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jueves, 11 de mayo de 2017

135 - GIUSEPPE EL ZAPATERO - (Carlos Gardel / Charlo y Francisco Canaro / Enrique Campos y Ricardo Tanturi)

GIUSEPPE EL ZAPATERO es un tango compuesto en 1930 y grabado por Carlos Gardel. Su letra, escrita por Guillermo del Ciancio (autor también de su música), refiere a un inmigrante italiano, Giuseppe, quien a partir de un enorme esfuerzo como zapatero logra que su hijo “estudie de doctor”. El tema es el ascenso social de los hijos de inmigrantes y, con ello, la salida de un mundo de pobreza, un tópico que se repite no sólo en el tango de los años ´10 y ´20, sino también en el sainete y, más tarde, en el cine.

Ahora bien, como en este tango, una de las características propias de los italianos es su fuerte inclinación al trabajo.

Desde luego que no eran los únicos pero, como argumentaba [el diario] La Patria, había dos formas de penetración de Europa en la Argentina: una, expoliadora, basada en el capital (y aquí el objetivo era los ingleses), y otra, civilizadora, basada en el trabajo. Es decir, la de los italianos. Este papel progresivo se hacía y se haría sentir sobre el gaucho (…) que en contacto con el inmigrante adquiriría “lábito del laboro, lo spiritu di risparmio e l´amore della famiglia”.

Trabajo, ahorro y familia. El italiano que habita el suelo se define y es identificado en el imaginario social de la época a partir de estos valores como regulativos de sus prácticas. Porque es en el trabajo donde se justifica y legitima su inmigración; es a partir de su esfuerzo y del ahorro que puede salir de la pobreza; la familia es una verdadera unidad productiva con roles definidos para el hombre, para la mujer y para los hijos.”Hacer la América” significaba entonces una mejor vida, es decir, crecimiento económico y ascenso social. Así lo hacen constar el testimonio de dos publicistas franceses en aquellos años:

Los italianos abordan el país sin pretensiones, como trabajadores; primero piden a la tierra o a un trabajo muy humilde sus primeros recursos, y al ahorro su primer capital… lo que los hace comerciantes.
Es Italia quien provee la gran masa de obreros de la construcción en Buenos Aires. Los peones, los obreros, vienen de Pulia y de Calabria; los albañiles y marmolistas del valle del Po (…) El italiano llega para ganar dinero a fuerza de trabajo, de constancia y de economía.

En la axiomática moral del tango el ideal que define la ética masculina es el trabajo. El modo en como lo afirma no es necesariamente directo sino que en general lo hace por contraste, a veces celebrando críticamente a quien no trabaja, otras advirtiendo sobre los riegos de pretender ascender socialmente a través del engaño o la simulación. El trabajo es signo de vida honesta, de acreditación en la estructura social. Y aunque las letras, en general, parecen subvertir este orden, el ideal del trabajo está afirmado de un modo categórico. Por esta razón es que el tango canción anuncia continuamente los riesgos a los que está expuesto este ideal del hombre (trabajador) en la vida cotidiana: el juego, el alcohol o la ambición desmedida son las tentaciones que lo desplazan de una normalidad requerida. El tango mismo es motivo de seducción y peligro para el hombre común. La posibilidad del ascenso social, para los sectores populares, únicamente es posible a partir del esfuerzo personal. Esa es la experiencia del tango Giuseppe el zapatero, la misma para otros italianos de su misma clase representados en novelas, sainetes y obras de teatro.[17] En el tango canción la pobreza no es sólo una condición de clase social sino una forma de identidad que se acredita moralmente a través del trabajo. Es este el signo de la honradez e integridad del hombre pobre. Por ello cualquier forma de ascenso social que esté por fuera de la lógica laboral es reprobada y vista como el producto de una aspiración desmedida.

A mediados de la década del cuarenta, los italianos eran apenas el 5 % de la población total. Los signos de su presencia en la cultura popular porteña se hacían manifiestos en “usos, costumbres, hábitos, gestos, formas de hablar (un castellano con cadencia italiana), una idea de familia y del rol de sus distintos miembros, una idea de Estado (o mejor una hostilidad o extrañamiento hacia él) o ciertos consumos (la comida es un buen ejemplo) (…)”. El peronismo, consecuente con el período histórico en el que surge, hizo del trabajador un sujeto político activo. En su discurso pueblo es sinónimo de trabajador. Entonces aquella identidad moral que el tango enunciaba para los sectores populares adquiere identidad política. La agremiación masiva, la importancia de los sindicatos durante el peronismo y la conquista de derechos laborales son signos de ello. Se celebra el día del día del trabajo, se elige a la reina del trabajo y se canta una marcha que reproduce los mismos valores enunciados en el tango.

La palabra que requiere el tango entre 1916 y 1955, la verdad que enuncia, es el síntoma de una nueva identidad de lo popular, una aurora balbuceante que se inicia con Hipólito Yrigoyen y que encuentra en el peronismo su modo masivo de legitimación política más intenso y decisivo. La raíz del trabajo en el imaginario colectivo derivado de la inmigración italiana, su importancia moral y política, se hace manifiesta en el concepto con el que el lunfardo refiere a él. El verbo “Laburar”, derivado del vocablo italiano lavoro, aparece en el tango y en el lenguaje cotidiano como una expresión que define una condición para el hombre decente. “Ser un laburante”, “vivir del laburo”, son enunciados que aún hoy anuncian la identidad moral de los sectores populares.

Les dejo tres extraordinarias versiones de audio, como lo son la de CARLOS GARDEL, la de CHARLO con la orquesta de FRANCISCO CANARO y la de ENRIQUE CAMPOS acompañado de la orquesta de RICARDO TANTURI, Disfrútenlas.



Carlos Gardel




Charlo y Francisco Canaro




Enrique Campos y Ricardo Tanturi





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