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martes, 6 de junio de 2017

163 - SIN PALABRAS - (Libertad Lamarque / Estela Raval / Valeria Lynch y Mariano Mores)

Libertad Lamarque admiraba profundamente Enrique Santos Discépolo a tal punto de cantarle muchos de sus tangos y, también, a cuyo pedido especial desde México, Enrique compuso la tercera letra de El Choclo.

Más adelante le solicitó que compusiera un tango para la próxima película que iba a interpretar titulada "Romance musical".

Discépolo, arguyendo que no podía esperarse a pedido, demoraba la entrega pero finalmente se puso a trabajar para una estupenda historia y un mejor queja indiana (en este caso porteña).

Fue así que surgió el tango SIN PALABRAS, hacia finales de 1945, en cuyo diciembre Libertad lo llevo al disco grabándolo para la eternidad y todo esto algunos meses después de la famosa cachetada, nunca comprobada y siempre negada por la novia de América.
La película "Romance musical" finalmente se estrenaría en enero de 1947.

Pensando en cómo avanzaba la letra del tango, no parecería que estuviera compuesta en distintos momentos espirituales del alma del autor, moviéndose en un sentimiento pendular del amor al odio, o mejor dicho, de ansias de reconciliación y reencuentro, salta a la venganza de redención a inferir una herida y todo eso, en el mínimo lapso, es una nueva y reiterada clave espiritual de Discépolo, tantas otras veces expresadas.

Pero que difícil es tratar de interpretar la letra de este tango y sin embargo es tan atrapante, que no deja de atraer y así una y otra vez y vuelves a él. La verdad es que se trata de un tango que conmociona con cada nota, con cada palabra salen a la luz conceptos dramáticos encarnados en un par de personas que son víctimas y coprotagonistas de una relación que se sugiere larga y que ha llegado a su fin, una relación a la que el poeta ha querido prolongar corporizada en una canción.

Es así que salen a la luz conceptos dramáticos con sabor y signos de tragedia, que no tiene sin embargo final. y ese drama, fielmente acompañado por la música, que compusiera Mariano Mores, que le da fondo y le otorga un clima operístico, hace la poesía y la música se consustancien plenamente sin rasgos de mediocridad.

¿Qué pretendió decir el profeta? ¿Describir una venganza? ¿Encarnar un grito de amor inacabado? ¿Describir un amor frustrado por un traición? Y si fuera así, ¿en qué consistió esa traición?

Como respuesta, el inspirador opta por la crudeza, que llega sin dudar a pisar el escalón de la crueldad. Su forma de coordinar la música con el desarrollo de la poesía es, sin duda, única o casi única y no tiene antecedentes ni antes ni después salvo en sus propios tangos.

Les dejo tres versiones en vivo de este tango interpretadas por tres grandes diosas de la canción, como lo son LIBERTAD LAMARQUE, ESTELA RAVAL y VALERIA LYNCH y además la de esta última, acompañada por el piano y la orquesta del propio autor, MARIANO MORES.


Libertad Lamarque




Estela Raval




Valeria Lynch y Mariano Mores


domingo, 4 de junio de 2017

159 - LA CALESITA - (Hugo del Carril / Roberto Goyeneche, Angel Cárdenas y Aníbal Troilo / Carlos Acuña y Mariano Mores)

No hay certeza sobre el orígen de este juego de niños, la calesita. Algunos le adjudican a los turcos este circular invento. Parace ser que un sultán aburrido en la mágica Estambul diseñó este juguete, un enorme plato de madera que giraba sobre si mismo impulsado por unos lacayos. Más tarde el juego llegó a Inglaterra y después a Francia, para entretener a la nobleza. Varias décadas pasaron hasta que los adultos le dejaron el objeto a los niños.

La primera calesita —nombre con el que se la conoce en gran parte de América— llegó a Buenos Aires en 1860 y, desde luego, estaba impulsada por un caballo. Hacia los años 30 aparecieron las primeras calesitas con motor y hasta se instaló una fábrica de calesitas, que funcionó en Rosario hasta 1984. Uno de sus dignos productos se instaló en el Jardín Zoológico porteño, donde giró durante décadas. Los nostálgicos la pueden ver funcionando aún hoy en Ayacucho, provincia de Buenos Aires. En aquellos tiempos las calesitas aparecían en los llamados huecos de la Ciudad de Buenos Aires, espacios vacíos donde se instalaban las calesitas hasta que los dueños decidían construir y los echaban... Por eso es muy difícil tener una idea de cuántas calesitas hubo en la ciudad: cambiaban de barrio todo el tiempo. Se puede precisar, al menos, que en 1923 se instaló en Hidalgo y Rivadavia la más antigua que hoy queda en el país, trasladada primero al Jardín Zoológico y actualmente ubicada en Ayacucho (provincia de Buenos Aires). La década de 1920 trajo un gran cambio: la electricidad. Al poder mover la calesita con un motor, se modernizó la técnica, se aceleró la marcha y se reemplazó el organito que iba afuera por uno incorporado que crean los hermanos La Salvia. La calesita se identifica mucho con la idiosincrasia argentina, y porteña en particular. Este juego que viene de Turquía y entra por Europa, tiene en común la característica de la mezcla. Además Argentina es un país circular, de idas y vueltas: somos hijos de gente que nació en otro punto del mundo.

Desplazadas de muchos lugares, en Buenos Aires aún ronronean en algunas plazas y también en las esquinas de Ramón Falcón y Miralla; en Boyacá y Avenida Juan B. Justo, en La Paternal y aquí mismo, en el Parque de los Patricios. También sobrevive una hermosa calesita en la Ciudad de los Niños, en City Bell. Y desde ya, cada ciudad del interior tiene su modesta o ilustre calesita. La calesita está representada en un gran abanico de aspectos de la cultura argentina: en la literatura -no sólo para niños, sino para adultos- en la poesía, en la música, en el teatro, en el cine, en la pintura, en la fotografía... hasta en la publicidad. Este juego retoma la pasión por lo circular que siempre ha tenido el hombre, que incluye manifestaciones particulares como el asado, el fútbol o el tango. No se puede concebir un porteño que no se haya subido a una calesita. La calesita aparece en los libros de lectura para chicos desde el 1900, como texto y como imagen. Pero una vinculación especialmente intensa es la de la calesita con el tango, que no ignoró la presencia de este juego en la vida cotidiana y le dedicó piezas antológicas. Hay que comenzar, por supuesto, por la grabación más famosa: “LA CALESITA”, poesía de Cátulo Castillo y música de Mariano Mores. Otro tango de Castillo y González Castillo (padre e hijo) fue grabado por Azucena Maizani: “Música de Calesita”, también una versión de Ignacio Corsini. Héctor Gagliardi escribió y recitó otros versos titulados “La Calesita”. Miguel Montero le cantó a este juego en “Viejo Baldío”. Por último hay una hermosa grabación de “La Calesita” por Aníbal Troilo y su orquesta. El Tango asimila La Calesita y la vincula mucho al derrotero del porteño al punto de ponerla como título de la película que dirigió y protagonizó Hugo del Carril: el personaje dice que su vida termina como una calesita que da vueltas, sin lugar donde parar, siempre en giro, siempre volviendo a empezar. Pero el tango no es la única música que se ocupó de este juego . Hay una balada de Leonardo Favio, “Vieja Calesita”, y grabaciones de Los Arroyeños.

Hoy en la ciudad de Buenos Aires hay más de 30 calesitas. Casi todas están ubicadas en plazas y fueron construidas por Sequalino Hermanos. Las más clásicas tienen caballos de madera, otras tienen distintos animales y aviones. Tal vez la calesita más curiosa de Buenos Aires es la que queda en una casa de Liniers: Don Luis Rodríguez logró que le dieran permiso para terne su calesita en la esquina donde se levanta su casa, él mismo la cuida, la restaura, la pinta y arregla los caballitos. Con más de ochenta años, Don Luis no sólo sigue en su calesita sino que escribió dos volúmenes de “Memorias de un calesitero”, donde dice: “Mi padre compró la calesita que poseo en la actualidad en marzo de 1920 y venía equipada con un caballo para hacerla girar, éste era de pelo zaino y obedecía al nombre de “Rubio”. Y concluye: “Hay que cuidar las calesitas como se cuidan las plazas, porque son parte de la infancia y el niño es el padre del hombre. Si cuidamos al niño, recuperamos el futuro. Eso nos permitirá acercarnos al ideal de sociedad que queremos: una que respete la memoria”.

Les dejo en primer lugar la interpretación de HUGO DEL CARRIL en la película anteriormente referida, "La calesita". En segundo lugar una magnífica grabación a dúo de ROBERTO GOYENECHE y ANGEL CARDENAS, acompañados por la orquesta del "Pichuco" ANÍBAL TROILO. Por último la versión que grabara CARLOS ACUÑA, acompañado por la orquesta del propio autor de la música de La calesita, MARIANO MORES.

Leandro Pablo Vivo




Hugo del Carril




Roberto Goyeneche, Anibal Troilo y Ángel Cárdenas




Carlos Acuña y Mariano Mores


sábado, 3 de junio de 2017

158 - EL PATIO DE LA MOROCHA - (Hugo del Carril / Virginia Luque / Carlos Acuña y Mariano Mores)

El tango con su historia tan rica ha ofrecido, obras y espectáculos del género que marcaron hitos, como EL PATIO DE LA MOROCHA, que para muchos marcó el fin de la "belle époque", aunque se debe considerar que unos años después en la misma sala, Francisco Canaro ofrecía su Tangolandia y, entonces sí, todo lo que vino después fueron deshilachados remedos del tiempo pasado.

Este tango escrito por Cátulo Castillo y musicalizado por Mariano Mores fue un emblema en la trayectoria artística de Virginia Luque, y quizás tuvo en ella su mejor intérprete. En la película "Arriba el telón" aparece masivamente, ampliando su popularidad. Desde entonces (1951) constituye la canción que la identificaría más, y eso ya es mucho decir, pues su prolongada carrera estuvo cargada de otros muchos éxitos. En la película "Buenas noches Buenos Aires" resalta la impresionan te interpretación de Hugo del Carril y al final de la misma curiosamente aparece cantando las estrofas finales, la citada Virginia Luque.

De este obra, nació la película del mismo nombre que también fue exhibida como "Arriba el telón" y la cual trataba la historia de la nieta del sereno de un teatro que se va a demoler y que tiene el sueño de ser una cancionista de éxito como su madre y el hijo del dueño del teatro lo hace posible.

Voy a dejarles versiones de los cantores referidos anteriormente, HUGO DEL CARRIL y VIRGINIA LUQUE, para terminar con la de audio interpretada por CARLOS ACUÑA acompañado de la orquesta del propio autor del tango: MARIANO MORES.



Hugo del Carril




Virginia Luque




Carlos Acuña y Mariano Mores









domingo, 28 de mayo de 2017

154 - TAQUITO MILITAR - (Mariano Mores / Francisco Canaro / Francini - Pontier)

"TAQUITO MILITAR" es un tema instrumental en estilo de milonga compuesto por el músico argentino Mariano Mores. Fue lanzada como disco simple (78 RPM) en 1952, primer disco grabado por Mariano Mores con orquesta propia. El tema formó parte de la banda de sonido de La voz de mi ciudad, película de 1953 dirigida por Tulio Demicheli en la que Mariano Mores representó el papel protagonista.

Fue estrenada en 1952 durante el gobierno del Presidente Juan D. Perón, generando una fuerte controversia política y cultural entre visiones diferentes de los conceptos de música "culta" y música "popular", así como sobre el vínculos entre ambas "culturas".

Es uno de los "cien tangos fundamentales" incluidos en el libro del mismo nombre de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui. Por votación popular realizada en el año 2000 el tema fue elegido como "Mejor Milonga del Siglo".

En 1948 Mariano Mores se separó de la Orquesta de Francisco Canaro, de la que había formado parte desde 1938. Mores tenía el proyecto personal de desarrollar un tango sinfónico,3 que combinara elementos de la música clásica y la música popular. Ese proyecto personal coincidió con la política del Presidente Juan D. Perón, de cuyo gobierno Mores era simpatizante, que buscaba democratizar la cultura, entre otras medidas por medio del acercamiento entre la música popular y la llamada música "culta".

En ese contexto el gobierno peronista tomó la decisión de abrir el Teatro Colón a músicos y espectáculos de alto nivel calificados como música popular. Hasta ese momento el Colón había estado reservado exclusivamente para realizar espectáculos de música "culta" y estaba asociado simbólicamente como un espacio cultural de la clase alta. Investigadores como Juan Pablo Feinmann y Ricardo Horvath destacan el papel jugado por Mariano Mores en la política de apertura del Teatro Colón al tango:

"Lo del Teatro Colón no tiene desperdicio. Se sabe que los conchetos de este país (personajes pasionalmente aliados al ridículo) no dicen “ir al Colón” sino “ir a Colón”. Bien, ahora tenían que “ir a Colón” a escuchar, no a Beniamino Gigli o a Toscanini, sino a “Marianito” Mores. Que, como era muy jovencito, no era aún “Mariano”. Desde luego, no iban. Que fuera la grasada, ellos no se iban a mezclar con esa gente. Pero, con Perón, Marianito Mores mete su orquesta sinfónica de tango en el Primer Coliseo". (José Pablo Feinmann)

"Taquito militar" fue el tema que simbolizó aquel proyecto de fusión de "lo culto" con lo popular, hecho que lo incluyó en lo que Horvath ha llamado "tangos malditos", por haber sido objeto de persecución política.5 El tema sería estrenado en el Teatro Colón y dedicado al Ministro de Guerra general Franklin Lucero.

En 1955 el gobierno Perón había pensado en crear otra Orquesta Sinfónica Nacional para interpretar música popular, cuyo director iba a ser el propio Mores, pero su derrocamiento frustró aquellos planes:

"Vino el General Perón a ver el espectáculo. Le gustó mucho y allí nació la idea que esa orquesta (la Orquesta Sinfónica Nacional) tocara en Europa con dos directores, uno de música clásica y otro de música popular, ese iba a ser yo. Fue la primera vez que vino a verme un presidente. Fue el 14 de abril de 1955, la revolución frustró aquel proyecto". (Mariano Mores)

Luego del golpe de Estado de 1955 el tango perdió rápidamente popularidad, sobre todo entre la juventud, a la vez que el Estado se desentendió de toda política de promoción de la cultura popular, dejando librada la cultura básicamente a las decisiones de las principales empresas internacionales. En ese nuevo contexto Mariano Mores se dedicó exclusivamente a desarrollar su carrera sin relación con las políticas culturales del Estado.

El título "taquito militar" tiene relación con el tipo de calzado característico del varón bailarín de tango. El zapato de tango deriva de la bota militar de media caña, que fue recortada y usada popularmente como calzado de calle. Los milongueros y compadritos encontraron que el zapato con taquito militar era muy cómodo para bailar, porque quedaban naturalmente empinados, pudiendo así girar fácilmente y taconear al compás.

Mariano Mores describe su propio tema con estas palabras: "La introducción, nacida de un arpegio que concebí en el piano, describe musicalmente la corridita del bailarín que va a buscar a su pareja -incluido los clásicos golpes de taco de los tangos antiguos- y el encuentro con la compañera. Es una especie de coloquio que da pie al tema principal. Después, el tema en si es un poco afroide, hecho sobre candombe y con un canto sincopado".

El tema fue compuesto para la película La voz de mi ciudad, dirigida por Tulio Demicheli, estrenada el 15 de enero de 1953. Antes la había estrenado en vivo en el Teatro Colón y grabado como lado B del primer disco grabado por Mariano Mores con orquesta propia, bajo el sello IFMA. Ese mismo año de 1953 la Orquesta Francini-Pontier la grabó en sencillo para RCA y se convirtió en un gran éxito. Al año siguiente, en 1954, la grabó la Orquesta de Aníbal Troilo y el Quinteto Pirincho de Francisco Canaro y el propio Mariano Mores la incluyó en su primer álbum larga duración, Un argentino en París. Desde entonces el tema alcanzó una difusión universal, casi comparable a "Uno" y "Adiós Pampa mía", los dos tangos más difundidos de Mores que a su vez se encuentran entre los temas más difundidos de la historia del tango. Precisamente esos tres tangos son los que Oscar del Priore e Irene Amuchástegui incluyen en su libro Cien tangos fundamentales.

La versión original es la que Mariano Mores realizó en la película "La voz de mi ciudad". En esta versión el personaje que interpreta Mores improvisa el tema junto a otros estudiantes del conservatorio en que estudia a partir de una melodía que él ya tenía en mente. La situación tiene algo de biográfica, en el sentido de que se trata de un tema que nació de una improvisación. El tema está interpretado con piano, bandoneón, clarinete, tres violines, percusión y arpa, una orquestación muy inusual en el tango de aquella época. Entre las muchas versiones que Mariano Mores realizó de su milonga se encuentra la que realizó con una gran orquesta a los 88 años en el Teatro Colón el 24 de agosto de 2006, durante el espectáculo final de la grabación del álbum Café de los maestros y la película del mismo nombre. En 2012, durante los conciertos realizados en la gira de despedida que realizó en oportunidad de su 94º cumpleaños, combinó la milonga con "Tico, tico no fubá", tradicional tema brasileño de Zequinha de Abreu.



A la versión antes citada de MARIANO MORES, perteneciente a la película ya señalada, le añadiremos las versiones tanto del gran FRANCISCO CANARO como la de la Orquesta de FRANCINI - PONTIER, muy similar a la de Mores, pero algo más candombeada. Tiene algunos arreglos propios, menos presencia del piano y fuerte presencia de los violines y los bandoneones, sin la variación de timbres y los diálogos que le aportan el clarinete y el arpa a la versión de Mores.



Mariano Mores




Francisco Canaro




Francini - Pontier





lunes, 10 de abril de 2017

102 - UNA LÁGRIMA TUYA - (Mariano Mores / Violeta Rivas y Néstor Fabián / Aníbal Troilo, Edmundo Rivero y Aldo Calderón)

El poeta Homero Manzi sufrió una larga enfermedad, consciente de lo inevitable del desenlace, que se produjo el 3 de mayo de 1951. Mariano Mores recordaba en una entrevista con Irene Amuchástegui: «Una tarde fui a visitar a Manzi, cuando ya estaba muy enfermo. Conversando, me dijo: “Me voy sin haber escrito nada contigo, y no me lo perdono. Y vos, también... nunca fuiste capaz de decirme”. Yo le contesté: “Es que me pareció imprudente, porque vos siempre trabajaste con Troilo. Y además, lo de ustedes tiene un sabor local y lo mío, en cambio, no es tan localista, tiene un corte más universal”. Como insistía, pregunté si había un piano en la casa y le hice escuchar algo que yo estaba preparando en ese momento para la película Corrientes, calle de ensueños. Él me escuchó desde el dormitorio y ahí mismo sacó el monstruo (como se llama al borrador de la métrica). Tres días después me llamó diciéndome: “Hice una cosa preciosa”. Volví a la casa y, realmente, era un tema total».

De acuerdo con la fecha de rodaje de la película "Corrientes, calle de ensueños" (dirigida por Román Vignoly Barreto), esto que narra el compositor ocurría en 1948. Sobre el tema musical de Mores, que entrama el tango con aires de malambo y de huella —en la misma línea de fusiones camperas de su tango anterior “Adiós pampa mía” y de su tango posterior “El estrellero”, Manzi escribió una letra cargada de nostalgias serranas. En realidad, no una, sino tres versiones de una misma letra.

UNA LÁGRIMA TUYA” fue interpretado en dos momentos de la película. Primero, por el propio Mores, quien encarna al personaje central, y aquí canta acompañándose en piano: 

Vive soñando 
pero esa blanca estrella 
siempre, siempre está lejos. 
Por amargos caminos 
vuelve el pasado 
y por esos caminos 
se van los sueños 
y de pronto resuena su propio paso 
como si fuera el eco de algún recuerdo. 
Una luna que rueda por la montaña 
y una lágrima tuya 
que moja el alma... 

La segunda versión está en la escena final, en la que Canaro dirige a una gran orquesta y canta Enrique Lucero, con coro:

Temblor de ala lejana 
trajo tu voz 
y una mañana 
me dijo adiós. 
Rumor de manantial 
y el repicar de las campanas 
y un cielo azul 
lleno de luz 
y un campo verde 
lleno de sol. 
Una luna que rueda 
por la montaña 
y una lágrima tuya 
que moja el alma. 

Esta escena, de acuerdo con el detallado registro que llevó Antonio D'Alessandro, violinista de Canaro, fue filmada el 31 de agosto de 1948, en el teatro Maipo.

Estos dos fragmentos de letras pueden considerarse, en todo caso, tentativas de la letra que aparece en la versión grabada por la orquesta de Aníbal Troilo y los cantores Edmundo Rivero y Aldo Calderón el 30 de marzo de 1949 (es decir, después del rodaje pero antes del estreno del film), que es la que perduró en todas las grabaciones posteriores del tango. Resulta claro que Manzi, luego de la filmación, terminó de dar forma a la letra (esas dos letras anteriores, a continuación de los versos transcriptos siguen con versos idénticos a la versión definitiva).

La repercusión de “Una lágrima tuya” fue inmediata al estreno, realizado por Troilo en Radio El Mundo (simultáneamente con su versión discográfica), es decir, meses antes del estreno de la película, ocurrido recién el 29 de setiembre de 1949. Entre otras grabaciones de esos días, mencionemos las de las orquestas de José Basso con las voces de Francisco Fiorentino y Ricardo Ruiz (realizada el 27 de mayo de 1949), y Francisco Canaro con Mario Alonso (del 13 de octubre del mismo año). También en época cercana al estreno, lo registraron los solistas Charlo y Hugo Del Carril.

Mores grabó su tango en 1957, con la voz de Enrique Lucero —que era su hermano— y, en 1977, con la voz de Nito Mores, su hijo. También realizó una versión instrumental como tango malambo sobre el tema “Una lágrima tuya”, en 1960. Y lo incluyó, siempre, en los repertorios de sus sucesivas formaciones musicales.

Hay versiones de Libertad Lamarque, Nelly Omar, Enrique Dumas, Rosanna Falasca, Susy Leiva, Alberto Marino y su hija Claudia Mores en dúo, Los Cinco Latinos y Antoio Prieto. En versiones instrumentales, fue llevado al disco por la orquesta de José Basso —que antes lo había hecho con canto— y por la Banda de la Fuerza Aérea Argentina.

Fuente: todotango.com (Publicado en el libro: Cien tangos fundamentales, de Oscar del Priore e Irene Amuchástegui, Aguilar, Buenos Aires 1998).

Les dejo tres grandes versiones de este hermoso tango. La primera pertenece a la película de 1949, "Corrientes, calle de ensueños" y está interpretada al piano por el propio autor de su música, MARIANO MORES. En la segunda, VIOLETA RIVAS y NÉSTOR FABIÁN interpretan el tango en el año 1967 para el canal 13 de Argentina. La tercera es un audio extraordinario interpretado por ANÍBAL TROILO, con las voces de EDMUNDO RIVERO y ALDO CALDERÓN.


Mariano Mores




Violeta Rivas y Néstor Fabián




Aníbal Troilo, Edmundo Rivero y Aldo Calderón






sábado, 1 de abril de 2017

93 - CUARTITO AZUL - (Mariano Mores y Roxana Fontán / Argentino Ledesma y Jorge Dragone / Francisco Canaro y Francisco Amor)

CUARTITO AZUL es un famoso tango compuesto por Mariano Mores con letra de Mario Battistella. Fue estrenado en 1939 y narra la experiencia de un joven que se despide se la habitación en donde vivió su adolescencia siguiendo a su primer amor. Se trata de la historia del propio Mores, y fue su primer gran éxito.

Alrededor de 1937 Mariano Mores decidió mudarse a Villa del Parque para poder estar cerca de su novia, Myrna, quien hoy es su esposa. Mores consiguió, a una cuadra de la casa de ella, una pieza no muy grande, pero que tenía su propio baño y un lavabo. La habitación estaba pintada de azul pero cada 15 días se descascaraba y entonces él cada dos semanas la volvía a pintar con cal y jabón azul para lavar la ropa. Fue ahí donde se inspiró en componer “Cuartito azul”, su primer gran éxito que lo hizo conocido y popular.

El 27 de junio del 2012 Mariano Mores fue homenajeado en la casa de Terrada 2410, donde había compuesto la canción hacía 75 años. La propiedad había sido comprada años atrás por quien resultó ser, casualmente, una admiradora del tango y de Mores. Al verificar que allí estaba el famoso "cuartito azul" no dudó en restaurarlo y fomentar un homenaje. Actualmente en la fachada de la casa una placa reza: “En esta casa vivió y compuso el tango Cuartito Azul el maestro Mariano Mores”.


En esta ocasión les voy a dejar, primero el vídeo de la actuación de la orquesta del maestro MARIANO MORES con el canto de ROXANA FONTAN, interpretando este bellísimo tango. Continuaremos escuchando la versión del mismo por parte de ARGENTINO LEDESMA acompañado de la orquesta de JORGE DRAGONE, para terminar con la de la orquesta de FRANCISCO CANARO y la voz de FRANCISCO AMOR.


Mariano Mores y Roxana Fontán




Argentino Ledesma y Jorge Dragone




Francisco Canaro y Francisco Amor









viernes, 31 de marzo de 2017

92 - CANARO EN PARIS - (Juan D'arienzo y su orquesta típica / Hermanos Calvo / Mariano Mores)

El 23 de abril de 1925, en el escenario del Dancing Florida, de la Rue Clichy Nº 20, París, deslumbraban a los franceses —puntual atavío pampeano mediante— Francisco Canaro y Agesilao Ferrazzano (violines), Carlos Marcucci y Juan Canaro (bandoneones), Fioravanti Di Cicco (piano), Rafael Canaro (contrabajo y serrucho, alternadamente), Romualdo Lomoro (batería) y Teresita Asprella (canto y guitarra).

Eran Canaro et sa Symphonie, —es decir la Orquesta Típica Canaro—, según una denominación francesa que no se ajustaba al atuendo gaucho que los músicos se vieron obligados a lucir por contrato.

Y mientras Canaro hacía furor entre el público galo, en Buenos Aires la noticia del triunfo invadía los diarios. Uno de esos diarios llegó a manos de Juan Caldarella, un guitarrista que, al igual que Rafael Canaro, también le arrancaba notas a esa herramienta musical llamada serrucho. En ese entonces andaba buscando un título para un tango que había compuesto a medias con el bandoneonista Alejandro Scarpino. El resto lo narró el propio Caldarella a Francisco García Jiménez, como sigue:

«Pegué un salto de la cama y escribí el título arriba de los pentagramas. Me lo acababa de dar una página de Crítica que, colgando abierta en la mesita de luz, dejaba ver a medias el encabezamiento: «Canaro hace declaraciones en París sobre el tango». Ya te digo, lo que yo veía era la punta de la página, donde sólo alcanzaba a leer el comienzo de los dos renglones del título: «CANARO EN PARIS».

Ya bautizado el tango, José Scarpino se sumó a los compositores a fin de escribir la letra. Paradójicamente, nada tenían que ver esos versos con Canaro, sino con una china que había dejado su rancho para dirigirse insólitamente a París. Años más tarde, Scarpino le adaptó una nueva letra, que puede ser escuchada en labios de Enzo Valentino y que habla del triunfo del tango en París. Pero tampoco esta vez de Canaro.

De todos modos, pese a sus letras, “Canaro en París” ha perdurado como obra instrumental.

(Gracias a todotango.com)


En primer lugar vamos a poder ver la interpretación de este tango por parte de la ORQUESTA JUAN D'ARIENZO en Japon 1996 y dirigida por Carlos Lazari. En segundo, la antológica versión a guitarras por parte de Los HERMANOS CALVO y por último les dejo la interpretación que realizó MARIANO MORES con su orquesta, en 2008, en el Luna Park con motivo de la final del 6º Mundial de Tango.


Juan D'arienzo y su orquesta típica




Hermanos Calvo




Mariano Mores

miércoles, 1 de marzo de 2017

63 - ADIOS PAMPA MÍA - (Mariano Mores / Libertad Lamarque / Jorge Negrete)

ADIOS PAMPA MIA es un "tango campero" compuesto por dos músicos: el argentino Mariano Mores y el uruguayo Francisco Canaro, con letra del poeta argentino Ivo Pelay. Fue estrenado en vivo en el Teatro Alvear de Buenos Aires, el 11 de agosto de 1945 cantada por Alberto Arenas acompañado por la orquesta de Francisco Canaro, como parte de la revista musical El tango en París, dirigida por Francisco Canaro y libro de Ivo Pelay. Se trata de uno de los diez tangos más difundidos de la historia. 

El momento histórico en que el tango es estrenado y lanzado en disco corresponde exactamente con la aparición del peronismo. Muchos de los músicos involucrados, como el compositor Mariano Mores y la cantante Nelly Omar, adherirán al peronismo. 

El uruguayo Francisco Canaro (1888-1964) era uno de los músicos más prestigiosos en el mundo del tango, con una fama que se extendía internacionalmente. Creador de las primeras "orquestas típicas" en la década de 1920, hacía más de dos décadas que se encontraba en el primer plano, con un sentido del espectáculo y del rendimiento comercial que lo hizo muy poderoso económicamente. En esos días era una frase usual decir: «tiene más plata que Canaro». 

El argentino Mariano Mores, conocido artísticamente en ese momento como Marianito Mores, era un músico brillante de 27 años que se había hecho conocido en 1938 por su tango "Cuartito azul" y que había sido contratado entonces por Canaro para desempeñarse como pianista de su orquesta. Para 1945 ya había compuesto otros tangos de éxito universal, como "En esta tarde gris" (1941) con Pascual Contursi y "Uno" (1943) con Enrique Santos Discépolo. 

El argentino Ivo Pelay (1893-1959) era un poeta y prolífico autore teatral que venía montando espectáculos de mucho éxito popular desde la década de 1910. Había formado una sociedad muy exitosa con Canaro para montar espectáculos dramático-musicales. Es autor de las letras de otros tangos famosos entre los que se destaca "Se dice de mí". 

La letra de Ivo Pelay está relatada en segunda persona. En el canto, el autor se despide de su tierra, a la que genéricamente llama "pampa". Es un despido lleno de tristeza ("al irme dejo la vida"), pero a la vez lleno de esperanza ("me voy camino a la esperanza"). Quien habla es un campesino, un gaucho pobre, nacido en una "tapera" de campo, es decir en un rancho precario. En el final el gaucho deja sentado que habrá de volver a su tierra "cuando presienta que mi alma escapa como paloma", aludiendo a su identidad cultural y el riesgo de esas "tierras extrañas" a las que está yendo lo enajenen y le hagan perder los valores propios de su identidad cultural. 

ADIOS PAMPA MIA
Música: Francisco Canaro / Mariano Mores
Letra: Ivo Pelay


¡Adiós pampa mía!...
Me voy... Me voy a tierras extrañas
adiós, caminos que he recorrido,
ríos, montes y cañadas,
tapera donde he nacido.
Si no volvemos a vernos,
tierra querida,
quiero que sepas
que al irme dejo la vida.
¡Adiós!...

Al dejarte, pampa mía,
ojos y alma se me llenan
con el verde de tus pastos
y el temblor de las estrellas...
Con el canto de tus vientos
y el sollozar de vihuelas
que me alegraron a veces,
y otras me hicieron llorar.

¡Adiós pampa mía!...
Me voy camino de la esperanza.
Adiós, llanuras que he galopado,
sendas, lomas y quebradas,
lugares donde he soñado.
Yo he de volver a tu suelo,
cuando presienta
que mi alma escapa
como paloma hasta el cielo...
¡Adiós!...
¡Me voy, pampa mía!...
¡Adiós!...


Vamos a ver tres versiones de este tango. La primera, de uno de sus autores: MARIANO MORES, acompañado de su orquesta, de ballet y de su familia (Silvia Mores; Daniel Cortés; Gabriel Mores y Ariel Mores ) con motivo de su despedida, en el GRAN REX de BUENOS AIRES en Enero 2011 En segundo lugar la de LIBERTAD LAMARQUE en la película de 1960, "Amor en la sombra" , estrenada el 24 de noviembre, justo cuando la artista cumplía 52 años. La tercera interpretación elegida no podía ser otra que la realizada por el gran tenor mexicano JORGE NEGRETE en el año 1946. 

Mi agradecimiento a los canales de Youtube de El Cachafaz, Un siglo de libertad y Gabriel Astengo por los vídeos.



Mariano Mores




Libertad Lamarque




Jorge Negrete

sábado, 4 de febrero de 2017

44 - CAFETIN DE BUENOS AIRES - (Mariano Mores / Argentino Ledesma / Roberto Goyeneche)

CAFETIN DE BUENOS AIRES es un tango que representa lo que se vivía en la ciudad porteña y sus reuniones de antaño en los clásicos cafés. La letra fue escrita por Enrique Santos Discépolo y fue interpretado de un modo sensacional por parte del polaco Goyeneche. 

El tango “Cafetín de Buenos Aires” es una de las tantas canciones memorables escritas por Enrique Santos Discépolo y musicalizada por el maestro Mariano Mores en 1948. 

Históricamente la ciudad de Buenos Aires se caracterizó por sus cafetines y todo el movimiento que en ellos se generaba, siendo punto de encuentro de artistas, escritores, filósofos y amigos que se juntaban a charlar y polemizar sobre todo tipo de temas. 

Cafetín de Buenos Aires es un fiel reflejo de lo que se vivía en esa época y la importancia social de estos encuentros, siendo parte fundamental de la idiosincrasia porteña y sus raíces culturales. 

Eran sitios exclusivamente para los hombres, ya que allí se hablaba sobre fútbol, mujeres, política y temas “masculinos”, donde la mujer cumplía otro rol social y sus lugares de encuentro eran bien diferentes. 

Los cafés marcaban la vida de las personas, teniendo cada uno de ellos una identidad propia, reuniendo a una determinada clase de gente y marcando un estilo que se diferenciaba del resto. 

El tango fue parte fundamental de los cafetines, por ser sitio de reunión de músicos pero también por ser los lugares donde en sus mesas se escribieron grandes letras de tango y se interpretaron por primera vez. 

Su propio autor, MARIANO MORES, el entrañable ARGENTINO LEDESMA y el universal ROBERTO GOYENECHE , nos dejan sus huellas en este tango, con tres interpretaciones magníficas  que espero sean del agrado de todos ustedes.

Fuente: zorzalcriollo.com



Mariano Mores




Argentino Ledesma




Roberto Goyeneche

domingo, 22 de enero de 2017

28 - GRICEL (Hugo Marcel y Mariano Mores / Jorge Espósito / Roberto Goyeneche)

Podría haber sido el argumento de una telenovela de Alberto Migré. O el de un radioteatro con actores como Jorge Salcedo y Julia Sandoval. Y hasta el entramado de una novela romántica de Corín Tellado. Pero la historia no sólo es muy real sino que se convirtió en un símbolo dentro del mundo del tango, esa poesía musical de Buenos Aires que se hizo universal. El título de la leyenda tiene apenas seis letras: GRICEL

Susana Gricel Viganó tenía quince años (había nacido el 15 de abril de 1920) cuando su amiga Nelly Omar la llevó a ver una actuación suya, en vivo, en el auditorio de LS8 Radio Stentor. Era una de las 20 emisoras que había en la Ciudad. Estaba en Florida 8, en pleno centro porteño. Ellas se conocían porque la familia Viganó había vivido un tiempo en Guaminí, los pagos de Nelly. Por entonces la joven Gricel estaba radicada en Capilla del Monte, Córdoba, donde sus padres tenían una hostería y una estación de servicio. Su belleza impactaba: su mamá era de origen alemán y ella había heredado ese cabello rubio y unos soñadores ojos azules. 

En 1935 el locutor de la radio se llamaba José María Contursi, pero en la noche porteña lo conocían como Catunga. Era un verdadero dandy. Hijo de Pascual Contursi (uno de los pioneros del tango canción), José María había heredado aquella capacidad para escribir versos. Tenía 24 años, ya se había casado con Alina Zárate y era papá de una nena. Sin embargo, cuando le presentaron a Gricel su vida cambió para siempre. 

Dicen que aquello fue de ida y vuelta porque la chica también quedó encandilada con ese joven de buen “empilche” y buena “parla”. Pero ella se volvió a Córdoba y él siguió en Buenos Aires. Algunos cuentan que hubo cartas entre ambos. En 1938, Catunga tenía problemas de salud y otra vez Nelly Omar fue quien le sugirió ir un tiempo a las sierras para recuperarse. Obviamente, el lugar era Capilla del Monte y la hostería de los Viganó. El romance se hizo realidad pero fue de corto alcance: él se volvió a su ciudad; ella vio que su ilusión se rompía como un cristal. 

Entonces, empezó el calvario. En 1939 José María escribió “Quiero verte una vez más” (un verso hasta afirma que ansía morirse para olvidarla). Fue el comienzo para una serie de angustias que está en sus obras. De 1941 son “En esta tarde gris” ( Qué ganas de llorar en esta tarde gris/ en su repiquetear la lluvia habla de ti ), “Sin lágrimas” ( Ya ves, mis ojos no han llorado / para qué llorar lo que he perdido/ pero en mi pecho desgarrado, sin latidos, destrozado/ va muriendo el corazón ) y “Toda mi vida” ( No sé porqué te perdí/ tampoco sé cuándo fue/ pero a tu lado dejé toda mi vida/ y hoy que estás lejos de mí y has conseguido olvidar/ soy un pasaje de tu vida nada más ). 

En 1942 el lamento por aquella mujer (ella había formado una pareja y tenía una hija de ese matrimonio) ya tuvo su nombre. 

“No debí pensar jamás/ en lograr tu corazón/ y sin embargo te busqué/hasta que un día te encontré/ y con mis besos te aturdí/sin importarme que eras buena/ Tu ilusión fue de cristal/ se rompió cuando partí/ pues nunca… nunca más volví/ ¡qué amarga fue tu pena!” , dice la letra de “Gricel”. 

Un año después, aparecían “Sombras nada más” y “Cada vez que me recuerdes”. Y en 1945 “La noche que te fuiste” y “Garras” ( Ansias de vivir para tu amor/ y no poder.. ) 

Gricel seguía presente pero lejos. 

En 1957 Catunga quedó viudo: murió la mujer con la que había tenido cuatro hijos. Ella también estaba sola: su marido la había abandonado. En 1962, el bandoneonista Ciriaco Ortíz actuó en Capilla del Monte y le contó que José María estaba sin pareja y viviendo en una gran depresión con mucho alcohol. Gricel vino a Buenos Aires y el reencuentro fue una realidad. Se casaron en Córdoba el 16 de agosto de 1967: él tenía 56 años; ella, 47. Fue una ceremonia religiosa porque ella sólo estaba casada por civil. El matrimonio duró hasta el 11 de mayo de 1972 cuando Contursi, abatido por los rigores de su vida anterior, murió en ese pueblo cordobés en el que se habían instalado para siempre. Gricel vivió dos décadas más. Pero esa es otra historia. 

(Eduardo Parise)


Quiero dejarles estas dos bellas versiones en vivo de este tango. Primero, la de HUGO MARCEL acompañado por el autor de la música, MARIANO MORES y la segunda de un, hasta ahora, para mi, desconocido, JORGE ESPOSITO y que me ha sorprendido muy positivamente. Aprovecho para darle mi agradecimiento y disculpas por el "robo" de este vídeo. Además les dejo una tercera versión, esta vez en audio, extraordinaria:
la de ROBERTO GOYENECHE.




Hugo Marcel y Mariano Mores




Jorge Espósito




Roberto Goyeneche


sábado, 7 de enero de 2017

02 - UNO (Hugo del Carril / Mariano y Gabriel Mores / Hugo Marcel)

UNO es un tango de 1943 con letra de Enrique Santos Discépolo y música de Mariano Mores que ha sido interpretado y grabado por numerosas orquestas en todo el mundo. Junto con otros tangos con letra de Discépolo como Cambalache, Cafetín de Buenos Aires, Yira, yira, Canción desesperada y Confesión, Uno goza de un prestigio incomparable. Se lo considera uno de los llamados «tangos fundamentales». En él cristaliza la vena lírica del escritor, al tiempo que la línea melódica que otorga el pianista Mores mitiga el tremendismo presente en composiciones anteriores de Discépolo. Este nuevo matiz resultó significativo para Discépolo, quien siguió componiendo con Mores otros tangos, incluyendo el último, Cafetín de Buenos Aires, de 1948.

La gestación de Uno fue larga, ya que se compuso primero la música, mientras que la letra demandó casi tres años más. Mores le entregó a Enrique Santos Discépolo la partitura de la música de un tango romanza llamado «Cigarrillos en la oscuridad», proponiéndole que le pusiera letra. Discépolo, quien era ya un escritor y autor reconocido, la recibió y llevó sin hacer ningún compromiso con Mores. Así lo relató el compositor:
"Durante unos meses, le pregunté sobre el tango. Cada vez me contestaba que estaba escribiendo la letra. Pero pasaba el tiempo y no había novedades. Y como yo lo quería como amigo y había llegado a sospechar que en realidad la música no le gustaba, decidí privilegiar la amistad y para evitar incomodidades no mencioné más el asunto. Un buen día, casi tres años más tarde, me sorprendió con la letra terminada."
Mariano Mores

El tango llevaba por título «Si yo tuviera un corazón». Lo estrenó Tania en abril de 1943 en el teatro Astral, como una de las canciones de La revista loca, e inmediatamente después lo grabaron otros cantantes como Carlos Roldán con la orquesta de Francisco Canaro, Alberto Marino con la orquesta de Aníbal Troilo, Héctor Mauré con Juan D’Arienzo y Oscar Serpa con Osvaldo Fresedo. Tuvo gran éxito. Debido a que el público lo solicitaba a la orquesta de Mores diciendo: «¡¡Tocá Uno..!! ¡¡tocá Uno...!!» finalmente se acordó con Discépolo cambiarle el nombre original del tango por el de Uno. Así se registró y se conoce en el presente.

Les dejo las hermosas versiones en vivo de HUGO DEL CARRIL, MARIANO MORES y su hijo GABRIEL MORES y la de HUGO MARCEL.



Hugo del Carril




Mariano y Gabriel Mores




Hugo Marcel