Pero la evidencia física, subyace siempre bajo la formulación metafísica. Esta letra fue, tal vez, la primera señal poética de una nueva edad. La ciudad que se había extendido a lo largo y a lo ancho, crece también en alto y, de centro populoso que ya era, se transforma con rapidez en millonaria en almas, entra en la fiebre de la técnica, de la mecanización, del cemento y del estilo que el cemento lleva consigo, el rascacielos.
El poeta Fernandez Moreno en SETENTA BALCONES nos cuenta la tristeza que produce contemplar un edificio en el cuál no hay ninguna flor que adorne su fachada. El número de balcones mencionado, setenta, que se ven en la fachada, es un número simbólico: significa sobreabundancia. El número siete simboliza el pensamiento, la espiritualidad, la conciencia, el análisis psíquico, la sabiduría, el idealismo. Por tanto diez veces siete sería una hipérbole, una exageración. El poeta nos hace ver una triste realidad: no hay ninguna flor que adorne ni siquiera uno de tantos balcones. La flor representa desde la Antigüedad, una noble vía para dar a conocer y transmitir sentimientos nobles,la belleza, y el amor ¿qué tipo de personas pueden habitar ahí?, ¿por qué niegan la presencia de la belleza, de la hermosura, en sus balcones?
Los cuatro siguientes versos nos hacen ver la consecuencia de esta falta de objetos bellos: la tristeza de la piedra y los balcones, y la falta de presencia de personas alegres: la niña novia y el poeta Fernandez Moreno presenta, dos preguntas retóricas: los inquilinos de la casa ¿no desearían tener al alcance de sus manos una pequeña copia de jardín? ¿no quisieran dotar a la fría fachada de unos elementos que la harían bella? Para el poeta que se extraña de esta ausencia, sabe que la necesidad de contemplación de la belleza es una de las principales necesidades que tiene el ser humano para poder realizarse plenamente como persona.
La conclusión es fácil de adivinar quien no es capaz de apreciar la belleza de una pequeña flor tampoco podrá aspirar a gozar de cosas superiores y bellas en grado máximo como la música, la poesía y el amor.
La música compuesta por Astor Piazzola sumada a esta letra tan extraordinaria de Baldomero Fernández Moreno da como resultado este genial tango del que desgraciadamente no poseo ninguna grabación en directo aunque si dos de audio, que creo que les van a gustar. La primera corresponde a CARLOS MONTERO, nombre artístico de Juan Carlos Zamboni, su verdadero nombre, cantor nacido en Buenos Aires, en 1938 y que residió en España desde 1964 hasta su fallecimiento el pasado mayo de 2016. La segunda pertenece a un gran dúo, LOS CONDES, formado por la hondureña, Lina Turcios y por el argentino Julio César Amaya y que obtuvieron también un gran éxito en España allá por los años 70 y 80's.
Carlos Montero
Los Condes
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