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miércoles, 26 de diciembre de 2018

291 - EL HUÉRFANO - (Enrique Rodríguez y Armando Moreno / Alfredo de Angelis y Carlos Dante / Carlos Gardel)

La amistad de Anselmo Aieta y Francisco García Giménez nace en 1921. El encuentro se produjo en una "milonga para hombres" que se realizaba los jueves por la noche en el Orfeón Español, en Piedras 534. Allí concurrían oficinistas y obreros de la naciente industria urbana para aprender a bailar el tango y poder así lucirse en la pista frente a la compañera. En esas veladas Aieta mostraba ya su maestría con el bandoneón, y de la amistosa relación que tejió con Paco fue surgiendo la idea de componer juntos.

Aieta estaba convencido de que algunas obras valiosas no perduraban porque carecían de la trama cantable que las fijara en la memoria del público. Entonces le pidió al poeta "algunos versos" para ponerle música.

Para García Jiménez, la condición para colaborar se basaba en su criterio de que las letras deben ser dictadas por las sugestiones de la melodía, íntimamente ceñidas por esa respiración particular que les da el ritmo tanguero. Más tarde definiría así la pauta estilística y a la vez ética que guió toda su producción: "Yo nunca anduve con un tanguito en el bolsillo, buscando quien hiciera la música". Acordó que esperaría a que Aieta le propusiera alguna obra para enhebrarle sus versos. La oportunidad se daría en 1921 con EL HUÉRFANO.

En ese año Aieta pasó a actuar en el viejo Luna Park, junto a los guitarristas Rafel Iriarte y Virgilio Carmona. Por otro lado, en el Casino Pigall de la calle Maipú actuaba otro amigo de García Jiménez, el violinista Rafael Tuegols, que dirigía una orquesta montada por Francisco Canaro. El pianista era Humberto Canaro, pero se necesitaba encontrar un bandoneón de jerarquía. Tuegols pensó en Aieta, aunque las cosas no estaban bien con él, pues le reprochaba el haber tomado una parte de su tango Zorro gris (con letra de Paco) para componer Pobre Cotorro. La mediación de García Jiménez, amigo de ambos, limó asperezas y así Aieta ingresó a la orquesta Canaro en el Casino Pigall, donde nació El huérfano.

Sobre el nacimiento de este tango dijo García Jiménez: "Se trataba de un motivo inspirado en un valseado que el payador Martín Castro y otros guitarreros y cantores difundían en los boliches de San Telmo. ¡Había que ver lo que era ese barrio entonces! Una fuente inagotable de canciones en la voz de los trovadores. De aquel valseado tomó Anselmo el tema original, le dio forma y llegó hasta mi casa para hacérmelo escuchar y pedirme que le hiciera versos. Aieta había recreado con talento aquella antigua y pegadiza melodía, y le agregó una primera parte un poco solemne, tal vez a tono con el leit motiv primitivo que cantaban los payadores:

"En una noche de esas,
lluviosa, oscura y fría".


Yo preferí darle con mi letra un giro algo más romántico:

Mi pobre traje humilde
de nuevo está enlutado
y el huérfano doliente
que ayer has encontrado
hoy sigue siendo el huérfano
de tu encantado amor.


Según el poeta, "Aieta poseía un talento insuperable para captar las esencias más profundas de esas creaciones, un tanto silvestres, que abundaban en los repertorios de cantores de boliche. Sabía percibir los mejores acentos de esas musiquitas humildes y a veces como condenadas a disiparse en su misterioso olvido, de donde también rebrotaban misteriosamente de tiempo en tiempo. Pero, además de esas condiciones musicales, Anselmo tuvo otra extraordinaria habilidad para utilizar ciertos apoyos que hoy se llamarían promocionales y fueron revolucionarios para aquella época.

Recuerdo que llegó a mi casa a pedirme la letra de "El huérfano", con este inusual agregado: quería que le hiciera varias copias a máquina. Según me explicó, esas copias las distribuiría entre las chicas del cabaret, para que ellas con el papelito a la vista pudieran cantar al oído de sus ocasionales compañeros de baile". El hombre que salía de ese cabaret, después de rematar una noche de garufa o de distraer su preocupación, seguramente podía repetir muchos de los versos susurrados sobre su hombro. Después, esos versos se alojarían en su memoria para siempre unidos a aquel momento pasado."

por JOSÉ VICENTE BOESMI

Les voy a dejar, en primer lugar, la versión registrada por la orquesta de ENRIQUE RODRIGUEZ y su cantor ARMANDO MORENO en 1942. A continuación la versión que grabaran en 1955 ALFREDO DE ANGELIS con CARLOS DANTE para terminar con la versión, no podía faltar, de CARLOS GARDEL, que grabara allá por 1923.


Enrique Rodríguez y Armando Moreno




Alfredo De Angelis y Carlos Dante




Carlos Gardel


sábado, 22 de diciembre de 2018

287 - CONTRAMARCA - (Roberto Goyeneche / Julio Sosa y Leopoldo Federico / Carlos Gardel)

De filiación gauchesca, como toda la poesía de Francisco Brancatti, este tango está literariamente construido sobre una metáfora que asemeja la contramarca o segunda marca del ganado con el hecho de que una mujer abandone a un hombre por otro y pretenda luego retornar junto al primero. Fue uno de tantos tangos que el compositor de su música, Rafael Rossi, entregó a Carlos Gardel y que este registró con gran celeridad con acompañamiento de guitarras (3/30). Más adelante lo grabaron Jorge Duran, con la orquesta Florio-Duran (1959), Julio Sosa, Roberto Goyeneche, Luis Felipelli y Juan Carlos Godoy, entre otros.

En su letra se mezcla el amor, el odio, el resentimiento, el miedo y hasta la amenaza. Son puros sentimientos cruzados, difíciles de interpretar en un escenario pues hay que poner toda la garra para poder transmitir al espectador las emociones que desprende este tango.

Pues bien, ahora vamos a tener la oportunidad de poder contemplar dos versiones en vivo de CONTRAMARCA. La primera por parte del "polaco" ROBERTO GOYENECHE, la segunda de JULIO SOSA acompañado por la orquesta de LEOPOLDO FEDERICO. Por último les dejo, como no podía ser de otra forma, la versión en audio de CARLOS GARDEL.


Roberto Goyeneche




Julio Sosa y Leopoldo Federico




Carlos Gardel

viernes, 14 de diciembre de 2018

285 - TUS BESOS FUERON MÍOS - (Carlos Gardel / Carlos Dante y Alfredo de Angelis / Ada Falcón y Francisco Canaro)

Es uno de los grandes poemas tangueros. A mí me gusta particularmente, entre otras cosas porque está muy bien escrito, pero, además, porque la poeta Idea Vilariño aseguró en una entrevista que era el tango preferido de su gran amor, Juan Carlos Onetti. Provisto de esa información, de allí en más el personaje del tango es -para mí- el autor de “El astillero”. Me parece verlo al maestro, solo, en la mesa de un bar, el saco holgado y la corbata con el nudo debajo del segundo botón, con un vaso de whisky y un cigarrillo, mientras de algún lugar la voz de Gardel dice:


“Soñé y calmé mis penas junto a tu corazón
tus manos en mis locos y ardientes desvaríos
pasaron por mi frente como una bendición”.


Y no olvidar que esa bendición se llamaba Idea Vilariño.

La primera versión que escuché de TUS BESOS FUERON MÍOS, fue la de Carlos Dante con la orquesta de Alfredo de Angelis grabada en 1952. Es muy buena y, en mi caso, tiene el valor afectivo de ser la primera. Pero después tuve la oportunidad de disfrutar de las dos versiones de Carlos Gardel con guitarras de Ricardo y Barbieri, ambas grabadas en 1926. Las dos me encantaron.

La versión del “Morocho del Abasto” interpreta toda la letra, porque la de Carlos Dante omite la tercera estrofa, lo cual priva a los oyentes de disfrutar de uno de los versos más logrados del poema:


“Después te irás borrando perdida en los reflejos 

confusos que el olvido pondrá a mi alrededor 
tu imagen se hará pálida tu amor estará lejos
y yo erraré por todas las playas del dolor”.


Hubo otras versiones que merecen destacarse: la de Ignacio Corsini con guitarras en 1930; la de Oscar Alonso con la orquesta de Carlos García en 1969; la de Ricardo Tanturi y la voz de Roberto Videla en 1946, y la versión de Francisco Canaro con la voz de Ada Falcon en 1936. O la interpretación de Eduardo Espinoza acompañado del Sexteto Mayor en 1978. Conozco, por último, la versión de Rosita Quiroga, pero no dispongo de datos acerca de la fecha de grabación y el nombre de los músicos que la acompañaron.

“Tus besos fueron míos” fue escrito en 1926 por Francisco García Jiménez, el autor de “Siga el corso”, “Escolaso”, “Bajo Belgrano”, “Lunes”, “Zorro gris”, por mencionar algunas de sus excelentes realizaciones. La música es del gran Anselmo Aieta, compositor entre otra temas de “Ya estamos iguales”, “Tan grande y tan sonso” y “ Palomita Blanca”. Aieta integra con Laurenz y Maffia una suerte de santísima trinidad de la composición musical de la década del veinte.

La letra de “Tus besos…” retoma un tema clásico del tango, pero con una singular vuelta de tuerca. Hay muchos tangos que hablan del amor perdido, de la mujer que se fue, pero en este caso el amor perdido posee una presencia física. El hombre desde su derrota, su resentimiento, su vejez, su fracaso, la ve a pasar a ella.

“Hoy pasas a mi lado con fría indiferencia”, dice el primer verso. Se presume que la mujer debe de estar muy enojada con el hombre para que ni siquiera sus ojos detenga sobre él. ¿Qué le hizo? ¿Por qué se separaron? No lo sabemos. La letra a lo sumo se limita a decir que “…y yo he perdido por mi inconstancia…”. Esa imprecisión mejora al poema. No saber lo que ocurrió amplía el clima poético. Lo que vale en todos los casos es esa escena: él parado en una esquina, o sentado a la mesa de un bar y ella que pasa, altiva, indiferente, hermosa.

Para que la escena tenga efecto, está claro que él debe seguir enamorado, porque nadie se inspira por una mujer o una ex mujer por la que ya no siente nada. Él debe estar enamorado y ella no. Y ella, además, debe estar bien en todo el sentido de la palabra, mientras que él debe ser el símbolo de la derrota. Los últimos versos de la primera estrofa son particularmente bellos:


“Y sin embargo vives unida a mi existencia
y tuyas son las horas más gratas que viví”.


Esa relación entre la mujer que pasa indiferente y que fue la mujer más importante en la vida de un hombre, es la que le otorga a la escena un singular dramatismo.

“Dicha pasada”, un tango de Guillermo Barbieri, escrito en 1926 y muy bien interpretado por Miguel Montero y Julio Sosa insiste con la misma imagen:


“Ayer cuando te vi tan altanera

pasar con el que fuera mi rival”.

En este caso, el hombre no admite estar derrotado; la infiel, la desagraciada, es ella.



“Pero, hoy no sos la misma que eras antes
la luz que hubo en tus ojos se apagó
tenés una amargura en el semblante
que nadie a de saberla como yo”


¿Por qué esa amargura? El poema no lo dice, pero lo sugiere.

En “Confesión”, el personaje dice: “Hoy después de un año atroz, te vi pasar, me mordí pa’ no llamarte; ibas linda como un sol, se paraban pa’ mirarte”, También pertenece a Discépolo, “Esta noche me emborracho”: “Flaca, fané descanganyada, te vi esa madrugada salir del cabaret”. Pero Discépolo, como corresponde con su estilo, esta vez introduce un cambio en el clásico encuentro: la bronca, el dolor, se produce porque la derrotada es ella. Lo que a él lo va a obligar a “mamarse pa’ no llorar” es verla a ella arruinada, degradada físicamente. “Parecía un gallo desplumao, temblando al compadrear su cuello picoteao”.

Hay otro tango terrible de Discépolo. Se llama “Quien más, quien menos”. Esta vez el encuentro se produce no en la calle, sino en un cabaret. Él descubre a quien fuera su primera novia trabajando en un cabaret. El tango concluye con una de las frases más amargas del repertorio de Discépolo: “Quien más quien menos, por mal comer, somos la sombra de lo que soñamos ser”.

El tango “Las vueltas de la vida”, de Manuel Romero y Francisco Canaro -que Edmundo Rivero interpreta como los dioses- trata este tema desde otra perspectiva: “Parado bajo la lluvia que me empañaba la vi pasar”. Esta vez la derrota del hombre es total. La mujer que pasa en auto limousine no reconoce a su antiguo amor. Supone que es un mendigo y le da una limosna. El hombre evoca tiempo mejores, de cuando disponía de auto propio y hacia regalos caros, mientras que ahora, ella le da una limosna.

Hay un tango de Luis Rubinstein escrito en 1948 que se llama “Tu perro pekinés”, que desde la ironía se refiere al tema del encuentro en la calle.: “Muriéndome de hambre y frío, corazón, te vi pasar , con el auto que fue mío y el tapado de visón”. Otra vez el hombre derrotado por la pobreza y ella que pasa a su lado exhibiendo joyas caras, autos, choferes y, en este caso, un perro pekinés. “Tus ojos vieron mis ojos, pero no vi tu rubor, sentí temblar tus despojos y tu perro me ladró”. Convengamos que hay que estar bien en la mala para que, además de soportar la humillación de ser desconocido por la mujer que alguna se vez se amó, el perro faldero de ella se dé el lujo de ladrarte.

Cómo no mencionar la deliciosa milonga de Nicolás Luis Cúccaro con letra de Ernesto Nolli y Orlando D’Aniello, “Silueta porteña”, escrita en 1946 y llevada al disco, entre otros, por Argentino Ledesma y la orquesta de Héctor Varela . En este caso, el pasaje de “la mujer está vinculado con la orgullosa y placentera admiración a la belleza. “Cuando tú pasas caminando por las calles, repiqueteando tus taquitos en la vereda”. Y dice luego: “…y los piropos que te dicen los muchachos, como florcitas que a tu paso te ofrecieran…”. Esta mujer es un paradigma, un ideal bello y lejano como un sueño.

“Como dos extraños” de José María Contursi y “Tan sólo por verte” de Alfredo Lorenzo, se refieren a este encuentro en la calle. En uno, el resultado es el desencanto; en el otro, la admisión de que se puede regresar al barrio pero no al viejo amor, aunque en este caso, el desenlace se suaviza porque “un ángel muy rubio corrió hasta tus brazos/ se hundió en tu regazo, te llamó ¡mamá!/ y al verte dichoso feliz me he sentido/ y al barrio querido no he vuelto jamás”. La versión de Julio Sosa es muy buena. Por último, cómo no señalar, aunque sea al pasar, el tango de Claudio Frollo “Sólo se quiere una vez”, grabado entre otros por Gardel y Marino.

La versión de Carlos Gardel de “Tus besos fueron míos” introduce algunas leves modificaciones a la letra. “Hoy pasa a mi lado”, dice el original, pero Gardel dice “Hoy pasas POR mi lado”. “Sané y calme las penas junto a tu corazón”, dice García Jiménez, pero Gardel dice “SOÑÉ y calmé mis penas junto a tu corazón”. “Y no respiro más la fragancia”, dice el el autor . “Y no respiro la SUAVE fragancia”, dice Gardel. Le pregunté a un amigo devoto del Morocho por qué esas modificaciones. Me dijo que no conocía el motivo, para después agregar: “De todos modos, él sabrá muy bien por qué lo hizo… Carlitos nunca se equivoca”.

ROGELIO ALANIZ

Pues bien a las dos grandes versiones de CARLOS GARDEL y de CARLOS DANTE con ALFREDO DE ANGELIS, sumemos la de ADA FALCÓN con la orquesta de FRANCISCO CANARO para así disfrutar por partida triple de este maravilloso tango.


Carlos Gardel




Carlos Dante y Orquesta de Alfredo De Angelis




Ada Falcón y Orquesta de Francisco Canaro


284 - POBRE COLOMBINA - (Roberto Goyeneche / Carlos Gardel / Horacio Deval y Horacio Salgán)

El poema de este tango fue escrito por Emilio Falero, en 1927, y la música es de Virgilio Carmona, su hermanastro y su compañero en temas tales como “Ríe payaso”. Carlos Gardel lo grabó ese mismo año con las guitarras de Guillermo Barbieri y José Ricardo. En 1951, la orquesta de Horacio Salgán lo grabó para la Roca Víctor y su intérprete fue Horacio Deval, un cantor distinguido que merecería un mayor reconocimiento.

POBRE COLOMBINA también fue grabado por Julio Martel y Horacio Molina, pero hay un amplio consenso en admitir que la mejor interpretación es la de Roberto Goyeneche. La grabación es de 1978, los arreglos son de Raúl Garello y la formación musical es la Orquesta Típica Porteña. Vale la pena escuchar el álbum titulado “Percal”, donde además de “Pobre colombina” se puede disfrutar de “Malevaje”, “Más sólo que nunca”, “El Gordo Triste” y, por supuesto, una notable versión de “Percal”. Allí, hay un Polaco que todavía afronta con dignidad los estragos de la voz, con el fraseo inconfundible, la pausa justa, el floreo con el bandoneón, la nota exacta y el silencio que en Goyeneche es suspenso, emoción, dolor e incertidumbre.

Emilio Falero entró por la puerta grande del tango con este tema que mereció el honor de ser grabado por el “Morocho del Abasto”, quien pocos años después grabó “Ríe payaso”, también de la autoría de este muchacho que se ganó la vida como empleado policial, mientras dedicaba lo mejor de sí para cultivar la música que lo apasionaba. Falero fue amigo de Gardel, pero no necesitó de esa amistad para instalar en la historia del tango dos temas clásicos que lo consagraron para siempre. También pertenecen a su pluma “El Manisero” grabado por Ignacio Corsini y “Era de ley” interpretado por Roberto Firpo.

Virgilio Carmona nació en Rosario, vivió muchos años en Tucumán y, por supuesto, siempre le tributó amor a Buenos Aires. En algún momento, lució sus habilidades musicales con el trío de Anselmo Aieta en los cafetines de San Telmo y sus recursos musicales conquistaron el aplauso de la “selecta” platea que animaba la sesiones del “Parque Japonés” de Paseo de Julio a finales de los años veinte, el mismo “Parque Japonés” que abría sus puertas para que “Garufa” -escrito para esa época- adquiriera credenciales de muchacho rana. Por último, Carmona se dio el gusto de que sus mejores composiciones fueran tenidas en cuenta por Gardel. En ese sentido, a “Pobre colombina” y “Ríe payaso” hay que sumarle “En la Ribera”, “Sueño de carnaval” y “El manisero”.

Carmona fue también autor de zambas memorables, como por ejemplo “Al Jardín de la República” o “Naranjos tucumanos” y “Debajo de la morera”, entre otras. No es el único poeta tanguero que se interesó por el folclores. Sin ir más lejos, Homero Manzi, incursionó en el género campero y lo hizo con su reconocida maestría.

No deja de llamar la atención que los dos éxitos perdurables de Falero y Carmona estén relacionados con el carnaval o hayan sido escritos en su homenaje. Asimismo, en ambas letras lo que se trabaja es el contraste entre la alegría del carnaval y las penas de amor. La Colombina está triste y el payaso se ríe para disimular su pena. No van a ser los primeros ni tampoco serán los últimos

Corresponderá a los sociólogos e historiadores culturales explicar por qué el carnaval fue tan importante en la primera mitad del siglo veinte y por qué declinó. Asimismo, sería interesante indagar acerca de esa alegría algo histérica en contrapunto con la soledad y el dolor. Las letras de tango en homenaje al carnaval están en correspondencia con las obras de teatro, las novelas y las películas que celebran la misma ceremonia. Una de las grandes novelas de la literatura argentina “El sueño de los héroes” de Adolfo Bioy Casares, está ambientada en una juerga de carnaval. En el tango sería imposible escribir una reseña sobre su poesía ignorando este escenario. No he realizado un cotejo minucioso, pero me atrevería a decir que el carnaval es el principal “pretexto” de la poesía tanguera. Sin duda que, además, los tangos más exitosos interpretados por sus grandes ases pertenecen a esta temática. Basta para ello recordar poemas como “Siga el corso”, “Carnaval”, “Sacate el antifaz”, “Carnaval de mi barrio”, “Serpentina de esperanza”, “Cascabelito”, “Melenita de oro”, “Colombina”, “Esta noche en Buenos Aires”, “Soy un arlequín”, “En el corsito del barrio” y “Después del carnaval”.

Asimismo, el carnaval está presente como metáfora de fiesta, de jarana, de bullicio en innumerables letras “Y el carnaval del mundo cantaba y se reía…” dice Le Pera en “Sus ojos se cerraron”. “Sos un disfrazao sin carnaval”. Palabras como mascarita, arlequín, Pierrot, colombina, Dios Momo, corso, son casi lugares comunes de la literatura carnavalera.

“Pobre colombina” en ese sentido es un clásico. Como lo sugiere el título, la misteriosa y bella colombina, culpable de haber inferido tantas penas de amor en otros carnavales, esta vez le toca sufrir. El poema se inicia levantando el telón para el comienzo de la fiesta. Hay alegría, hay risas, cantos, pero… pero… “¡La Colombina tan sólo está triste, de luto se viste, no quiere cantar!”.

Convengamos que la presentación es novedosa. La mujer que encarna el misterio, la risa y la alegría no sólo llora sino que quiere morirse de pena. Otra vez el contraste entre la fiesta y el dolor, pero esta vez la protagonista del dolor es la que fuera en otros carnavales la reina de la fiesta.

No sé muy bien por qué el dolor de “La colombina está triste” me recuerda al tango “Alma de loca”, el tango escrito en 1927 por Jacinto Font con música de Guillermo Cavazza con excelentes interpretaciones de Gardel, Goyeneche y Rivero. También allí la reina de la jarana es sorprendida a punto de llorar. ¿Como la Colombina? Como la Colombina.

La última estrofa, de todos modos, no termina de convencerme. Suele pasar con muchas buenas letras de tango: el poeta arruina el poema con las palabras finales. La tentación al sentimentalismo cursi siempre está a la vuelta de la esquina en la poesía popular y, ya se sabe que el sentimentalismo es, sin excepción, el fracaso del sentimiento. En el caso que nos ocupa, hubiera sido mucho más efectivo ocultar los motivos del dolor de la Colombina. O dejarlo en una zona ambigua donde nunca se sepa muy bien por qué sufre. Falero comete el error de ser explícito y al siguiente verso agrava la falta anunciando que el Pierrot que la engaña regresará y que ya será tarde porque “… al ver sólo el nido tendrá que llorar”. Los amigos de la justicia, tal vez estén satisfechos por esta resolución. Hasta parece lógico: el que las hace las paga. Pero esa lógica poco y nada tiene que ver con la poesía.

Emilio Falero nació en Buenos Aires el 12 de diciembre de 1887 y murió en la misa ciudad el 25 de noviembre de 1933. Virgilio Carmona nació en Rosario el 13 de agosto de 1895 y murió en Tucumán el 12 de julio de 1948.

ROGELIO ALANIZ

Pues ahora ya solo nos queda escuchar algunas, las mejore, versiones de este tango y que mejor que empezar por la se considera la mejor: la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE. No podía tampoco faltar la de CARLOS GARDEL y para terminar, creo que no me voy a equivocar en dejarles la versión de HORACIO DEVAL con el acompañamiento de la orquesta de HORACIO SALGÁN.


Roberto Goyeneche




Carlos Gardel




Horacio Deval y Horacio Salgán 


279 - MALA ENTRAÑA - ( Carlos Gardel / Edmundo Rivero / Rubén Juárez)

El tango MALA ENTRAÑA fue escrito por el Negro Celedonio Flores en 1927. De Flores ya hablamos en diferentes ocasiones; basta con decir por ahora que para mi modesto criterio es un poeta que merece las más altas calificaciones. Así lo prueba este poema o letras como “Cuando me entrés a fallar”, “Corrientes y Esmeralda” y “Mano a mano”, por mencionar algunas de las más conocidas.

La música de “Mala entraña” pertenece al compositor afroargentino —así se lo presentó durante mucho tiempo- Enrique Maciel, autor entre otros temas de los principales tangos escritos por Pedro Blomberg: “La pulpera de Santa Lucía”, “La mazorquera de Monserrat” o “La que murió en París”.

El tango que hoy nos ocupa lo estrenó Carlos Gardel el 21 de junio de 1927, acompañado de las guitarras de Ricardo y Barbieri. Después llegaron otras grabaciones. En lo personal, la más lograda es la que hizo Edmundo Rivero con guitarras, porque hay otra versión del “Feo” con orquesta, hecha con la solvencia de este cantor, aunque insisto que prefiero la versión de guitarra. ¿Motivos?: Excelente vocalización, fuerza expresiva y ese tono típico de Rivero para narrar una historia de matones y malandras. “Mala entraña”, en esta versión de Rivero se inicia con un recitado suyo: “Che reo del barrio del barrio mishio, que triunfaste en cien hazañas, escuchá que en mala entraña te voy a clasificar”.

También se le animaron a este tango cantores de la talla de Juan Carlos Godoy, Claudio Bergé y Rubén Juárez con una versión notable grabada en 1978. Dicho sea de paso, “Mala entraña” se llama una canción que interpreta Sarita Montiel, muy bien escrita y muy bien cantada, pero que no tiene nada que ver con nuestro tango.

El poema que nos ocupa, pinta a un personaje del barrio que reúne las condiciones típicas del universo mítico de Flores. La primera estrofa es de un impecable logro poético: “Te criaste entre cafisios, malandrines y matones, entre gente de avería desarrollaste tu acción, por tu estampa en el suburbio florecieron los balcones, y lograste la conquista de sensibles corazones, con tu prestigio sentado de buen mozo y de varón”. Perfecta. Unos pocos versos y el personaje queda descripto hasta en los detalles. El arranque del tango en boca de Rivero tiene una fuerza extraordinaria, la fuerza necesaria para trazar las líneas de alguien que se crió en ese ambiente que, le permite decir a Carlos Waiss en “Bien pulenta”: “Estoy hecho en el ambiente de muchachos calaveras, entre guapos y malandras me hice taura pa tallar…”.

La estrofa de “Mala entraña” destaca un detalle importante: se trata de un reo, un pesado, un tipo de la noche con un prestigio avalado por su pinta, su pinta y su labia, como agregaría otro poeta tanguero. Respecto de esta estrofa hay un debate acerca del primer verso: “Te criaste entre cafisios, malandrines y matones”. Pues bien, la palabra cafisho en algunas versiones es reemplazada por la de “malevos”. Rubén Juárez, por ejemplo. Pero Gardel y Rivero usan el término “cafisho”, por lo que, con el perdón de Juárez, si estos dos ases del tango prefieren esta versión hay que inclinarse ante la sabiduría y el talento. Además, en el verso en cuestión, “cafisho” es un término más completo que “malevos”.Y si tiene alguna duda, escuche otra vez a Gardel y Rivero y después me cuenta.

La segunda estrofa está a la altura de la primera: “Mezcla rara de magnate, nacido entre el sabalaje, vos sos la calle Florida que se vino al arrabal. Compadrito de mi barrio que sólo cambió de traje, pienso siempre que te veo tirándote a personaje, que sos un mixto jaulero con berretín de zorzal”.

El personaje parece ser dueño de una distinción exclusiva, de allí esa relación o ese contraste entre el arrabal y Florida, el arrabal reo y popular y la calle Florida elegante y discreta. Toda una leyenda del tango y la literatura está presente en este verso; desde las corrientes literarias Florida y Boedo hasta el poema de Dante Linyera que empieza más o menos así: “Boedo, Boedo, la calle de todos, la alegre Florida del triste arrabal”.

Una observación para los amigos de los detalles. Flores probablemente escribió “Compadrito de mi esquina…”, pero Gardel, Rivero y Juárez cantan “Compadrito de mi barrio”. Para este verso me gusta más la palabra “barrio”, más tumultuosa que la solitaria “esquina”.

La siguiente estrofa pasa de la descripción a la acción: “Malandrín de la carpeta, te timbeaste de un biabazo, el caudal con que tu vieja pudo vivir todo un mes. Impasible ante las fichas en las noches de escolaso, o en el circo de Palermo, cuando a tacos y a lonjazos, te perdés por un pescuezo las monedas que tenés”.

La timba como oficio de hombres, como sinónimo de hombría, es un mito fuerte en el tango. En el caso que nos ocupa, hay un rasgo que merece tenerse en cuenta: la impasibilidad del personaje, su sangre fría, ese aire indiferente. Hay algo trágico en el hombre “impasible”, incluso ante la desgracia; algo trágico y algo bello, porque se trata de un buen mozo reservado, peligroso, motivo por el cual si alguna vez este tango se lleva al cine mi personaje favorito para interpretarlo podría ser Alfredo Alcón o Sergio Renán, ambos en sus mejores tiempos. Otro detalle para los curiosos: donde Celedonio dice “Te timbeaste de un biabazo el caudal con que tu vieja pudo vivir todo el mes”, Rivero dice “Te timbeaste de un biabazo, el vento con que tu vieja pudo vivir todo el mes”. Creo innecesario destacar que prefiero “vento” a “caudal”.

En la estrofa siguiente, como no podía faltar en un tango, aparece la madre, aunque esta vez el personaje no se quiebra ante la santa viejecita; por el contrario, su muerte no altera en lo más mínimo su expresión helada, indiferente. “Se murió tu pobre madre, y en el mármol de tu frente, ni una sombra ni una arruga que deschavara elocuente, que tu vieja no fue un perro y que vos sabes sentir”. Un duro. Un duro que ni siquiera la muerte de la madre lo conmueve, aunque una variante más comprensiva bien podría proponer que sufre pero no lo demuestra, porque un hombre que se precie jamás se toma la licencia de expresar alguna debilidad en público. Interpretaciones al margen, no deja de ser novedoso que ante el lugar común de la sensiblería tanguera: la santa viejecita, nuestro personaje se mantenga distante. Claro, como el título lo dice se trata de un “mala entraña”, de un tipo jodido, aunque a decir verdad el personaje a mí no me resulta del todo desagradable. No es un ganador, tampoco es un perdedor, pero puede ser un desesperado, un lobo solitario que arrastra su angustia con la máscara de su mala entraña.

ROGELIO ALANIZ

De todas las versiones anteriormente citadas, vamos a escuchar y por este orden, las de CARLOS GARDEL, EDMUNDO RIVERO y RUBÉN JUÁREZ.


Carlos Gardel




Edmundo Rivero




Rubén Juárez


jueves, 6 de diciembre de 2018

269 - ZORRO GRIS - (Carlos Gardel / Alfredo de Angelis y Oscar Larroca / Juan D'Arienzo)

ZORRO GRIS es un tango de 1920 cuya letra pertenece a Francisco García Jiménez en tanto que la música es de Rafael Tuegols, que fue grabado por Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras en 1921 (placa 18035b - 453) para Odeon y posteriormente por otros músicos y orquestas.

En 1920 Rafael Tuegols con el cuarteto que integraba estrenó el tango Zorro gris en versión instrumental con gran éxito en el Café de La Paloma, ubicado en la avenida Juan B. Justo y Santa Fe frente a los cuarteles de Palermo, junto al Arroyo Maldonado y bajo el puente del Ferrocarril San Martín, en el lugar actualmente llamado “Pacífico”. Lo había compuesto mientras viajaba en tranvía a visitar a su madre y, ya en casa de esta, lo transcribió al pentagrama. Después de ser estrenado tuvo tal suceso que comenzaron a aparecer ediciones clandestinas del tango antes que Breyer lanzara la suya autorizada por el autor.​ A pedido de Tuegols, que lo conocía desde tiempo antes, García Jiménez redactó la letra que comienza con los versos:

Cuantas noches fatídicas de vicio
tus ilusiones dulces de mujer,
como las rosas de una loca orgía
les deshojaste en el cabaret.

Luego continuaba con la historia de la mujer de origen modesto atraída por el lujo y los placeres del cabaré, que tras la apariencia de felicidad ocultaba su triste vida y que se usaba al salir del lugar un abrigo de piel de zorro gris. Estos versos en alguna manera repiten la historia narrada en el tango Milonguita que Samuel Linnig escribiera algunos meses antes García Jiménez fue llamado a presenciar el ensayo que estaba haciendo Gardel en la grabadora y si bien al cantor le parecía una letra algo adelantada para la época, entre todos lo convencieron de que esa era la nueva tendencia.

El Armenonville mencionado en el tango fue uno de los cabarés más lujosos de Buenos Aires entre los años 1910 y 1920. ​Estaba ubicado en la avenida Alvear (hoy, Avenida del Libertador General San Martín) en el barrio de la Recoleta aproximadamente donde hoy se encuentra el Automóvil Club Argentino. El primer músico de tango contratado para su inauguración fue Vicente Greco en 1911, años más adelante, el cabaret adquiere mayor prestigio por ser donde Carlos Gardel realizó su primera gran actuación en dúo con José Razzano durante una fiesta de Año Nuevo el 1º de enero de 1914. El edificio fue construido con modelo al Pabellón de Armenonville​ que sigue existiendo en el Bois de Boulogne de París. Numerosos músicos famosos del tango de la década del 1910 tocaron en el Armenonville: Roberto Firpo, Eduardo Arolas y Agustin Bardi, entre otros.

Además del registro de Gardel, otras de las grabaciones de Zorro gris fueron hechas por Osvaldo Fresedo con la voz de Ernesto Famá para Odeón en 1928, los hermanos Talián para el mismo sello en 1940, Roberto Caló con el cantor Carlos Rivera para la discográfica Orpheo en 1951, Alfredo De Angelis con Oscar Larroca para Odeon en julio de 1952.​ También hay versiones instrumentales de las orquestas de Juan D'Arienzo, Armando Pontier y Osvaldo Pugliese.

Aquí vamos a poder escuchar las versiones, en primer lugar de CARLOS GARDEL en grabación del año 1921, de ALFREDO DE ANGELIS con la voz de OSCAR LARROCA, DE 1952 y para terminar la instrumental de la orquesta de JUAN D'ARIENZO, grabada en 1973.


Carlos Gardel




Alfredo de Angelis y Oscar Larroca




Juan D'Arienzo


domingo, 25 de noviembre de 2018

260 - QUÉ VACHACHÉ - (Carlos Gardel / Tita Merello / Susana Rinaldi)

QUÉ VACHACHÉ es un tango que a veces se nombra como «¿Qué vachaché?», cuya letra y música pertenecen a Enrique Santos Discépolo. Fue que fue estrenado por Mecha Dekgado en Montevideo y después lo cantó Tita Merello en Buenos Aires el 22 de marzo de 1926 en el Teatro Apolo. Diversos intérpretes lo grabaron comenzando por el registro de Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras en Barcelona en diciembre de 1927 según Romano​ o en 1928 según Gobello. El tango ha sido visto como una crítica a una sociedad cuyo autor veía más preocupada por el dinero que por los valores morales.

«Qué vachaché» fue creado durante una gira por Uruguay de la Compañía Rioplatense de Sainetes y lo estrenó en Montevideo Mecha Delgado en 1926 sin que tuviera aceptación y luego lo cantó Tita Merello en el Teatro Apolo de Buenos Aires en el marco de la revista Así da gusto vivir, donde también fracasó, pero el éxito de Azucena Maizani con «Esta noche me emborracho» en 1928 le dio nuevo impulso a este tango.

El Ministerio de Marina del que dependía en ese momento el control de las radioemisoras del país, por una resolución de 1929 prohibió la difusión por ese medio de los tangos de Enrique Santos Discépolo, «Esta noche me emborracho», «Chorra» y «Qué vachaché».

A partir de 1943 en el marco de una campaña iniciada por el gobierno militar que obligó a suprimir el lenguaje lunfardo, como así también cualquier referencia a la embriaguez o expresiones que en forma arbitraria eran consideradas inmorales o negativas para el idioma o para el país obligó a reformar algunos títulos y letras para permitir su difusión radiofónica y así «Que vachaché» pasó a llamarse «Qué vamos a hacerle».

Las restricciones continuaron al asumir el gobierno constitucional del general Perón y en 1949 directivos de Sadaic le solicitaron al administrador de Correos y Telecomunicaciones en una entrevista que se las anularan, pero sin resultado. Obtuvieron entonces una audiencia con Perón, que se realizó el 25 de marzo de 1949, y el Presidente –que afirmó que ignoraba la existencia de esas directivas- las dejó sin efecto.

Álvaro Ojeda dice que esta historia de una mujer reclamando a su compañero que dejara de lado ciertos ideales de cambio social, de solidaridad con los caídos en desgracia, rezuma escepticismo fatalista y sabiduría popular:

«El verdadero amor se ahogó en la sopa
la panza es reina y el dinero es Dios»,

son versos que prefiguran el tango «Cambalache».

Además de Carlos Gardel, lo grabaron, entre otros, Roberto Fugazot en Barcelona, para Odeon; Juan D’Arienzo con la voz de Carlos Dante para la discográfica Electra en 1927; Diana Durán para Columbia en 1953; Roberto Rufino con la orquesta dirigida por Leo Lipesker en 1959 para RCA Victor; Tita Merello con su orquesta para Odeon en mayo de 1960; Tania con la orquesta de Armando Lacava en 1961 para Music-Hall y Julio Sosa con la orquesta de Leopoldo Federico para Columbia.

Les dejo las versiones de CARLOS GARDEL de 1928, la de 1926 de TITA MERELLO y la que grabara muchos años después, en 2001 SUSANA RINALDI en su CD, "Vida & Pazzía".


Carlos Gardel




Tita Merello




Susana Rinaldi




domingo, 11 de noviembre de 2018

247 - COMPADRÓN - (Carlos Gardel / Tita merello y Carlos figari / Carlos dante y Alfredo de Angelis)

COMPADRÓN es un tango de 1927 cuya música pertenece a Luis Visca en tanto que Enrique Cadícamo fue el autor de la letra que realizó sobre aquella.

Cadícamo cuenta en Mis memorias, que en 1927 Luis Visca le ofreció que le pusiera la letra a un tango nuevo que había compuesto. Lo escuchó. Le pareció que daba para un texto de tono festivo y, como acostumbraba, escribió el «monstruo», un conjunto de palabras sin sentido pero ajustadas a la medida del ritmo de la melodía sobre las cuales componía los versos.Cadícamo se inspiró en un personaje que frecuentaba el Café Paulista del barrio de Flores al que los parroquianos llamaban Purapinta. Dice Cadícamo que Sofía Bozán lo estrenó en el Teatro Comedia, de Rosario, donde Carlos Gardel lo escuchó y observó el entusiasmo que provocaba entre el público por lo que de inmediato habló con José Razzano para reservar los derechos para la grabación, que realizó el 6 de octubre de 1927.

La versión de Visca, es que el estreno se produjo en forma instrumental, en el Café Germinal de Buenos Aires, interpretado por la orquesta de Anselmo Aieta, en la que él era el pianista, y sobre la actuación de Sofía Bozán decía que fue en el Teatro Sarmiento de Rosario.

La palabra lunfarda “compadrón” que da nombre a este tango identifica al individuo pendenciero y provocador. La letra califica a su personaje en la frase inicial como “compadrito a la violeta… compadrito de papel maché!”; compadrito es un término que designa en Argentina y Uruguay y el área rioplatense a un tipo social popular suburbano, aparecido en la segunda mitad del siglo XIX, persona joven de condición social modesta que habitaba en las orillas de la ciudad, que como personaje está asociado al tango porque fue uno de los protagonistas de la creación del género. ​En este caso, el modismo del castellano “a la violeta” indica que se trata de una aspiración carente de fundamento y seriedad,​ lo que refuerza más adelante diciendo que este personaje es de papel maché. La letra afirma que es considerado un "débil", "vivillo", "sin arrastre" e incluso dice que “el escudo de los guapos no te cuenta entre sus gules por razones de valer", incluyendo una palabra inusual en un tango, como es “gules”, que es como en heráldica se denomina al esmalte de color rojo oscuro), ​versión que utilizó Hugo del Carril en su grabación. Cadícamo cambió después esa palabra, recomponiendo el verso como "no te cuenta entre los suyos" ​y esa letra la utilizó tanto Carlos Gardel como otros cantantes.

Pues bien, escuchemos este tango en primer lugar en la versión de CARLOS GARDEL acompañado por las guitarras de Barbieri y Ricardo el 6 de octubre de 1927 para Odeon. A continuación escucharemos la versión grabada por TITA MERELLO con la orquesta CARLOS FIGARI en 1968 para Odeon. Por último les dejo la de CARLOS DANTE con la orquesta ALFREDO DE ANGELIS grabada el 16 de agosto de 1949, también para Odeon.


Carlos Gardel 




Tita Merello y Orquesta de Carlos Figari




Carlos Dante y Alfredo de Angelis


sábado, 10 de noviembre de 2018

246 - CLAVEL DEL AIRE - (Ignacio Corsini / Carlos Gardel / Hugo del Carril)

CLAVEL DEL AIRE es un tango que fue estrenado en 1929 cuya letra pertenece al poeta uruguayo Fernán Silva Valdés en tanto que la música es de Juan de Dios Filiberto.

El título alude al nombre común de las plantas del género Tillandsia que tiene más de 650 especies aceptadas Y​ es el más diverso de la familia de las Bromeliaceae y se encuentran en los desiertos, bosques y montañas de Centroamérica, Sudamérica, México y en el sur de EE. UU. en Norteamérica. Los miembros de este género también llamados vulgarmente planta azul crecen enlazadas por las raíces a los árboles. Las raíces les sirven únicamente como sujeción, tomando el agua y los nutrientes literalmente del aire, a través de las hojas.

La letra hace ya desde la primera estrofa "Como el clavel del aire / así era ella igual que una flor", un paralelo entre esa flor y su amada. Silva Valdés, un teórico de la poesía campesina, decía que ésta se había iniciado vinculada a la ganadería y que desde la década de 1920 había pasado a tratar temas situados en la ciudad. "Clavel del aire" fue la única colaboración de ambos autores y quedó como un canto nativista, campero según José Alonso y Trelles, otro poeta del mismo estilo. Así como la poesía gauchesca es una poesía letrada sobre temas del campo, la poesía nativista es poesía letrada relativa a asuntos propios del campo pero en lenguaje letrado. Si bien la corriente nativista no prosperó en el tango, esta obra quedó para la posteridad. En su primer libro nativista Silva Valdés incluyó temas de tango, como el cabaré criollo, Decía Silva Valdés: “Yo quería llevar el tango un paso hacia atrás, hacia los buenos tiempos del tango primitivo criollo”.

Juan de Dios Filiberto retomó en "Flor del aire" la canción porteña que había iniciado con Caminito; se trata de “un tipo de tango muy cantábile con una introducción antes de cada una de las dos partes que alterna un fragmento rítmico y otro con alargadas y expresivas melodías” ​si bien luego no prosiguió esa orientación.

Entre otros registros de esta canción, cabe mencionar los de Patrocinio Díaz acompañado con guitarras y órgano de mayo de 1930, de Ignacio Corsini con guitarras en mayo de 1930 para Odeon, de Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras para el sello Odeon en septiembre de 1930, de Hugo del Carril en enero de 1940 para RCA Victor del tenor mexicano Juan Arvizu “el tenor de la voz de seda”, de Tito Guizar que la cantó en un filme en el que actuaba Amanda Ledesma, de Pedro Vargas a duo con Libertad Lamarque, de Roberto Rufino con la orquesta de Armando Pontier del 23 de noviembre de 1961 para CBS-Columbia, de Jorge Durán con la orquesta de Carlos Di Sarli del 6 de junio de 1946 para RCA Victor y de Oscar Serpa con la misma orquesta en 1952 para Music Hall, de Juan D'Arienzo cantando Jorge Valdez, de Hernán Salinas con la orquesta de Carlos García, así como la grabación como instrumental de la orquesta de Florindo Sassone del 16 de agosto de 1962 para Odeon.

Escuchemos las versiones de IGNACIO CORSINI, de CARLOS GARDEL y la de HUGO DEL CARRIL.


Ignacio Corsini




Carlos Gardel




Hugo del Carril

miércoles, 31 de octubre de 2018

240 - BUENOS AIRES - (Carlos Gardel / Aníbal Troilo y Francisco Fiorentino / Hugo del Carril)

BUENOS AIRES es un tango cuya letra pertenece a Manuel Romero en tanto que la música es de Manuel Jovés, que fue estrenado el 22 de febrero de 1923 en la obra En el fango de París, de autoría de Romero, en el Teatro Maipo de Buenos Aires que representaba la compañía Morganti-Mary-Gutiérrez. El tango fue cantado en la obra por Morganti y el mismo año lo grabó Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras.

José Mármol en 1843 en su poema A Rosas había llamado a Buenos Aires, la Emperatriz del Plata y Esteban Echeverría en su poema Avellaneda la denominó Reina del Plata en 1849 pero Buenos Aires fue el primer tango en el que esta ciudad, humanizada, es la protagonista principal, no una mención secundaria, y su letra “expresa la verdadera naturaleza del amor que el porteño profesa a su ciudad”.

La crítica de la obra de teatro publicada por El Diario dijo que en ella se cantaba “un tango patriotero” en tanto La Prensa después de narrar que el shimmy y el tango interpretados en la obra fueron muy aplaudidos, afirmaba que “Tal vez sea esa razón suficiente para demostrar el acierto con el que proceden los que dan al público lo que el público quiere, sin preocuparse de lo que ello represente bajo el complejo aspecto de una razón primordial de arte”. Por su parte La Montaña se refirió al “bonito tango Buenos Aires” señalando que fue tan del agrado del público que debió repetirse en tanto Última hora dijo que con el tango “obtuvo un éxito personal Morganti” y anticipó “ha de tener una rápida popularización”.

Después de la grabación para la discográfica Odeon que hiciera Gardel con el acompañamiento de los guitarristas José Ricardo y Guillermo Barbieri en 1923, el cantor realizó otra en 1930 agregando un piano a las guitarras. En 1941 lo grabó Francisco Lomuto con la voz de Jorge Omar para RCA Victor, en diciembre de 1942 lo hizo Aníbal Troilo con la voz de Francisco Fiorentino para RCA Victor y en 1952 volvió a grabarlo, esta vez en TK y con la voz de Jorge Casal. En abril de 1956 lo registró Carlos Di Sarli con la voz de Roberto Florio para RCA Victor.

Otras versiones fueron registradas por Hugo del Carril, Héctor Mauré y Edmundo Rivero y por las orquestas de Francisco Canaro con la voz de Alberto Arenas, Eduardo del Piano con la voz de Héctor de Rosas, Armando Pontier con la voz de Carlos Casado, el Quinteto Real, Donato Racciatti con el cantor Carlos Roldán y Florindo Sassone con la voz de Oscar Macri.

Pero es la primera versión de CARLOS GARDEL, la de 1923, la que les voy a dejar en primer lugar puesto que realmente se trata de una verdadera reliquia. No me perdonaría privarles de que escucharan la soberbia versión de Buenos Aires que realizaran ANIBAL TROILO y FRANCISCO FIORENTINO en 1942 y por último les voy a dejar la interpretación de HUGO DEL CARRIL cuando cantó en Cuba en 1941 y donde primero recita y luego canta este tango.


Carlos Gardel




Anibal Troilo y Francisco Fiorentino




Hugo del Carril


lunes, 29 de octubre de 2018

235 - LA VIOLETA - (Carlos Gardel / Aníbal Troilo, Jorge Casal y Raúl Berón / Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo)

La letra que escribiera Nicolás Olivari en LA VIOLETA es una historia de inmigrantes nostálgicos. Un drama quizá equivalente, parecido al de tantas otras inmigraciones, de cotidianidad que aún más dura para el que llega sin otro bien que su fuerza de trabajo. En él se narra el drama que llegaba “encerrado en la panza de un buque”. Olivari, junto al autor de la música de "La Violeta", Cátulo Castillo, planearon una máxima vinculación entre nuestro tango y los inmigrantes, muchos de ellos, italianos que en la cantina que se nombra (probablemente del barrio portuario La Boca), llevaban el ritmo de sus viejas canciones, golpeando el puño sobre la mesa y haciendo peligrar los vasos de "bon vin cartun", tal como dice el tango en un exacto recordatorio:

"Con el codo en la mesa mugrienta
y la vista clavada en un sueño,
piensa el tano Domingo Polenta
en el drama de su inmigración.
Y en la sucia cantina que canta
la nostalgia del viejo paese,
desafina su ronca garganta
ya curtida de vino carlón".

Pero, ¿ejercieron los italianos una influencia considerable en la gestación y el desarrollo del tango?

Importantes medios gráficos, durante los primeros años del siglo XX, se referían al “italiano acriollado como un famoso cultivador del tango”.

La crónica de la época ya había notado que ese “tano” sensiblero de la penúltima pieza del conventillo de la esquina, hamacaba al compás de un tango el recuerdo de una calle, de una madre o de un amor que había quedado, para siempre, detrás del océano.

El propio Leopoldo Lugones que había visto en el tango “un reptil de lupanar”, en una conferencia en 1913 señalaba: “el suburbio agringado de nuestras ciudades cosmopolitas engendra y esparce por esas tierras a título de danza nacional (el tango) cuando no es sino deshonesta mulata engendrada por las contorsiones del negro y por el acordeón maullante de las trattorías”.

Ni el acordeón maullante de los italianos, ni Lugones, gozaron de los favores consagratorios del tango. En el lugar del acordeón italiano se aquerenció un pariente alemán (el bandoneón); y en el sitial del poeta cordobés, centro y figura del canon literario y moral de la Buenos Aires de aquellos años, surgieron hombres de una pronunciación francesa más defectuosa, de un latín menos riguroso, pero de almas gigantes y de una poética canyengue y refinada.

Ricardo Ostuni, prestigioso investigador del género, en su obra “Tango, voz cortada de organito” se encargó de escudriñar el tema. Allí trae a colación dos opiniones rioplatenses. Una, del ensayista uruguayo Daniel Vidart para quien el injerto de los organitos y de los acordeones venidos de Italia hicieron llorón al tango y abrieron el camino a la elegías con cornudos y minas espantadas.

La otra opinión proviene de este lado del río: es de Borges. Él se lamentaba de que el tango perdiera su coraje original en manos de un llanto decadente y hasta inverosímil para un guapo de las orillas de fines de siglo. Borges distinguía, anota Ostuni, un tango criollo y otro “maleado por los gringos”.

A continuación, el autor a quien seguimos advierte que “lo singular de estos juicios es que olvidan que los tangos primitivos, los que exhibían esa felicidad de pelear porque sí nomas y la valentía chocarrera del arrabal –los “tangos pendencieros” según el cuño feliz de Borges- fueron también compuestos en su gran mayoría por los primeros inmigrantes italianos o por sus descendientes”.

En rigor de verdad la objeción de Ostuni no alcanza a Borges quien, en su “Evaristo Carriego” destaca irónicamente que los “criollos viejos” que engendraron el tango “se llamaban Bevilacqua, Greco o De Bassi”. Apellidos claramente italianos que efectivamente corresponden a los de compositores del tango de antigua data.

Los “tanos” se quedaron en el tango. Algunos de ellos conservaron sus apellidos, otros los acriollaron, incluso también hubo quienes los afrancesaron, pero siempre siguieron firmes tocando, escribiendo y bailando durante el transcurso del siglo.

Este tango fue estrenado en 1929 por el cantor Roberto Maida, en Radio Nacional. Fue registrado por Carlos Gardel con guitarras, en el sello Odeón en septiembre de 1930; más tarde lo grabó Aníbal Troilo con la voz de Jorge Casal, en sello T.K. (1951) y el mismo Troilo, esta vez con Roberto Goyeneche, en Víctor (1972).

Aquí, ahora, vamos a poder escuchar estas tres últimas versiones: la de CARLOS GARDEL, la de ANÍBAL TROILO, JORGE CASAL Y RAÚL BERÓN y por último la del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, también acompañado por la orquesta del "Pichuco" ANÍBAL TROILO.

Que lo disfruten...


Carlos Gardel




Aníbal Troilo, Jorge Casal y Raúl Berón




Roberto Goyeneche y Aníbal Troilo

domingo, 28 de octubre de 2018

234 - LA TUPUNGATINA - (Carlos Gardel y José Razzano / Jorge Cafrune / Osvaldo Pugliese)

Tupungatina es el gentilicio de las nacidas en el pequeño poblado de Tupungato, ubicado, en la provincia de Mendoza. Una de las más importantes ciudades del valle de Uco. En esta provincia se encuentra el Volcán Tupungato (voz huarpe: “mirador de estrellas“), en la Cordillera de los Andes, en la frontera de la Argentina y Chile. Con su gran altura se gana el privilegio de ser uno de los más altos de Sudamérica.

Y sobre este tema compuso, en 1921, el cordobés Cristino Tapia, lo que en principio sería una tonada para después hacer su conversión al tango. La primera versión la grabó en 1921 el dúo de Gardel y Razzano. Tapia tuvo una estrecha amistad con ambos y fue un fecundo creador de canciones criollas y Gardel le grabó nada menos que 14, varias de ellas a dúo con Razzano. Tapia, incluso le enseñó a colocar la voz a Gardel -de quien fue gran amigo-, en el dúo. En esta ocasión, LA TUPUNGATINA fue grabada en tiempo de zamba con las guitarras de Ricardo y Barbieri. Jorge Cafrune fue otro de los tantos que registrarían esta tonada.

Lo más curioso es que con el nombre de “Cabeza de hacha”, a mediados de los 50, el torero cantor Noel Petro la popularizó como salsa en Venezuela., conservando la letra de Tapia. Tuvo tanto éxito que numerosos conjuntos colombianos y venezolanos, incluído Ruben Blades en los 80, la incluyeron como salsa en su repertorio, movilizando increíblemente a los bailarines. Incluso con el nombre de Martirio se toca en ritmo de vals.

Por su parte, Osvaldo Pugliese escribe una carta a su novia (luego esposa y madre de Beba) el 6 de noviembre de 1934: “Mi vieja, ¿sabés que están tocando en la radio? Claro que si no te lo digo no lo vas a saber. ¿Te acordás de aquella zamba que me trajiste, llamada La Tupungatina, que tocaste en casa? Bueno, la estoy escuchando por la radio y recuerdo que cuando interpretaste la música y expresaste la letra me hiciste llorar. Recordé lo que le había pasado a Tapia con su hijo. Ahora también me emociono”…

En 1952 Pugliese seguía con esa tonada en la cabeza y le dijo a su bandoneonista y arreglador Roberto Héctor Peppe (que había reemplazado a Jorge Caldara) si se animaba a realizar el arreglo de La Tupungatina en tiempo de tango. Peppe fallecería trágicamente en Mar del Plata en noviembre del 55 y recuerdo perfectamente la noche que actuó Pugliese en Huracán y por el micrófono dieron la terrible noticia. Pero antes, el autor de El refrán, trabajó arduamente en la adaptación y Pugliese culminó la obra, grabándola magistralmente para la posteridad el 27 de junio de 1952.

Escuchemos algunas de las versiones citadas, empezando por la de CARLOS GARDEL Y JOSÉ RAZZANO para continuar con una versión preciosa: la del gran folklorista JORGE CAFRUNE y acabaremos con la versión tanguera de OSVALDO PUGLIESE.



Carlos Gardel y José Razzano




Jorge Cafrune




Osvaldo Pugliese

domingo, 21 de octubre de 2018

230 - BARAJANDO - (Carlos Gardel / Edmundo Rivero / Juan D'Arienzo y Alberto Echagüe )

BARAJANDO es un tango cuya letra pertenece a Eduardo Escaris Méndez en tanto que la música es de Nicolás Vaccaro, que fue escrito en 1923 y estrenado en el cine Metropol por la orquesta de Roque Biafore en 1928. Su título y su letra hacen un paralelo entre la vida y el juego de cartas.

Este tango narra la historia de un hombre timbero, que asume la apariencia de galaico almacenero, honesto y trabajador, para guillar​ a otros, incluyendo trampear a las cartas, mediante ardides que sintetiza en “encarnar el espinel”, que incluyen el uso de su “anillo de hojalata con espejo vichadero” ​y cartas bien “marquilladas”.

Pero aparece una percanta ​por la cual enloquece de amor, que lo termina engañando “con un coso6​ mayorengo​ y gran bacán​” y se tomó el Comte Rosso.

El protagonista resume con un léxico vinculado al juego –o a la timba, el escolaso, la carpeta, para usar sus equivalentes lunfardos- la experiencia adquirida y filosofa que “en el naipe de la vida, cuando cartas son mujeres” no es suficiente con llevar bien fajadas​ para el amor “las treinta y tres” ​si la mina ​no es sincera.

Fue grabado, entre otros, por CARLOS GARDEL en 1929, EDMUNDO RIVERO en 1964 y por la orquesta de JUAN D'ARIENZO con la voz del rosarino ALBERTO ECHAGÜE en el año 1948, interpretaciones que aquí pueden escuchar.


Carlos Gardel




Edmundo Rivero




Juan D'Arienzo y Alberto Echagüe






sábado, 20 de octubre de 2018

228 - POBRE GALLO BATARAZ - (Carlos Gardel / Hugo del Carril / Roberto Goyeneche / Caracol Paviotti)

POBRE GALLO BATARAZ es un estilo que se llamó originalmente "El gallo bataraz" y que lleva la música compuesta por el guitarrista José Ricardo, que fuera acompañante del dúo. Gardel y Razzano, no obstante, lo registraron como propio con el título actual. Muchos años después y ya fallecidos ambos, la hija de Ricardo le ganó a los sucesores de Razzano una demanda para que se reconociera la autoría de su padre; aunque aceptó mantener el título que los miembros del dúo le habían puesto al estilo. La letra la había escrito Adolfo Herschel.

El "Zorzal Criollo" mantuvo este tema en su repertorio durante toda su carrera. Durante la fatídica gira de 1935 llegó a Caracas en mayo, actuando en el Teatro Principal. Luego visitó Valencia, Maracaibo, Cabimas y regresó a Caracas para actuar en el Teatro Rialto. Gobernaba entonces los destinos de Venezuela el dictador Juan Vicente Gómez y éste, queriendo escuchar a Gardel, lo invitó a cantar a su residencia de Maracay (a dos horas de Caracas). Carlos, que debía actuar en el Teatro Principal, no tuvo más alternativa (ya que habían ido por él) que salir directamente hacia la casa del anciano mandatario (ese año murió) que lo esperaba con unos cien invitados más. Conociendo Gardel que una de las debilidades del dictador eran las riñas de gallos, le cantó Pobre gallo bataraz. Probablemente a Juan Vicente Gómez no le gustara mucho la canción, porque la letra le decía mucho. Éste sonríe cuando Gardel le canta, y al terminar la actuación el mandatario le da 10.000 bolívares, que Gardel rechazó en un principio pero que al final tuvo que aceptarlos para no ser descortés. Mientras tanto, el empresario del Teatro Principal se vio en tremendas dificultades para explicarle al público el motivo por el cual el zorzal argentino no se había presentado aquella noche.

Vamos a escuchar cuatro versiones de este estilo. La primera, como no puede ser de otra forma, la de CARLOS GARDEL en 1930, acompañado de las guitarras de Barbieri, Aguilar y Rivero, para continuar por una en vivo perteneciente al film estrenado en 1949, "Historia del 900" y que interpreta HUGO DEL CARRIL. La tercera, la de un fuera de serie: el Polaco, ROBERTO GOYENECHE y la cuarta es una versión perteneciente ya a nuestros tiempos y que está provista de una calidad contrastada, como todo lo que interpretó CARACOL PAVIOTTI y que fue realizada en el Festival y Mundial de Tango 2011 junto al dúo "Tango Chino", con quienes grabara su octavo disco en 2010.

Espero que les gusten.


Carlos Gardel




Hugo del Carril




Roberto Goyeneche




Caracol Paviotti


domingo, 14 de octubre de 2018

221 - DE FLOR EN FLOR - (Carlos Gardel / Alberto Serna / Nuevo Quinteto Real)

En los primeros años del siglo XX, el tango ya se había convertido en nuestra música popular. Desde Buenos Aires se fue extendiendo al resto del país y a Europa. Hacia allí fueron los pioneros, algunos enviados por un sello grabador, otros con la ilusión de nuevas posibilidades de trabajo y el afán aventurero.

La franja social acomodada económicamente, los apellidos importantes del país, los terratenientes ricos -propietarios del «granero del mundo»-, como denominaban a estas tierras del sur del continente, ya estaban acostumbrados a cruzar los mares como un paseo habitual, con todo el confort y el lujo, pero sin perder el recaudo de llevar muchas veces a sus cocineros, o parte de la servidumbre y como pintoresca leyenda, una vaca con su ternero que les proveyera leche fresca.

La primera guerra mundial fue una pasajera molestia para ellos, no así para los primeros músicos, cantores y profesores de baile que distaron de pasarla bien a raíz del cercenamiento de las fuentes de trabajo. Por suerte, con el fin del conflicto bélico llegaron unos cuantos años de bonanza.

Volvieron entonces, los cruces del Atlántico en barco. Uno de estas embarcaciones fue el «Antonio Delfino», nombre del representante en Sudamérica de la compañía naviera alemana Hamburg Sud, a la que sirvió durante 28 años; en reconocimiento de este señor y estando en vida, el buque llevó su nombre, y para el ambiente tanguero y gardeliano toma interés anecdótico, porque ese navío transportó a Carlos Gardel en su primer viaje a Europa. En sus tres clases cabían 1868 pasajeros.

El puerto de Vigo, en Galicia, fue el punto de arribo. Habían partido de Buenos Aires, Gardel, José Razzano, Eduardo Bonessi, Luis Gaspar Pierotti (representante del cantor), Mariano Alcalde (valet) y José Ricardo y Guillermo Barbieri (guitarristas). En Montevideo, se incorporaron los más de 40 componentes de la compañía teatral Rivera-De Rosas. Ella, Matilde Rivera, esposa de Enrique de Rosas, cuyo nombre verdadero era Dionisio Russo (1888-1948), en ese tiempo uno de los actores más destacado de la escena nacional. Hizo poco cine, no más de cinco films, uno de ellos justamente con Gardel, “Tango Bar”, en el rol del fullero y fino ladrón de joyas.

En el medio del viaje, Bonessi les hizo escuchar a sus compañeros de ruta una composición que le pertenecía y que exhumara en mar abierto, la misma tuvo excelente respuesta en los muchachos, la consideraron una hermosa pieza. Con la compañía teatral viajaba el secretario de la misma, a su vez critico y autor de comedias, a quien Gardel le pidió que le pusiera letra. El joven de 32 años, Domingo Gallicchio, aceptó la propuesta y así hizo. Era uruguayo, había nacido en Montevideo, el 1 de septiembre de 1891.

El 5 de diciembre de 1923, se produjo el arribo y, horas más tarde, llegaron a Madrid en tren para debutar en el Teatro Apolo, el 11 de diciembre (un regalo de cumpleaños para el Zorzal Criollo). Tuvieron mucho trabajo hasta comienzos de enero cuando llegó el fin de la temporada y con ello, la desvinculación del dúo con la compañía. Ese tiempo, sin tareas artísticas, fue aprovechado por Gardel para viajar a Francia y ver a su madre, la que se encontraba allí visitando parientes. Fue en esa ocasión, que Carlos pudo conocer a su abuela muy anciana.

Dos meses después, ya de regreso en Buenos Aires, el 13 de febrero de 1924, Gardel grabó por primera vez aquel tango inspirado en alta mar que los autores titularon, “DE FLOR EN FLOR”. Lo volvió a registrar, seis años después, el 22 de mayo de 1930. Gallicchio falleció en Montevideo, el 22 de marzo de 1965. Ya su letra, con título incluido, había desaparecido de los repertorios.

El día 3 de junio de 1938, en el cine Monumental, se estrenó la película dirigida por Ernesto Vilches, “Una prueba de cariño”, una excusa para presentar ciertos números artísticos, como el entonces exitoso conjunto “Los Bohemios”, dirigidos por Mario Pugliese “Cariño”, la actriz cómica Margarita Padín, Aída Luz y al cantor Roberto Páez quien presentó el tango “Desvelo (De flor en flor)”. El tema tenía la misma melodía de “De flor en flor” pero con nueva letra, esta vez a cargo de Enrique Cadícamo.

No quedan dudas que ambas letras son muy pobres y no merecen ser consideradas desde una mirada literaria o poética. Pero la melodía de Bonessi es muy bella y original.

“De flor en flor” tuvo las versiones de Gardel ya enunciadas y algunas otras: Héctor Mauré acompañado por guitarras en 1954, Alberto Marino con su orquesta dirigida por Héctor María Artola, el 13 de enero de 1949. En forma instrumental, la melodía de Eduardo Bonessi la registró el Nuevo Quinteto Real que conformaron Horacio Salgán (piano), Néstor Marconi (bandoneón), Antonio Agri (violín), Ubaldo De Lío (guitarra) y Omar Murtagh (contrabajo).

Como “Desvelo (De flor en flor)” la grabaron entre otros: Antonio Rodio con Alberto Serna, el 8 de marzo de 1944; Aníbal Troilo con Floreal Ruiz, el 28 de febrero de 1949; Alberto Morán con Armando Cupo, el 17 de mayo de 1956; Armando Pontier cantando Hernán Salinas, el 24 de octubre de 1979; nuevamente Morán -ahora con la orquesta de Alberto Di Paulo, en 1986- y el mismo Di Paulo con Roberto Ayala, en 1997. También estuvo en el repertorio de Alberto Mancione cantando José Torres y se conserva la copia de una toma radial. Otros registros son los de Alfredo Belusi acompañado por la orquesta de Osvaldo Requena y Carlos Cristal con el Trío Berlingieri.

(Néstor Pinsón en Todotango.com)

Aquí les voy a dejar tres versiones. La primera, con la letra de Domingo Gallicchio, la de CARLOS GARDEL. La segunda, con letra de Cadícamo, la interpreta ALBERTO SERNA acompañado de la Orquesta de Antonio Rodio. Por último les dejo la versión instrumental antes citada del NUEVO QUINTETO REAL.

A disfrutar, amigos!!!!


Carlos Gardel




Alberto Serna




Nuevo Quinteto Real

sábado, 6 de octubre de 2018

216 - CUANDO TU NO ESTÁS - (Carlos Gardel / Roberto Goyeneche / Antonio Agri)

Esta hermosa canción fue compuesta en Francia y en ella, Carlos Gardel hizo gala de su hermosa voz y el manejo de los tempos musicales. La letra le pertenece a Alfredo Le Pera y Mario Battistella y la música es obra de Gardel y el reconocido músico francés, Marcel Lattès. que coincidió con el gran cantor en las primeras películas rodadas por éste en los estudios de Paramount en Joinville, un suburbio parisino.

Por esas casualidades de la vida, Lattés nació el mismo día y mes que Carlos, en Niza, aunque cuatro años antes que el que vino al mundo en Toulouse. Destacado profesor de música, colaboró en algunas películas e incluso en la primera que realizaría Manuel Romero justamente en estos estudios de París. Se llamaba ¿Cuando te suicidas? y en ella interviene Imperio Argentina.

Esta circunstancia le permitió a Lattès relacionarse con Gardel cuando éste comenzaba su aventura en el cine europeo, y así realizar la música de los filmes Espérame, La casa es seria y Melodía de arrabal, dirigidos por Louis Gasnier, Lucien Tonet y Louis Gasnier, respectivamente. En la primera película colaboraría con Don Azpiazu, el músico cubano, y en la última con Horacio Pettorossi, el español José Sentís y el francés Raúl Moretti. Estos dos serían los autores de los temas musicales que interpreta Imperio Argentina.

CUANDO TU NO ESTÁS fue compuesta para la película Melodía de Arrabal, en la que el gran cantor interpreta los temas: Melodía de arrabal, Mañanita de sol (a dúo con Imperio Argentina), Cuando tú no estás y Silencio, el impresionante tema de Pettorossi, Le Pera y Gardel, que trata precisamente de los desastres de la guerra en Francia.

Todo esto ocurría en 1932, pero el año anterior Gardel ya había protagonizado Luces de Buenos Aires, con guión de Manuel Romero y Bayón Herrera, y dirigido por Adelqui Millar, con música de Matos Rodríguez. Con él estarían Sofía Bozán, Pedro Quartucci y Gloria Guzmán -que viajaban con una compañía de revistas que dirigía Romero- y entre otros temas canta Tomo y obligo, acompañado por Julio Caro en violín, Pedro Laurenz en bandoneón y Francisco De Caro al piano, que justo andaban por aquel país de gira.

Marcel Lattès que hizo muy buenas relaciones con Gardel, sería encarcelado por las tropas alemanas que invadieron Francia en diciembre de 1941 por su condición de judío, pese al renombre que había alcanzado como músico. Sacha Guitry, el reconocido dramaturgo conseguiría su liberación, pero finalmente volvería a ser arrestado por las tropas invasoras en 1943 y conducido en el tren de la muerte al campo de concentración de Auschwitz, donde finalmente lo ejecutaron.

Haydeé Breslav realizó una exhaustiva investigación sobre Lattès y algunos de estos datos, son precisamente extraídos de su trabajo. Y nada mejor que volver a escuchar esta canción que recuerda incluso al músico nacido en Niza, en la voz de CARLOS GARDEL acompañado por la orquesta que dirige desde el piano Alberto Castellano. Después, una versión memorable de ROBERTO GOYENECHE, acompañado de la orquesta bajo la dirección de Atilio Stampone y para terminar saboreando la música de la misma podemos oírla interpretado en dupla por ANTONIO AGRI en violín, acompañado por Esteban Morgado con la guitarra.

José María Otero en "Tangos al bardo".


Carlos Gardel




Roberto Goyeneche




Antonio Agri