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sábado, 6 de mayo de 2017

134 - ASÍ SE BAILA EL TANGO - (Alberto Castillo / Adriana Varela / Verónica Verdier)

A partir de 1935 se verificó un proceso de concurrencia masiva a los bailes de tango, fomentado por el desarrollo de una corriente estética que, en las orquestas, estaba derivando hacia formas más vivaces, con una progresiva aceleración del ritmo y otros cambios notorios. Así predominaría durante los años cuarenta; y como bien ha observado Rodolfo Dinzel, en esta etapa “hay una evolución en la cantidad, pero no en la calidad. Ya está establecido el clasicismo en el tango y la danza es abordada en distintas capas sociales. Más que una clasificación por técnicas o movimientos, encontramos una clasificación por hábitat. Los hombres, ansiando subir de estrato social a través de este símbolo, consideran bien tener el refinamiento de los salones”.

El repertorio no fue extraño a este fenómeno. Muchos tangos reflejaron el resurgimiento del interés por el baile (Al compás de un tango, Milongueando en el cuarenta, Yo soy el tango, A bailar, Pa’ que bailen los muchachos, etcétera); y hubo uno en especial que puso en evidencia la oposición de estilos: SÍ SE BAILA EL TANGO, con música de Elías Randall (pseudónimo de Elías Rubistein) y versos de Elizardo Martínez Vila, “Marvil”.

Desde su estreno, Así se baila el tango significó uno de los mayores éxitos del repertorio de Ricardo Tanturi y su Orquesta Típica Los Indios, y en buena medida la respuesta del público se debió al refrán cantado por Alberto Castillo. Este se había incorporado al conjunto en los últimos días de 1940 con un gran impacto inicial; para mediados de 1942 —cuando apareció Así se baila el tango— semejante combinación de orquesta y cantor ya estaba definitivamente entre las más relevantes. El tema fue llevado al disco el 4 de diciembre de 1942, pero el vertiginoso crecimiento de Castillo y su interés por lanzarse como cantor solista determinó su alejamiento de Tanturi menos de seis meses después. Es decir, el ciclo “en vivo” de este tango no duró mucho tiempo, aunque su potencia hizo que la grabación aún hoy continúe difundiéndose.

Castillo volvió a registrar este tema en 1946 y en 1974, pero debe retrotraerse hasta su período junto a Tanturi para encontrar los orígenes de una reacción que muy rara vez han conseguido otros tangos. Con su desbordante estilo, el cantor acentuaba matices y gestos, sobre todo en el comienzo: “Qué saben los pitucos, lamidos y shushetas; qué saben lo que es tango, qué saben de compás…”. Si bien tiempo después habría de negarlo, Castillo no podía desconocer que su actitud era una provocación a un determinado sector del auditorio. Nunca faltaba quien se diera por aludido ante esa interpretación, reforzada con guiños y otras señas; solían escucharse algunos insultos desde la pista de baile, y como consecuencia lógica se desataban tremendas reyertas, en las que más de una vez el mismo Castillo debió intervenir a puño limpio.

Para la ocasión he elegido tres versiones para mostrárselas: en primer lugar la citada de ALBERTO CASTILLO, recogida por El Cachafaz del programa de televisión, Cronica Tv, en julio de 2011 cuando conmemoraba el 11º aniversario de su fallecimiento. En segundo lugar les dejo un vídeo de ADRIANA VARELA, acompañada por el Quinteto Varietal, en la Tv Publica-Radio Malena 89.1, Para terminar un audio de una versión ya mucho más moderna como es la de VERÓNICA VERDIER.


Alberto Castillo




Adriana Varela




Verónica Verdier






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