Emilio bordó versos que encajarían con la percepción estética de Osvaldo, porque es el estilo lo que cuenta. Como diría el gran Enrique Mono Villegas, gran pianista de jazz y amigo del Pibe de La Paternal: "A la música hay que obedecerle".
En esas estampas inertes y cronificadas, Emilio y Osvaldo recuperan el sabor de aquella época que era un trastorno formativo para la imaginación. Una leve pátina melancólica, dulzona que se va filtrando.
Y en su bagaje quedan tangos tan entrañables como Aromas,Sollozos, Por qué, Siempre es carnaval, Volverás, Madre mía, Canto de amor, Rosarina linda, Careta careta, No supe vivir, El once, todos con música de su hermano, aunque también escribió con otros compositores.
El tema lo grabaría Fresedo en discos Brunswick 1436, cantando el estribillo Agustín Magaldi, en 1932. Casi nada. El muchacho de Casilda le estaba haciendo sombra a Carlos Gardel, aunque ambos eran muy amigos y se respetaban mutuamente.
Y escuchar este tango que luego Fresedo volvería a grabar con Ricardo Ruiz el 13 de octubre de 1939, sirve para comprobar la facilidad que tenía Magaldi para adaptarse a los tempos orquestales, aún cuando su éxito haya despuntado en el canto acompañado de guitarras.
José María Otero en "Tangos al bardo".
Por este motivo les dejo estas dos versiones, la primera de OSVALDO FRESEDO y AGUSTÍN MAGALDI y la segunda de Fresedo y RICARDO RUIZ. Además vamos a tener la oportunidad de escuchar otra más en la voz de CARLOS BARRIOS, acompañado también por la misma orquesta que las dos anteriores.
Osvaldo Fresedo y Augustin Magaldi
Osvaldo Fresedo y Ricardo Ruiz
Osvaldo Fresedo y Carlos Barrios
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