al poeta del tango”.

“La idea –decía Avallone- fue acogida con entusiasmo por Gardel, quien me confesó que estaba harto de cantar siempre los mismos temas: El hombre engañado, la crónica policial o el falso pintoresquismo de los conventillos.
El concurso fue un éxito, infinidad de autores mandaron sus trabajos. Hay que tener en cuenta –continúa-, que el premio consistía en la inmediata impresión de la pieza por una conocida editorial musical y que luego la grabarían, además de Gardel, las orquestas de Anselmo Aieta y Julio De Caro.
El jurado lo integrábamos Alfredo Navarrine, Dante Linyera y yo.
-Cuando se publicó la letra de EL VIEJO CIEGO, pese a que aparecían todas sin nombre, Cátulo Castillo que era amigo de Homero Manzi, la reconoció y la pidió para ponerle música. Le avisamos a Manzi que si le retiraba antes de la selección final quedaría automáticamente excluido, pero la idea de que su amigo y el pianista Sebastián Piana le pusieran música le hizo olvidar el concurso.
-Recuerdo que a los pocos días, Enrique Delfino se presentó en la redacción de la revista expresando que quería ponerle música a los versos de Manzi". (finaliza Avallone)

El tango lo estrenó Roberto Fugazot en esa obra de Ivo Pelay: Patadas y serenatas en el barrio de las latas (Ese barrio estaba en el fondo de Parque Patricios, cerca de la quema).
Hasta ese momento el uruguayo Fugazot sólo era segunda guitarra de Ignacio Corsini y dio un salto en su carrera afianzándose como cantor.
Escuchar este tema por el Polaco Goyeneche con el violín de Antonio Agri y la guitarra de Esteban Morgado, me pone la carne de gallina.
El Polaco ya estaba muy mal, pero… ¡Qué bárbaro!

José María Otero en "Tangos al bardo".

A la genial versión de ROBERTO GOYENECHE, citada anteriormente y que fue grabada en 1994, poco antes de su fallecimiento, vamos a agregar la de CHARLO en 1928, acompañado por la orquesta de FRANCISCO CANARO y también la de FIORENTINO a quien, en este caso, acompaña la orquesta de ASTOR PIAZZOLA y que fue grabada en el año 1946.


Roberto Goyeneche




Charlo y Francisco Canaro




Fiorentino y Astor Piazzola


sábado, 20 de octubre de 2018

228 - POBRE GALLO BATARAZ - (Carlos Gardel / Hugo del Carril / Roberto Goyeneche / Caracol Paviotti)

POBRE GALLO BATARAZ es un estilo que se llamó originalmente "El gallo bataraz" y que lleva la música compuesta por el guitarrista José Ricardo, que fuera acompañante del dúo. Gardel y Razzano, no obstante, lo registraron como propio con el título actual. Muchos años después y ya fallecidos ambos, la hija de Ricardo le ganó a los sucesores de Razzano una demanda para que se reconociera la autoría de su padre; aunque aceptó mantener el título que los miembros del dúo le habían puesto al estilo. La letra la había escrito Adolfo Herschel.

El "Zorzal Criollo" mantuvo este tema en su repertorio durante toda su carrera. Durante la fatídica gira de 1935 llegó a Caracas en mayo, actuando en el Teatro Principal. Luego visitó Valencia, Maracaibo, Cabimas y regresó a Caracas para actuar en el Teatro Rialto. Gobernaba entonces los destinos de Venezuela el dictador Juan Vicente Gómez y éste, queriendo escuchar a Gardel, lo invitó a cantar a su residencia de Maracay (a dos horas de Caracas). Carlos, que debía actuar en el Teatro Principal, no tuvo más alternativa (ya que habían ido por él) que salir directamente hacia la casa del anciano mandatario (ese año murió) que lo esperaba con unos cien invitados más. Conociendo Gardel que una de las debilidades del dictador eran las riñas de gallos, le cantó Pobre gallo bataraz. Probablemente a Juan Vicente Gómez no le gustara mucho la canción, porque la letra le decía mucho. Éste sonríe cuando Gardel le canta, y al terminar la actuación el mandatario le da 10.000 bolívares, que Gardel rechazó en un principio pero que al final tuvo que aceptarlos para no ser descortés. Mientras tanto, el empresario del Teatro Principal se vio en tremendas dificultades para explicarle al público el motivo por el cual el zorzal argentino no se había presentado aquella noche.

Vamos a escuchar cuatro versiones de este estilo. La primera, como no puede ser de otra forma, la de CARLOS GARDEL en 1930, acompañado de las guitarras de Barbieri, Aguilar y Rivero, para continuar por una en vivo perteneciente al film estrenado en 1949, "Historia del 900" y que interpreta HUGO DEL CARRIL. La tercera, la de un fuera de serie: el Polaco, ROBERTO GOYENECHE y la cuarta es una versión perteneciente ya a nuestros tiempos y que está provista de una calidad contrastada, como todo lo que interpretó CARACOL PAVIOTTI y que fue realizada en el Festival y Mundial de Tango 2011 junto al dúo "Tango Chino", con quienes grabara su octavo disco en 2010.

Espero que les gusten.


Carlos Gardel




Hugo del Carril




Roberto Goyeneche




Caracol Paviotti


miércoles, 17 de octubre de 2018

223 - ESE MUCHACHO: TROILO - (Roberto Goyeneche / Liliana Barrios)

Ni Carlos Gardel ha tenido tantos tangos a él dedicados. Y es con ellos y con sus grabaciones, reflejos siempre vivos de la admiración que despertaba, que Aníbal Troilo le ganó al tiempo, ese “enemigo inexorable” del que solía hablar, con un rictus de tristeza en la comisura de los labios. Están los temas únicamente orquestales, como “Con T de Troilo”, una obra estupenda de Jorge Caldara grabado el 8 de junio de 1959, “Pichuqueando”, del bandoneonista Domingo Mattio, que la misma orquesta del Gordo registró el 13 de abril de 1966, y el tríptico piazzolliano englobado en la “Suite Troileana” bajo los títulos de “Bandoneón”, “Zita” y “Escolaso”.

Pero también están los que llevan letras, a partir de “El Gordo Triste”, sobre versos de Horacio Ferrer a los que puso música Astor Piazzolla, que lo llevó al disco con el Noneto y la voz de Amelita Baltar. Hay también una versión estremecedora del Polaco Goyeneche. Para llegar al tiempo de hoy, con el reciente “Angelito Gordo” de Javier Sánchez, incluído por Ariel Ardit en su CD “Aníbal Troilo 100 Años”.

-Troilo se presentaba todas las noches con Roberto Grela , el cuarteto y el cantor Tito Reyes en Caño 14. Un día Zita, su esposa, le preguntó: “Pichu, ¿para qué seguir con este trajín masacrante de tocar y tocar, si no tenemos necesidad económica?” La respuesta de Pichuco fue contundente: “¿Y cómo querés que coman Tito Reyes y sus cuatro hijos? Si yo largo, tampoco él trabaja”.

-Creo que lo contó Atilio Stampone. Cuando "Caño 14" estaba a punto de inaugurarse, en un sótano de calle Talcahuano, Pichuco participó de todas las preocupaciones y las dudas que la iniciativa planteaba al grupo de socios, entre los que figuraba el ex futbolista Rinaldo Martino, alias “Mamucho”. Y fue Troilo el que tiró el nombre: “Total, si las cosas andan mal, nos vamos todos a los caños”.

Pero la radiografía más elocuente de su personalidad está en “Ese Muchacho: Troilo” que, sobre notas de Armando Pontier, escribió Homero Expósito, sin ninguna duda el más original, importante y representativo de los poetas del tango. Toda la letra es una metáfora oprimente que presenta con una elocuencia elegíaca a una persona que tuvo la majestuosa virtud de ser un hombre complicado y simple a la vez, de vivir en plenitud toda la dimensión de su ternura y de su sufrimiento.

Y así emerge, con música del genio del violín, Enrique Mario Francini,  “ESE MUCHACHO: TROILO”. De la retórica poética de Homero Expósito y de las anécdotas que se adaptan a la perfección a una personalidad que, al margen de su arte, dejó un sello imborrable en todos aquéllos que lo quisimos con fraterno fervor.

-Cuando Alfredo Gobbi murió sus amigos supieron que su famoso violín le había sido secuestrado por el dueño del inmundo peringundín del Bajo donde pasó sus últimos meses, porque no había pagado las cuentas. Reclamaba 10.000 pesos para devolverlo. El poeta Julio Camilloni se puso entonces en campaña para conseguir el dinero y sumó casi la mitad. Cuando Troilo se enteró se puso hecho una furia. Lo llamó a Camilloni y le dijo: “¿Por qué no me avisaste enseguida? Esta noche nos vemos en La La Paz (NDR: la famosa confitería de Corrientes y Montevideo) y te entrego los 5.000 restantes”.

-Troilo charlaba en la mesa de un bar con Homero Expósito que, como siempre, andaba seco. Se les acercó un pibe mal entrazado, que dirigiéndose a Pichuco le dijo: “Mi mamá me dijo que antes de volver a casa hablase con Usted”. El Gordó se limitó a responder: “Sí”. Puso la mano derecha en el bolsillo y sacó un billete de 5.000 pesos. Se lo entregó al chico tras acariciarle la cabecita. Como toda explicación le dijo a Homero: “La cuenta pagála vos”. Se levantó, saludó y se fue. El poeta confesaría después: “Por suerte era un muerto que pesaba poco, y así se fueron los últimos 200 pesos que me quedaban”.

-Evitaba con bastante frecuencia a los periodistas, porque estaba convencido que eran pocos los que sabían de tango y le preguntaban siempre las mismas pelotudeces. Uno le tiró la consabida estupidez: “¿Usted se cree que es Buenos Aires?”-. Y Pichuco, sonriente y con bonhomía, le contestó: “Pero, pibe, qué voy a ser Buenos Aires. Yo quisiera ser apenas media calle de un barrio cualquiera de esta maravillosa ciudad”.

-Con Alfredo Gobbi, su amigo desde la adolescencia, Troilo aprendió sus primeras gimnasias eróticas en los quilombos de Mataderos. A comienzos de los años 30, ambos se sumaron a una agrupación que dirigía Osvaldo Pugliese pero que duró poco. Terminaban de tocar antes de la madrugada y volvían a sus casas no antes de las 10 de la mañana. Un día, el padre de Gobbi fue a verlo a Pugliese: “Osvaldo, decíle a Alfredo que tanto él como ese gordito que toca el bandoneón vuelvan a casa un poco más temprano, ya van a tener tiempos para andar en los prostíbulos”.

-Lo contó el cantor Angel Cárdenas, que en la orquesta de Troilo formó pareja con Roberto Goyeneche entre 1956 y 1960: “A Pichuco le encantaba cocinar, su especialidad eran los tallarines con tuco, pero a éste le ponía adentro el país entero, o sea whisky, hongos, coñac, morroncitos picantes, todo lo que tenía a la mano, te comías los tallarines con tuco y de su casa salías en pedo”.

-La anécdota la contó la periodista uruguaya María Esther Gilio, tras una azarosa entrevista. Y la reveló Zita: “Había grabado toda la mañana, estaba contento y con amigos y algunos de la orquesta vinieron a comer a casa, cuando terminaron se fueron a un bar de enfrente a tomar un café, pero se se habían bajado varias botellas y fue entonces que Roberto Rufino se puso a cantar. Llegó la cana y se los llevó a todos a la Seccional 13. Ya en el Departamento de Policía, el Gordo agarró a Paco de un brazo y le preguntó a Paco: “¿A quien venimos a sacar?”. “A nadie, los presos somos nosotros”, le contestó Paco Di Paola, el “llevador” de su bandoneón.

-De esa misma entrevista concedida a la periodista Gilio en 1974, pocos meses antes de su fallecimiento. Estaba amaneciendo y Pichuco le dijo “Estoy cansado”, para agregar: “Tengo unas ganas de morirme que no puedo más”. Sorprendida, la interlocutora le confesó que no esperaba semejante confesión y le preguntó si tenía miedo a envejecer. Troilo le contestó: “No, para nada, si yo ya estoy loco de viejo”. Tenía apenas 62 años.

-Solía decir que “Pichuco fue siempre el peor enemigo de Aníbal Troilo”Y cuando le preguntaron cómo se había portado con el mundo contestó: “Mal, fue las veces que me me porté mal con Troilo”.

-Su máxima y única pasión fue la música, o sea el tango. Y, pese a la abierta militancia política de sus amigos Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi y Cátulo Castillo, no tuvo nexos firmes con el peronismo. Eso sí, si Perón lo visitaba en un local donde estaba actuando lo recibía tocando con su orquesta “El Entrerriano”, que era el tango preferido del General.

-No hacía distinciones políticas cuando alguien, sobre todo si era de la noche, le acercaba su diestra y su amistad. Tal el caso del mítico Cholo Peco, “trompa” de la poderosa Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines (SDDRA) y, sobre todo, estrecho amigo del teniente general Alejandro Agustín Lanusse. Cuando éste en 1971 se vio obligado a encauzar al país hacia comicios sin restricciones (pero dejando el pie el veto a Perón), lo convocó a Peco como su consejero detrás del trono. Y como Lanusse era gran admirador de Pichuco, el encuentro (repetido) tuvo lugar más de una vez. Una demostración más de la grandeza de espíritu del Gordo.

-En una de las charlas que mantuvo con quien esto escribe surgió el tema de la política. Y Pichuco me dijo: “Cuando me hablan mal de Perón yo no entiendo más nada, si le hizo bien a tanta gente, ¿cómo es posible que en ciertas personas haya llegado a despertar tanto odio?”

-Fue en un salón de Diagonal Norte, ubicado en un subsuelo, del que no recuerdo el nombre. Allí Troilo tocaba con la orquesta. Era el sábado vigilia de Pascua. Yo estaba sentado en una mesa lateral con Julián Centeya, que garabateaba no sé qué en unos papeles, y el periodista Julio Nudler, a quien había conocido porque trabajaba en “La Opinión”. Pichuco llegó con Zita, Paquito y Arturo de la Torre. Nos vio y enseguida se sentó con nosotros, mientras Zita era “raptada” por Nelly Vázquez. Lucía fresco como una lechuga. “Que tapin, parecés un pendejo”, lo elogió Julián. Y Pichuco le contestó: “¿Sabés qué pasa? Mañana es Pascua y tengo que estar lustroso, porque voy a la Chacarita a llevarle flores a mi vieja”.

-Conmigo, aquella noche, no hubo necesidad de presentaciones, el Gordo me conocía bien, mientras Centeya lo hizo con Nudler, fotografiándolo así: “Es joven, pero es ya un mariano caminado”. O sea un tipo válido y capaz. Tanto que años después, especializado en tangos, Nudler escribiría el libro “Tango judío: del gheto a la milonga”. No sé quien tiró en la charla el tema de la Pascua del día siguiente. Y Pichuco nos sorprendió con una reflexión que me tiene aún hoy como sostenedor incondicional: “Yo creo mucho en Dios, pero hay cosas que no las entiendo, la religión dice que Jesús vino para salvar al mundo representado en un cordero, pero después llega Pascua y la gente se los come al asador”. Para rematar: “Con los corderitos habría que hacer como con las vacas en la India, declararlos animal sagrado”.

-Mi impresión es que Pichuco le tenía un poco de miedo a Piazzolla. No le gustaban sus opiniones tajantes, sus críticas contundentes y sin medias tintas, su feroz estilo polémico, su agresividad con colegas que tocaban un tango distinto a cómo él lo concebía. Era fiel a sí mismo, que en su vida atacó a nadie. Pero cuando sus temas y sus arreglos respondían a lo que para su orquesta quería no vaciló en grabarlos. Son 8 los de Piazzolla que forman parte de su discografía, de los cuáles 7 fueron grandes éxitos: “Para Lucirse”, “Prepárense”, “Contratiempo”, “Triunfal”, “Lo que Vendrá”, “Adiós Nonino” y “Verano Porteño”.

-Pero hay un octavo, llevado al disco en 1951, que lo avergonzó: se llama “Tanguango” e intentaba ser una mezcla de tango y ritmo afrocubano, incluídos timbales. Algo horrible, y con una grabación todavía peor de Telefunken (TK). Me contó: “Eso no tenía nada ver conmigo, me di cuenta la pata que había metido cuando lo toqué en un baile y la gente no salió a bailar, incluso hubo quienes me silbaron, fue algo que me dolió mucho”. Obviamente, lo canceló de su repertorio.

-Fue un paso en falso de Piazzolla, tal vez el único, ya que el Gato conocía muy bien el estilo de la orquesta de Pichuco. Cuando actuaba en el cabaret Tibidabo, muchas noches Troilo dirigía la primera vuelta de la orquesta y después se rajaba, dejando que ante los parroquianos de rutina la conducción quedase a cargo de Astor. Puede decirse que, así, Piazzolla aprendió a dirigir una orquesta de tango. Haciendo de Troilo.

Bruno Passarelli



Les dejo dos extraordinarias versiones del tango. En primer lugar, como no podía ser de otra manera, la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE en vivo y con una introducción en off del propio "Pichuco". La segunda, de audio, pertenece a una de las grandes figuras emergentes en la actualidad: LILIANA BARRIOS y que pertenece a su álbum, "Troiliana".

Disfrutenlo!!!!


Roberto Goyeneche




Liliana Barrios