El Bajo Belgrano, actualmente también denominado Belgrano Chico es una parte del barrio de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, que se extiende bajando desde las Barrancas de Belgrano desde las vías del Ferrocarril Bartolomé Mitre hasta el Río de la Plata y desde donde termina el barrio de Palermo (continuación de la calle Zabala, Av. Valentín Alsina, Avenida Figueroa Alcorta, La Pampa altura 500, bajando hasta el Río de la Plata) hasta el límite con el barrio de Núñez (Av. Congreso, Av. Udaondo).
La zona baja del barrio de Belgrano era originalmente un área pantanosa, cubierta de juncos, que se inundaba con las crecidas del Río de la Plata. En la segunda mitad del siglo XIX la construcción del ferrocarril modifica la geografía de la zona, desaparecieron los juncos de la costa de Palermo y surgieron los primeros asentamientos, habitados en gran parte por «junqueros», esto es personas cuando crecía el río recolectaban los juncos, que eran utilizados por los quinteros para atar verduras. También fueron siendo construidos studs para la crianza de caballos aprovechando la cercanía con el Hipódromo de Palermo, que se había fundado en 1876 y con el Bosque de Palermo, lugar este último donde se practicaba equitación.
El turf llegó a las letras de tango desde los comienzos del tango-canción y en ellas aparece el mundo del hipódromo, de los studs, de los caballos de carrera, las expectativas, los desencantos desde los más variados ángulos. Los burros son motivo de las más inspiradas metáforas del género: el paralelo con las mujeres de Por una cabeza, el contraste de la fiesta y la realidad en Lunes, la imagen del descenso económico en Uno y uno de Lorenzo Traverso y Julio Pollero. Hay tangos que hablan de los caballos y otros –como N.P. (no placé), Polvorín o Bajo Belgrano, que hablan con el caballo. Y si algo faltara para completar la amalgama, allí esta la conocida afición de Carlos Gardel por las carreras de caballos y los varios tangos que grabara sobre el tema.
Nadie tiene un vínculo más directo con el caballo que el eslabón más modesto del engranaje del turf: el peón que diariamente lo cuida, lo pasea, lo entra, lo acompaña en el box. En Bajo Belgrano lo reflejan así:
”¡Cuanta esperanza, la que se nos viene,
la del peoncito que le habla al crack:
Sacame ‘e pobre, pingo querido
no te me manques pa’l Nacional…!”.
Este tango obtuvo el tercer premio en el primero de los concursos organizados por Max Glucksmann.
Vamos a tener ahora la ocasión de poder disfrutar de tres hermosísimas versiones de este tango. Empezaremos por la referida de CARLOS GARDEL de diciembre de 1926 para el sello Odeon, para continuar con otra, soberbia, la de JORGE VIDAL con las mágicas guitarras de Roberto Grela y contrabajo para el sello Pampa en junio de 1959. Que decir de la tercera versión, la de JULIO MARTEL, acompañado por la genial orquesta de ALFREDO DE ANGELIS.
Carlos Gardel
Jorge Vidal
Alfredo de Angelis y Julio Martel
No hay comentarios:
Publicar un comentario