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sábado, 20 de octubre de 2018

228 - POBRE GALLO BATARAZ - (Carlos Gardel / Hugo del Carril / Roberto Goyeneche / Caracol Paviotti)

POBRE GALLO BATARAZ es un estilo que se llamó originalmente "El gallo bataraz" y que lleva la música compuesta por el guitarrista José Ricardo, que fuera acompañante del dúo. Gardel y Razzano, no obstante, lo registraron como propio con el título actual. Muchos años después y ya fallecidos ambos, la hija de Ricardo le ganó a los sucesores de Razzano una demanda para que se reconociera la autoría de su padre; aunque aceptó mantener el título que los miembros del dúo le habían puesto al estilo. La letra la había escrito Adolfo Herschel.

El "Zorzal Criollo" mantuvo este tema en su repertorio durante toda su carrera. Durante la fatídica gira de 1935 llegó a Caracas en mayo, actuando en el Teatro Principal. Luego visitó Valencia, Maracaibo, Cabimas y regresó a Caracas para actuar en el Teatro Rialto. Gobernaba entonces los destinos de Venezuela el dictador Juan Vicente Gómez y éste, queriendo escuchar a Gardel, lo invitó a cantar a su residencia de Maracay (a dos horas de Caracas). Carlos, que debía actuar en el Teatro Principal, no tuvo más alternativa (ya que habían ido por él) que salir directamente hacia la casa del anciano mandatario (ese año murió) que lo esperaba con unos cien invitados más. Conociendo Gardel que una de las debilidades del dictador eran las riñas de gallos, le cantó Pobre gallo bataraz. Probablemente a Juan Vicente Gómez no le gustara mucho la canción, porque la letra le decía mucho. Éste sonríe cuando Gardel le canta, y al terminar la actuación el mandatario le da 10.000 bolívares, que Gardel rechazó en un principio pero que al final tuvo que aceptarlos para no ser descortés. Mientras tanto, el empresario del Teatro Principal se vio en tremendas dificultades para explicarle al público el motivo por el cual el zorzal argentino no se había presentado aquella noche.

Vamos a escuchar cuatro versiones de este estilo. La primera, como no puede ser de otra forma, la de CARLOS GARDEL en 1930, acompañado de las guitarras de Barbieri, Aguilar y Rivero, para continuar por una en vivo perteneciente al film estrenado en 1949, "Historia del 900" y que interpreta HUGO DEL CARRIL. La tercera, la de un fuera de serie: el Polaco, ROBERTO GOYENECHE y la cuarta es una versión perteneciente ya a nuestros tiempos y que está provista de una calidad contrastada, como todo lo que interpretó CARACOL PAVIOTTI y que fue realizada en el Festival y Mundial de Tango 2011 junto al dúo "Tango Chino", con quienes grabara su octavo disco en 2010.

Espero que les gusten.


Carlos Gardel




Hugo del Carril




Roberto Goyeneche




Caracol Paviotti


domingo, 21 de mayo de 2017

151 - DESENCUENTRO - (Roberto Goyeneche / Elba Berón y Aníbal Troilo / Rubén Juárez / Caracol Paviotti)

Una abismal soledad, la ausencia de fraternidad, la traición generalizada… son realidades que aparecen repetidamente en la poesía del tango. Un claro ejemplo de esto encontramos en DESENCUENTRO, de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo (1962), en el que el protagonista es traicionado por todos y siente que, en el colmo de su soledad, “¡hasta Dios está lejano!. Ese fracaso, de alguien desahuciado de la vida, "ni el tiro del final te va a salir", no va dirigida a cualquiera, pero para llegar a esta reflexión hay primero que desentrañar una serie de mensajes barbarizados, contenidos en su letra:

“Estás desorientao y no sabés 
qué trole hay que tomar para seguir 
y en ese desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés. 
La araña que salvaste te picó, ¿qué vas a hacer? 
y el hombre que ayudaste te hizo mal, ¡dale nomás!  
y todo el carnaval, gritando pisoteó  
la mano fraternal que Dios te dio”. 

Se nos cuenta el desbarajuste emocional de un pobre cristiano que se perdió camino de la Iglesia. Con la brújula estropeada lo invade un incipiente estado de desesperación que lo lleva a la locura de querer cruzar el mar en colectivo. Cuadro esquizo que queda más expuesto todavía al intentar salvar una araña, insecto detestable por cierto, cuyo único e inexorable destino debería ser la suela zapatera. Después del aguijón clavado traicioneramente y no conforme con su destino trágico, al protagonista de nuestra historia le sobreviene una obsesiva vocación samaritana que es bastardeada por la murga de todo un carnaval que le pasa por encima pisoteándolo y gritándole con toda su vorágine sacrílega a cuestas.

Quizás uno de los hallazgos de este tango radique en la frase "El amor te devoró de atrás hasta el riñón". Fíjense cómo aquí Cátulo Castillo elude el lugar común del "corazón destrozado", reemplazándolo por el "riñón devorado". Esquema que lo lleva indefectiblemente al sacrificio de la diálisis por amor. Ahora bien, con la famosa frase “Ni el tiro del final te va a salir” nos queda en claro que si este cristiano no murió con agua en los pulmones después de haber intentado cruzar el mar en trolebús, tampoco por la picadura mortal de un insecto deplorable, ni aun después de ser aplastado por colombinas, mascaritas y clowns de una murga salvaje y ni siquiera por la catástrofe bilística de una insuficiencia renal, menos que menos habría de morir por la angustia que provoca un penal mal pateado.

Vamos a disfrutar de este tango y lo vamos a hacer, primero, viendo la interpretación, genial, del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, acompañado al fuelle por Néstor Marconi. Después la insigne versión de audio de su autor ANÍBAL TROILO, con la voz de ELBA BERÓN, otra versión , desgarradora, como lo es la que de forma tan genial realizara RUBÉN JUÁREZ, para poner punto y final con la formidable versión de CARACOL PAVIOTTI. Casi nada...



Roberto Goyeneche con Néstor Marconi




Elba Berón y Aníbal Troilo




Rubén Juárez




Caracol Paviotti


viernes, 10 de marzo de 2017

72 - ARRABAL AMARGO - (Carlos Gardel / Caracol Paviotti / Raúl Lavié)

Las palabras "arrabal" y "arrabalero" entraron en el tango en 1919 de la mano de un poeta, Celedonio Flores, y salieron en los años de 1940 de la mano de otro poeta, Homero Manzi. Fueron 30 años en los que la geografía urbana fue uno de los temas principales de las letras de tango.  

"Arrabal" es una palabra castellana de origen árabe. No es el latino "suburbio"(sub-urbis), que supone una organización territorial, ni el medieval "extramuros", que implica por oposición una ciudad amurallada, ajena a la tradición americana. Es un ser de la ciudad fuera de sí, un derrame de su substancia que forma un frente impreciso sobre la campaña. El arrabal se define más en el tiempo que en el espacio: es el crecer de una ciudad.. 

Y Buenos Aires es una ciudad que ha crecido continuamente, desde la "gran aldea" de 180 mil habitantes del 1870 hasta la megalópolis de más de quince millones y medio del 2010. En los momentos críticos de su expansión (que coinciden con los del nacimiento, los de la afirmación y los del auge del tango) tenía más arrabal que ciudad, más margen expansivo que centro. Esto no significa que el arrabal haya sido la cuna o el territorio exclusivo del tango. La imagen que figura un tango centrípeto, que desde el borde extremo de la ciudad conquista el centro, es solo una metáfora del éxito en sociedad. 

"Arrabal", como "orilla" y "orillero", que es su forma peyorativa, tiene una fuerte carga social; el afuera que implica es un "abajo", y el centro al que se opone es un "arriba", en una sociedad que mal tolera las metáforas verticales (casi todos los argentinos se califican a sí mismos como clase media). 

A veces la figuración contradictoria recorre la misma letra de tango, como si el autor no se percatara de la simultánea representación celestial e infernal, como puede suceder en el tango que ahora nos ocupa, escrito por Alfredo Le Pera

"Arrabal amargo metido en mi vida 
como la condena de una maldición..." 

y todavía...

"...tu barro y miserias...
" cargando las tintas "

...Y ahora vencido arrastro mi alma, 
clavado a tus calles igual que a una cruz". 

Pero, en cambio, después en el mismo tango: 

"Rinconcito arrabalero con el toldo de estrellas 
de tu patio que quiero..." y hacia el final 

"...mi blanca casita y el lindo rosal". 
Y como de nuevo alivia sus penas 
vestido de fiesta mi viejo arrabal".  

O sea que el arrabal de Le Pera es tan espantoso que puede marcar una vida entera "como la condena de una maldición", y al mismo tiempo tan hermoso que puede ser recordado con nostalgia. Diversos señales hacen sospechar que tan feo no debía ser: presumiblemente el protagonista vivía en un barrio de calles a cuadrícula sin pavimentar, con casitas blancas y jardines cuidados, como había tantos en Buenos Aires. ¿En qué consiste entonces la condena? Probablemente en el haber nacido pobre, en la cultura nº 2, y encontrarse toda la vida reconocido como pobre, y por lo tanto excluido de los ambientes que cuentan, por la manera de hablar y de vestirse, por las infinitas marcas de reconocimiento que una sociedad dicotómica usa para diferenciar sujetos que conviven en la misma ciudad. 

A continuación les dejo ARRABAL AMARGO, en primer lugar, en la versión del autor de su música, el inolvidable CARLOS GARDEL, en la película de 1935, “Tango Bar”. Tras este vídeo, les dejo otra versión realmente notable, como lo es la de CARACOL PAVIOTTI, solo con su guitarra, en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes, el viernes 5 de noviembre de 2010. Por último les dejo la interpretación de RAÚL LAVIÉ para la película “Escala Musical”, del año 1966.


Carlos Gardel




Caracol Paviotti




Raúl Lavié







lunes, 27 de febrero de 2017

62 - EL ULTIMO ORGANITO - (Edmundo Rivero / Caracol Paviotti / Joan Manuel Serrat)

EL ULTIMO ORGANITO es un popular tango compuesto por Homero Manzi y su hijo Acho en 1948. Ha sido interpretado por diversos artistas, entre los que se destacan Edmundo Rivero, María de la Fuente, Roberto Goyeneche, Caracol Paviotti, Joan Manuel Serrat y la orquesta de Francisco Canaro junto a Alberto Arenas. 

Su letra habla sobre los emblemas del barrio y los suburbios; el compadrito encarnado en el organito, símbolo de una sociedad que se va transformando pero que se muestra nostálgica y resiste el progreso, de la muerte, de la mujer amada y la amistad. También ha sido interpretada como un homenaje al poeta paranaense Evaristo Carriego, a quien menciona en una de sus estrofas.

En este tango cada una de las imágenes sabiamente delineadas por su letra, conmueve. Dice Roberto Ruggiero: “Influido claramente por Troilo, Acho Manzi es un exponente de la Nueva Guardia de los 50. Describe un Buenos Aires de calles de barro, presumiblemente situadas en Pompeya, que en franca retirada le cedía el paso a la modernidad. El transistor derrotaba a la manivela del organillero.

Cuenta Neike, milonguero viejo, que es imposible saber las emociones que producen en cada uno de los lectores, la poesía y los recuerdos de determinados hechos o vivencias y que en su caso personal, el organito le trae una extraña melancolía, un cúmulo de sensaciones de lejanía, de barrios de casas bajas, barro, “luces mortecinas”, vecinas cosiendo en ventanales y vivencias de tiempos pasados, sumidos al recuerdo.

Leemos a los historiadores con descripciones completas de el organito, sus inicios, sus formas, sus fabricantes.., pero hay más, ese “algo” que nos llega al corazón y que nos hace pensar, que aún en agonía, podríamos rememorar su melodía simple, primaria casi elemental, pero que supo tallar el alma.

Ese viejo organito que cargó el tango a cuestas, sacándolo de sus oscuros reductos, para llevarlo al barrio, a la vecina que renegaba de él y que termina enamorándose, cuando aún la radio no soñaba ser gestada. Pero el tango no olvida a quien lo quiere y sus músicos, poetas y letrístas supieron cantarle, para que su recuerdo esté siempre vivo, con su musiquita, sus cotorritas, sus caballos y monitos y aunque el tiempo vuele, ese recuerdo vivirá siempre en muchos corazones.

En el tango El Último Organito, Homero no evoca a una amada, a la barra, o al amigo, sino a un objeto: “el organito, un simple objeto que cumple el papel de conjuro, una especie de sortilegio donde al mencionarlo se convocan antiguos recuerdos, con vecinos, con la que abría las persianas cansándose de amar, con el caballo blanco, con el rengo y el monito y, en definitiva, con el alma del suburbio”. 

Es un tango claramente elegíaco con una poesía evocativa, nostálgica pero también algo triste. Sin embargo uno se solaza en esa tristeza por la altura de su decir.


Para disfrutarlo, en esta ocasión he elegido tres versiones, bueno, dos y media, pues la primera que les dejo, la de EDMUNDO RIVERO en un fragmento rescatado del programa Sábados de Tango con Miguel Angel Manzi. La segunda pertenece al extraordinario cantor platense que nos dejara en agosto de 2015, CARACOL PAVIOTTI en el Homenaje a Homero Manzi realizado en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes en octubre de 2007 y la tercera al famosísimo cantautor español JOAN MANUEL SERRAT, gran aficionado a la música argentina tanto tanguera como folklórica, en la presentación de su disco "Canciones" en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires, en el año 2000.


Edmundo Rivero (Fragmento)




Caracol Paviotti




Joan Manuel Serrat

sábado, 7 de enero de 2017

05 - LA ULTIMA CURDA (Roberto Goyeneche / Susana Rinaldi / Roberto "Caracol" Paviotti)

El tango y sus malevos, sus Malenas, su origen infame… las eternas despedidas, los aullidos desesperados, la tristeza, el desengaño… tan porteño y al mismo tiempo tan universal. Algunos lo veneramos al punto de pasar horas embriagados entre sus melodías que estremecen y sus letras que laceran. El lenguaje con el que se expresa nos lleva a rincones oscuros, suburbios del alma donde acechan desventuras pretéritas. 

Bien, toda esta introducción tiene por objetivo relatarles la historia de “La última curda”, que precisamente es el fruto de una buena borrachera. Según Edmundo Rivero la canción nació cierta noche de verano, entre botellas de whisky y charlas, en un balcón cercano a la avenida Corrientes donde Pichuco y Cátulo Castillo le fueron dando forma. Finalizada la tarea y ya prácticamente sobrios una serie de aplausos les hizo advertir bajo el balcón a una multitud observándolos. Dijo Rivero: “Tuvimos que acceder al pedido de hacer el tango entero desde el balcón, a puro fueye y cantor”. 

Sergio Pujol en su libro Canciones argentinas (1910-2010) nos cuenta también sobre este tango: 

"...He aquí un hombre solo y descreído. ¿A quién hablarle sino al fueye? Sólo el bandoneón aparece como remitente de tanta desazón. Sólo ese amigo es capaz de entender, para entonces decir lo que nadie se atreve ("Ya sé...No me digás/ ¡tenés razón!"), de ponerle sonidos a los recuerdos, ya callados, del borracho. 

Es cierto que ninguna canción sobre las tristezas del bebedor solitario resulta tan poderosa y significativa como "La última curda". Pero también se me ocurre que este tango existencialista es un homenaje al género de la canción porteña en su conjunto. Un homenaje que puede entenderse como un adiós: el final del ciclo del tango canción, como piensa Gustavo Varela. ¿Tenemos entonces una última curda o un último tango? ¿Se vale el poeta de una metáfora pesada para decretar un cierre histórico? En definitiva, no creo que sea casual que un poeta como Cátulo Castillo, que fue compositor antes de convertirse en poeta, haya imaginado al bandoneón como personaje de la que posiblemente es su mejor letra. 

De las entrañas del bandoneón surgió una música evocadora y reminiscente, capaz de emocionar porque llega a los sentimientos más hondos, sacando a la superficie aquello que, en la sobriedad del día, se ha querido superar. Tango, bandoneón y borrachera constituyen así un pivote de la noche porteña, una alianza de mucho peso en el imaginario urbano.

" En esta versión que les dejo de LA ULTIMA CURDA, no sólo vamos a ver cantando al “Polaco” ROBERTO GOYENECHE sino también actuando en la película “Sur” de Fernando Pino Solanas. 

En cuanto a ésta, fue filmada en 1988, y según el testimonio de mentado Pino Solanas: 

“Sur nos recuerda aquellos argentinos que en la película he llamado los de “la mesa de los sueños”. De ellos aprendí. A ellos les agradezco. Ellos, más allá de sus convicciones políticas, nos dejaron como herencia una obra y un compromiso. Fueron los que quisieron realizar “La utopía de los hombres libres del Sur”. Ese fue el sueño de los sueños. Ojala lo siga siendo. Sur nos habla del reencuentro y de la amistad. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el rencor, de la libertad sobre la opresión, del deseo sobre el temor. Por eso es la historia de un regreso. También quiero decirles que Sur, es un homenaje a todos los que, como mi personaje tartamudo, supieron decir NO. Fueron los que mantuvieron la dignidad. Ellos dijeron no a la injusticia, a la opresión, a la entrega del país.” En cuanto al tango mismo, agregamos que es una obra de Cátulo Castillo con música de Aníbal Troilo “Pichuco”, data de 1956 y muestra la impronta de un poeta único (una figura que merece un tratamiento más extenso, o sea, será el tema central de otra velada). Entonces, para el disfrute de todos ustedes, melómanos, cinéfilos, de los distraídos y alguno que pasaba por ahí y decidió entrar a calentar la garganta con un cortado o una grapita salteña, “La última curda”, el gran “Polaco” acompañado por el bandoneón de Nestor Marconi.

Tras esta majestuosa interpretación del "Polaco", les dejo la de SUSANA RINALDI, tomada de un programa de la TV francesa, emitido 29 de abril de 1978. Para acabar, veamos la de ROBERTO "CARACOL" PAVIOTTI, excelente cantor que nos dejara hace poco más de dos años, concretamente, el 15 de agosto de 2015.




Roberto Goyeneche




Susana Rinaldi




Roberto "Caracol" Paviotti