* Vuestro comentarios enriquecen y aportan interés a este blog.
* Para ver los vídeos hay que dejar que carguen.
Mostrando entradas con la etiqueta ZZ-Angel D'Agostino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ZZ-Angel D'Agostino. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de diciembre de 2018

286 - NINGUNA - (Angel D'Agostino y Angel Vargas / Aníbal Troilo y Roberto Rufino / Edmundo Rivero)

Soy fan de toda la obra de Homero Manzi relacionada con el tango y creo que vale la pena repasarla una y otra vez, por la belleza de los versos que nutrieron esas páginas. Hoy me enfrasco en el recuerdo de NINGUNA, que es toda una pintura detallada en la memoria del amor esfumado. Yo lo veo como una caricia reflexiva y exquisita, sin rencor. Y viene envuelta en un territorio de musicalidad profunda e intensa.

Franz Liszt decía que "La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor, sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso". Y viene a cuento porque el pianista y compositor Raúl Bernardo Fernández Siro, que acompañó a cantantes varios y ocupó la banqueta del piano en la orquesta de Juan de Dios Filiberto, fue quien musicalizó con mucho acierto el poema de Manzi, con austeridad, convirtiendo las lágrimas en canto.

Todo se puebla de sombras y fantasmas desde que el poeta traduce primero el sentido y luego busca el sonido. Capta y nos señala el momento decisivo, cuando le abre la puerta al amor y a la enamorada. Es como la obertura de la obra teatral. Los personajes ya están inmersos en esos vaivenes sentimentales, cimentados en los afanes, venturas y deseos. Y el abrirnos esa puerta a su intimidad, nos acerca a cierto locus de la nostalgia.


Esta puerta se abrió para tu paso
este piano tembló con tu canción, 
esta mesa, este espejo y estos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
Es tan triste vivir entre recuerdos
cansa tanto escuchar este rumor
de la lluvia sutil que llora el tiempo
sobre aquello que quiso el corazón.


La celebrada fertilidad del artista sin sosiego, con su metejón, moldeando la tensión y el tiempo con maravillosa naturalidad poética, nos sumerge en su mundo, que es el nuestro, al escucharlo y leerlo. Él dijo alguna vez: "Los temas de mis canciones son siempre recuerdos personales. Me resulta difícil escribir fantasiosamente. No tengo ese don". Y en sus obras reconstruye maravillosamente el clima, las percepciones iniciales, el fervor de lo vivido. Irradia pulsaciones de una manera constante. Nos obliga a imaginar la situación y a la destinataria de su verso.


No habrá ninguna igual, no habrá ninguna,
ninguna con tu piel ni con tu voz.
Tu piel, magnolia que mojó la luna;
tu voz, murmullo que entibió el amor...
No habrá ninguna igual...Todas murieron
en el momento que dijiste adiós.


Emociona el hecho de que pueda recordarla sin el recurso habitual de la tosquedad y la aspereza de la memoria amorosa. Nos detalla la minuciosidad de las cosas que uno ha acariciado, el acople natural de la pasión. Esa elegancia tan manziana enfrenta al lector-oyente a la complejidad de lo cotidiano. No hay amor sin dolor. Vívida la historia y clara la pena. Los pasionales momentos transcurridos en ese ámbito, traspasada la puerta, se han desvanecido en la nada. Pero Manzi vuelve a darles vida.


Cuando quiero alejarme del pasado
"Es inútil", me dice el corazón.
ese piano, esa mesa y esos cuadros
guardan ecos del eco de tu voz.
En un álbum azul están los versos
que tu ausencia cubrió de soledad...
es la triste ceniza del recuerdo,
nada más que ceniza... Nada más...


Los versos finales nos dejan sin aliento. ¡Quién no vivió un momento así o parecido! Claro que evocarlo con las palabras de Manzi no está al alcance de cualquiera,. Ni siquiera ese amor que sigue latiendo en su interior, con toda la tristeza del final.

Hay varias versiones notables de este tango. Creo que las de ANGEL D'AGOSTINO y ANGEL VARGAS del 3 de diciembre de 1942, y la de ANIBAL TROILO y ROBERTO RUFINO del 24 de abril de ese mismo año, representan muy bien con su interpretación, la poesía de Manzi y la música de Fernández Siro.

José María Otero en "Tangos al bardo".

A las versiones que ha elegido, muy acertadamente, José María Otero, quiero añadir una que me parece también magnífica y no es otra que la de EDMUNDO RIVERO.


Angel D'Agostino y Angel Vargas




Aníbal Troilo y Roberto Rufino




Edmundo Rivero








miércoles, 28 de noviembre de 2018

263 - SHUSHETA - (Juan Carlos Cobián / Angel Vargas y Angel D'Agostino / Roberto Goyeneche)

SHUSHETA es un tango cuya música es de Juan Carlos Cobián en tanto que la letra, agregada años después, pertenece a Enrique Cadícamo. Fue grabado por el compositor por primera vez en el año 1923 y, posteriormente, por otros artistas.

El significado más directo de shusheta es «petimetre», palabra que el diccionario español señala como proveniente del francés: petit maître, es decir señorito. Gobello afirma que proviene de la palabra del dialecto genovés ciuscetta y significa "escolar excesivamente aplicado y amigo de delatar a sus compañeros".

Oscar Conde dice que la voz del genovés sciuscetto, que significa "fuelle" y en segundo término "soplón" se incorporó al lunfardo con este último significado pero luego derivó en "petimetre, individuo muy afectado en el vestir.

Chiappara da como significado el de "dandy, joven apuesto y galanteador, pinta brava" y da como ejemplo el tango Shusheta que dice "toda la calle Florida lo vio, con sus polainas, galera y bastón".

Está controvertida la cuestión acerca de si este tango rememora, fue inspirado o tiene relación con algún personaje conocido del Buenos Aires de la época.

Cuando Cobián compuso la música en 1920 era amigo de Martín Alzaga Unzué, más conocido como Macoco, un hombre que reunía las condiciones para ser considerado un shusheta, en el sentido de persona preocupada por su apariencia y, en especial por su vestimenta; era joven, buen mozo, deportista, millonario y seductor y la mayoría de las opiniones se inclinan a considerarlo la fuente de inspiración del autor.

Cadícamo decía que el tango estaba inspirado en El Payo Roqué, cuyo nombre era Benjamín Roque, un cordobés de buena familia que con su chispa solía alegrar las reuniones en el Jockey Club, el Club del Progreso, el Círculo de Armas, el Café de París y otros lugares de encuentro de la alta sociedad; vestía como un cajetilla, siempre con un clavel en el ojal y recibía un subsidio que le había otorgado su comprovinciano, protector y amigo, el presidente Miguel Juárez Celman. Murió en la pobreza total en 1932 y según crónicas de la época «fue amigo de todos, silbador maravilloso que jamás había trabajado pues vivió de la benevolencia de sus amistades». Existen otras personas, entre ellas José Carlos Corbatta, que en una nota del 11 de septiembre de 2000 publicada en el sitio Historia del País en Internet, dice haber escuchado de su padre que el tango fue inspirado por Jorge Newbery.

Según la partitura editada por Breyer Hnos. el tango fue dedicado por Cobián «al señor Julio Martel», que no puede ser el cantor por una cuestión cronológica. En la editada por Ricordi, la dedicatoria de Cadícamo es al señor Mango Guerrico.

Enrique Cadícamo relató en sus Memorias que conoció personalmente a Cobián en 1922; en agosto de 1923 el músico disolvió su conjunto, vendió sus muebles y viajó a los Estados Unidos, detrás de una cupletista. Viajó por varios países trabajando y prosiguiendo sus relaciones románticas hasta que en 1928 regresó al país y al año siguiente le pidió al poeta que le ponga letra a diversos tangos de su autoría, entre ellos a “Shusheta”. Juan Ángel Russo dice que la letra que escribió Cadícamo en 1934 comenzaba:


Pobre shusheta, tu triunfo de ayer
hoy es la causa de tu padecer...
Te has apagao como se apaga un candil
y de shacao sólo te queda el perfil…


Algunos versos más adelante la letra atribuye al personaje del tango “patente de gigoló” y dice que “Madam Giorget te supo dar su gran amor de gigolet”. Esta letra nunca fue registrada, ni incorporada a las partituras editadas y recién el 27 de junio de 1938, Juan Carlos Cobián inscribió en SADAIC la música de “Shusheta”.

A partir de 1943 dentro de una campaña iniciada por la dictadura militar de 1943 que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo, como así también cualquier referencia a la embriaguez o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país, en las obras que se emitían por radiodifusión y Shusheta fue uno de los tangos afectados tanto por su título como por su letra.

En 1944 Ángel D'Agostino le pidió a Cadícamo que adaptara la letra de “Shusheta” a la reglamentación oficial y con la autorización de Cobián cambió su nombre, pasando a ser El aristócrata y se modifica su letra, con lo que sus primeros versos quedan así:


Toda la calle Florida te vio
con tus polainas, galera y bastón...
Dicen que fue, allá por su juventud,
un gran Don Juan del Buenos Aires de ayer.


Recién el 22 de febrero de 1946, Cadícamo registró esta nueva letra en SADAIC.

Ángel Vargas y después Roberto Goyeneche, emplearon la frase: «con sus polainas, galera y bastón», en tanto en la letra registrada en SADAIC, figura «con sus polainas, chambergo y bastón». En otra parte cantaron «engalanó la puerta del Jockey Club», mientras que Cadícamo había escrito: «que engalanó las fiestas del Jockey Club».

Cuando el 5 de abril de 1945 Ángel D'Agostino y Ángel Vargas, grabaron este tango usaron la nueva letra pero suprimieron en el canto las estrofas quinta y sexta, posiblemente con el propósito de darle más espacio a la música propiamente dicha, en sintonía con el estilo milonguero de la orquesta. Esta es la letra más conocida por el público y la grabaron nuevamente el 30 de agosto de 1957 con la orquesta de Edelmiro D'Amario. Por su parte Roberto Goyeneche la registró en 1984 con el Sexteto Tango.

En las partituras editadas por Breyer Hnos. en vida de Juan Carlos Cobián, en la portada siempre aparecía una figura con galera, polainas y pipa, aunque sin bastón. La partitura publicada el 22 de septiembre de 1965 o sea varios años después de fallecido el autor de la música está ilustrada conforme a la «nueva» letra incluida en ella: delante de un fondo de casas bajas, un hombre de acentuado aspecto malevo, con lengue y chambergo, recostado en un farol callejero, pero los primeros versos siguen haciendo referencia al uso de las polainas, galera y bastón.

Las restricciones a las letras continuaron al asumir el gobierno constitucional el general Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el Presidente –que afirmó que ignoraba la existencia de esas directivas- las dejó sin efecto.

En octubre de 1953 se aprobó la Ley de Radiodifusión n° 14 241 que no tenía previsiones sobre el uso del lenguaje popular en radio pero las restricciones en alguna medida continuaban, y motivó la denuncia de SADAIC en enero de 1950 a la irradiación de ciertos temas por Radio El Mundo; no obstante tal denuncia, en 1952 la propia entidad de los autores acordó con las autoridades una lista de canciones populares que por razones de buen gusto o decoro idiomático no debían pasarse por radio; en definitiva, SADAIC no cuestionaba la censura en sí misma sino quién la aplicaba.

Aparte de la grabación por parte de su autor, existen otras grabaciones de Shusheta entre las que se encuentran la de la Orquesta Típica Ángel D'Agostino con la voz de Ángel Vargas, la de Horacio Salgán para RCA Victor, otra de Ángel Vargas que data del 30 de agosto de 1957 y con la orquesta de Edelmiro D’Amario, otra de Roberto Goyeneche en 1984 con el Sexteto Tango y la de Osvaldo Ribó, acompañado en guitarra por Hugo Rivas en 1978.

De ellas he elegido para que nos acompañen, la de su autor JUAN CARLOS COBIÁN, la de ANGEL VARGAS, de 1945, acompañado por la orquesta de ANGEL D'AGOSTINO y para acabar la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE con el Sexteto Tango.

Disfrútenlo!


Juan Carlos Cobián




Angel D´Agostino y Angel Vargas




Roberto Goyeneche

domingo, 11 de noviembre de 2018

248 - EL CUARTEADOR - (Francisco Fiorentino Y Aníbal Troilo / Angel Vargas y Angel D'Agostino / Roberto Malestar y Francisco Canaro)

EL CUARTEADOR es un tango de 1941 cuya música y letra pertenecen a Enrique Cadícamo. ​Ese mismo año lo grabó Francisco Fiorentino en la orquesta de Aníbal Troilo y al año siguiente lo registró Ángel Vargas con la orquesta de Ángel D'Agostino. El título y la letra se refieren a un antiguo oficio que existía en Buenos Aires y Montevideo.

La letra alude al oficio que existía en las ciudades como Buenos Aires o Montevideo, cuando todavía había calles sin asfaltar y el cuarteador era hábil para desatascar con la ayuda de sus caballos a los carros que estaban atrapados en el barro o que no lograban subir una barranca por las calles empinadas. ​El nombre cuarteador se debe a que la tarea se hacía con el lazo auxiliar que se llamaba cuarta aludiendo a las cuatro partes en que inicialmente se lo doblaba para darle más resistencia. Se usaba el verbo cuartear para indicar la acción de ayudar con la cuarta y, por extensión, la de prestar cualquier tipo de ayuda. ​El Uruguay emitió un sello postal dedicado a este oficio.

La letra comienza:
Yo soy Prudencio Navarro,
el cuarteador de Barracas.
Tengo un pingo que en el barro
cualquier carro
tira y saca.

Enrique Cadícamo contó en sus Memorias que había comprado un minipiano "Carlit" para ayudarse en la composición de temas y que cuando se le ocurrió probar a escribir letras y adaptarles él mismo la música y que la primera de sus obras de esa serie fue El cuarteador, que firmó como Rosendo Luna. En una de las visitas que le hizo Troilo se lo hizo escuchar, lo entusiasmó y días después lo estrenó en Radio El Mundo y en el cabaré Tibidabo en la voz de Fiorentino con gran éxito.

Les dejo las dos versiones anteriormente citadas de FRANCISCO FIORENTINO con la orquesta de ANÍBAL TROILO Y la de ANGEL VARGAS con la de ANGEL D'AGOSTINO. A ellas le sumo otra que, a mi parecer, también es excepcional, la de ROBERTO MALESTAR acompañado por la orquesta del gran FRANCISCO CANARO.


Anibal Troilo y Francisco Fiorentino




Ángel Vargas y Ángel D'Agostino




Roberto Malestar y Francisco Canaro


martes, 6 de junio de 2017

165 - TRES ESQUINAS - (Angel Vargas y Angel D'Agostino / Ariel Ardit / Hugo del Carril)

TRES ESQUINAS, compuesto por Ángel D'Agostino y Alfredo Attadía y a quien puso letra, Enrique Cadícamo, es de esos tangos que se quedan pegados a la piel para siempre, sobre todo a aquellos que anduvimos por esos barrios de Barracas, Parque Patricios, Pompeya, Boedo... Barracas era un barrio de fábricas, poblado por familias de trabajadores, especialmente, y que albergó a clubes donde también supimos milonguear, como Barracas Central, Terremoto de Barracas, el Deportivo Pereyra, Barracas Juniors y otros de la zona.

Cadícamo que era un retratista poético, pintaba como muy pocos la época que le tocó vivir, que, afortunadamente fue larga. Y Ángel D'Agostino logró su mejor obra con este tango que Ángel Vargas clavó para neutralizarlo del voluble barrido del olvido. Lo sigo escuchando con una nostalgia tremenda y lo paso una y otra vez en la milonga porque además es maravillosamente bailable.

En una de esas charletas que tenía con Ángel y Coco D'Agostino, su sobrino, a la salida del Diario donde éramos compañeros con éste último -La Razón-, saqué a relucir la perenne condición de esta página y el rostro del celebrado pianista y director se iluminó. La historia de la esquina, del bar que tenía ese nombre y lo cambiaron, de la estación de ferrocarril, era muy conocida, pero el resto lo fuimos escarbando mientras sorbíamos la sidra de barril helada con amarettis.

- Allá por 1920 yo trabajaba en el Teatro con la compañía Arata-Simari-Franco y hacíamos un sainete de Enrique García Velloso llamado Armenonville, representándolo en el Teatro Nacional -contaba D'Agostino-. Y para una escena determinada, con aquellas historias del cabaret y las chicas que trabajaban allí, compuse un tango llamado Pobre piba, que era instrumental, solo con el fin de acompañar la situación escénica...

-El tango quedó archivado entre tantos papeles amontonados, hasta que una noche a fines del cuarenta, estábamos en la boite Chez Nous y después de la actuación, me vino a la cabeza ese tema y lo empecé a tocar en el piano con la idea de rejuvenecerlo. Como estaba Cadícamo le dije si podía ponerle letra. Éste tomó unos apuntes y se lo llevó. Así fue como empezó la historia de Tres esquinas...

Y ya con el tema compuesto lo estaban ensayando. Angelito Vargas con su vocecita fraseadora le estaba sacando punta y lo tenían bien enfilado, para entusiasmo de todos los integrantes de la orquesta. Pero había algo que no terminaba de satisfacer a D'Agostino, cuando a Vargas se le ocurre recitar el comienzo de la segunda parte:


Soy de ese barrio de humilde rango, 
yo soy el tango sentimental...

Y continúa cantando:

Soy de ese barrio que toma mate 
bajo la sombra que da el parral...

Era el paréntesis que buscaba D'Agostino para no hacer tan largo el parlamento cantado. Y quedó redondito. Entonces venía el final de la segunda parte en la que el director había ideado una melodía con el piano, pero no salía como quería y en un paréntesis se puso a dialogar con el violinista Holgado Barrio. Y el primer bandoneón, que era Alfredo Attadía y había colaborado en el armado de la orquestación, entró a realizar unos acordes.

D'Agostino se incorporó y le dijo: "Dele, dele....". Y quedó clavado. Cuando Vargas termina la segunda parte...

quemé en los ojos de una maleva 
la ardiente ceba de mi pasión...

..Attadia con el fueye se manda un solo maravilloso lleno de notas que emocionan. Y vendrá el violín de Holgado Barrio y el piano milonguero de D'Agostino, antes que vuelva Vargas con el final. Una obrita de arte. Me lo decía Alfredo Attadía en su exilio de Venezuela en 1967 o 68, cuando fuimos con la Selección argentina de fútbol.

-Lo tenía en la cabeza, había trabajado el tema con D'Agostino y lo tenía adentro. Sí, fue realmente precioso como quedó el tango, y aunque terminamos mal con Ángel, el capolavoro que hicimos con ese tango y la voz de Vargas, quedó para siempre entre los tangos imprescindibles...

José María Otero en "Tangos al bardo".

Les dejo en primer lugar Una de las tres versiones del corto de ANGEL VARGAS y ANGEL D'AGOSTINO de 1943 que contiene un recitado previo de Vargas que suprimirán en la grabación final. En segundo lugar les dejo otra grabación en vivo, en este caso, de ARIEL ARDIT y su orquesta típica y por último les dejo la versión de audio de HUGO DEL CARRIL.



Angel Vargas y Angel D'Agostino




Ariel Ardit




Hugo del Carril