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viernes, 14 de diciembre de 2018

282 - AVE DE PASO - (Charlo / Alberto Podestá y Alberto di Paulo / Juan D'Arienzo y Jorge Valdez)

El tango AVE DE PASO lo escribió Enrique Cadícamo a mediados de 1937, y la música se la puso Charlo. La historia de la escritura y composición de este poema merece contarse porque es muy representativa de un estilo de vida, de un modo de vivir, lo que de manera un tanto abusiva se calificó en su momento como “bohemia artística”. Todo comenzó cuando los empresarios de uno de los locales nocturnos más prestigiados de Río de Janeiro, el Casino da Urca, contrataron a Charlo para que animase con su voz las veladas nocturnas de ese templo de la noche brasileña, con sus espléndidos salones cuyos ventanales daban a la bahía de Guanabara.

Los viajeros que se sumaron a la expedición fueron Cadícamo y José Razzano, ya para entonces devenido en un eficiente empresario. Los muchachos viajaron en el “Conte Biacamano” y allí “alternaron” con Carmen Miranda ya bautizada para esa fecha como “La bomba brasileña”, gracias a su belleza y talento para representar en esos años lo que se consideraba, en términos publicitarios y turísticos, como la música típica de un Brasil tropical y festivo.

Miranda todavía no ha llegado a Estados Unidos y no ha actuado en la Casa Blanca a pedido del presidente Franklin Delano Roosevelt; tampoco es todavía la cantante mejor pagada de América, pero para 1937 ya es famosa, ya la conocen en los escenarios más elegantes, es la exclusiva cantante de “da Urca”, y su belleza, su inquietante y sugestiva belleza, está en su esplendor.

Como han pasado muchos años y los protagonistas ya no están en este mundo, podemos permitirnos la licencia de ser algo indiscretos. En ese viaje, Charlo y Carmen vivieron un exclusivo romance, bajo la mirada cómplice y algo envidiosa de sus compañeros de viaje y la tolerancia de la hermana de Carmen, la bella Aurora, que también se perfilaba como una cantante popular.

El romance seguramente concluyó como concluyen esos amoríos de viaje; pero para continuar con la historia vayamos ahora a Río de Janeiro, disfrutemos de las noches tropicales en los distinguidos salones del Casino de Urca y convivamos, con la ayuda de la imaginación, con nuestros artistas en el discreto y elegante departamento que alquilaron en avenida Atlántica.

Argentinos famosos en Río -como en París, Barcelona o Nueva York- atraen a otros argentinos. Es tan inevitable como deseable. En el caso que nos ocupa, el que visita con frecuencia al “pisito porteño” es el pianista Heriberto Muraro, quien vive en Brasil desde hace años y es amigo de nuestros muchachos. Muraro es el que le insiste a Cadícamo que escriba un poema para musicalizar con el piano.

Cadícamo, cuya capacidad para escribir un tangazo de una sentada era asombrosa, obedece y, tal vez inspirado en la aventura de Charlo, mezclado con episodios de su propia vida y alguna que otra invención del momento (como ocurre con todo poema que merezca ese nombre) escribe el tango que todos nosotros vamos a disfrutar hasta el día de hoy.

Lo novedoso es que cuando el poema ya está servido “con fritas y a punto”, aparece Charlo, lo lee y sin consultarlo con Muraro exclama: “Esto es para mí”. Y dicho y hecho, allí nomás empieza a trabajar con el piano hasta que sale lo que todos nosotros conocemos. Charlo no sólo escribe la música, sino que, además, lo estrena, mientras que Muraro acepta lo sucedido, tal vez sin sospechar que lo que estaba ocurriendo delante de sus ojos era un hecho trascendente para la historia del tango.

“Ave de paso” cuenta una historia de amor marcada por la pérdida y la nostalgia, una pérdida y una nostalgia “dulce”, porque el rasgo más distintivo de este tango es su sobriedad y mesura para expresar el dolor, muy al estilo de dos tipos elegantes y distinguidos como fueron Cadícamo y Charlo. El tango es casi una confidencia en voz baja, un lamento que rehúye la imputación rencorosa. Tiene estilo, “resignación filosófica”.

El protagonista del tango es un hombre que ha vivido un romance y recuerda esos amoríos a la distancia, sabiendo de antemano que nunca más podrá recobrar ese “tiempo perdido”. Es que todo amor pasajero cuando es vivido con sinceridad, es una fuente de genuina inspiración poética.

“Ave de paso” es, junto con “Malena” y “Noches de Brasil”, interpretado por Argentino Ledesma, con Héctor Varela, un tango ambientado en este vecino país, cuyas ciudades -pienso en Porto Alegre y Río de Janeiro- comparten con Buenos Aires y Montevideo la vocación de ciudad puerto, una de las condiciones -no la única- que reclama el tango para cobrar vida. Y a la hora de mentar a Brasil, digamos a título informativo que en ese país nació también uno de los grandes poetas del tango. Me refiero a Alfredo Lepera, de quien, estimo, resulta innecesario presentarlo.

El título de “Ave de paso” no es exclusivo, pero no creo pecar de parcial si digo que es el que más lo merece. “Ave de paso”, se titula también un tema cantado por Sandro, otro interpretado por la Mona Jiménez y una chacarera que en su momento la escuché cantar por el Chango Nieto. Con todo respeto: todos están muy lejos de la inspiración de Charlo y Cadícamo. También he registrado que en México los llamados “Tigres del Norte” improvisan una historia de amor con el mismo título. Insisto con nuestra versión tanguera y no por localismo, sino por la sencilla razón de que la nuestra es superior, muy superior.

Hay una versión de Joaquín Sabina titulada “Aves de paso”. Es muy buena, entre otras cosas porque el cantante español es un excelente poeta. La diferencia en este caso reside en que el protagonista o el punto de vista no es el de un hombre que recuerda una historia singular, sino la de quien evoca varias historias de amor, de allí el plural “aves”. Y las que en este caso practican el “toco y me voy” con Sabina son las mujeres.

Si me solicitan una versión para escuchar, recomiendo sin vacilaciones a la de Charlo: “Ha llegado el momento querida / de ausentarme quién sabe hasta cuándo / en mis labios se asoma temblando / una mueca que dice el adiós / Nuestro amor fue un amor del momento / mi cariño fue un ave de paso / y tu beso de miel y de raso / fue un vaso sagrado que no olvidaré”.

¿Alguna otra versión? Me gusta mucho la de Alberto Podestá con la orquesta de Alberto di Paulo; y para los hinchas de Juan D’Arienzo, importa escuchar la versión interpretada por Jorge Valdez: “Adiós muñequita de cobre / Muchacha morena, tu amor tropical / exhala en mi alma su risa salobre / como una canción sentimental / La luna de Río se queda para que en las noches le cuente que yo / pasé por su lado viajero incansable / pasé por tu lado y dejé el corazón”.

Hay una versión instrumental de Antonio Agri insuperable y otra de Elvino Vardaro que merece escucharse, pero por razones personales y en homenaje a ese amigo que ya no está y que cada vez que nos poníamos a escuchar tangos pedía “Ave de paso”, para mí la versión de Charlo es irreemplazable. ¿Lo escuchamos?: “Mi destino es andar en la vida / Hice mal en soñar a tu lado / Se ha teñido ese cielo rosado / al conjuro de darte este adiós… / Perdoná mi promesa morena / Olvida mi locura de amarte / Buenos Aires me obliga a dejarte / y bajo esos cielos con vos soñaré”.

Un detalle para concluir: El hombre no abandona a la mujer que quiere por otra mujer o en nombre de un estado civil, la abandona por esa exclusiva mujer que está en el alma mitológica de todo tanguero; la abandona porque “Buenos Aires me obliga a dejarte”; o tal vez porque todo tanguero de ley necesita extrañar y llorar con recato su propia Dulcinea del Toboso.

ROGELIO ALANIZ

Ya solo toca disfrutar del tango y lo haremos en las voces aconsejadas por el autor del artículo, es decir, las de CHARLO, ALBERTO PODESTÁ y ALBERTO DI PAULO y la de JUAN D'ARIENZO y JORGE VALDEZ...


Charlo




Alberto Podestá y Alberto di Paulo




Jorge Valdez y Orquesta de Juan D'Arienzo


martes, 4 de diciembre de 2018

267 - Y TE PARECE TODAVÍA - (Armando Laborde y Héctor Varela / Jorge Valdez / Nayla Danchuk)

Y TE PARECE TODAVÍA es un tango cuya letra pertenece a Abel Aznar en tanto que la música es de Juan Carlos Howard, que fue grabado por Héctor Varela en la voz de Armando Laborde el 24 de febrero de 1959 y registrado en SADAIC el 22 de mayo del mismo año.

Manuel Adet después de señalar que las letras de Aznar son recias, viriles, sobrias y muy bien escritas y que la poética de sus tangos se encuentra en el linde con el machismo, agrega :

"Un tango importante en el repertorio de Aznar es Y te parece todavía. Es un tango muy bien escrito que curiosamente las mujeres han sido las que más se han lucido al interpretarlo, al punto que para más de un tanguero el protagonista de la historia es una mujer, aunque en la letra no hay ninguna referencia a la sexualidad del personaje. El estribillo es un clásico del tango: “Y te parece todavía, que te puedo perdonar, vos serás como una herida, para el resto de mi vida, pero otra cosa, jamás”...el o la protagonista no perdona y, como me dijera un veterano de la guardia vieja: “Esa incapacidad para perdonar es lo que le otorga al tango un perfil femenino."

Entre los artistas que grabaron este tango se encuentran, además de la de Armando Laborde con la orquesta de Héctor Varela, las de Beba Bidart, Jorge Falcón, con la orquesta de Héctor Varela, Jorge Valdez y María Graña, entre otros.

Pues bien, aquí y ahora vamos a escuchar la de ARMANDO LABORDE y HÉCTOR VARELA para proseguir viendo las interpretaciones tanto de JORGE VALDEZ, acompañado por Los Reyes del Compás como también la de una de las actuales grandes figuras del tango: NAYLA DANCHUK.


Armando Laborde y Héctor Varela




Jorge Valdez




Nayla Danchuk


domingo, 21 de mayo de 2017

144 - ADIOS, CHANTECLER - (Juan D'Arienzo y Jorge Valdez / Carlos Juárez y sus Guitarras Tangueras)

El primer "Chantecler" conocido existió desde 1910, en Montevideo. Fue propiedad de Emilio Matos, padre de Gerardo H. Matos Rodríguez. Pero se llamó inicialmente a este cabaret "Moulin Rouge", después "Campi" y luego "Chanteclair", y bajo este nombre se dispuso su clausura.

El "Chantecler" del tango de Enrique Cadícamo también fue un cabaret y estaba situado en Buenos Aires, en la calle Paraná, entre Corrientes y Lavalle. Se había inaugurado en 1924 y en él tocaron grandes y famosas orquestas. En ese tiempo de bonanza se tiraba manteca al techo en los lugares de diversión. Los había serios pero otros eran ámbitos de caos o desorden por obra de pícaros y en circunstancias propias de la picaresca de la noche porteña. Esto significaba la frase tirar manteca al techo. El periodista Miguel Angel Bavio Esquiú, con su personaje "Juan Mondiola", ayudó a difundir la expresión.

El "Chantecler" fue demolido en 1960 y como el autor (Enrique Cadícamo) era un asiduo concurrente compensó, de algún modo, su tristeza por la desaparición, con una letra con la que se describen mejor las vivencias de esa sala de diversión nocturna de un Buenos Aires de ayer, memorada en poemas y letras y todavía presente en la memoria y en el sentimiento de los viejos tangueros.

El tango ADIOS, CHANTECLER tiene su historia. Hizo su historia, siempre creciente, social y culturalmente hablando, siguiendo una ley natural. Al igual que otros fenómenos músico-culturales. Ahora observamos cómo las nuevas músicas, iniciadas en la Argentina más de treinta años atrás de hoy, comienzan a formar su propia historia, con hechos y leyendas. Nosotros memoramos al "Chantecler", hoy, después de tanto tiempo. Hoy, comienzan a memorarse otros sitios, de especie diversa, como "La Cueva", en la película Tango feroz, y la historia de José Alberto Iglesias, "Tanguito".

Como siempre, la Historia está plagada de acontecimientos. Lo mismo en 1924, año de la inauguración del "Chantecler". Para nosotros, los argentinos, estaban presentes el triunfo de Firpo sobre Spalla, por knock-out ante una muchedumbre impresionante: 40.000 personas, en River Plate; la partida del aviador argentino Zanni en un vuelo alrededor del mundo, y en las Olimpíadas, en Francia, la Argentina sale campeón de polo. Poco después Alcides Gandolfi Herrero, campeón argentino, registrando en la literatura lunfarda su libro de poemas lunfas Knock-out Lírico.

En 1960 cierra el "Chantecler", cuando el ingeniero Alsogaray insiste en los inviernos y en un futuro feliz, da a luz la película Un guapo del 900, con las mejores críticas para Alfredo Alcón y, sin que nadie lo supiera, se desarrolla el embrión de la leyenda de Tanguito, de modo contemporáneo al Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) ante el auge del terrorismo, que ya se venía manifestando desde 1959, y poco después, la Ley Federal de Represión del Terrorismo. Poco antes había muerto el autor de El hombre que está solo y espera, Raúl Scalabrini Ortiz.

Es natural que los lugares que nos cobijan pasen a formar parte de nuestras más profundas querencias, se trate de la casa paterna, de cualquiera de nuestras moradas, del barcito del club, la esquina convocante, el café o alguno de esos santuarios tangueros, como lo fue el "Chantecler" para Enrique Cadícamo.

El "Chantecler" de madama Ritana, la milonguita René, las bailarinas y el varieté, Razzano, Gardel y el "Príncipe Cubano", quien fuera su animador durante muchos años. En los primeros versos el letrista recuerda a la madama, que en el lenguaje de la vida airada -según lo enmarca Gobello- es la regente de prostíbulo (aunque la palabra pertenezca a una jerga y a pesar de su origen y formación, integra también el lunfardo, en un sentido amplio). Cadícamo no parece expresar antipatía por la madama que menciona, "cubierta de alhajas...bebiendo champán", pero el criminólogo y penalista Eusebio Gómez, en La mala vida en Buenos Aires, citado por Gobello cuando escribe sobre la regente o propietaria del lupanar (madama) en Buenos Aires, como en todas las grandes ciudades, expresa que está revestida de un cúmulo de atributos que la hacen abominable.

Pero así y todo forma parte de la querencia del poeta y milonguero que al ver -como tantos asiduos concurrentes al "Chantecler"- cómo lo reducía escombros la fría piqueta, al pasar de noche mirando sus ruinas, se sintió poeta y le puso sordina a un tango triste, es decir que al escribir la letra remplazó la tristeza, o la suavizó, con gratos recuerdos. La sordina es una pieza pequeña que se ajusta por la parte superior del puente a los instrumentos de arco y cuerda para disminuir la intensidad y variar el timbre del sonido.

La palabra varieté fue tomada del francés y pertenece a la jerga teatral y se refiere al espectáculo en el que alternan diversas expresiones artísticas, como bailarines, músicos, acróbatas, malabaristas, etc. Varieté significa "variedades", o, con más propiedad, "variedad". Hubo tiempo en que el varieté tuvo una gran difusión en la Argentina. Yo recuerdo que en Buenos Aires y en la provincia, se hizo obligatorio; por ley, en los cines, entre película y película podíamos escuchar música o algún otro número artístico.

(Eduardo Giorlandini)


ADIOS CHANTECLER
Música y Letra: Enrique Cadícamo

Te redujo a escombros la fría piqueta
y, al pasar de noche mirando tus ruinas,
este milonguero se siente poeta
y a un tango muy triste le pone sordina.
Entre aquellas rojas cortinas de pana,
de tus palcos altos que ahora no están,
se asomaba siempre madama Ricana
cubierta de alhajas, bebiendo champán.

Entre risas alegres y chistes,
siempre estaba apenada René,
y de verla tan linda y tan triste
fue por eso que me enamoré.
Hoy ni ella está más en la sala,
ni tampoco entro yo al cabaret,
se vinieron abajo tus galas
bullanguero y cordial Chantecler.

En la noches bravas que el tango era un rito,
vibraba la sala con ritmo nervioso,
porque en ese entonces estaba Juancito
tallando en su orquesta su estilo famoso.
Ya no queda nada y aquello no existe,
ni tus bailarines ni tu varieté.
Te veo muy triste pasar silencioso,
Príncipe Cubano, frente al Chantecler.


La versión más conocida de este tango es la interpretada por la orquesta de JUAN D'ARIENZO con la voz de JORGE VALDEZ y que es la que en primer lugar podremos escuchar. Otra versión destacada es la que realizó, instrumentalmente, CARLOS JUÁREZ junto a sus "Guitarras Tangueras", Gerardo Villar, Hernán Fredes, Oscar Cisneros, Juan Cisneros y Juan Carlos Vignola.









Juan D´Arienzo y Jorge Valdez




Carlos Juarez y sus Guitarras Tangueras


viernes, 5 de mayo de 2017

129 - CHIRUSA - (Jorge Valdez / Virginia Vera / Juan D'Arienzo y Alberto Reynal)

Muchos tangos narran la consabida y muy trillada historia de la chica de condición humilde que abandona su casa, su barrio, seducida generalmente por algún personaje simpático y prometedor. Y que ingresa al mundo de la noche y sus consecuentes derivaciones nefastas, que generalmente termina inmersa en la prostitución y la droga. “CHIRUSA”, tango de 1928 con música de Juan D’Arienzo y con letra de Nolo López, refleja cabalmente ese tipo de situaciones.

La primera grabación de este tema musical tuvo lugar en 1928. En 1931 se reescribe una versión para ser cantada por Virginia Vera.

De todos modos, muchos consideran que éste fue el tema emblemático de Jorge Valdez. Juan D’Arienzo lo grabó en tres ocasiones: en 1928, con un estribillista llamado Carlos Dante; en 1940, con Alberto Reynal, y en 1958, con el propio Valdez. La que sobrevive, por supuesto, es la grabación de este último, que transforma a “Chirusa” en el arquetipo de la pobre chica, con pocas luces y talento, invariablemente engañada por el galán de turno.

Les voy a dejar en primer lugar la interpretación en vivo del citado JORGE VALDEZ para el programa Tango Club de Cronica Tv, para continuar con la versión de audio de VIRGINIA VERA en 1931, la primera interpretación grabada de este tango. Por último la versión de 1940 de JUAN D'ARIENZO y ALBERTO REYNAL.



Jorge Valdez




Virginia Vera




Alberto Reynal y Juan D'Arienzo



martes, 2 de mayo de 2017

126 - VIEJO MADRID - (Jorge Valdez y Juan D'Arienzo / Rocío Durcal / Marquesa Anchart)

Cerca del final del año de 1963, asociado con Hugo del Carril, Mariano Mores, produjo un extraordinario espectáculo musical llamado "Buenas noches Buenos Aires", que se mantuvo dos años en cartel y que impondría un formato original de revista tanguera, combinando música, canto, baile y humorismo.

Este espectáculo fue estrenado el 18 de octubre de 1963 en el Teatro Astral, ubicado en la Avenida Corrientes de Buenos Aires. Estaba integrado por 18 cuadros. El primer cuadro presentaba el espectáculo y en el segundo actuaba el humorista Verdaguer. Luego venía el Sexteto Rítmico Moderno de Mores. En el cuarto cuadro aparecía Beba Bidart bailando «Taquito militar» en una interpretación por la que ya era famosa, secundada por el Ballet de Víctor Ayos. Luego llegaba el turno de presentar a Virginia Luque cantando el tango «Adiós». Seguía Hugo del Carril cantando «Viejo Buenos Aires». El séptimo cuadro se llamaba «Paso a la juventud» y presentaba al grupo beat Los Jets y su éxito «La pecosita», entonces de moda, mostrando una apertura hacia el rock and roll, completamente inusual en el mundo del tango de ese momento. El octavo cuadro estaba dedicado a las nuevas figuras jóvenes del tango, Susy Leiva, Néstor Fabián y Mercedes Ferrero, cantando un tango del maestro al que habían puesto letra Roberto Lambertucci y Rodolfo M. Taboada, titulado «VIEJO MADRID».

Quizás el paso de la adolescencia (desde los 13 hasta los 18 años) de Mores en Madrid, le inspirara la música que fundía lo mejor del tango con la música de la pieza inmortal de la música castiza, el schotis, "Por la puerta de Alcalá". El tango apareció también en la película BUENAS NOCHES BUENOS AIRES, del año 1964 y que fue dirigida por Hugo del Carril y fue interpretada, además de por orquestas y cantores argentinos como Jorge Valdez o Jovita Luna, por algunas estrellas españolas del cine y del teatro, como Rocío Durcal (en la película SOR YE-YE) o Francisco Valladares (en la comedia musical original de Juan José Arteche y Ángel F. Montesinos, MAMÁ QUIERO SER ARTISTA de 1986). Sin embargo, la versión más conocida fue la que grabaron en 1962 el cantante JORGE VALDEZ acompañando a la extraordinaria orquesta de JUAN D'ARIENZO. Y ésta, en primer lugar, seguida de la de ROCIO DURCAL, en escenas pertenecientes a la película anteriormente citada "Sor ye-yé y por último, otra menos conocida pero para mi gusto, la mejor, la de la MARQUESA ANCHART, acompañada al piano del genial Lucho Pastore, son las que he elegido para mostrar aquí. Espero que les gusten.



 Jorge Valdez y Juan D'Arienzo 




Rocío Durcal




Marquesa Anchart 



martes, 31 de enero de 2017

37 - EL ULTIMO CAFE - (Jorge Valdez / Susana Rinaldi / Julia Zenko)

Hace décadas que el tango transitó su época dorada. Como género, en estos días ha perdido protagonismo en las nuevas generaciones y su presencia en los medios es escasa (se circunscribe a programas de radio específicos en horarios extraños). Sus intérpretes muestran su arte en un acotado circuito de las grandes urbes, teniendo su mayor oportunidad de trabajo en varias capitales europeas y en Japón. Los actuales cultores no logran que las nuevas generaciones lo adopten o siquiera lo degusten de vez en cuando. 

El tango seguirá existiendo, por peso propio, por historia; ya no con la enorme popularidad de antaño pero sí en nuestra forma de ser, en el paisaje urbano, en la voz y en la forma de componer de muchos artistas nuevos que poseen algún gen tanguero. 

José Gobello en su 'Conversando tangos' (A. Peña Lillo Editor, 1976) cuenta que 'El último café' ganó el primer premio en el primer concurso organizado, con mucho ruido, por la compañía Odol, en diciembre de 1963. Lo cantó entonces, para presentarlo a ese certamen, Raúl Lavié, pero un par de días antes lo había grabado la orquesta de Héctor Várela con el cantor Ernesto Herrera. 

EL ULTIMO CAFE pertenece al género tango-canción que inauguraron Gardel y Le Pera en la década del 30 con canciones como 'El día que me quieras' y 'Cuando tu nos estás'. ¿Qué pasaba? Las películas que protagonizaba Gardel y escribía Le Pera se veían en Europa y Estados Unidos, es por ello que la música y las letras de los tangos tenían un tinte "for-export", evitando las palabras en lunfardo. Esta nueva manera de escribir tangos, con cierta apertura melódica, le permitió al género tomar nuevos aires y colarse en un repertorio de artistas internacionales (hay que reconocer que con resultados disímiles). 

A partir de la década del 40 cuando los cantantes solistas comenzaron a tomar mayor protagonismo se comenzaron a escuchar con mayor asiduidad tangos que poseían una lírica romántica, con música con puntos de contacto con el formato canción o el bolero, como es el caso de 'El último café'. 

Junto a José Razzano, Castillo también escribió 'Café de los Angelitos', un tango que se emparenta con 'Cafetín de Buenos Aires' de Discépolo (ambos recrean la bohemia de esa época). En 'El último café', en cambio, el poeta toma la figura del pocillo de café como emblema de una amarga despedida, del final de un amor. 

El poeta 
El periodista César Tiempo, compañero de colegio de Cátulo Castillo, publicó en noviembre de 1975 en el diario Clarín una evocación de su figura, a menos de un mes de su muerte, ocurrida en octubre de ese año: "Dios puso en órbita a Cátulo un domingo de invierno y lo sacó de circulación un domingo de primavera. ¿Cómo es posible que Dios, nada menos que Dios, haya hecho lo que hizo con Cátulo, un camarada entrañable e imprescindible, un muchacho que tenía la alegría de los santos y su bondad, mientras tolera que sigan actuando, defraudando, corrompiendo, perfeccionándose en el ejercicio de la indecencia, de la ruindad y del crimen, tantos marrulleros con patente de corso, tantos hampones despiadados, tantos canallas refugiados en los aguantaderos de la impunidad y el cinismo." Cátulo nació en 1906 en Buenos Aires en la calle Castro, entre un potrero y un tambo. Su padre, José González Castillo, tuvo una agarrada de padre y madre con el Jefe del Registro Civil cuando éste se negó inscribir a su hijo con el nombre de Descanso Dominical. Es que González Castillo, que en ese entonces tenía 21 años, era un anarquista empedernido y romántico que luchaba por los derechos del hombre. Luego de que el funcionario hiciera reflexionar al flamante padre, éste lo pensó mejor y lo hizo llamar Ovidio Cátulo. Ovidio por el poeta romano que fue exiliado por el emperador César Augusto en el siglo 8 antes de Cristo; y Cátulo por Gayo Valerio Cátulo, poeta rebelde que tuvo el coraje de enfrentarse al César. Es responsable de la letra de 'Tinta Roja' y 'Silbando' (con música de Sebastián Piana); y de 'Caserón de tejas', 'Desencuentro', 'A Homero', 'María' y 'La última curda' (con música de Aníbal Troilo) entre otros célebres tangos. 

El compositor 
Héctor 'Chupita' Stamponi nació en 1916 en Campana y desembarcó en Buenos Aires veinte años más tarde junto a otros jóvenes que también pasarían a ser parte del tango, el violinista Enrique Francini y el poeta/letrista Homero Expósito. Luego de participar en varias orquestas en los años 30, en 1943 se radicó en México, donde se dedicó a escribir música para películas. A su regreso, acompañó a cantantes de la talla de Hugo del Carril, Alberto Marino y Edmundo Rivero, además de formar un célebre dúo de piano y violín con Francini. 'Chupita', al frente de su piano, le imprimió un carácter melódico a su música que lo distinguiría en sus temas. Compuso con Homero Expósito el exquisito vals 'Pedacito de cielo', 'Qué me van a hablar de amor' y 'Quedémonos aquí'; con Horacio Ferrer, 'Soy un circo'; y con Cátulo Castillo, 'Perdóname' y 'El último café'. Tres años antes de su muerte 'Chupita' alcanzó a grabar "Héctor Stamponi interpreta al piano su música" (1994), gracias a la insistencia de Litto Nebbia para su sello Melopea. En su último álbum recrea sus mejores con su piano florido y romántico. 

En esta ocasión son tres versiones las que les dejo. La primera, la de un cantor excelente con una voz sobria y profunda: JORGE VALDEZ. La segunda la de SUSANA RINALDI, "La Tana Rinaldi", en vivo en Finlandia, donde con su personal y sanguíneo estilo triunfa ante el público finés.Y una tercera de JULIA ZENKO con su personal técnica y dulzura que son los sinónimos de este abordaje que realiza esta extraordinaria cantora en la presentación oficial de su disco "Mi Libertad" en 2014 en ND Teatro.



Jorge Valdez




Susana Rinaldi




Julia Zenko