Sus versos lunfardos reflejan una pintura, que expresa, dramáticamente, el mimetismo existente entre el cantor en decadencia con su vieja y querida guitarra. Correa emplea el adjetivo «garufera», que alude a juergas y trasnochadas y, seguramente, fue inspirado en el tango “Garufa” de sus coterráneos Juan Collazo, Víctor Soliño y Roberto Fontaina, llevado al disco por Alberto Vila, en 1928. El otro término interesante es «lora» que se refiere, en su acepción más antigua, a una mujer rubia.
Fue una obra muy popular en los almacenes, bares y pensiones del Montevideo a fines del año 1929. Los guitarreros y cantores de ocasión la entonaban antes de su edición formal en 1932. Pero, su paso al gran público, su consagración definitiva, ocurrió muchísimo tiempo después.
Correa era un guitarrista «orejero», no sabía música. Por ese motivo algunos colegas dicen que el tango fue registrado gracias a los oficios de Salvador Frías, quien habría escrito sus notas en un pentagrama y, por tal mérito, inscribió su nombre. Pero ocurre que en las partituras, Frías a secas, aparece de coautor de la letra. Como si esto fuera poco, en algunos cancioneros se menciona a los hermanos Frías. Para aumentar el misterio, también escuché decir que este hombre era un guitarrista amigo de Correa, que estaba en mala situación y, por esa causa, lo agregó en el registro de su obra. Finalmente, Roberto Casinelli y Raúl Outeda en su Anuario del tango, afirman que es un seudónimo del propio Correa.
Vale aclarar que los registros de SADAIC resuelven el asunto. En ellos figuran Humberto Correa, como compositor y autor, y Osvaldo Daniel Falero Frías, como coautor de la letra. También consigna el verdadero seudónimo de Correa: Iván Once.
En una breve charla con Horacio Ferrer, el poeta nos confirmó enfáticamente: «“Mi vieja viola” es, más allá de todo y sin ningún lugar a duda, exclusiva creación de Correa y que este señor Frías le ayudó a la puntuación y métrica de la letra, motivo por el cual fue agregado en agradecimiento.»
La leyenda nos cuenta que fue estrenado en 1929 por su creador, en el mítico café La Noche, ubicado en la denominada «calle de los diarios», frente a la lujosa pensión bailable y «non sancta» de Sarita Davis. Seguramente, en ese momento no imaginaba la trascendencia que iba a tener su tango, veintiún años más tarde.
Efectivamente, es recién en octubre de 1950, que “Mi vieja viola” adquirió su real dimensión de clásico, después que fuera grabado por Ángel Vargas con su orquesta, dirigida por el bandoneonista Eduardo Del Piano. En diciembre aparece otra excelente versión a cargo de José Basso con el cantor Oscar Ferrari.
A principios del año siguiente, lo grabó Aníbal Troilo con la voz de Jorge Casal y en 1952, Mercedes Simone con el acompañamiento de la orquesta de Emilio Brameri.
Hombre del interior uruguayo, de la ciudad de Minas, capital del departamento de Lavalleja, Correa nació el 4 de abril de 1904 y falleció en Montevideo, el 9 de junio de 1964. A sus dotes de guitarrero, letrista y compositor, sumó habilidades de actor, cuentista y hasta de autor de teatro.
Siendo un niño, debutó artísticamente junto al famoso payador Juan Pedro López, autor del estilo “Mi china hereje” que grabaron Carlos Gardel e Ignacio Corsini. Durante la década del ’20, armó dúos con Roberto Fugazot y Américo Chiriff, autor de “Misterio” y “Hopa hopa”, también del repertorio gardeliano.
Escribió un libro de cuentos camperos: Espejito ‘cachimba y una obra teatral: Castigo del destino. Compuso varios tangos entre los que se destacan “Aquellos amigos”, “A las nueve y cuarto” y “Vía crucis”. Fue también el autor de la curiosa versión de “Mano a mano”, que interpretara y grabara la excelente cancionista Nina Miranda en dúo con Roberto Líster, en que la mujer replica las quejas del protagonista ideado por Celedonio Flores.
En Buenos Aires actuó en la compañía de la gran actriz Blanca Podestá e hizo giras por el interior de Argentina junto a su mujer, la actriz y cancionista Margarita del Valle, conformando el dúo La Gaucha y el Gaucho Blanco, que fuera animador también, de muchos carnavales en Montevideo.
Ricardo García Blaya para todotango.com
Vamos a escuchar en primer lugar la versión (la primera que se conoce) de ÁNGEL VARGAS con su orquesta de 1950. Seguiremos con una versión verdaderamente maravillosa, la de EDMUNDO RIVERO, para acabar, gracias al canal de Autores en vivo AGADU, con la genial versión, en vivo, de la joven cantora rosarina VALERIA LIMA.
Angel Vargas
Edmundo Rivero
Valeria Lima
Quería agregar porque no lo dice, que Humberto Correa fue payador
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