Mario Battistella (cuyo verdadero nombre fue Mario Z. Battes Stella), nació en Verona, Italia; cuando llegó a Buenos Aires tenía 17 años y no sabía nada de español y menos de lunfardo, pero sí de emigrantes, desarraigos y deportaciones. Llegó a estas playas hacia 1910; el año en que comenzaban a conocerse los primeros tangos del porteñazo Enrique Pedro Delfino (a quien apodaron "Delfy") fue el de 1912, cuando tenía la misma edad de Mario cuando éste se afincó en nuestra tierra. Delfy conoció muy bien la deportación de extranjeros -militantes sindicales y otros, como algunos periodistas- porque durante su niñez y parte de su juventud tuvo las vivencias de la aplicación de la negra ley de residencia, sancionada a tal efecto. De modo que esta síntesis no podía ser mejor para testimoniar, a través de una historia individual, un fenómeno argentino vinculado a una problemática nacional, económico-social, con importantes implicanciones, una de las que constituyó el contralema alberdiano: "gobernar es poblar" se había convertido -o encontrado el lado opuesto- en "gobernar es despoblar".
Las circunstancias políticas, económicas y sociales imperantes en la Argentina finisecular generaron movimientos huelguísticos de singular trascendencia, principalmente en Buenos Aires, ya que se manifestaron igualmente en otras ciudades de la República. A fines del siglo pasado comenzaron a establecerse los primeros sindicatos y federaciones gremiales y, empero, estos movimientos fueron un tanto espontáneos y en parte liderados por activistas locales pero más extranjeros, que llegaron con la inmigración y traían experiencia y cultura sindical adquirida en los países de origen. De tal modo que arengaban a los trabajadores incitándolos a la protesta, al reclamo y a la huelga. Las primeras organizaciones sindicales fueron de ideología socialista y anarquista (en las dos vertientes, roja y azul; la primera, violenta; y la segunda, pacífica y literaria, pero huelguística -en un reportaje le habían preguntado a Juan de Dios Filiberto su profesión y contestó: -"Huelguista...").
Fueron movimientos frecuentes y en ocasiones con consecuencias dolorosas, registradas en la historia económico-social argentina, como la semana roja, la huelga de inquilinos y, en la campaña, "El Grito de Alcorta", en 1912, además de los hechos de la Patagonia, la "Semana de Enero", y "La Masacre de Oberá", éste en la década del 30; asimismo, en el interior, los movimientos aborígenes, igualmente con consecuencias graves que también constituyen hechos de nuestra Historia. En una primera etapa -1902/1916- se aplicó frecuentemente la famosa ley 4.144, denominada de "residencia", para deportar activistas y trabajadores extranjeros. "AL PIÉ DE LA SANTA CRUZ" relata la experiencia de un hombre deportado:
"Los pies engrillados,
cruzó la planchada...
la esposa lo mira,
quisiera gritar,
y el pibe inocente
que lleva en los brazos
le dice llorando:
'yo quiero a papá'.
Largaron amarras
y el último cabo
vibró al desprenderse
de todo su ser;
se pierde de vista
la nave maldita
y cae desmayada
la pobre mujer".
la esposa lo mira,
quisiera gritar,
y el pibe inocente
que lleva en los brazos
le dice llorando:
'yo quiero a papá'.
Largaron amarras
y el último cabo
vibró al desprenderse
de todo su ser;
se pierde de vista
la nave maldita
y cae desmayada
la pobre mujer".
También es cierto que no pocos inmigrantes traían sus ideas socialistas y anarquistas; que en casos habían sido expulsados de sus países por esos motivos y que el convencimiento de esas ideas se extendió de tal modo que alcanzó a no pocos poetas del lunfardo y letristas de tango, los que en su mayoría -por lo demás- reflejaron un sentimiento cristiano y se manifestaron como hombres creyentes en Dios.
Más, este tipo de literatura no es el común denominador en la obra de Mario Battistella. Gardel grabó este tema como tantos, con los que expresó, de un modo general, la vida total del pueblo argentino; según se afirmó, el Zorzal profesaba un particular afecto a Delfy y además de ese tema homenajeó a su talento grabándole 25 canciones. El autor de la letra manifestó un lado de religiosidad, en el refrán del tango:
"Mientras tanto,
al pie de la Santa Cruz
una anciana desolada
llorando implora a Jesús:
'Por tus llagas que son santas,
por mi pena y mi dolor,
ten piedad de nuestro hijo,
protégelo Señor'."
una anciana desolada
llorando implora a Jesús:
'Por tus llagas que son santas,
por mi pena y mi dolor,
ten piedad de nuestro hijo,
protégelo Señor'."
"Los pies engrillados
cruzó la planchada".
"Me refalé las espuelas
para no peliar con grillos".
Chamuyando de Tangos por el doctor Eduardo Giorlandini
Les dejo tres estupendas versiones del tango en cuestión. Primero la de CARLOS GARDEL con las guitarras de Rafael Brescia; en segundo lugar la de CARLOS DANTE, acompañado de la genial orquesta de ALFREDO DE ANGELIS y para terminar, escuchemos la bonita versión de ALBERTO GÓMEZ.
Carlos Gardel
Carlos Dante y Alfredo de Angelis
Alberto Gómez
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