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miércoles, 21 de noviembre de 2018

255 - MAMA... ¡YO QUIERO UN NOVIO! - (Alberto Vila / Roberto Díaz / Ranko Fujisawa / Elba Berón)

MAMA... ¡YO QUIERO UN NOVIO! es un tango cuya letra pertenece a Roberto Fontaina en tanto que la música es de Ramón Collazo, que fue grabado por Alberto Vila y sus guitarras el 2 de septiembre de 1928 y por Roberto Díaz con la Orquesta Típica Víctor el 17 de diciembre del mismo año.

Ambos autores formaron parte del grupo conocido como la Troupe ateniense, una asociación que se formó en 1922, por mano de un grupo de estudiantes universitarios de derecho, y actuó hasta 1930. Los espectáculos de la Troupe que se solían estrenar en primavera, estaban compuestos de breves escenas cómicas y partes musicales. El carácter de las mismas era abiertamente paródico, ironizando a menudo sobre personas o eventos de moda y adoptando el travestismo (los atenienses eran todos hombres).

La protagonista, en tono festivo, se refiere en este tango que responde a lugares comunes falazmente pergeñados para el género, a las condiciones que pretende tenga el novio que busca.

Fue un gran éxito de la cancionista japonesa Ranko Fujisawa, que lo grabó en 1954 para el sello Víctor acompañada por la orquesta Tokio, en una curiosa versión donde mezcla la letra original con otra en japonés y el 17 de marzo de 1964 lo volvió a grabar con la orquesta de Miguel Caló para el sello Odeon.

Escuchemos las versiones citadas en primer lugar de ALBERTO VILA y de ROBERTO DÍAZ mas la de RANKO FUJISAWA de 1954 acompañada por la orquesta dirigida por Beto Argó y una versión con una interpretación colosal de ELBA BERÓN en 1974, acompañada por el Cuartetop A Puro Tango dirigido por Miguel Nijensohn.


Alberto Vila




Roberto Díaz




Ranko Fujisawa




Elba Berón

miércoles, 9 de agosto de 2017

198 - NIÑO BIEN - (Alberto Vila / Mercedes Simone / Tita Merello y Francisco Canaro)

NIÑO BIEN es un tango cuya letra pertenece a Víctor Soliño y Roberto Fontaina en tanto que la música es de Juan Antonio Collazo, que fue grabado por Alberto Vila en 1927 en el sello RCA Victor. Este tango alcanzó gran difusión y fue grabado por otros intérpretes.

Los tres autores formaron parte del grupo conocido como la Troupe ateniense, una asociación que se formó en 1922, por mano de un grupo de estudiantes universitarios de derecho, y actuó hasta 1930. Los espectáculos de la Troupe que se solían estrenar en primavera, estaban compuestos de breves escenas cómicas y partes musicales. El carácter de las mismas era abiertamente paradójico, ironizando a menudo sobre personas o eventos de moda y adoptando el travestismo (los atenienses eran todos hombres).

Eduardo Romano comentó sobre este tango:

”La caricatura del falso bacán apela a varios elementos característicos de la vida ciudadana, como los vendedores ambulantes de pizza y fainá, quienes solían portar tales manjares en un envase metálico y redondo que se colocaban sobre la cabeza y llevar en la mano un trípode de madera, para establecerse en ciertas esquinas. Como signos de distinción se enumeran la frecuentación del bar y confitería cercano a Santa Fe y Callao, la exclusión del voseo, el uso de tabaco importado y de patillas a la manera de Rodolfo Valentino (1895-1931), prototipo del amante latino, moreno y sensual, que impusiera con sus películas El sheik (1921), Sangre y arena (1922), El águila negra (1924), etc. En cuanto al Chantecler –o Chanteclair- fue un cabaré situado en la calle Paraná, entre Corrientes y Lavalle, junto al teatro Comedia; funcionó entre 1924 y 1960, en que fue demolido, y animaron sus noches, entre otras orquestas, las de Julio De Caro, Carlos Marcucci y Juan D’Arienzo.”

Además de Alberto Vila, algunos de los otros artistas que registraron este tango fueron Juan Sánchez Gorio con la voz de Luis Mendoza en el sello Orfeo (1952/6), Hugo del Carril con orquesta para Odeón (marzo de 1964), Ricardo Guzmán con la orquesta de Atilio Stampone para Polydor (1965), Mercedes Simone con la orquesta de Emilio Brameri en el sello H y R (1966), Cuarteto Los Porteñitos con la voz de Elba Berón y Tita Merello con la orquesta de Francisco Canaro.

Les dejo las versiones de su primer intérprete, ALBERTO VILA, de MERCEDES SIMONE y la de TITA MERELLO acompañada de la orquesta de Francisco Canaro.


Alberto Vila




Mercedes Simone




Tita Merello y Francisco Canaro


sábado, 6 de mayo de 2017

131 - COMO SE PIANTA LA VIDA - (Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo / Alberto Castillo / Alberto Vila)

Uno de los personajes habituales de la mitología tanguera es el muchacho calavera. El término “calavera” en la actualidad casi no se usa, porque tal vez el escenario y el protagonista que le dieron lugar tampoco existan. Las letras del tango suelen ser admonitorias contra ese joven que se lleva el mundo por delante, el mundo de la noche, el mundo del tango, se entiende. El muchacho calavera es jovial, alegre, ganador; despilfarra sus virtudes y su salud en las mujeres, el juego y las copas. Su vida es un eterno festín; duerme poco y vive mucho; suele ser simpático, comprador, gana en todas y contra todos, pero ese brillo, esa cadena de felicidad dura poco. Tarde o temprano la vida se cobra sus honorarios. El bolsillo no aguanta, pero tampoco la salud aguanta y entonces se inicia la lenta y fatal decadencia, la decadencia que anticipa el veterano, el hombre que ya está de vuelta de todo, el hombre que desde el anonimato contempla con discreta sabiduría el despliegue de excesos.

“Yo que te sigo los pasos, acodao en los estaños,/ tambaleando madrugadas con diez copas o algo más.../ Te bato que no es chacota manosear los veinte años,/ que la vida es una rula con cien números de engaño... y si entrás a largar fichas como un hongo te secás”, dice Edmundo Rivero en “Mis consejos”. No es muy diferente a lo que se anticipa en “Pa’lo que te va a durar”: “Pa’lo que te va durar, tanta alegría o placer,/ lo que vas a cosechar cuando entrés a recoger,/ cuando te des cuenta exacta de que te has gastao la vida,/ en aprontes y partidas, muchacho, te quiero ver”, dicen Edmundo Rivero o Roberto Goyeneche.

CÓMO SE PIANTA LA VIDA” es un tango emblemático y el título ya adelanta el contenido. El tango pertenece a Carlos Viván y se escribió o se dio a conocer en 1929. Viván fue compositor y poeta. A su inspiración pertenecen tangos como “Hacelo por la vieja” y “Moneda de cobre”, entre otras grandes realizaciones. “Cómo se pianta la vida” pertenece a la genealogía de tangos como “Pa’lo que te va a durar”, “Mis consejos”, “Medianoche”, un tango escrito por Héctor Gagliardi, con música de Pichuco e interpretado por Charlo, Alberto Morán y Antonio Maida.

“Cómo se pianta la vida”, fue interpretado por los más destacados cancionistas. Al tango lo descubrí, como no podía ser de otra manera, con Roberto Goyeneche. Se trata de una grabación del Polaco con Troilo en abril de 1963. Antes hubo otras revelaciones. La versión de Miguel Montero, por ejemplo, es excelente; también lo es la de Alberto Castillo con Ricardo Tanturi en 1942, pero destaco muy en particular, la de Héctor Mauré, porque a su reconocida calidad vocal le suma el detalle que canta la letra entera, desde la primera a la última estrofa, algo que un tanguero con sangre en las venas agradece, porque a un poema no se lo puede cortar por la mitad o birlarle una o dos estrofas como si nada.

En “Cómo se pianta la vida”, no hay un observador externo y severo que juzga la conducta, por el contrario es el propio personaje el que a la vuelta del camino evalúa su derrota. “¡Cómo se pianta la vida,/ cómo rezongan los años,/ cuántos fieros desengaños/ te van abriendo una herida! Es triste la primavera,/ si se vive desteñida... ¡Cómo se pianta la vida/ del muchacho calavera!”. Hay que saber cantar esta estrofa, considerada por muchos como un verdadero desafío para el cantor.

Hecha la presentación, luego llega la historia:

“Berretines locos de muchacho rana,
me arrastraron ciego en mi juventud,
en milongas timbas y en otras macanas,
donde fui palmando toda mi salud. 
Mi copa bohemia de rubia champaña,
brindado amoríos borracho yo alcé.
Mi vida fue un barco cargado de hazañas,
que allá en la riberas del mal lo encallé”.


Al muchacho calavera no se lo puede confundir con el gil de “Che fulano”, “Niño bien” o “Muchacho”. Tampoco con el personaje trágico de “Pero yo sé”. Si alguna relación puede tener es con “Carro viejo”, pero allí hay otra tonalidad que establece una leve diferencia con la saga de los jovencitos trasnochadores, porque en este caso se trata de un veterano decadente al estilo de “Enfunda la mandolina”.

El muchacho calavera no es un gil, todo lo contrario. Y su derrota final se produce por haber agotado o llevado al extremo todas sus habilidades. Más que un personaje de comedia es un personaje trágico, alguien condenado a la derrota pero que, mientras ella llega, brilla con todo su esplendor. Es como dice en “Pa’lo que te a va a durar:

“Vos sos el que no tiene temores cuando juega,
vos sos a quien ninguna mujer lo despreció,
vos el que no pide vos sos el que no ruega,
vos jugás por derecha habiendo banca o no.
Y por noble y derecho vas dejando a pedazos,
en esta caravana tu amable corazón,
en esta caravana de envidias y fracasos,
donde taureás tu vida de criollo y de varón”.

El punto de vista de “Cómo se pianta la vida” es semejante al de “Medianoche”. En este caso, el personaje está internado en el hospital de donde seguramente ya no saldrá. Desde la cama, mira la hora del reloj que da las doce de la noche y entonces evoca lo que harán en ese momento sus amigos en el café, en la milonga o en alguna partida de billar. Es una evocación dolorosa, impotente, la certeza de un fracaso, de una despedida, la seguridad de que ya no hay retorno posible.

“No tiro la bronca porque ahora ando enfermo,
quisiera batirles, se sepan cuidar.
Las minas, las copas, las farras, los bailes,
yo triunfé en todo eso y aquí está el final”.

En el poema de Viván, con otras palabras, tal vez con otros vuelo poético, se dice algo parecido:

“Mis veinte abriles lloraron un día,
la milonga triste de su berretín,
y en la contradanza de aquella partida,
al trompo de mi alma le faltó piolín.
Hoy estoy pagando aquellas ranadas,
final de los vivos, que siempre se da,
me encuentro sin chances en esta jugada,
la muerte sin grupos ha entrado a tallar”.

El final en todas las circunstancias es trágico, pero en honor a la verdad hay que reconocer que ese muchacho calavera es dueño de un irresistible encanto. Seguramente sufre, seguramente su final será lamentable, pero en su momento de esplendor brilló con luz propia y en estos casos poco importa que las luces hayan alumbrado un escenario decadente. Puede decirse que de alguna manera el muchacho calavera muere en su ley, y esa regla de oro de la ley de la noche, esa ley de la vida valorada por los hombres, es la que ha inspirado a tantos poetas, porque en ese destino hay una marca trágica a la que la verdadera poesía nunca puede ser indiferente.

Manuel Adet

Les dejo tres versiones en audio del tango. La primera, la que más repercusión tuvo y como no la iba a tener si sus ejecutantes no eran otros que ROBERTO GOYENECHE acompañado de la orquesta inmortal del "Pichuco" ANIBAL TROILO. La segunda es la de la interpretación magistral, como en él es costumbre, de ALBERTO CASTILLO. Terminamos con una de las primeras grabaciones que se hicieron del tango en 1929 y que corresponde a ALBERTO VILA.



Roberto Goyeneche y Anibal Troilo




Alberto Castillo




Alberto Vila