Juan de Dios Filiberto, apenas iniciada su juventud, fue lustrabotas, mandadero, metalúrgico, estibador… Chiflando y tarareando motivos, hacia el final de la década de 1900, se decidió por la música, entre solfeos y violines y armonías de teclados. Una noche de 1914, con su violín, formó un trío con su bandoneonista y un pianista en un café de la esquina de Patricios y Olavarría. En 1915 compone su primer tango: Guaymallén. Y luego Cura segura.
Llegado 1916, Juan de Dios se siente seducido por el armonio y empieza a buscar aquellas hebras melódicas en el instrumento grave, solemne y sin énfasis. Su inspiración alcanzará esas suaves cadencias que concede al bandoneón del tango. Y por su querido barrio boquense y alrededor de ‘Vuelta de Rocha’, sale a regalar sus serenatas. Estamos en 1917. Su amigo Facio Hebequer escribe una letrilla con el título La planchadorcita. A Juan de Dios no le agrada ni letra ni título. Transcurridos tres años, se relaciona con el poeta Gabino Coria Peñaloza –nacido en 1889 y fallecido en 1975– y la pieza cristaliza, ay, en EL PAÑUELITO, con estrofas de perfumada melancolía amorosa;
“El pañuelito blanco
que te ofrecí,
bordado con mi pelo
fue para ti;
lo has despreciado,
y en llanto empapado
lo tengo ante mí…”.
De aquella primeriza idea tan sólo permaneció el grado “diminutivo” en “ito” del sustantivo “pañuelo”. Después, sería una característica de la producción de Filiberto: El besito, El ramito, el célebre Caminito, La cartita, La tacuarita… Pues bien, en 1920 se publicó El pañuelito, de insólita popularidad, el cual cruzó fronteras y surcó los mares. Con los acordes de este tango hizo el féretro de Filiberto –el jueves 12 de noviembre de 1964– el primer trecho del adiós a la ‘Vuelta de Rocha’, desde su casa de la calle Magallanes hasta la “cortada” de la calle Caminito:
“Triste cantaba un ave,
mi dulce bien,
cuando me abandonaste
no sé por quién…”.
A modo de anécdota, cuenta Francisco García Jiménez en su libro que tanta era la popularidad de Filiberto que, una vez en el ‘Teatro Avenida’ aparcó su flamante ‘Studebaker’ delante del edificio en plena Avenida de Mayo. El fornido vigilante, al reconocerlo, se volvió a su garita: “¡Pero… era usté máistro…!”.
Isaac Otero
Les voy a dejar tres maravillosas versiones de este tango y en primer lugar, como no podría ser de otra manera, les ofrezco la de la orquesta de su propio autor, JUAN DE DIOS FILIBERTO y su orquesta, a la que pone voz PATROCINIO DÍAZ. Continuaremos por la versión que grabara en 1929, LIBERTAD LAMARQUE. Por último, creo que no puede faltal la versión de OSVALDO PUGLIESE a la que pone voz JORGE MACIEL, simplemente majestuosa.
Disfruten...
Juan de Dios Filiberto y Patrocinio Díaz
Libertad Lamarque
Osvaldo Pugliese y Jorge Valdez
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