“Estás desorientao y no sabés
qué trole hay que tomar para seguir
y en ese desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó, ¿qué vas a hacer?
y el hombre que ayudaste te hizo mal, ¡dale nomás!
y todo el carnaval, gritando pisoteó
la mano fraternal que Dios te dio”.
Se nos cuenta el desbarajuste emocional de un pobre cristiano que se perdió camino de la Iglesia. Con la brújula estropeada lo invade un incipiente estado de desesperación que lo lleva a la locura de querer cruzar el mar en colectivo. Cuadro esquizo que queda más expuesto todavía al intentar salvar una araña, insecto detestable por cierto, cuyo único e inexorable destino debería ser la suela zapatera. Después del aguijón clavado traicioneramente y no conforme con su destino trágico, al protagonista de nuestra historia le sobreviene una obsesiva vocación samaritana que es bastardeada por la murga de todo un carnaval que le pasa por encima pisoteándolo y gritándole con toda su vorágine sacrílega a cuestas.
Quizás uno de los hallazgos de este tango radique en la frase "El amor te devoró de atrás hasta el riñón". Fíjense cómo aquí Cátulo Castillo elude el lugar común del "corazón destrozado", reemplazándolo por el "riñón devorado". Esquema que lo lleva indefectiblemente al sacrificio de la diálisis por amor. Ahora bien, con la famosa frase “Ni el tiro del final te va a salir” nos queda en claro que si este cristiano no murió con agua en los pulmones después de haber intentado cruzar el mar en trolebús, tampoco por la picadura mortal de un insecto deplorable, ni aun después de ser aplastado por colombinas, mascaritas y clowns de una murga salvaje y ni siquiera por la catástrofe bilística de una insuficiencia renal, menos que menos habría de morir por la angustia que provoca un penal mal pateado.
Vamos a disfrutar de este tango y lo vamos a hacer, primero, viendo la interpretación, genial, del "Polaco" ROBERTO GOYENECHE, acompañado al fuelle por Néstor Marconi. Después la insigne versión de audio de su autor ANÍBAL TROILO, con la voz de ELBA BERÓN, otra versión , desgarradora, como lo es la que de forma tan genial realizara RUBÉN JUÁREZ, para poner punto y final con la formidable versión de CARACOL PAVIOTTI. Casi nada...
Roberto Goyeneche con Néstor Marconi
Elba Berón y Aníbal Troilo
Rubén Juárez
Caracol Paviotti
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