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domingo, 4 de junio de 2017

160 - MONEDA DE COBRE - (Alberto Castillo / Alfredo Belusi / Raúl Berón y Lucio Demaré)

La prostitución femenina ha sido una constante en la historia de la Argentina. Por otra parte, ha sido un fenómeno planetario, a lo largo de muchos siglos. En el caso de nuestro país y con vinculación al tango, se advierte en diversas fuentes el sistema de relaciones existentes; algunas de ellas son documentales, legales, bibliográficas, hemerográficas y literarias.

Me referiré, entonces, particularmente, a la literatura popular argentina y, de modo más especial todavía, a la poesía lunfarda y a las letras de tango. Son muy ricas hasta 1910 aproximadamente, pero la puntualización que haré se refieren al período 1920-1940. Hacia 1920 estaban frescos los recuerdos sobre los prostíbulos y sobre el ejercicio de la prostitución en casas que no eran prostíbulos. Ambas forman subsistieron, aunque con menor intensidad.

La problemática lunfarda informa sobre esto, así como sobre el vocabulario existente, propio de la actividad: mina, tirar el carro, moma, pupila, madama, lata, fiolo, cafiolo,cafiolar, fiolar, cafishio, etc., subsistieron como vocablos propios de ese ambiente.

De las letras existentes de los primitivos "tangos" y de las cuartetas prostibularias, así como de títulos y letras de tango, quedaron los testimonios en toda la historia y literatura tangueras. Hasta 1937 existieron los cafés de camareras, particularmente en La Boca; las mujeres que atendían las mesas, que vestían de negro, bailaban con los parroquianos, entre café y café, o entre copa y copa. Y también... en el mismo lugar.

En los cabarets de Buenos Aires, que no eran similares a los europeos, había reservados donde se hacía al amor; hubo algunos famosos, en el mismo centro de la ciudad. Además, hasta esa fecha existieron los prostíbulos, reglamentados y controlados por las autoridades públicas. En ese momento se clausuran prostíbulos y cafés de camareras. Luego igualmente subsiste la prostitución, de diversas formas.

Una de ellas fueron algunas orquestas de señoritas, integradas por mujeres que no sabían música ni tocaban, simulaban hacerlo. Cuando bajaban del escenario o del "palco tanguero" arreglaban horarios y tarifas con los clientes.

Generalmente, las letras de tango de esa época no aluden en forma directa a la prostitución, pero sí a las mujeres que la ejecían, con eufemismo: cabaretera, milonga, milonguera; había todavía una franja de mujeres extranjeras, en lugares de categoría; la poesía popular ya no aludía más a los quecos, "tambos" y, en fin, casas públicas, y menos a la prostitución organizada existente.

POR EDUARDO GIORLANDINI (Artículo publicado en la Revista CLUB DE TANGO Nro.19 Mayo-Junio 1996)



Las prostitutas son protagonistas centrales en la mitología tanguera. Basta para ello evocar los innumerables poemas que las mentan como víctimas o victimarias. El tango posee una mirada desenfadada sobre las putas, pero no obscena, mucho menos pornográfica. Puede haber machismo, violencia, pero también amor, afecto y en algunos casos compasión o piedad por las alternativas de un destino. Hay también lugares comunes, pero los grandes tangos escritos en su homenaje los disimulan. Ejemplo evidente se ve en el tango de Carlos Viván, “MONEDA DE COBRE”, al que puso letra Horacio Sanguinetti y esos veinte años cumplidos en un cabaret.

Veamos las interpretaciones de este tango, en primer lugar, de ALBERTO CASTILLO para seguir con la de ALFREDO BELUSI en el Club Rivadavia de Junin, en 1993, en ocasión de cumplir 8 anos el programa "El Tango Cuenta su Historia". Por último les dejo la versión en audio de una dupla inolvidable, la que forman LUCIO DEMARÉ y RAÚL BERÓN.



Alberto Castillo




Alfredo Belusi




Raúl Berón y Lucio Demaré


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